LA CONQUISTA DE GRANADA. EL FINAL DE LOS REINOS DE AL-ANDALUS ®
Artículo: Milagros Soler Cervantes
· PRECEDENTES DE LA GUERRA DE GRANADA
La rendición de Granada supuso el fin del dominio árabe en la Península Ibérica. Las fuerzas que se enfrentaron en una guerra que duró más de diez años (1.482-1.492) parecían recorrer trayectorias históricas opuestas. Por una parte estaban los reinos católicos, que unían sus intereses en alianzas, consolidadas a través de vínculos matrimoniales. Tal es el caso de las coronas de Castilla y Aragón, firmada con el matrimonio de sus monarcas, Isabel I y Fernando V. Por otra, encontramos la corrosiva división y constantes intrigas palaciegas de las monarquías árabes, entregadas a luchas fratricidas y conspiraciones sangrientas entre diferentes dinastías. Padres e hijos rivalizan por el trono. Así sucedió con sus últimos monarcas, Muley Hacén y su hijo Muhammad XII, Boabdil.
Los reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón.
Cuando las primeras oleadas norteafricanas llegan al territorio de la actual ciudad de Granada ya existían en él asentamientos cuyos orígenes se remontan a la Prehistoria. En el actual barrio del Albaycín había un importante núcleo de población tardo-romana y judía. En el año 1013, el caudillo fundador de la dinastía zirí norteafricana, Zawi ben Ziri, conquista la ciudad y la declara independiente. Hacia el año 1090 pasa a ser controlada por los almorávides, a quienes sucederán los almohades (1146). Estos últimos acudieron como aliados de los diferentes bandos que en ese momento luchaban por alzarse con el control político y militar. Terminaran por quedarse y consolidarse como los nuevos señores de la provincia.
Será en 1238 cuando llega a Granada Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr (Muhammad I), que recibió el apodo de al-Galib bi-llah (el victoriosos de Dios), siendo también conocido como al-Ahmar (el Rojo) por el color de su barba. Entre los cristianos era referido como Alhamar de Arjona. Crea la dinastía nazarí y reorganiza la taifa, de tal suerte, que es para algunos historiadores el verdadero artífice de lo que llegará a ser el Reino de Granada. De origen árabe (familia de los Banu Nars), somete a su sultanato (1232) las villas de Baza, Guadix, Jaén, Almería y Málaga, rindiendo él vasallaje a la ciudad de Córdoba. Inició la construcción de la Alhambra.
Representación de un rey nazarí. Fresco sobre cuero en el techo de la Sala de los Reyes (Alhambra, Granada)
Durante el reinado de Muhammad V (1354) se produce un prolongado periodo de paz en el que las relaciones con Pedro I de Castilla eran fluidas y cordiales y así se mantendrán cuando sube al trono su hijo Yusuf II (1391). Potenció la buena relación con los reyes cristianos, sin que eso le impidiera atacar y sitiar plazas fronterizas aprovechando las guerras civiles de Castilla. También procuró la amistad con las tribus norteafricanas. Mandará edificar el Patio de los Leones de la Alhambra.
En Castilla, a Pedro I le sucede su hijo Enrique III el Doliente, y a éste su primogénito Juan II. Hasta la mayoría de edad de Juan II asumió la regencia el hermano de Enrique III, el infante Fernando de Trastámara, también conocido como Fernando I el Humano. Durante su gobierno, las cortes plantearon la necesidad de reanudar las guerras con el reino de Granada, contando con el apoyo y la ayuda económica de los nobles. Fernando I tomará las plazas de Zahara de la Sierra y Pruna, siendo derrotado en Setenil y quedando obligado a firmar una tregua con Yusuf III, heredero de Muhammad VII.
La conquista de la ciudad de Antequera (Medina Antekira) dejó al descubierto la vulnerabilidad de la monarquía musulmana. Con Muhammad VII y su sucesor Muhammad VIII se agudizan y perpetúan las luchas intestinas entre las dinastías hegemónicas de la aristocracia árabe en al-Andalus. En estas guerras civiles islámicas tendrán mucho que ver la familia de los abencerrajes. Sobre la forma en la que se acabó esta influencia devastadora ha quedado la leyenda de su masacre en las estancias próximas al Patio de los Leones de la Alhambra de Granada.
Matanza de los nobles granadinos abencerrajes. Dibujo de José Segrelles.
· EL PRINCIPIO DEL FIN.
Durante el periodo del sultán Muley Hacén ( Abu al-Hasan Ali ben Saad ) se viven graves problemas de desequilibrio en el poder entre los grupos que gobiernan el territorio nazarí. Ascendió al trono en el año 1464 y fue determinante su férrea manera de ostentar el poder para conseguir estabilizar los pilares de su reino. Los abencerrajes sublevados en Málaga fueron derrotados y duramente reprimidos. Mantuvo los límites de sus fronteras y llegó a desafiar a los ejércitos cristianos adentrándose en sus tierras. En el año 1481 se conquista el castillo de Zahara, año en el que tenía que renegociar el tributo a pagar a los cristianos. Por su parte, los reinos de Aragón y Castilla preparaban con determinación el final de las guerras contra los moros. Ese proyecto ya estaba en la mente de Isabel y Fernando desde el mismo momento en el que consolidaron la alianza de sus reinos a través del matrimonio. El enlace tuvo lugar en el año 1469, tras vencer los impedimentos eclesiásticos y falsificando la necesaria bula papal, ya que eran primos carnales.
A pasar de las luchas dinásticas en las que se verá envuelta la corona de Castilla, la tendencia de los reinos cristianos será unificadora, todo lo contrario de lo que sucede entre a nobleza árabe, que aparece enfrentada entre sí en su empeño por conseguir el ascenso al poder. Cuando por el tratado de Alcobendas (1479) se afianza Isabel I en el trono de Castilla, el principal objetivo de los Reyes Católicos será la conquista de Granada y el absoluto sometimiento de los musulmanes en la península. Un año después de haber perdido la plaza de Zahara toman Alhama iniciando así una serie de campañas militares que culminarían con la toma de la capital nazarí en 1492. Las cabalgadas desde los campamentos cristianos y la tala masiva en la vega granadina devastaban los recursos psicológicos y económicos de los musulmanes con el consiguiente empobrecimiento de la población.
Boabdil declara la guerra a los Reyes Católicos en la Alhambra. Dibujo de José Segrelles.
Ante esta situación Muley Hacén se vio obligado a subir los impuestos, lo que suscitó el descontento de sus súbditos. La ocasión la aprovecharon sus enemigos. Mientras él combatía para recuperar Alhama, su esposa principal Aisha ben Muhammad ibn al-Ahmar, conocida como Aisha al-Hurra (La Honrada) y también llamada Fátima por los musulmanes, encabeza una conspiración para destronarlo en favor de su hijo Abu Abd Allah Muhammad ben Ali, az-Zughbí, conocido por los cristianos como Boabdil el Desdichado. Desplazada en la corte por su rival Isabel de Solís (Zoraya o Zoraida, que significa Lucero del Alba), también desposada con el sultán nazarí, empleará toda su fuerza e influencia para que su hijo Boabdil ocupe el trono que su padre compartía con la cristiana.
Será ayudada en su empeño por las poderosas familias abencerrajes. Boabdil (nombrado también El Chico) llega al poder tras la rebelión de los habitantes del Albaycín, bajo la hegemonía y la influencia de las familias abencerrajes, que le eran fieles. Ocupará el solio nazarí con el nombre de Muhammad XII. Se enfrentarán a los clanes zegríes seguidores de su padre. La causa se justificó por lo que entendieron como una subida desmesurada de los impuestos.
Derrotado, Muley Hacén se refugia en el castillo de Mondújar seguido de su hermano Abu Abd Allah Muhammad Ibn Said az-Zaghall, apodado El Zagal. Sin embargo consiguieron una notable victoria sobre los cristianos en la batalla de la Axarquía (1483). En ella lograron poner en fuga al Adelantado de Andalucía Pedro Enríquez, a Juan de Silva marqués de Cifuentes y al Maestre de Santiago Alonso Cárdenas, entre otros altos miembros de la nobleza castellana. En esta lid fue donde Abu Abd Allah Muhammad Ibn Said se ganó el sobrenombre de El Valiente o El Zagal (az-Zaghall). En Granada el triunfo final será para Fátima y Boabdil, gracias a la ayuda que le prestaron los Reyes Católicos. A cambio, el Rey Chico pactará con ellos en secreto aceptar vasallaje a los monarcas cristianos.
En el año 1485, estando ya muy enfermo Muley Hacén, es su hermano El Zagal quien asume prácticamente todas las tareas de gobierno. Consigue desalojar a Boabdil de la Alhambra haciéndolo huir a Guadix y posteriormente a Almería. Ese mismo año morirá el sultán, siendo El Zagal elevado al trono. Es posible que propusiera a la viuda Zoraya hacerla su esposa y legitimar como herederos a los hijos tenidos por ella con Muley Hacén, a lo que ésta se negaría. Solicitó para sí el cargo de soberana regente hasta la mayoría de edad de sus hijos, petición a lo que los alfaquíes contundentemente se negaron. Cuando Muley Hacén murió, el reino quedó dividido entre su hermano Boabdil El Zagal (Región oriental) y su hijo Boabdil El Desdichado (Región occidental). En este sentido podría decirse que éste soberano fue realmente el último monarca del Reyno de Granada.
Por su parte, los Reyes Católicos habían decidido avanzar sobre Ronda y Málaga. Ronda fue rendida tras un duro asedio por parte de la artillería castellana. También lo sería Málaga y su zona de costa tras un terrible cerco. Sin capacidad de abastecerse por el mar y perdido el dominio de la Vega de Granada, la capital quedó completamente aislada. Ante esta situación, la conquista de Loja se presentaba como la única posibilidad de detener los acontecimientos. Era el año 1486 y Boabdil el Chico era el encargado de defenderla. Mientras tanto, Boabdil El Zagal se encargaría de que Granada resistiera. Con la designación de la defensa de Loja al Rey Chico, la suerte de la ciudad estaba echada. Cuando finalmente Muhammad XIII fue traicionado por su cuñado en la entrega sin lucha de Almería, el sultán nazarí no tiene otra alternativa que la rendición y la promesa de vasallaje a los monarcas cristianos.
Dibujo de la ciudad musulmana de Málaga en el año 1487, según dibujo de Esteban Alcántara Alcaide.
Puerta orientada a Granada del antiguo campamento cristiano de Santa Fe.
En la defensa de Loja, Boabdil será apresado y liberado posteriormente a cambio de rendir la capital de Granada y declararla tributaria de Castilla, según lo ya acordado en Tratado de Córdoba. La puesta en libertad de Boabdil era una hábil estrategia de Fernando el Católico para provocar la continuidad de las guerras fratricidas entre musulmanes. Boabdil, a última hora, decidirá no rendir Granada, cuando ya estaba todo perdido. Ante tal decisión, y por orden de la reina Isabel, las tropas cristianas consolidaron el campamento que tenían frente a la ciudad, edificando casas y almacenes con tapial y ladrillo. Aunque quisieron ponerle al nuevo asentamiento el nombre de Isabela, finalmente y por voluntad de la soberana, se le dio el de Santa Fe (1482). Con este gesto, los Reyes Católicos dejaban de manifiesto que no desistirían en su empeño de conquistar Granada, lo que sucedería oficialmente el día 2 de enero de 1492.
Retrato de Boabdil y dibujo del Patio de los Leones en la Alhambra de Granada.
Durante el periodo de guerras entre padre e hijo, tío y sobrino, los leoneses y castellanos aprovechan la circunstancia, ayudando a unos y otros en función de sus propios intereses. Eso fue debilitando, poco a poco, el poder del ya agonizante mundo islámico peninsular. En el año 1486 la alianza de los reinos cristianos daba por terminada la conquista de la región occidental. Unos años después (1489) también la oriental, quedando sólo el reducto de la ciudad de Granada y la región montañosa de Las Alpujarras. El día 2 de Enero de 1942 el último rey nazarí entregará las llaves de la ciudad a los monarcas vencedores. Así describieron los cronistas el evento:
· EL TRIUNFO DE LA CRUZ SOBRE LA MEDIA LUNA.
Salida de la familia de Boabdil de la Alhambra. Pintura de Manuel Gómez Moreno.
La guerra de Granada adquirió connotaciones internacionales, ya que todos los reinos del continente estaban pendientes de su desenlace. Así queda demostrado por las distintas crónicas de la época que encontramos en diferentes países. Participaron en el bando católico mil mercenarios de la infantería suiza, la mejor del momento; también voluntarios franceses, ingleses y alemanes, amén de aquellos cristianos que quisieron beneficiarse de la bula papal concedida a todo aquel que luchara contra los sarracenos, ya que Alejandro VI la había declarado como una cruzada contras los infieles. Cuando finalmente se obtuvo la victoria, toda la cristiandad lo celebró con júbilo ya que suponía una compensación por la pérdida de la ciudad de Constantinopla (1453) y un freno al avance del mundo islámico. El Papa, como reconocimiento a su defensa de la fe, concedió a Isabel y Fernando el título de Reyes Católicos, con el que serán conocidos en la posteridad.
Durante su último medio siglo de existencia, las monarquías árabes hispanas se vivieron aisladas del resto de los estados musulmanes del norte de África, mientras que las cristianas se hacían fuertes con alianzas matrimoniales y pactos económicos. Podría decirse que el mundo islámico permaneció anclado en estrategias bélicas medievales mientras que el cristiano evolucionaba hacia las que serían utilizadas durante el Renacimiento. En esta contienda se forjará la idea de un ejército español que en tiempos del Imperio se consolidará como el mejor preparado de Europa. Por primera vez participan unidades de intendencia y sanitarias, creándose almacenes y hospitales en la retaguardia. Acompañan a los soldados ingenieros, artesanos armeros, carpinteros y de otros oficios afines a la guerra. La artillería y los animales de tiro para trasladar armamento y suministros fueron decisivos en la victoria. En muchas ocasiones se hizo necesaria la construcción de caminos y calzadas para movilizar las pesadas piezas.
Fue el triunfo económico-militar de la Corona de Castilla dirigida por Fernando V de Aragón. En el panorama internacional los turcos se abrían paso por los Balcanes. La corona aragonesa, ante la creciente influencia de Francia en la península italiana, proyecta su expansión hacia Sicilia y Nápoles. Era imprescindible neutralizar la zona sur de España para que el mundo cristiano no se viera atrapado entre dos frentes islámicos: Turquia y al-Andalus. Los intereses comerciales europeos en sus rutas terrestres y marítimas hacia los mercados tradicionales de Asia (India y China) se vieron seriamente amenazados ante el avance del Islam. Portugal y Castilla financian expediciones de circunvalación para asegurar los antiguos puertos de mayor interés económico. En ellas participarán, entre otros, el portugués Vasco de Gama (1497-98) y el genovés financiado por la corona de Castilla, Cristóbal Colón.
La conquista de Granada supuso la detención del avance islámico en el dominio del Mediterráneo.
En lo político, las distintas naciones europeas aunque mantenían y continuaban con sus litigios por la soberanía de territorios continentales, vieron la necesidad de crear un frente común que impidiera el avance de un poder basado en patrones obsoletos y que ya no tenían cabida en una sociedad que estaba consolidando los cimientos de la revolución industrial. Bajo el signo del Islam, el imperio otomano, gremial e inmovilista, estaba condenado por sus propias infraestructuras internas. En el emergente imperio turco se reprodujeron los mismos patrones de enfrentamientos internos por la herencia y el poder que ya se habían dado en el sur de la península ibérica. La rendición del sultanato nazarí de Granada (1492) tras la caída de Constantinopla (1453) supuso para el mundo cristiano, que iniciaba su andadura por la senda del capitalismo, la esperanza en la victoria.
La internacionalización de la guerra de Granada es consecuencia de esta situación en el Mediterráneo. En el sitio de Constantinopla lucharan un importante contingente de mercenarios y ejércitos privados financiados por distintas potencias europeas a la cabeza de las que se encontraba el papado. Roma, Génova, Venecia, Cataluña, Hungría, Provenza, entre dominios europeos, enviaron naves y soldados a Constantino XI. No obstante, las fuerzas resultaron insuficientes ante el grueso del ejército otomano. Por su parte, Mehmed II también contó entre sus filas con sicarios, renegados cristianos pagados y unidades bélicas muy bien remuneradas.
La experiencia de fracaso contra los turcos estuvo muy presente en la contienda que se libraba en al-Andalus. Esto condicionó que se priorizara la derrota del Islam y lo que eso suponía en la implantación de lo que podría entenderse como libertad de mercado pactada por las potencias occidentales desde una mentalidad claramente pre-capitalista. La artillería y las estrategias de cerco que dieron el éxito a los otomanos en Constantinopla se tuvieron muy en cuenta durante la guerra total librada contra los moros granadinos.
Escudo de los Reyes Católicos. En él, a los pies de los tronos, se incluyó el símbolo de la granada.
Las estructuras que sostuvieron a las sociedades feudales representadas por el mundo árabe en expansión fueron derrotadas de forma irreversible en la Guerra de Granada por los reyes cristianos. Si la caída de Constantinopla marcó el paso de la Edad Media a la Edad Moderna dentro de los convencionalismos cronológicos de la Historia, la toma de esta ciudad nazarí consolidó el inicio del proceso que conformaría el Renacimiento en el que las tradiciones islamistas no tenían cabida. Cuando desde los inicios del siglo XXI se plantea por parte de algunos grupos recuperar los que fueran otrora sus territorios en Andalucía, el objetivo no puede dejar de parecernos una ensoñación romántica muy lejos de poder llegar a realizarse.
Tartessos, Bética, Hispania, al-Andalus, Andalucía... Desde el análisis histórico de los acontecimientos, parece evidente que el camino a seguir es el de la aceptación irrefutable de los hechos consumados. En cualquier caso, si esa situación harto improbable de juegos hegemónicos llegara a producirse, sería bajo otra realidad y obedeciendo a intereses socio-económicos bien distintos a los que se dieron en su día. Evidente parece también que ante el cambiante devenir de los movimientos culturales entre nuestros objetivos principales esté, desde el esfuerzo por la verdad y la tolerancia, conservar y defender el legado que cada uno de ellos ha dejado en todos nosotros.
Alcazaba islámica. Pintura de Leyla Kucukalic.
Granada, miércoles 7 de octubre de 2009 Última actualización: 8 de junio 2014
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