Secaderos de tabaco en la Casería de Ntra. Señora de la Concepción (1885) en Pulianas. Al fondo, Sierra Nevada. Foto: Milagros Soler ( Año 2012) EL CULTIVO DEL TABACO EN LA VEGA DE GRANADA
Artículo: Milagros Soler Cervantes
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1. APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL TABACO
La aparición y desarrollo del cultivo del tabaco en la Vega de Granada fue durante algún tiempo decisivo para la economía de la comarca, sobre todo tras el declive de la remolacha. Esta planta (Nicotiana tabacum) se adaptó perfectamente a las condiciones del sistema de regadío por rotación convirtiéndose en una importante fuente de riqueza de la que se benefició toda la región. Esto llevó a los agricultores a intensificar, incluso a especializarse, en su producción. No obstante, y a pesar de conseguir desarrollar una importante industria a su alrededor, el auge duró poco tiempo ya que no pudo competir con las explotaciones de Extremadura y bastante menos con las chinas y las norteamericanas.
Plantación de tabaco en las inmediaciones de Romilla. Foto: Milagros Soler (2012))
El tabaco llegó a España procedente de América, tras el descubrimiento del Nuevo Continente. Según algunos expertos tuvo su origen en la región de los Andes, cinco mil años antes de Cristo. Se empleó para usos diferentes, algunos de ellos medicinales (enemas, colirios, cremas, neuralgias y otros tipos de patologías). También era ofrecido como sacrificio a los dioses y consumido como estimulante y narcótico, ya fuera a través de la masticación de sus hojas, infusiones, licores o fumado aspirando el humo. Era utilizado en grandes ceremonias rituales, haciéndose popular la tradición del calumet o pipa de la paz de los indios norteamericanos. Los colonos anglosajones pronto descubrieron el mercado potencial que tendría el cultivo de esa planta, llegando algunos historiadores a afirmar que la guerra de la independencia norteamericana podría haberse llamado la guerra del tabaco. El mismísimo George Washington sería uno de los grandes explotadores de este producto.
Indios americanos fumando hojas de tabaco. Los europeos comerciaron con los indígenas para obtener el tabaco. Calumet o pipa de la paz.
Su consumo, por la procedencia exótica y novedosa, alcanzó gran popularidad entre todas las clases sociales, sobre todo entre la nobleza, que lo llegó a considerar un síntoma de elegancia. Seguramente tuvo mucho que ver en esta moda el hecho de que el embajador francés en Lisboa, Jean Nicotin enviara a la esposa de Enrique II de Francia, Catalina de Médici, un tratamiento de rapé para sus conocidas migrañas. Producto extraído de las hojas de tabaco pulverizadas, pronto fue aceptado por las aristocracia, llegando a crear para guardarlo cajas especiales que eran auténticas joyas. El botánico sueco Linneo, en su obra Species Plantorum denominó a la planta del tabaco como Nicotiana Tabacum en memoria y homenaje a Jean Nicotin.
En los salones de la aristocracia se puso de moda el consumo del tabaco
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La palabra tabaco puede derivar del término árabe tabbaq, utilizado en el siglo XV en Europa para referirse a plantas medicinales. El primer sitio donde fueron cultivadas fue en Toledo, con unas semillas que trajo a Europa el expedicionario Hernández de Boncalo durante el reinado de Felipe II. Las hojas liadas en forma de cilindro (puros) o preparadas para las pipas eran consumidas por gentes con ciertos márgenes de poder adquisitivo. Sin embargo, el llamado cigarrillo, tan popular en nuestros días, tuvo su origen en España. Más concretamente en la fábrica de tabaco de Sevilla. Los restos sobrantes de la fabricación de puros y hojas picadas para pipas eran triturados y vendidos a las clases menos favorecidas económicamente, que los liaban en papel para fumarlos.
Pintura representando a un niño recogiendo los restos del tabaco utilizado para liar cigarrillos.
A principios del siglo XVIII aumenta notablemente su consumo fundándose la primera factoría tabaquera en Andalucía con el nombre Real Fábrica de Tabacos de Sevilla (1620) y desarrollándose la legislación que regulaba su producción. Le seguirá la Fábrica de Tabaco de Cádiz. El tabaco se convirtió en un monopolio controlado por el Estado a través de la implantación de la Renta del Tabaco (1636). En 1820 los grupos políticos burgueses derogan la legislación estanco liberalizando su cultivo. El rey absolutista Fernando VII volverá a restaurar el control estatal que perdurará hasta el año 1887. Durante los siglo XIX y XX el llamado tabaco de humo empezó a ser consumido de forma masiva por las clases populares. Colonias como Cuba y Filipinas dedicaron gran parte de su territorio al cultivo y exportación de este producto. Estados Unidos se erigirá como la primera potencia mundial en su explotación.
Las Cigarreras. Óleo de Gonzalo Bilbao Martínez (1915), con notable paralelismo al de Las Hilanderas de Velázquez.
Fábrica de tabaco en Sevilla, fundada en 1620. Al fondo, la torre de La Giralda.
Entrada a la fábrica de tabacos de Sevilla (1824). Foto: José Caparró
2. LA LLEGADA DEL CULTIVO DE TABACO A GRANADA
A finales del siglo XIX ya se producen las primeras peticiones de permisos para el cultivo del tabaco, pero no será hasta la dictadura de Primo de Rivera cuando éstos serán concedidos. Hasta entonces estuvo restringido por la legislación dictada al efecto. La Junta de Comercio de Granada (1852) y la Liga de Contribuyentes criticaban esta forma de actuación administrativa, destacando en este empeño Pablo Díaz Jiménez, Marqués de Dílar. Argumentaba que sería una solución para contrarrestar los efectos devastadores causados a la población sucesos como la epidemia de cólera, la plaga de la filoxera en las vides o el daño causado por los hielos en la caña de azúcar. Estos acontecimientos empobrecieron dramáticamente a la población. Entre sus reivindicaciones plantea la necesidad de crear una fábrica de tabaco para manufacturar el producto de las huertas. La fábrica será finalmente construida un siglo después.
Vega de Granada: Preparación de las hojas de tabaco para su proceso de secado . Jornaleros transportándolas a los secaderos.
Para Granada, los beneficios del tabaco se contemplaron como una alternativa a la crisis económica generada por el fracaso de algunos cultivos tradicionales como la remolacha. En esta recensión tuvo también incidencia la escasa mecanización del agro y la excesiva mano de obra empleada para estas labores, lo que suponía bajísimos salarios para los jornaleros que sobrevivían en condiciones de dramática precariedad. Junto con Almería, eran las dos provincias españolas que más sufrían la usura del caciquismo en todo el país. Las expectativas de progreso se vieron defraudadas, a pesar del esfuerzo de las autoridades locales, debido a la aplicación de políticas nacionales en la que primaba criterios arbitrarios en la adjudicación de precios y créditos a los caciques implicados en estos negocios.
Real Fábrica de Tabacos de Sevilla. Fachada principal - 1893 Foto: José Caparró
Real Fábrica de Tabacos de Sevilla. Fachada principal y muro perimetral protector.
Fabricas de tabaco de Málaga y Cádiz, respectivamente.
En 1988 el Conde de las Infantas solicitó al Ministerio de Hacienda y a la Compañía Arrendataria de Tabacos el libre cultivo de tabacos en Granada, así como el permiso para la construcción de una de las diez fábricas que se habían planificado mantener. En Andalucía existían entonces las de Sevilla (que fue la primera de Europa, levantada en 1620) y la de Cádiz fundada en 1741 por Felipe V (la primera en contratar mano de obra femenina). En el resto de España estaban las de Valencia (1887-1914), Alicante, Madrid, Gijón, La Coruña y Santander. Por su parte, el ministro de Hacienda Ignacio González respondía a la petición del entonces senador, Marqués de Dílar, que los permisos para la concesión eran tan complejos que se hacía necesario un estudio pormenorizado sobre el particular. Cuando el político granadino se retiró de la vida pública, y habiendo sido el principal instigador del proyecto tabaquero en la provincia, el asunto relegado durante algún tiempo.
Fábrica de azúcar de San Isidro en la Vega de Granada. Foto: Milagros Soler ( Año 2012)
A este olvido temporal contribuyó el apogeo de la remolacha y la caña de azúcar que activaría la industria azucarera, tanto en la Vega de Granada como en la de Motril. El cacique alpujarreño Natalio Rivas creó en 1894 una agrupación parlamentaria que propiciaba la liberación de las plantaciones de tabaco. La Liga Agraria de Granada apoyó esta iniciativa emitiendo informes sobre la bonanza del clima en poblaciones como Motril, Almuñecar y Salobreña. Tampoco sirvieron de nada tales esfuerzos. Solamente la pérdida definitiva de las colonias de ultramar hizo reaccionar a los grupos gubernamentales, permitiendo por fin, el libre cultivo del tabaco.
3. LAS PLANTACIONES DE TABACO EN LA VEGA DE GRANADA
A finales del siglo XIX y principios del XX la economía europea y española optan por un modelo intervencionista y proteccionista de sus productos nacionales. Tiene como objetivo remontar o paliar la crisis internacional que se había producido en el año 1882. La pérdida de las colonias de ultramar, el cese de las inversiones extranjeras y el cambio de equilibrios en el comercio de cereales incidieron en la configuración de un nuevo panorama en el agro peninsular. De estos cambios estructurales no se verá libre la provincia de Granada. En la Vega, si bien no se podía hablar de una situación optima en la explotación de los recursos agrarios, sí se mantenía cierta sostenibilidad fundamentada en la pervivencia de cultivos tradicionales como los existentes durante los siglos XVIII-XIX. Secaderos y cortijo de la Casería de la Concepción en Pulianas (Granada). Data del año 1885. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Sin embargo, el declive de la producción del cáñamo y del lino dio lugar a ciertos desequilibrios en los repartimientos habituales de cosechas. Los campos de olivos, las choperas y los extensos bancales sembrados de cereales conformaban el principal paisaje de la vega. La explotación intensiva del trigo por parte de Estados Unidos, con el abaratamiento de su transporte por vía marítima, dio lugar a que resultara más barato comprarlo en el extranjero que importarlo desde las provincias españolas del interior. Todo este conjunto de cambios, que incluía el declive en la producción de plantas industriales, planteó la necesidad de experimentar con nuevos cultivos que se ajustaran a las nuevas demandas de los mercados. Muchas empresas granadinas derivadas de los negocios con ultramar tuvieron que modificar sus estrategias de producción.
Casa señorial agrícola en la Vega de Granada (Carmen de los Cipreses). Foto: Milagros Soler ( Año 2012) De estilo barroco-nazarí, a la vivienda se adosan instalaciones relacionadas con el trabajo en el campo como almacenes y secaderos.
A pesar de los reiterados esfuerzos, la mecanización de la agricultura en la Vega no se ha conseguido. Maquinaria abandonada en la Casería de San Agustín (Peligros-Granada) Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Aunque los diferentes gobiernos plantearon la elevación de tasas aduaneras, tal medida no consiguió terminar con el problema. Seguramente fue debido a la falta de industrialización que en ese momento se daba en España, a pesar de los esfuerzos que se venían haciendo desde el reinado de Isabel II. Los empresarios industriales catalanes y el resto de terratenientes cerealisticos españoles consiguieron, con medidas proteccionistas, salvar la situación de lo que se planteaba como un desastre inminente del sector. El cultivo de la remolacha y la industria creada en torno a ella supuso un nuevo despegue económico en la Vega de Granada. Sin embargo, tras casi medio siglo de existencia, la productividad bajó notablemente como consecuencia de la explotación sin abonos.
Campo de trigo en la Vega Alta de Granada.Foto: Milagros Soler (Año 2012)
A partir del año 1930 la remolacha dejará de ser rentable y su cultivo se mantendrá prácticamente de forma testimonial. A mediados del siglo XX y principios del XXI, todas las fábricas dedicadas a su manufactura en la vega habían cerrado. La Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil española disminuyeron los efectos del declive en el cultivo de la remolacha. Esto se debió a que la escasez alimenticia que tuvo lugar tras ambas contiendas permitió la supervivencia de muchas huertas que tuvieron que retomar sus artes tradicionales. Cosechas típicas como las de patatas, habas, todo tipo de hortalizas y cereales eran las más solicitadas. Podría decirse que esta fase fue un intermedio, coyuntural pero fructífero, hasta que a la especialización remolachera le siguiera el auge de las plantaciones de tabaco.
Bancal de habas en los campos próximos a Torre Abeca (Pinos Puente). A la derecha, uno de los secaderos de tabaco.
Troncos en los llanos de El Zaragatillo y Hotallar (Santa Fe) utilizados para las estructuras de los secaderos. Al fondo, Sierra Nevada.
La lucha por la liberalización del cultivo del tabaco había comenzado mucho tiempo antes, como ya hemos visto. En 1899 el presidente de la Compañía Arrendataria, José Cárdenas, dará una respuesta esperanzadora al parlamentario de la provincia, conde de Agrela. Se habla de fechas y se plantea conseguir ese objetivo para la campaña de 1900-1901. En aquellos momentos, la exclusión de Granada para participar en los ensayos de ese tipo de cultivo se entendía como un acto de injusticia con respecto a los agricultores granadinos. Lo cierto es que se dudaba de la idoneidad de los suelos de la vega para que las cosechas tabaqueras resultaran rentables, llegándose a la conclusión de que no se lograría un producto con la calidad suficiente para resultar competitivo. Sin embargo este argumento entra en contradicción con los informes encontrados en el Ministerio de Agricultura, con dictamen absolutamente favorable.
Para los ensayos del cultivo se eligieron las localidades de Madrid, Valencia, Vizcaya, Valladolid (Boecillo), Málaga (Torre del Mar) y, Almería. La exclusión de Granada provocó un movimiento de agitación social en la provincia que tuvo uno de sus momentos más trascendentes en la reunión de grandes terratenientes y agricultores en el pueblo de Atarfe (1902). Allí se plantearon críticas de gran dureza contra el gobierno de Sagasta, culpándolo de abandonar a su suerte la Vega de Granada cuando esta atravesaba uno de los peores momentos económicos de su historia. la Cámara Oficial Agrícola de Granada fue la entidad propulsora de este inconformismo antigubernamental. La bondad de los suelos y la abundancia de agua que proporcionaban ríos y redes de acequias permitían propiciar el éxito de las nuevas plantaciones.
Acequia de Saravia a su paso por la casería de San Agustín y estructura para compuertas en uno de sus ramales. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
En 1917 se promulga la Ley de Autorización con fecha de 2 de Marzo por la que el gobierno delega en la Compañía Arrendataria la elección de lugares para el cultivo del tabaco. En 1918 se acuerda que en España podrían cultivarse tabaco bajo la consideración de que éste debía alcanzar la calidad de aquellos que se produjeran en Europa. Para obtener este nivel de competitividad era imprescindible la implicación de los agricultores y su experiencia en este tipo de explotaciones agrícolas. En Diciembre de 1919 un Real Decreto aprueba la normativa a la que deberá ajustarse el cultivo del tabaco. Un año después, el 26 de Octubre, por una Real Orden se convoca una campaña de ensayos en distintas localidades de la nación. A Granada se le adjudican 1. 252.928 plantas de los 12.000.000 que se habían destinado a las provincias del Sur.
Los ensayos se llevarán a cabo durante los años 1921, 1922 y 1923. El 20 de Octubre de 1923 se introduce de forma oficial el cultivo del tabaco en Granada (Campaña 1923-1924), para lo que se reservaron 37 hectáreas terreno que se irían ampliando con el paso del tiempo. En 1925 se crea el Sindicato de Cultivadores de Andalucía Oriental. Pronto el paisaje de la vega se verá transformado por el nuevo cultivo, que llegará a consolidarse como el primer productor de la Península a mediados del siglo XX, con más del 60 % del total cosechado. Se reconvertirán antiguos espacios y bancales de explotaciones anteriores, como sucede en el caso de la fábrica azucarera Nuestra Señora de las Angustias, que será adaptada como centro de fermentación. El tabaco nunca llegaría a tener la importancia económica que tuvo la remolacha, pero sirvió para paliar la crisis que originó el declive de ésta. Los secaderos de tabaco se convirtieron desde ese momento en un elemento inherente al paisaje de la Vega.
Casería de la Concepción (Pulianas, Granada), con sus secaderos de tabaco. Al fondo, Sierra Nevada. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Casería de la Concepción (Pulianas, Granada). Exterior de uno de sus secaderos dobles de tabaco. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Secadero de la Casería de la Concepción. Detalle de los respiraderos de las ventanas. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Secadero de la Casería de la Concepción. Detalle de la cubierta. Sobre las tejas, adorno en cerámica .Foto: Milagros Soler (Año 2012)
4. LA CULTURA DEL TABACO EN LA VEGA DE GRANADA
La Vega de Granada ocupa una extensa llanura delimitada por las cadenas montañosas de Sierra Nevada, Sierra de Huétor, Sierra de la Alfaguara y Sierra Elvira. La conforman cuarenta municipios y sus ricas tierras están regadas por los ríos Genil, Darro, Monachil, Beiro y Dílar . Contiene un abundante entramado de afluentes menores, fuentes, arroyos y grandes acequias, que a su vez se subdividen en un complejo tramo de ramales regulados por compuertas. Destacamos por su importancia la Acequia Gorda, la de Saravia, Acequia Gambea y las de Otura y Alhendín entre otras.
Paisaje de la Vega en el paraje de Casería de la Concepción. Campos de cereales y olivos. Al fondo, Sierra Nevada. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Esta notable red hidráulica de regadío por inundación es el resultado de la explotación agrícola a través del tiempo. Si bien los romanos ya canalizaron las aguas de la vega, será durante el periodo de dominación árabe cuando se consolidará definitivamente. Esa identidad obtenida a través de los siglos ha sido gravemente desvirtuada por la expansión urbanística incontrolada y la desidia e ignorancia de las autoridades locales, que apenas han sabido coordinar proyectos incluyentes sostenibles dedicados a su conservación. En algunos casos, el curso de las acequias se aprovecha siguiendo el cauce natural de las mismas. En otros, se reparte el agua a través de canales regulados por compuertas, distribuyéndose en tiempo y cantidad por normativas establecidas al respecto.
Al importante patrimonio arqueológico y etnológico documentado en la Vega hay que añadir el legado de una singular red hidráulica con reminiscencias romanas y árabes cuyos trazados han llegado hasta nuestros días. También cabe destacar un importante legado sobre arquitectura industrial de los siglos XIX y XX con restos de fábricas harineras, azucareras, de alcoholes y productos químicos, así como de manufacturas de tejidos (seda y algodón) o las controvertidas explotaciones tabaqueras. De especial relieve y belleza es el complejo industrial de la Azucarera de San Isidro. Por lo que supuso en cuanto a engaño social y especulación económica, citaremos la de CETARSA.
Fábrica azucarera de San Isidro, importante patrimonio de la arqueología industrial. Foto: Milagros Soler (Año 2012)
Granada llegó a convertirse en el primer productor nacional de tabaco, con un 70% del total recolectado en el país. A partir del año 1930 prácticamente en la Vega se practica el monocultivo, llegando a censarse a mitad del siglo XX cerca de 6000 secaderos de los que apenas han llegado a nuestros días unos 300 aproximadamente. Si en un principio existían plantaciones tanto de tabaco tipo Virginia (tabaco amarillo o rubio) como del tipo Burley (tabaco negro), acabaría imponiéndose este último de manera indiscutible.
Plantación de tabaco en las inmediaciones de Romilla.
La manufactura del tabaco precisa de un proceso industrial en el que se mezclan distintas hojas de orígenes diversos. Para la calidad del producto es fundamental la variedad del tipo, la fase de cultivo considerando el clima, el suelo y el agua, así como las técnicas de abonado. Ya en la etapa final, el curado, la fermentación y el correcto almacenamiento. Cuando su cultivo es intensivo requiere de unas 2000-2500 horas de trabajo por hectárea. Las plantas de tabaco son especialmente sensibles a la humedad, requiriendo espacial cuidado la falta o exceso de agua. El exceso de riego empobrece su desarrollo, siendo preferible la carencia del mismo. En éste último caso las hojas son poco elásticas y con mayores dosis de nicotina. La humedad, si bien consigue mayor fineza en las hojas, es más proclive a desarrollar enfermedades criptogámicas.
1 2 1.- Secadero de la Casería de San Agustín (Peligros) 2.- Secadero de la Casería de Nuestra Señora de la Concepción (Pulianas). Foto: Milagros Soler (Año 2012)
El proceso de la producción del tabaco se inicia con la siembra en los semilleros. Comienza en la segunda semana de septiembre y termina en la tercera semana de noviembre. Al mes y medio la planta ya adquiere una altura de 15 cm. siendo el momento idóneo para transplantarla. Tras la preparación de la tierra y durante la primavera, se produce la siembra. Cuando se inicia el crecimiento de las plantas, éstas deben someterse a ciertos cuidados, como el arranque de las hojas inferiores, ya que al estar en contacto con la tierra y el agua son transmisoras de enfermedades y parásitos. Luego se procede al despunte y desbrote, que consiste en suprimir las flores que nacen en la parte superior del tallo cuando la planta está a punto de alcanzar su máxima altura y que quitan fuerza a la mata. A continuación se realiza el desbrote, podando los botones laterales que puedan salir como consecuencia del despunte.
Semilleros con plantas de tabaco en las inmediaciones de Fuente Vaqueros. Foto: Milagros Soler (Año 2012).
Entramado para facilitar la ventilación en los secaderos de tabaco construidos en ladrillo. Foto: Milagros Soler (Año 2012).
Cuando las hojas empiezan a cambiar el color verde por otro amarillo la planta ha alcanzado su máxima madurez. Es el momento de la recolección y su posterior secado. Cuando este laboreo se realiza de forma manual es el que requiere mayor dedicación y tiempo de trabajo. Finalmente las plantas son trasladadas a los secaderos, donde se inicia un nuevo protocolo de procesado, colgado y empaquetamiento. El curado es el proceso de secado en el que las hojas pierden el agua bajo la vigilancia y control de los agricultores. Las hojas han sido separadas del tallo principal de su planta y se disponen de tal manera que formando racimos puedan ser colgadas en el secadero. El método de secado puede seguir distintas fórmulas, siendo preferente el realizado al aire libre para tabacos negros y Burley, al sol en tabacos de tipo oriental o al fuego para los de tipo Kentucky.
Un trabajador de las plantaciones de tabaco jubilado muestra los troncos de las plantas de tabaco tras haber sido desprovistas de sus hojas.
En la Vega de Granada el curado y secado se hacen en distintas dependencias, que se recogen bajo distintas tipologías. Autores como Luis Manuel Puente Martínez y Ángel Patricio García Serrano de la EUAT de la Universidad de Granada han intentado una aproximación al tema en su artículo "Los secaderos de tabaco en la provincia de Granada". (http://www.guillenderohan.com/ACCESITGRI/secaderos-memoria.htm).
Según estos autores, los primeros secaderos que se construyen en la Vega son los llamados "secaderos de paja" o "garibolos". No eran de grandes dimensiones, podían tener dos pisos de altura y apenas quedan dos ejemplos de ellos, muy deteriorados en el termino municipal de Chauchina. Se construían con rollizos de chopo, paja, tomizas o cuerdas de esparto y piedras para consolidar la cimentación. Así es como los describen: "Los rollizos se disponían formando una cruz de San Andrés atravesando el ancho del secadero, ayudándose de un puntal en el centro del vano. Para la estructura de la cubierta se colocaba un entramado de pares y parecillos con una separación entre sí de 20 a 30 cm., con el fin de que sirvieran de sustento al rastrojo".
Otro tipo de secaderos serían los denominados: - Secaderos de palos - Secaderos de ladrillos - Secadero de tabaco amarillo. Típico de Valderrubio. - Secadero de Mirador - Secadero de hormigón armado. - Secadero de estructuras metálicas.
Por nuestra parte hemos considerado oportuno establecer una tipología de los aspectos formales de los secaderos encontrados en la vega atendiendo a otras variables que reflejan, además del material de su construcción, su ubicación espacial en el entorno y las distribuciones interiores de sus estancias. Establecemos tres grandes grupos: · Por sus materiales de construcción: - Estructuras vegetales - Estructuras mixtas - Estructuras artificiales · Por la distribución interior de su planta:
- Simples - Complejos · Por su ubicación espacial con respecto a otras estructuras:
- Aislado único - Aislado múltiple - Adosado único - Adosado múltiple
Hablaremos de secaderos de estructura vegetal cuando estén construidos totalmente por paja, troncos, cañas o cualquier tipo de material de origen botánico. Fueron los primeros en levantarse en la vega por los propios agricultores. Eran de pequeñas dimensiones y planta poligonal. La cubierta se hacía de troncos o cañas, bien trabados para obtener la máxima impermeabilidad. Los soportes verticales eran hincados en el suelo directamente, solían tener un piso de altura y en la zona próxima al suelo se reforzaba el perímetro con un zócalo, también de entramado vegetal. Los secaderos de estructuras mixtas combinan materiales de origen vegetal con otros como piedras, uralitas, láminas de metal o ladrillos. Los secaderos de estructuras artificiales son aquellos que se han edificado con los modernos materiales de construcción (metal, cristal, ladrillo, etc.).
Si nos referimos a secaderos simples estaremos describiendo a aquellos que su interior se ordena en una sola nave. Por el contrario, si se trata de un secadero complejo entenderemos que su planta interior se distribuye en distintas cámaras.
En lo concerniente a su ubicación espacial, será un secadero aislado único cuando esté edificado como estructura independiente y contando con planta de una sola nave. Cuando esté aislado, pero su planta contiene varias estancias dedicadas también al laboreo del tabaco lo llamaremos secadero aislado múltiple. Si el secadero se levanta lindando con otros edificios conteniendo una sola nave entraría en la clasificación de secadero adosado único. Finalmente, si se construye lindando con otros edificios, pero su planta contiene varias naves, lo denominaríamos secadero adosado múltiple.
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Sobre todas estas definiciones ampliamos detalles en el artículo "Secaderos de tabaco en la Vega de Granada". Dentro del grupo de los construidos con elementos artificiales encontraremos distintos estilos arquitectónicos que irían desde el que reproduce la estética típica del cortijo andaluz (caso del secadero de la Casería de la Concepción en Pulianas), hasta la más característica de la estética industrial del siglo XIX (Cortijo del Camino de la Azucarera, en el barrio de La Boadilla (Granada).
El final de la explotación masiva del cultivo del tabaco vino determinado por las estrategias dictadas por el mercado del sector. Ejemplo de su debacle puede ser la historia de la Compañía Española de Tabaco en Rama, Sociedad Anónima (CATARSA). Lo explicamos en nuestro artículo "Una fábrica de tabaco en la Vega de Granada".
REFERENCIA DOCUMENTALES
http://www.revistaestudiosregionales.com/pdfs/pdf425.pdf http://www.youtube.com/watch?v=ceLNjvNq_5g http://www.youtube.com/watch?v=owcSJOPrOz0&feature=relmfu http://www.youtube.com/watch?v=FR0LjFFnhmI&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=6BM5gMkcjEY http://transversal.info/monografico/CIV.html http://www.transversal.tv/civ/ http://www.transversal.tv/lavega/
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5. UNA FÁBRICA DE TABACO EN LA VEGA DE GRANADA: C.E.TA.R., S.A.
Reportaje fotográfico: Milagros Soler (Año 2012)
Fábrica de tabaco de CETARSA, en Granada, junto al término municipal de Maracena.
Logo de CATARSA. Representa la esquematización de una planta de tabaco.
La Compañía Española de Tabaco en Rama, Sociedad Anónima (CETARSA) fue creada en 1987 y se dedicó desde sus orígenes a la adquisición y transformación de la planta de tabaco. Tiene su principal fuente de producción en Cáceres y contó con un capital social del 79% procedente de la Dirección General del Patrimonio del Estado y un 21% de Tabacalera, S. A. Llegó a tener en activo ocho fábricas, localizadas seis de ellas en Cáceres (Talayuela, Navalmoral de la Mata, Jaraiz de la Vera, Jarandilla de la Vera, Plasencia y Coria), una en Ávila (Candelera) y otra en Granada, próxima al pueblo de Maracena.
Fábrica de tabaco de CETARSA (Granada) cerrada en el año 2002.
Mapa de ubicación de la fábrica de CETARSA en Maracena (Granada).Estás ubicada en una importante encrucijada de caminos.
Mantenía una plantilla de cerca de 6.000 trabajadores y servía de soporte a un importante colectivo del sector agrario al que compraba el producto de sus plantaciones tabaqueras. La fábrica de Granada sufrió un duro revés en marzo del año 2002 cuando la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) planteó el cierre de esa empresa andaluza. Esta organización, que se ajusta al ordenamiento jurídico privado, fue creada en el año 1996 y vino a sustituir al Instituto Nacional de Industria. Su presidente es nombrado por el Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio de Hacienda. Siendo una entidad de gestión privada, se encarga de administrar y tomar decisiones sobre sociedades y empresas públicas, estando entre sus principales funciones la de "privatizar las participaciones de empresas que no sean estratégicas para esta Sociedad Estatal". Considerando el perfil mercantilista de la SEPI era fácil preveer el desastre económico que iba a suponer esta reconversión para los trabajadores del sector y sobre todo para los agricultores especializados de la Vega.
Unos 231 trabajadores fueron afectados, siendo víctimas directas de estas medidas. Por otra parte, más de 1.600 agricultores de la Vega, según cifras oficiales, quedaron sin su fuente de ingresos. También sufrieron las consecuencias del cierre otros sectores secundarios como talleres de embalajes, cordelería, etc. Ante esta decisión de la SEPI las asociaciones agrarias, administraciones locales, sindicatos y la Mesa Provincial del Tabaco de Granada iniciaron una serie de acciones reivindicativas, cuyos resultados en el año 2012 aún no se habían consolidado.
Una de las fachadas de la fábrica. En las ventanas puede verse el logo de CETARSA y al fondo, la iglesia de la empresa.
Agricultor de CETARSA-Coria llorando ante el ataúd, escenificando la muerte del tabaco. Foto: EFE/Archivo
Los obreros de la factoría protagonizaron manifestaciones, encierros y todo tipo actos orientados a sensibilizar a las autoridades y a la opinión pública sobre el dramatismo de su situación. Se trataba de presionar a los responsables del cierre para que éste no llegara a realizase. Finalmente, y tras una serie de actos reivindicativos y arduas negociaciones con la administración, la fábrica fue clausurada. Nunca llegarán a cumplirse las promesas que se le hicieran a los trabajadores. El Gobierno acordó con CETARSA transformar los locales de la factoría en un moderno polígono industrial, para lo que se llegaría a adquirir unos 12.000 metros cuadrados del Cortijo del Conde por una cifra de 7.8 millones de euros. El total del proyecto supondría un coste de 30 millones de euros, que asumiría la empresa pública.
En las ventanas puede verse el logo de CETARSA. Un importante patrimonio de la arquitectura industrial ha iniciado su ruina.
La obra consistiría en la demolición de un tercio de las naves, la construcción de un gran edificio de uso comercial, dos manzanas con 13 naves industriales (26.000 metros cuadrados aproximadamente) y la urbanización de las zonas colindantes. Por su parte, el Ayuntamiento de Maracena cedería una parcela de 2.300 metros cuadrados, la antigua vivienda del director de CETARSA, una nave y una capilla de 213 metros cuadrados. Esta reconversión transformaría la antigua fábrica en un parque industrial de 60.800 metros cuadrados junto a una red de comunicaciones próxima a la segunda circunvalación de Granada. En él invertirá el gobierno unos 30.000.000 de euros.
Por su parte, los trabajadores afectados se vieron obligados a aceptar acuerdos como prejubilaciones y recolocaciones a las que se estuvieron negando hasta el último momento. CETARSA siguió comprando el tabaco a los agricultores de la vega. Las adquisiciones se negociaban con los campesinos con gran dureza por parte de la empresa, que contaba con el apoyo del gobierno de José María Aznar. En el año 2005 los tabaqueros protagonizaron fuertes protestas, ya que CETARSA ofrecía 26 céntimos de euro por kilo a los agricultores granadinos, mientras que pagaba 32 a los extremeños. El pretexto argumentado era la baja calidad del tabaco granadino en comparación con el producido en Extremadura. Muchos informes técnicos desmentían esta afirmación, lo que no evitó que la empresa se aprovechara de la situación de precariedad de los cultivadores de tabaco granadinos, ya que de no aceptar las condiciones, más de 2.000.000 de Kg. de tabaco se hubieran perdido. La discriminación con la que fue tratado el sector tabaquero de la provincia se debió a la falta de interés de las autoridades locales por defender su riqueza agraria, con la que no se sentía ni implicada ni comprometida.
Naves de la fábrica junto a la carretera de Córdoba. El avance de su ruinas facilita la especulación de sus terrenos.
Cuando en el año 2002 se anunció el cierre de la fábrica de CETARSA en Granada, el entonces presidente de la SEPI, Ignacio Riz Jarabo, prometió la creación de sesenta nuevas empresas con la capacidad e generar cuatrocientos puestos de trabajo del los que se beneficiarían directamente los despedidos de la empresa clausurada. Aseguró que las obras se iniciarían en el año 2003 y estarían finalizadas en 2005. Una empresa filial (SEPIDES) sería la encargada de capta a los inversores dispuestos a crear nuevos negocios en la parcela. INFOINVEST, otra entidad semejante a SEPIDES, sería la encargada de ejecutar el proyecto. Este tipo de proyectos fantasmas se hicieron muy populares por esas fechas. A día de hoy (año 2012), el proyecto de parque industrial ha resultado un contundente fracaso, en el que sin duda, miles de euros destinados a cumplir ese objetivo navegan por el limbo de las empresas privadas colaterales. Una cosa es bien cierta: los grandes perjudicados, los únicos perjudicados, una vez más, han sido los trabajadores y los agricultores de la Vega de Granada.
Las promesas de reconversión no llegaron a cumplirse. Si no se actúa con inmediatez sobre el edifico, acabará desapareciendo.
El plan de reordenación del espacio fue aprobado por el Ayuntamiento de Granada en el año 2003 y con posterioridad, por la Consejería de Obras Públicas en febrero de 2004. No obstante INFOINVEST, empresa dedicada a llevar a cabo la ejecución de los planes decretados, decidió modificar lo acordado volviendo a trazar nueva manzanas y trazados viales con el argumento de optimizar y aprovechar el mayor número de las naves existentes. Informa al Ayuntamiento de la capital en junio de 2005, y será aprobado por CETARSA en el pleno municipal celebrado en septiembre de ese mismo año. Hasta la fecha (año 2012) no ha habido ninguna actuación por parte de INFOINVEST ni el Ayuntamiento ha manifestado la más mínima preocupación por que se lleven a cabo los acuerdos adoptados.
En este estado de cosas, las 220 familias a las que se les aseguró que el despido de los empleados sería un sacrificio que revertiría en la creación de más de 400 puestos de trabajo han visto defraudadas las expectativas que un día les garantizara, tanto las administraciones locales como las de ámbito nacional. Se sienten engañados y víctimas, una vez más, de la incompetencia de sus gobernantes y la avaricia desmedida de los empresarios tabacaleros. De nada sirvió en su día que se argumentara con informes técnicos la viabilidad de la empresa ni lo positivo que su mantenimiento resultaría para la economía sostenible de la Vega. China y Estados Unidos se han convertido en los mayores productores de tabaco del mundo. Ante presiones de potencias con esa envergadura estamos en el convencimiento de que la falta de calidad en el tabaco de la vega granadina fue una excusa apenas creíble y que los intereses, sin duda, fueron otros.
Aceptando, más que entendiendo, que la batalla por la competitividad con empresas multinacionales de la envergadura de las chinas o norteamericanas era luchar contra molinos de viento, sí hubiera cabido esperar de una buena gestión de la crisis tabaquera un menor perjuicio para el campo granadino. Las alternativas teóricas que se ofrecieron como primera solución pudieron haberse hecho viables. Sin embargo, los agricultores quedaron abandonados a su suerte, sin el apoyo de sus representantes políticos, luchando en solitario contra la siniestra e inexorable "presión de los mercados". En este caso y como era de esperar, Goliat fue el lógico vencedor. David tuvo que contemplar como las promesas y las esperanzas de futuro se convertían en humo. Humo que brotaba de la hoguera de la desidia administrativa, de la depredación empresarial y de la indiferencia política por los trabajadores que, sacrificando sus cultivos tradicionales, optaron por la especialización en las cosechas de tabaco. Un campesino maracenero, acequiero en otro tiempo, nos dijo en cierta ocasión:
"Ni el azúcar ni el tabaco eran cosas de la vega. Granada siempre ha comido de lo que crecía en su huerta y a eso tiene que volver. Eso ha sido siempre así, desde antes de los moros".
Torre de la factoría edificada siguiendo el estilo de cubierta típico granadino.
Desde la torre se ejercía control visual sobre el resto de las instalaciones.
Sobre los óculos vigilantes de la torre, la cubierta de estilo granadino sirve de soporte a una elegante veleta.
ALINEACIÓN DE SECADEROS JUNTO A UNA PLANTACIÓN DE TABACO PRÓXIMA A FUENTE VAQUEROS. Los campos con plantaciones de tabaco ocupaban gran parte de la Vega. Su explotación llegó a constituir una de las principales fuentes de riqueza de la provincia.
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