GEOGRAFÍA Y PAISAJE
Artículo: Milagros Soler Cervantes Fotografías: Jesús Vílchez
Vista general del pueblo de Paterna del Río, situado en las proximidades del paso natural entre Almería y Granada.
El municipio de Paterna del Río, en la provincia de Almería, está situado en las estribaciones de Sierra Nevada, dentro de la comarca de Las Alpujarras en una cota de 1.193 de altitud sobre el nivel del mar. Limita al norte con el municipio de Huéneja en la provincia de Granada. Al Sur, Este y Oeste con los pueblos almerienses de Alcolea (739 m. de altitud), Laujar de Andarax (921 m. de altitud) y Bayárcal (1.257 m. de altitud) respectivamente. Dista 71 Km. de Almería capital y cuenta con una superficie de 45 Km2, siendo la población aproximada de unos quinientos habitantes en el año 2010. Asentado en las estribaciones de la Alpujarra Baja, tiene al Norte tiene las cumbres de Sierra Nevada, de cuyo Parque Natural forma parte. Al Sur se eleva la Sierra de Gádor. Está localizado en una región montañosa con picos como el Chullo (2.612 m.), el Cerro del Almirez (2.517 m.), Morrón de Mediodia (2.758 m) o el Alto de San Juan (2.781 m.).
Forma parte de la ruta natural de acceso a las tierras del norte por Granada, Córdoba y Jaén a través del Puerto de la Ragua (2.038 m), que comunica las tierras de Almería con las granadinas de Guadix y el Marquesado de Cenete. El nombre de este paso de montaña es de origen árabe, y significa "confluencia de las aguas" (ragwa). Fue conocida hasta el año 1.914 como Villa de Paterna, según constatamos en distintos documentos oficiales anteriores a esa fecha. Su topografía está determinada por los barrancos y ramblas de los ríos Bayárcal (Oeste) y Paterna (Este), asentándose el pueblo en la ladera Este de la Cuesta de Los Sesteros, que desciende del pico Chullo (1.609 m.). Siguiendo el descenso de la cuesta de los Sesteros se encuentra la pedanía de Guarros, que otrora fuera asentamiento morisco. Los barrancos de Paterna y Bayárcal constituyen el paso natural hacia Guadix y los llanos del Cenete. El río Paterna baja con una fuerte pendiente formando un valle típico en uve, cruzando por el interior del pueblo y dividiéndolo en dos.
El pueblo está situado en la ladera Este de la península formada por los barrancos de los ríos Bayárcal y Paterna
Se ubica en las proximidades del paso natural entre Almería y Granada por el Puerto de la Ragua.
Barrancos de los ríos Paterna y Bayárcal que unen las tierras de Almería con las Granada, Córdoba y Jaén.
En su ladera Oeste se localiza la cuesta del Pico de la Gaviarra (2.164 m.), donde se encuentra el yacimiento minero de hierro con el mismo nombre (Gaviarra o Gabiarra). De él también se extraía limonita, oligisto micáceo y goethita. Su explotación dejó de ser posible cuando se declaró el Parque Nacional de Sierra Nevada (año 1.999), ya que entraba en conflicto con la normativa establecidas en el Plan Director de Parque Naturales. En el año 2010, la Junta de Andalucía se planteó su rehabilitación, con una dotación de 1.444.676 € del Fondo Especial del Estado para el Estímulo de la Economía y el Empleo (Plan E). Los trabajos se encargaron al Organismo Autónomo de Parques.
Su entorno tiene una topografía muy accidentada formada por numerosos barrancos con abundantes fuentes y arroyos procedentes de los deshielos de alta montaña. Algunas de sus aguas son ferruginosas, dada la proximidad a yacimientos de minerales de hierro. Tal es el caso de Fuente Agria, conocida desde la antigüedad por sus facultades curativas. Igualmente tienen fama por sus propiedades medicinales las afloraciones sulfurosas en los alrededores de la pedanía de Guarros, a cuatro kilómetros del pueblo. Sus beneficios para curaciones de la piel y el reuma tienen renombre en la comarca. Son también frecuentes las corrientes subterráneas. Entre los parajes más destacados cabe señalar los barrancos de Pradomocho, Los Murillos, Los Tejos y Las Sabinas.
Las fuentes y arroyos (algunos con aguas ferruginosas) son abundantes debido al deshielo de Sierra Nevada.
La organización de las calles y plazas mantiene la tradición del primer asentamiento musulmán, conservando todavía la antigua agrupación de la población en cuatro barrios: Alcudia, Harat Alguacil (Barrio del Castaño), Harat ben Muza (Barrio Alto) y Harat Albolot (Barrio del Castillo). A ellos hay que añadir la antigua alquería morisca de Huerros (Guarros), incorporada al término municipal en el siglo XVI. Esa distribución histórica ha quedado reflejada en su escudo. En él podemos ver cuatro granadas de oro que recuerdan su vinculación al Reino nazarí. Bajo ellas y en punta, unas franjas de plata onduladas representan al río Paterna, fuente de vida y riqueza para sus pobladores. A pesar de que se han ido produciendo mejoras en las comunicaciones, esas innovaciones no han contribuido al aumento en el número de habitantes.
En la evolución de su población observamos dos grandes momentos de inflexión a lo largo de la Historia. El primero se produce tras la conquista de Almería por parte de los Reyes Católicos y la rebelión morisca de las Alpujarras (1.568); el segundo, hacia la segunda mitad del siglo XX, tras la Guerra Civil española (1.936). En ambos casos, el descenso del paisanaje fue considerable, incidiendo de forma dramática en su economía. La repoblación planteada por los monarcas castellano-aragoneses al final de la Edad Media y principios del Renacimiento apenas palió el problema. El que se produjo tras la caída de la Segunda República (1.936) parece, hasta la fecha, irreversible. La cortijada Guarros en la actualidad cuenta con apenas noventa vecinos que la dejan prácticamente vacía durante los meses de invierno. Utilizada como zona residencial en los meses estivales, la especulación inmobiliaria lleva algunos años instalada en ella, lo que ha puesto en peligro la conservación de su patrimonio cultural.
Antiguas acequias, balsas o molinos han sido destruidas con absoluta impunidad. En estos momentos, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que cuenta con uno de los artesonados mudéjares más interesantes de la provincia, está en pleno proceso de destrucción. Lo mismo sucede con el palacete o antigua casa de recreo de la familia Rodríguez-Chacón. La incorporación de nuevos materiales en las construcciones modernas ha contribuido de forma trágica al deterioro del paisaje urbano de esos lugares. Otro ejemplo de este particular destrozo de un entorno de incuestionable interés cultural lo tenemos en la próxima construcción de un tanatorio junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de Paterna. Aunque desaprobado por la mayoría de sus habitantes, los terrenos propiedad de la iglesia, han sido vendidos a particulares para este fin, tal y como sucedió en el caso de la iglesia mudéjar de la pedanía de Guarros.
Iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Rosario en la pedanía de Guarros, en vía de destrucción. Artesonado de su iglesia.
Su economía actual se basa en la agricultura de montaña, el pastoreo y la ganadería. Cuenta con producciones de hortalizas, patatas, manzanas y castañas. El ganado es principalmente de caballos, reses, ovejas y cabras. Los muletos y los potros de este municipio llegaron a tener fama en las ferias de la región por su docilidad y fortaleza. Hasta tal punto estaba garantizada su venta en los mercados locales, que muchos campesinos compaginaban sus tareas agrícolas con la cría de estos animales. Desde la prehistoria, la agricultura y la ganadería han sido primordiales en la economía de Paterna.
Estas actividades han estado siempre fuertemente arraigadas en sus tareas para la supervivencia. La abundancia de agua y la variedad de sus pastos han sido elementos determinantes en este sentido. Los olivos, el trigo y el maíz también fueron cultivos tradicionales, como se constata en los numerosos molinos y almazaras que encontramos en sus inmediaciones. Su importante bosque de encinas aparece referido en documentos catastrales del siglo XV. Han quedado registradas tierras dedicadas a cultivos de regadío y de secano, así como áreas reservadas da pinares y árboles de ribera para la producción maderera. Hay también en sus tierras encinas con más de seiscientos años y castaños milenarios.
Castaños y olivos forman parte del paisaje agrícola de Paterna del Río.
La explotación de los recursos agrícolas se organiza a través de una serie de cortijos con grandes extensiones de terreno que se distribuyen por todo el municipio. De sus productos se abastecían las necesidades alimenticias del pueblo, siendo comercializado el excedente. Juan Herrera Sampedro nos informa en su libro "Villa de Paterna. Su historia y costumbres" (Almería, 2.002. pág.147), que existían unos cuarenta, estando entre los más conocidos el de Brado, Cacería, El Chaparral, La Fuentica, La Virgen del Carmen, La Veguilla, Lucero, Los Bonaya, Moratalla y La Rambilla.
También menciona los llamados La Alberca, Cañadizo, El Madroño, El Berro, El Cura, El Conejo, El Olcajo, El Presiguero, El Callao, Fuente del Espino, Juan de Jerónimo, Las Arenas, La Maja, La Estaca, Las Minillas, La Esperilla, Los Venaveles, Lolaver, Los Linares, Los Murillos, Los Tejos, Los Campos, Los Frailes, Mariano, Fuente Lucas, Collado y Cortijo Tejado. La chimenea que hay en el interior de la vivienda del ya desaparecido Cortijo Tejado sirvió durante muchos año como referencia para señalar las lindes entre Bayárcal y Paterna del Río.
Las patatas de Paterna del Río tienen fama por su calidad. Foto antigua de una familia campesina. Frutas silvestres.
Se cultivaba todo tipo de cereales, hortalizas, remolachas y patatas. En estos productos se fundamentan la mayoría de sus tradicionales recetas gastronómicas. Los cereales y las patatas se utilizaban entre los habitantes del pueblo como patrón de intercambio. El trigo cañivano era el cultivo por excelencia, hasta que fue parcialmente sustituido por los manzanos ya que su producción resultaba mucho más rentable. Las patatas de Paterna del Río eran muy apreciadas en Granada y Almería para ser utilizadas como simientes y en su uso culinario. Como simiente, un kilo de patatas llegaba a producir 300 Kg. de cosecha, llegando a recogerse hasta un millón de kilos en el año 1.959, cuando las secuelas de la Guerra Civil (1.936-1.939) todavía no había superado sus crisis de hambruna. Todos los miembros de la familia (hombres, mujeres y niños) participaban en esas tareas.
Camino de carros y ruinas de un cortijo en las inmediaciones de Paterna del Río.
La distribución de estos tubérculos se centralizaba en un único almacén, propiedad de las familias Soriano y Velázquez, al que los campesinos llevaban sus cosechas. Desde ahí se exportaban y distribuían a otros puntos de la comarca. La siembra de las patatas se producía en primavera y verano (Junio-Julio) y se arrancaban en Septiembre-Octubre, antes de las primeras heladas. Para sacar mayor rendimiento a los bancales, la siembra de las patatas tardías se hacía cuando ya se había segado el trigo.
Las tareas agrícolas se realizaban con arados tirados por caballerías o por yuntas de bueyes, dadas las condiciones del terreno. La llegada a mediados del siglo XX de tractores y maquinaria agrícola perjudicó este tipo de producción tradicional. El auge de los invernaderos del poniente almeriense hizo que los productos de Paterna dejaran de ser competitivos en el mercado. Muchos paterneros emigraron hacia las nuevas tierras de promisión, abandonando sus campos en unos cacos, y en otros reconvirtiéndolos en campos de almendros y olivos.
Las tareas campesinas y ganaderas constituían la principal fuente de riqueza de los habitantes de Paterna. Fotografías: Juan Herrera Sampedro
Dentro de las características más destacadas de Paterna del Río está la de su estratégica ubicación en una zona de paso entre regiones que han explotado distintos recursos naturales a lo largo del tiempo. Durante etapas prehistóricas ponía en comunicación las diferentes vías de los metales. Tenía una importante red de caminos reales que eran utilizados para la trashumancia del ganado que buscaban la temporalidad de los pastos en primavera y otoño. De esos caminos aún quedan tramos con restos de empedrados, que no se usan en la actualidad. Podemos tener conocimiento de algunos de ellos en el catastro de Marqués de la Ensenada (1.572). Tenía otros accesos para carros y caballerías dedicadas al trasporte, tanto de mercancías como de viajeros. Actualmente se llega a Paterna a través de la autovía A-92 tomando su derivación comarcal A-1075 hasta a la A-348 en dirección a Santa Fe de Mondújar-Laujar de Andarax.
Paisaje en los alrededores de Paterna del Río. A la izquierda, restos del castillo.
Iglesia mudejar de San Juan Evangelista (siglo XVI ). Calle morisca del pueblo.
Zona de recreo de Fuente Agria, próxima al pueblo de Paterna del Río.
Cota del castillo de Paterna del Río y control visual desde el mismo. Al fondo puede verse el pueblo.
Por su característica de pueblo de montaña, los paisajes son de una belleza incuestionable. Abundantes nacimientos de agua y numerosos riachuelos han permitido en algunos casos crear zonas de recreo como la de Fuente Agria. Sus alrededores son ruta ineludible de los amantes del senderismo. También merecen visita lugares históricos como la iglesia de San Juan Evangelista o la de Nuestra Señora de los Remedios. No exageraban los viajeros románticos del siglo XIX ni los poetas nazaríes cuando hablaban de la belleza de estas tierras. Ni se equivocaba la reina Morayma cuando eligió estos parajes para que sus restos mortales descansaran eternamente en ellos. Tal vez porque así se imaginaba el paraíso prometido por el Profeta. Y seguramente no se equivocaba.
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