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CATEDRAL DE LA ENCARNACIÓN DE
LA VIRGEN
1 - PRECEDENTES HISTÓRICOS
Con la ocupación del Reino nazarí de
Granada por parte del ejército de los Reyes Católicos
(1492)
se dio por terminado el periodo de la Reconquista en la
Península Ibérica. Tres años antes, en el mes de diciembre de 1489,
la ciudad de Almería se había rendido a las tropas cristianas sin
presentar apenas resistencia.
Desde que se firmaran las
Capitulaciones de Vera en junio de 1488, los asesinatos, las
intrigas y el derrotismo de la aristocracia musulmana se habían
convertido en el mejor aliado de los castellano-aragoneses en su
camino hacia la victoria. Sucesos como la traición de
Yahya Alnayar (1485) hacían prever
que el triunfo de la Cruz sobre
la Media Luna era sólo cuestión de tiempo. Siendo éste Alcaide de la
ciudad, prometió entregarla a los cristianos a cambio de cuantiosas
sumas de dinero y beneficios personales. Tras el sitio
de Baza, las plazas de Guadix y Almería serán sometidas
definitivamente al yugo de Isabel y Fernando.
"Rendición de
Granada" pintada por Francisco Pradilla.
En los tratados firmados para la paz
fueron muchas las concesiones que se otorgaron a los árabes
derrotados. Se les
permitiría mantener costumbres y religión, sus tribunales de justicia
y la mayoría de sus derechos individuales.
Además, se les brindaba la posibilidad de exiliarse, abandonado el
territorio si así lo deseaban. Era una fórmula para facilitar que
se marcharan los elementos más conflictivos de la resistencia
musulmana. Nada de esto se cumplió y las rebeliones se sucedieron
una tras otra, siendo
siempre sofocadas y reprimidas con incruenta violencia.
La cristianización de los nuevos territorios
adquiridos fue considerada tarea prioritaria, entendida como
recurso para el sometimiento a través de la ideología. Muchas de las mezquitas
fueron destruidas para edificar en su lugar iglesias y catedrales.
Desde estos lugares de culto se imponía e impartía la religión de los
vencedores. La repoblación con gentes emigradas desde el norte de la
Península fue otra forma de contrarrestar la influencia que el mundo
islámico todavía tenía en Al-Andalus.
Los mudéjares
fueron maltratados y masacrados tras la conquista.
2 - OBISPOS Y ARQUITECTOS
DON PEDRO GONZÁLEZ
DE MENDOZA
Retrato del Cardenal Mendoza
Atribuido
a Manuel Peti Vander |
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Una de las primeras resoluciones que
dictaron los monarcas fue la autorización al cardenal
Don Pedro González de Mendoza, hijo de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, para organizar
los obispados de la comarca. Bajo el amparo de las Bulas del
Papa Inocencio VIII y el apoyo incondicional de la reina Isabel I,
inicia la
construcción de iglesias y parroquias. Las
mezquitas más importantes fueron sustituidas por grandes templos o
catedrales,
cuyos mandatarios se quedaron con las rentas, casas y huertas
que habían sido propiedad "de los
moros".
En época musulmana, los bienes que los creyentes
donaban a las mezquitas eran administrados por el alfaquí de la
villa, que tenía la responsabilidad de arrendarlos para sacar de
ellos mayor beneficio. Los Reyes Católicos adaptaron esta forma y el
patrimonio confiscado a los vencidos pasó a ser administrado por las
llamadas "fábricas" de las distintas iglesias. Con esas riquezas
sustraídas se financiaron los nuevos clérigos.
Siguiendo esta estrategia de ejercer el poder político a través
del sometimiento religioso surgió la necesidad de construir la primera catedral de Almería. Se erigió
sobre los restos de la Mezquita Mayor de la Almedina, fundada en el
año 965 por el califa Alhaquem II. En su concepción y planta se
parecía a la Mezquita Mayor de Córdoba. El día 22
de septiembre del año 1522 un gran terremoto, con epicentro en el
Mar de Alborán, causó más de mil muertos destruyendo la mayoría de
las casas de Ugíjar (Granada) y Almería. La catedral sufrió daños
irreparables que la dejaron parcialmente inhabitable. En el siglo XVII sobre sus ruinas
se levantó la iglesia de San Juan Bautista, que ha llegado hasta
nuestros días. La iglesia de San Juan tuvo que ser restaurada
a mediados del siglo XX, como consecuencia de los efectos que dejara
en ella la Guerra Civil española (1936).
FRAY DIEGO FERNÁNDEZ DE VILLALÁN
El día 17 de julio del año 1523 el Papa Adriano IV nombra
a
Fray Diego Fernández de Villalán
obispo de Almería a instancias del heredero de los Reyes Católicos, Carlos V. El 10 de
noviembre de ese
mismo año toma posesión, por poderes concedidos por
el deán de la catedral Don Francisco Ortega.
El cardenal Mendoza presenta a Cisneros a la
reina Isabel I de Castilla. |
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Natural de Valladolid, era predicador de los Reyes
Católicos y amigo del Cardenal Cisneros, confesor de la reina. A su vez, Cisneros había sido
presentado a Isabel I de Castilla por el impulsor de la primera
catedral, Don Pedro Fernández de Mendoza. Diego Fernández de Villalán
se traslada a la
capital apenas cuatro
meses después de tomar posesión de su cargo,
convirtiéndose en el primer obispo que fija su residencia en ella.
Con carácter inmediato se planteó organizar la Diócesis, para lo que
proyecta la construcción de numerosos templos. Desde ellos se
controlarán y adoctrinaran a los "nuevos
cristianos" que, de origen musulmán o judío, habían adoptado la fe
católica. El propósito era facilitar y hacer posible la convivencia dentro
de la triunfante sociedad católica. Continuaba así la obra
emprendida por el obispo Don Pedro González de Mendoza.
Barcos piratas berberiscos.
Al fondo, sierra de Laujar (Almería) |
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En un difícil contexto social, tiene que
enfrentarse a una población con gran número de cristianos conversos,
mercenarios y soldados de fortuna que expoliaban a los habitantes de
la región, sumida en la más absoluta pobreza tras un
largo periodo de guerras. Por otra parte, los piratas berberiscos
asaltaban reiteradamente el litoral almeriense. Para poder enfrentarse a todas estas
dificultades, reparte cargos de importancia entre familiares y
amigos, llegando a conformar un grupo autoritario de poder,
del que Villalán era el dirigente indiscutible.
Carlos V con Isabel de Portugal |
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Con sus buenas dotes de organización y bajo la protección del
emperador Carlos
V conseguiría grandes logros. La maltrecha
economía con la que se inició el siglo XVI se benefició de los
cambios introducidos por el obispo, incentivados principalmente por
su empeño en construir la nueva catedral. En ese proceso tuvo
trascendental importancia el nombramiento de Don Pedro Maldonado,
como responsable de la reestructuración de la economía eclesiástica.
Viajará por toda la diócesis inspeccionando, corrigiendo y
aumentando los impuestos de la población morisca y de la nobleza
local.
Villalán tuvo que enfrentarse y
reconducir algunos Señoríos de la región. Los nobles de más de
cincuenta dominios disfrutaban, por concesión papal, de los diezmos de
las iglesias asentadas en sus
territorios. Además, tenían la potestad de efectuar nombramientos en
ellas, administrándolas a su libre albedrío y con absoluta
independencia. Algunos de estos litigios llegaron a tal grado de
exacerbado enfrentamiento, que se hizo necesaria la intervención del Papa y
del
emperador. Fueron
destacados los que tuvo con Doña María de Luna marquesa de Águila
Fuente, Don Luís Sotomayor de Haro, marques de Carpio y Morote
(Sorbas y Lubrín, 1527) y Don Pedro
Fajardo, marqués de los Vélez. En este último caso el conflicto durará más de cuatro años,
finalizando con la intervención del
Papa Clemente III en el año 1531.
Sepulcro del obispo Villalán
(Catedral de Almería) |
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A cambio de cobrar parte de los
tributos recaudados en las parroquias, los nobles tenían la
obligación de contribuir en la construcción de nuevas iglesias y el
mantenimiento del culto. Sin embargo, se desentendían
abiertamente de este compromiso con excusas difícilmente aceptables.
Fernández de Villalán, aprovechando un viaje de Carlos V a Granada
(1526), le expuso la situación en un extenso informe donde se
detallaba el estado lamentable de las iglesias de su Obispado. La
carencia de templos, además de restar influencia política a la
Corona, justificaba y fomentaba el absentismo a los cultos de los
nuevos cristianos. En muchos lugares se pasaban años enteros sin
que se oficiara una misa.
PULSAR
IMAGEN PARA AMPLIAR
Capilla
del obispo Villalán con su sepulcro en el centro. |
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Carlos V en ese mismo año ordena que en el
plazo de dos meses, a partir de la fecha de publicar su decreto, se inicie
la edificación de los templos que obligaba la bula del Papa
Alejandro VI. La respuesta de los nobles afectados fue la de adaptar
antiguas mezquitas al culto cristiano (Doña María de Luna, marquesa
de Águila Fuente) o de presentar proyectos que
nunca llegaban a realizarse (Don Pedro Fajardo, marqués de los
Vélez). Algunos, ni siquiera llegaron a
contestar. Villalán vuelve a informar al Emperador de tales desidias
y desacatos. Éste dicta en Toledo una nueva ejecutoria: En un
año deberían estar terminadas las obras comprometidas. De no ser
así, las rentas de tercios les serían confiscadas para ese fin.
Villalán se preocupó por terminar con ciertos
privilegios y costumbres cuyas prácticas desprestigiaban a los religiosos
de la
época. Contundente y decisiva fue la resolución de prohibir la fiesta
del "obispillo". Consistía en una reunión de los
clérigos de Almería
en el coro de la catedral el día 6 de diciembre, onomástica de San
Nicolás de Bari. Con disfraces y fingiendo pertenecer a profesiones
licenciosas, designaban a uno de ellos que ejercería de "obispillo"
hasta la misa del día de los Santos Inocentes. Bajo pena de
excomunión condenó la celebración del evento, que dejó de llevarse a
cabo sin ninguna manifestación de protesta. Para compensar las
presuntas pérdidas del cambio, donó de su propio dinero (un ducado anual) para pagar al mejor predicador de la
ciudad. Éste se encargaría de realizar el sermón del día de los
Inocentes en la catedral.
Escultura con el retrato de Villalán. |
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El canónigo doctoral Diego Marín,
contemporáneo del obispo, decía de Villalán que era "hombre de gran
ingenio, cristiano en sus obras y palabras y zelador de la iglesia".
Se manifestó como un buen administrador de las finanzas
eclesiásticas y un severo controlador de los diezmos, así como de
que los nobles temporales cumplieran sus obligaciones con las
parroquias a su cargo. Ordenó las heredades promoviendo censos que
regulaban las rentas. Protagonizó enfrentamientos con el arzobispo
de Granada y el Cabildo de Almería. Sus costumbres eran austeras,
como correspondía a su formación franciscana y su carácter
marcadamente autoritario. No obstante, debió disfrutar de prestigio
intelectual, ya que fue invitado a pronunciar la oración fúnebre de
Gonzalo Fernández de Córdoba, "El Gran Capitán", cuando fue
enterrado en Granada.
Según las crónicas de la época padeció
de "perlesía", una parálisis que pudo estar ocasionada por debilidad
muscular. Eso le impidió firmar documentos al final de su vida, para
lo que designó a Don Luís de Zamora, que rubricará sus últimas
disposiciones. Por su enfermedad no pudo asistir al Concilio de
Trento al que fue invitado expresamente por Carlos V. En marzo de
1556 se empiezan a preparar sus pompas fúnebres, deduciéndose
de este hecho que para esas fechas su estado de salud debía ser
grave. El día 7 de julio de ese mismo año falleció, a los 90 años de
edad y más de treinta años de episcopado.
Por expresa voluntad, recibió sepultura
en la Capilla del Cristo de la Escucha, en el ábside de la Catedral.
En su sepulcro de mármol de Macael, atribuido a Juan de Orea, puede
leerse en su epitafio:
DOMS
FRATER DIDACUS FERNANDEZ DE
VILLALAN
HUIUS SANCTAE ECCLESIAE
EPISCOPUS QUARTUS
HIC IACET IN GELIDO MARMORE
CLAMORE CLAUSUS HUMO
QUI HANC ECCLESIA MAGNO ANTEA
TERREMOTUS DIRUTAM
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Sepulcro de Fray
Diego Fernández de Villalán,
Cuarto Obispo de
la Reconquista en Almería.
ANTONIO CORRIONERO BABILAFUENTE
Antonio Corrionero Babilafuente será el designado
para suceder a Villalán. Nació el prelado en Babilafuente, lugar perteneciente
a la diócesis de Salamanca. En su
universidad alcanzó el grado de Maestro de Teología. De allí
pasó a ocupar la canonjía de la Catedral de Zamora, donde gano
fama como predicador y teólogo. Felipe II se fijó en él para
formar parte del grupo de religiosos que debían acompañarle en
su viaje Inglaterra. Fue tan destacada su actuación en la
El emperador Felipe II
Pintado por Alonso Sánchez Coello |
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lucha
contra el avance del protestantismo, que cuando falleció Villalán, el rey no dudó en concederle el complejo obispado de
Almería. Tras pagar la tasa de ochenta florines, tomó posesión
de su cargo bajo el pontificado del Papa Paulo IV (1557).
El día 27 de marzo de 1558 inicia su gobierno, que durará hasta
el momento de su muerte, el 13 de mayo de 1570.
Escudo del obispo Antonio Corrionero |
Dibujo del escudo del obispo Corrionero |
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Como le sucediera a su
predecesor, llegó a Almería rodeado de parientes cercanos entre
los que repartió
cargos. Ambos destacaron en su empeño por erradicar a los
moriscos
andaluces en guerras declaradas. Las ausencias de Almería del
nuevo obispo fueron muchas y prolongadas.
Recién iniciado su mandato inaugura y bendice la iglesia de
Santiago Apóstol construida por el marqués de los Vélez, resultado y colofón del enfrentamiento
sostenido entre éste con Villalán.
Participa
activamente en el Concilio de Trento, del que posteriormente
ignorará las directrices que en él se impusieron. Intentó con
vehemencia controlar y reprimir el
problema de los rebeldes moriscos. Si bien reconoce que se producen abusos por
parte de ciertos clérigos, alega en su defensa que existían
falsos conversos y la desconfianza sobre las intenciones de los
sometidos
era grande.
No cree en la integración sincera de este grupo de
población, por lo que escribe a Felipe II pidiendo su
intervención en este asunto. Pide una nueva provisión real y los
medios para que se lleven a cabo las anteriores, ordenadas por
los Reyes Católicos y Carlos V. Propone, entre otras medidas, la
prohibición de ropas de uso moro, abandono del idioma
árabe, impedimento de entrar o permanecer en el Reino de Granada
a miembros
de la Bebería, no permitir esclavos negros a los moriscos,
supresión de todos los ritos públicos de religión árabe y que
todos los hijos de nobles musulmanes vayan a estudiar y formarse
en Castilla la Vieja.
Concilio de Trento pintado por Tiziano
Tuvo lugar entre 1545 y 1563.
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Tanto el obispo de
Granada (Pedro Guerrero y Melchor Álvarez de Vozmediano) como Corrionero,
extremaron las formas de severo control contra los árabes
recién vencidos. Ello contribuyó sin duda a que se produjera un
importante levantamiento para defender sus últimos privilegios.
Las capitulaciones de Granada, aunque dejaban ciertos derechos a
los musulmanes derrotados, forzó bautismos a los mudéjares y exilios forzosos. El impedimento de
ceremonias religiosas en público, como bodas
y entierros o la prohibición de llevar la ropa de sus mayores,
colmaron las medidas de la desesperación.
El primer levantamiento
en Granada tras la Reconquista se produjo en el barrio del Albaycín
(1499), en la comarca de Níjar y la Sierra de
los Filabres de Almería un año después. En 1500 se firman las capitulaciones
de Tabernas. En 1502 se decreta la pragmática por la que se
ordena la conversión obligada al cristianismo o el destierro de
los reinos cristianos. La represión cristiana contra estos
levantamientos fue cruenta e inmisericorde. Más de 35.000
mudéjares y moriscos tuvieron que abandonar el Reino de
Granada; se ignora el número de muertos que pudieron serlo en la
contienda.
No se sabe con
seguridad si fue el obispo Corrionero quien consagró la Catedral
de Almería. Durante su mandato se llevó a cabo la
realización por Juan de
Orea de la sillería del coro, en madera
de nogal de estilo plenamente renacentista. También se remodela
la Capilla Mayor y se construye el tabernáculo y los púlpitos.
Le sobrevino la muerte en la ciudad de Almería antes de que finalizara
la guerra contra los moriscos, el 13 de Mayo de 1570. Por su
expreso deseo, fue enterrado en la Capilla de Nuestra Señora de
la Piedad, en un sepulcro de piedra de
alabastro. En su epitafio,
ordenado por su sobrino Alfonso Ruano, canónigo de la catedral
de Córdoba, puede leerse:
1
2
1.-
Capilla de Ntra. Sra. de la Piedad. En
ella está enterrado el obispo Corrionero.
2.-
Sepulcro del obispo Corrionero en la
Capilla de Ntra. Sra. de la Piedad
Texto en latín escrito en su lápida
6 |
DOMINO,
DOMINO, DOCTORI D. ANTONIO
CORRIONERO,
VIRO
CLARISSIMO PATRI, OPTIMO PASTORI
ALMERIENSI,
BENIGNISSIMUS DOMINUS ALFONSUS
RUANUS CORRIONERO,
CANONICUS CORDUBENSIS, EX
FRATRE NEPOS AMORIS,
ET
PIETATIS ERGO POSUIT.
ANGLICA
QUE COMITE VIDERUNT REGNA PHILIPI.
TRENTINIQUE PATRES QUEM FIDEI COLUMEN,
PASTOREM
IN REDITU VIGILEM ALMERIA SALUDAT.
HANC
FOVET ILLE PRECUM MUNERE, VOCE, MANU.
DECUMBIT
MISERIS, DUM DECUMBENTIBUS ASTAT.
HIS BONA
IUS DUCIT DICERE. DIXIT. OBIT.
COELO
MATURUS, TERRAE DAT CORPUS EDACI;
AST
ANIMUM MENSIS INTULIT ATHEREIS.
OBIIT ANNO SALUTIS 1583, DIE PRIMA
MENSIS MAII.
AETATIS
SUAE
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JUAN DE OREA
El Renacimiento
surge en Italia en el
siglo XIV y se extiende por Europa en los siglos XV y XVI.
Nace como respuesta estilística al arte gótico con el que termina
la Edad Media. Hasta entonces, las sociedades se habían regido por
las directrices políticas e intelectuales marcadas por la nobleza
feudal y la Iglesia, que fundamentaban su economía en la explotación
de los recursos agrícolas. Las teorías humanistas, en las que la
individualidad y la figura humana se convierten en el eje de toda
filosofía, influyen en la forma de concebir todas las
manifestaciones culturales.
Hombre de Vitruvio
Dibujo
de Leonardo da Vinci |
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Cristóbal Colón descubre América en 1492 |
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En Alemania Lutero iniciará la
Contrarreforma rompiendo la unidad del catolicismo religioso, no
cuestionada hasta entonces. En España la Corona de Castilla
financia el viaje de Colón, que partiendo de Palos de la Frontera
(Huelva) culmina con el descubrimiento de América. Este hecho
inicia una etapa de expansión para la cultura europea a la que se
incorporarán Portugal e Inglaterra y se consolidan los
nacionalismos. Las instituciones políticas se centralizan y la
economía se transforma en mercantil y urbana.
Los artistas
renacentistas toman conciencia del valor
que tiene lo peculiar de su obra, apartándose definitivamente del
anonimato medieval. Empiezan a preocuparse por descubrir leyes de
perspectiva y nuevas técnicas de construcción. El genio y la
personalidad del autor deben quedar reflejados en sus creaciones. En
Arquitectura se desarrolla la construcción de importantes edificios
religiosos y civiles que se financian gracias al mecenazgo de los
grandes señores.
Entre los elementos que cobran importancia figuran
los "sustentantes" (columnas y arcos de medio punto, tomado de la
tradición romana) y los "sustentados" (bóveda de cañón, desarrollada
a través del arco de medio punto, y las cúpulas). Los elementos
decorativos incorporan almohadillados, frontones, pilastras,
grutescos, medallones, pórticos y decoraciones heráldicas en las que
se colocan los blasones y escudos de aquellos que han hecho posible
la edificación del monumento. En este contexto socio-cultural se
incorpora Juan de Orea al proyecto de la construcción de la catedral
de Almería.
Palacio de Carlos V, obra de Pedro Machuca |
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Pedro Machuca
Medallón en la fachada del Museo del Prado |
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Se desconoce el lugar y el año de
nacimiento de Juan de Orea. Sabemos que vivió en Granada y emparentó
con Pedro Machuca, del que era yerno. Colaboró con él en la
realización del Palacio de Carlos V de Granada, diseñando los
relieves de la fachada principal. En ellos se glorifica la figura
del Emperador. Continuará en ese proyecto durante el reinado de
Felipe II. En Granada también realiza la fachada de la Iglesia de
San Pedro y San Pablo y la sillería del coro del convento de Santo
Domingo. En el año 1556 compite con
Andrés de Vandelvira, Diego de
Vergara, Luis Machuca y Hernán Ruiz para terminar las obras de la
Capilla Real de la catedral de Sevilla, que se encargaran a
Hernán Ruiz.
Juan de Orea pudo llegar a la capital
almeriense alrededor del año 1550. En Almería contrae matrimonio por
segunda vez con Ana Corral. Hijos de ambos pudieron ser Martín de
Orea, nombrado secretario del Cabildo (1530) y Juan de Orea,
Sacristán de Vélez Rubio (1569). Ya consta su residencia en esa
ciudad el año 1553 según las cuentas de Cristóbal de Albeda,
administrador del Hospital Real de
Santa María Magdalena. Informa que le fueron pagados cincuenta
ducados por una sobre escalera que hace para el edifico. En 1556 el
Cabildo lo nombra maestro de obras de la catedral y de las demás
iglesias del obispado. Sabemos que siguió en ella hasta 1569, fecha en
la que solicita el puesto de maestro de obras de la Iglesia Real de
Sevilla, tras el fallecimiento de Hernán Ruiz.
LA OBRA DE JUAN DE OREA EN
ALMERÍA
Iglesia de Santiago Apóstol
Fachada principal de
la iglesia de Santiago Apóstol diseñada por Juan de Orea
Dos ángeles
sostienen cartelas con la inscripción ALANUS CUARTO, identidad de
Villalán
En el centro, una
imagen de Santiago Matamoros ataviado con ropas semejantes a las del
emperador
Escudo del obispo
Villalán, en la fachada principal de la iglesia de Santiago
Hospital de Santa
María Magdalena, conocido actualmente como Hospital Provincial de
Almería
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LA OBRA DE JUAN DE OREA EN
GRANADA
Palacio de Carlos V
Alhambra: Dibujo
Palacio de Carlos V
Palacio de Carlos V
en el año 1885
Palacio de Carlos V
a finales del siglo XX
Bajorrelieve en la
fachada principal del Palacio de Carlos V
IGLESIA DE SAN PEDRO Y SAN
PABLO
PULSAR IMÁGENES PARA AMPLIAR
Iglesia
de San Pedro y San Pablo
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Orea será el arquitecto que introduce y
consolida definitivamente el
Renacimiento en la provincia de Almería. En la capital interviene en
varias actuaciones, como es el caso del
Hospital Real de Santa María Magdalena (seguramente con el
cargo de supervisor de obras) y en la Iglesia
de Santiago Apóstol con un impresionante altorrelieve del
apóstol Santiago a caballo. Se asemeja a otra iglesia del mismo
nombre construida por el arquitecto en el municipio de Vélez Blanco
(Almería). Su obra más significativa será la
Catedral de la Encarnación de la Virgen en Almería, bajo el
impulso y la protección del obispo Diego Fernández de Villalán.
Cuando en el año 1576 muere el maestro
mayor de la catedral de Granada, Juan de Maeda, el Cabildo designa
como sucesor a su hijo Asensio de Maeda. En ese momento se
encontraba dirigiendo las obras de la catedral de Sevilla, por lo
que envía una carta declinado el cargo y ofreciendo como candidatos
a Juan de Orea, Lázaro de Velasco y a Francisco del Castillo. En el
tribunal formado para tomar la decisión, Francisco del Castillo es
desestimado, produciéndose un empate entre Orea y Velasco.
Finalmente el nombramiento recaerá sobre Lázaro de Velasco.
Orea interpondrá un pleito que hará abandonar al titular,
encargándose él de la dirección, que solo ejercerá durante un año,
pues fallece en Granada en el año 1581.
3 - ENTIDAD DEL EDIFICIO
DIFICULTADES DE LA
FINANCIACIÓN
La construcción de una catedral en
Almería rigió la vida y la obra del obispo Diego Fernández de Villalán. Para conseguir su objetivo tuvo que enfrentarse a la
pobreza en la que vivía inmersa la población de la comarca y someter
la rebeldía de los nobles almerienses. Éstos se opusieron
enérgicamente a la injerencia del clero en sus asuntos económicos
planteando una ardua batalla contra el
creciente poder de la Iglesia en sus feudos.
Escudo del obispo
Diego Fernández de Villalán en la entrada principal de la catedral.
Los habitantes de Almería querían que el
gran templo se construyera en la Almedina, lugar en el que estuvo
ubicada la Mezquita Mayor y posteriormente la primera catedral
iniciada por el obispo Don Pedro González de Mendoza y que fue destruida por
el terremoto de 1522. Rehuyendo de cualquier idea que supusiera
continuismo respecto a sus predecesores, Diego Fernández de Villalán
se empecinó en conseguir que se erigiera en un espacio que nada
tuviera que ver con edificios emblemáticos anteriores. La obra tenía que
vincularse, desde su inicio hasta su finalización, solamente a su
nombre. La nueva catedral tendría que estar solamente asociada a la
persona de su fundador. Su
escudo se colocará, como sello incuestionable de autoría, en las dos
fachadas renacentistas, sobre la entrada de la sacristía, en una
capilla del ábside y en uno de los torreones defensivos de poniente.
ESCUDOS DEL OBISPO
DIEGO FERNÁNDEZ DE VILLALÁN EN LA CATEDRAL DE ALMERÍA.
Escudo del Villalán
con los cuatro lebreles que aluden a su apellido: Villadecan.
A finales del siglo XII
la necesidad de identificar ejércitos dio lugar a la
creación de imágenes para la diferenciación emblemática
de los mismos. Esa señas, reflejadas en escudos y
armerías fue posteriormente adoptado por familias las
familias aristocráticas, órdenes religiosas y altos
mandatarios de la iglesia.
En las instancias
eclesiásticas el capelo era uno de los timbres más
utilizados. Lo pondrá de moda el clero italiano a lo
largo del siglo XIV. Consiste en un sombrero de ala
ancha sujetado por cordones de seda terminados en
borlas, cuyo número dependerá de la importancia del
cargo.
Los colores también
asumieron responsabilidad diferencial. El rojo púrpura
era el utilizado por los cardenales y el verde (sinople)
por arzobispos y obispos. En el año 1832 la Sagrada
Congregación del Ceremonial reguló por decreto el número
de borlas con las que habrían de adornarse las
dignidades de la iglesia: Quince utilizarían los
cardenales, diez los arzobispos, seis los
obispos, tres para los deanes, chantres, abades y
canónigos y uno para los sacerdotes.
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La utilización de
imágenes de animales era frecuente en los escudos
nobiliarios. Sus virtudes eran asociadas a la persona,
familias o grupos que los incluían en sus blasones.
Los lebreles que aparecen en el escudo del obispo Villalán aluden a su lugar de procedencia (Villacán); el
hecho de llevar un collar simboliza la fidelidad del
clérigo a su príncipe o emperador. También vienen a
indicar la fiereza en la lucha y el valor a la hora de
enfrentarse a los peligros.
En el caso del obispo
Corrionero Babilafuente, el ciervo junto a la fuente
alude al cristiano que acude a beber el agua de la
verdad de Cristo.
Salmo 42 de David: Así
como ciervo anda en pos del agua, así mi alma anda en
pos de tI, Señor
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Escudo ubicado
sobre la puerta de la
fachada principal. Dos ángeles tenantes lo
sujetan por los cordones de salen del
capelo recogiéndose sobre el cuerpo de ambas figuras. |
Escudo bajo capelo,
cordones entrelazados y colgantes de sinople con diez
borlas cada uno, correspondiente al grado de arzobispo.
Fuente: etimologias2004.blogspot.c
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Puerta
de los Perdones
Escudo de la fachada
norte sobre la Puerta de los Perdones. Solo aparece un cuartel
con los dos lebreles del apellido Villalán. En el cuello muestran un collar
significando súbdito fiel. |
Escudo sobre la puerta
de la Sacristía, visible desde el mismo momento en el
que se entra en la catedral. Presenta capelo y cordones de sinople
entrelazados anudados
en diez borlas a cada lado (arzobispo)
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Cristo de la Escucha
o
"Cristo de Villalán" |
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A tal grado llegó la presión de la
aristocracia almeriense en sus reivindicaciones contra el
vallisoletano, que en 1534 el Emperador ordenó paralizar los
trabajos y solicitar información sobre lo que estaba aconteciendo.
Contando con el apoyo del ejército en plaza y la mayoría de los
jueces, consiguió del soberano una resolución favorable para su proyecto.
Su principal opositor era el conde de Tendillas, pues sostenía que
la catedral sería mucho más fácil de defender dentro de la Almedina.
Villalán alegó que el templo era en sí una fortaleza y que
reforzaría la zona de la Musalla.
El día 4 de Octubre de 1534, onomástica
de San Francisco, fundador de la orden en la que el obispo tomara
sus votos (Orden de los franciscanos), una regia procesión salió de la iglesia que lleva nombre
de este santo, encabezada por Villalán. Cuando llegaron al lugar
en el que habría de edificarse la catedral, fue colocada
solemnemente la primera piedra. El 28 de ese mismo mes, donde hoy se
encuentra la Capilla
Mayor, se colocó un gran crucifijo de madera para que presidiera las
obras, según
dictaba la costumbre.
Edificada en el centro de la antigua
medina árabe, la necesidad de terreno hizo imprescindible el derribo de
muchos edificios, la mayoría de ellos casas moriscas. Sufragando con
los diezmos eclesiásticos, todas fueron compradas por el obispo, tal
y como queda reflejado en distintas actas notariales de la época. Villalán levantó su catedral en el mismo corazón de la antigua
ciudad árabe.
Sepulcro del Obispo Villalán |
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La financiación no resultó ser cosa
sencilla. La Corona y la nobleza local estaban obligadas a
contribuir con los diezmos que percibían de la Iglesia, según los
dictados papales. Sin embargo ponían dificultades y excusas para su
envío, por lo que el retraso en los pagos solía ser frecuente. El
Cabildo
aportó los beneficios obtenidos de su fábrica y el
obispo Diego Fernández de Villalán donaba anualmente de sus
rentas personales
aproximadamente unos dos mil ducados.
Es cierto que parte
de este capital debía ser entregarlo por imposición episcopal desde su
nombramiento, pero la cifra resulta excesiva según el criterio de algunos
historiadores especialista en el tema. Las limosnas de los
almerienses también fue una importante fuente de ingresos. La
actividad en el ciudad generada por tan magna empresa ayudó a
combatir la pobreza de muchos obreros y artesanos de la diócesis. En
las obras parece que fueron evitadas las contrataciones a moriscos. Por
deseo expreso del obispo, Cristóbal de Abelda, Pedro de Gámez
y Luís Zamora fueron los responsables de la administración y
organización económica de la obra.
La construcción de la catedral duró
treinta y cinco años. Ocupó una superficie de más de cinco mil
metros cuadrados, siendo concebida como un templo-fortaleza en la
que pudieran refugiarse los habitantes de Almería, en caso de
ataques piratas y rebeliones de los moriscos y árabes insumisos. Si bien la
Alcazaba cumplía también ese cometido, el templo en la villa se
convirtió en una especie de ciudadela en la que, física y
espiritualmente, se brindaba protección
a cuerpos y almas. Aunque no llegó a verla totalmente terminada,
Diego Fernández de Villalán tuvo la satisfacción, antes de su
fallecimiento, de poder cantar en ella el primer Te Deum.
Escudo
de la fachada norte, sustentado por un águila con las
alas extendidas.
Fuente:
www.fuenterebollo.com
SIMBOLOGÍA Y
FUNCIONALIDAD
No se tiene la certeza del nombre del
arquitecto que dibujó la planta de la catedral, aunque algunos
investigadores la atribuyen a Enrique Egas y otros a Diego de Siloe.
También se han detectado influencias de Rodrigo Gil de Hortañon,
autor de la catedral de Segovia o la Universidad de Alcalá de
Henares. Se concibió como una fortaleza con torres y
murallas capaces de repeler ataques de artillería. Además de servir
para el culto, complementaba las funciones defensivas de la Alcazaba
contra las agresiones piratas dirigidas desde el mar o la de
moriscos sublevados que podían atacar desde el interior. Predomina en
su construcción el gótico tardío, aunque sus fachadas
principales, la sacristía y el lucernario están realizados al uso renacentista. Seguramente esta inflexión de estilos coincide
con la incorporación como director de la obra del arquitecto Juan de
Orea, que trabajó en la catedral desde 1555 fecha en la que es
contratado por el obispo Diego Fernández de Villalán, hasta el año
1572.
Existe la
opinión de que la singularidad de la catedral de Almería consiste en
ser la única catedral-fortaleza de la Península. Conviene decir que
la idea de iglesias fortificadas tiene notables precedentes en
Europa que se remontan al Románico. Entre los ejemplos más conocidos
citaremos la catedral de Sainte-Cecile (Francia) y la catedral
de Guarda (Portugal). En España contamos con la catedral de Ávila,
la de Sigüenza y la de Tuy. Lo que diferencia a la catedral de
Almería de todas las anteriores es que éstas se proyectan como
templos fortificados y la almeriense se plantea
desde sus orígenes como un espacio fortificado en el corazón de la
antigua medina necesario en la
ciudad, que además debería servir también como catedral.
CATEDRALES-FORTALEZAS
Catedral
fortaleza de Albi (Francia)
Catedral
fortaleza de Guarda (Portugal)
Catedral
fortaleza de Ávila (España)
Catedral
fortaleza de Sigüenza en Guadalajara (España)
Catedral
de Tuy en Pontevedra (España)
|
El perímetro
de la Catedral de la Encarnación de la Virgen se inscribe en un rectángulo del que sólo sobresalen las capillas de
la girola, adoptando forma de bastiones. Observando los planos de las
catedrales-fortaleza españolas podemos comprobar como el espacio
reservado al templo es el que tiene mayor dimensión. El claustro se concibió como un patio de armas
más que cómo un lugar de distribución del tránsito entre distintos
espacios o de recogimiento y oración,
de ahí su desproporción métrica comparada con las antes citadas.
Aunque las trazas más antiguas se construyen bajo los cánones del
gótico tardío, su planta incorpora estructuras defensivas que tienen
en cuenta los posibles ataques con artillería. Eso condiciona tanto
la altura de sus muros como la orientación de sus fachadas y la
terminación de las cubiertas. Los techos se hacen de forma que
puedan servir como plataformas para colocar catapultas y cañones.
Vista aérea de la
catedral.
La puerta principal
estaba orientada hacia los barrios populares. Las murallas, hacia el
puerto.
La puerta
principal de la catedral se abre mirando a la ciudad, facilitando el
refugio de la población en caso de agresión. Esa circunstancia hace
que al entrar en ella, la primera perspectiva frontal no sea sobre
la Capilla Mayor, sino de la Sacristía y el claustro. El primer
emblema que percibe el visitante es el escudo del arzobispo Villalán
sobre la puerta de dicha Sacristía. La ubicación de la entrada
principal en un lateral y no a los pies del crucero, como suele ser
habitual, acortaba la distancia de acceso al patio de armas
(claustro) y se propuso como solución estratégica para facilitar el
tránsito a la zona militar en momentos de conflicto.
La
fachada que se orienta hacia el mar es prácticamente un lienzo de
muralla rematado en sus extremos por dos torreones de planta
octogonal. El campanario inscrito en un cuadrado, actuaba como torre
de la vela con control visual sobre el puerto y la villa. Todo el
edificio se concibe como una muestra de la fuerza triunfante de la
cristiandad y del incipiente Imperio español. El escudo del obispo Villalán aparece en sus dos portales de acceso. En el principal,
aparece el de Carlos V; en la Puerta de los Perdones, el de su
sucesor, Felipe II.
En la Catedral
de la Encarnación de la Virgen quedan reflejadas las formas
simbólicas de la transición entre la Alta Edad Media a la Edad
Moderna. Se manifiesta el abandono definitivo de los conceptos que
sustentaban el señorío feudal y comienza a tomar protagonismo
figuras que habrán de conformar la imagen de los mecenas
renacentistas del que Villalán podría entenderse como predecesor. Si bien el escudo de Carlos V se superpone
en la puerta principal a todos los demás signos iconográficos,
incluido el de la Virgen, su presencia queda limitada prácticamente
a ese espacio. Sin embargo, el del Obispo y las alegorías que
recuerdan su apellido (perro con collar, indicando fidelidad a la
corona) está omnipresentes en todo el edificio. En las
cartelas de la Puerta de los Perdones, por su ubicación, se da la
misma importancia al obispo y al rey
4 - DESCRIPCIÓN DE LA CATEDRAL
Plano de la catedral
de Almería, consagrada a la Encarnación de la Virgen.
FACHADA PRINCIPAL
Siguiendo el espíritu de todo el edificio,
esta fachada se resuelve como un sólido lienzo de muralla en el que
se localiza la puerta principal de acceso. Ésta se inserta
entre el segundo vano de los tres primeros contrafuertes próximos a
la girola, de los seis que hay en total. Solamente en este espacio
se condensa la intención decorativa y simbólica de este lado de la
iglesia-fortaleza. Se inició su construcción durante la etapa
gótica, siendo una de las partes más antiguas del monumento. Fue diseñada por el arquitecto Juan de
Orea en el año 1567 y se terminó tres años después.
Organizada en tres cuerpos estéticos horizontales, éstos decrecen en altura a medida que se
distancian del suelo. Todos los
elementos decorativos simbólicos se ordenan en ellos asumiendo un
compromiso temático. El conjunto
se sustenta en estereóbatos con boceles y escocias que dejan paso a
un
friso
resuelto con distintos motivos escultóricos de inspiración clásica.
Por su parte, los elementos ornamentales se distribuyen de forma
simétrica en
torno a un eje vertical.
Fachada principal de
la catedral de la Encarnación de la Virgen.
Figura 1 -
Distribución simbólica de la fachada principal.
A.- Zona
dedicada a Villalán. B.- Zona dedicada a la Virgen
C.- Zona dedicada al Emperador.
El
primer cuerpo (Fig.1-A) está
dedicado al obispo constructor, Diego Fernández de Villalán: el
segundo (Fig.1-B), a la exaltación de la Encarnación de la Virgen María y el
tercero (Fig.1-C) al emperador
Carlos V.
En el espacio dedicado al obispo Villalán
(A) se encuentra la entrada
principal, que recibe el nombre de Puerta de la Encarnación.
Su concepción responde al tipo de arco de triunfo romano por el que
se accede, desde el ámbito de lo terrenal, al mundo del espíritu. En
toda la fachada se manifiesta el declive de los cánones
góticos dejando paso abiertamente a los renacentistas. Las cuatro
columnas que la enmarcan son de orden corintio (5), dos a cada uno
de sus lados. Entre ellas hay
cabezas de querubines, tondos y hornacinas
(6). El basamento de las
columnas se apoya en un plinto con bajorrelieves (2)
que representan ángeles sedentes
frente a emergencias de las virtudes del príncipe de la iglesia. En
sus laterales se contrasta la quietud de las figuras con otras que
aparecen en movimiento. La cornisa
triangular (7) tiene en su vértice
central el
escudo del
mecenas constructor con los cordones jerárquicos de su timbre
arzobispal, sostenido por
dos ángeles tenantes.
EXPLICACIÓN INTERACTIVA DE LA FACHADA DE LA CATEDRAL
Pulsar sobre los
números para ampliar la imagen.
|
El protagonismo del escudo es incuestionable
y constituye, junto al de Carlos V y a la imagen de la Virgen, uno
de los tres puntos visuales más
destacados de la portada catedralicia. Los ángeles que custodian el
escudo de Villalán sostienen con una mano el cordón arzobispal y en la otra
llevan una granada, fruta asociada a la abundancia. También era
símbolo iconográfico del recién
conquistado Reino nazarí de Granada, al que entonces pertenecía
la provincia de Almería. Al lado de cada uno de ellos, colgada de una anilla que
parece salir del muro, cuelga un racimo formado también por racimos
de esa fruta.
En el caso de
los contrafuertes que dan marco a la fachada, en su cara exterior y sobre cada uno
sus frisos, aparecen igualmente figuras aladas: una en cada
contrafuerte. Las dos esculturas están
ubicadas en posiciones equidistantes al eje del parteluz de la
puerta de acceso. Sin embargo su factura es muy diferente. La que
aparece a la izquierda recuerda a los querubines heredados
directamente del mundo helénico. Responde pues, a un modelo profano
típico en las reproducciones escultóricas del dios Eros. Adopta una
pose praxitélica, mostrándose absolutamente desnuda.
La que aparece
a la derecha está esculpida siguiendo el gusto del llamado
"naturalismo" gótico. Vestida con una ligera armadura, a sus pies y
apoyándose en el muro, resalta un escudo en el que puede leerse el
patronímico del obispo (ALANUS) y un lebrel en actitud sumisa, como
el que aparece en su heráldica. Lo sacro y carnal del querubín
helénico situado a la izquierda tiene su antagonismo en este otro
ángel ubicado a la derecha, que preconiza la espiritualidad de la fe
combatiente y la fidelidad (lebrel) al emperador. Las figuras
localizadas sobre los frisos de los plintos representan el
antagonismo entre lo sacro y lo profano, lo antiguo y lo moderno así
como el enfrentamiento entre la banalidad de la carne y la
trascendencia espiritual de la fe combatiente.
Figuras sobre los
frisos de los plintos que simbolizan los antagonismos entre lo sacro
y lo profano.
Siguiendo la línea vertical de
estas figuras de los contrafuertes y sobre el cambio de cota, se muestran mascarones con cabezas
de león (9) en la primera
y
en la
segunda un rostro grotesco de quimera,
con las
fauces
abiertas.
Gárgolas,
quimeras, monstruos y demonios eran colocados durante la Edad Media en las portadas de
los templos para
amedrentar
a infieles, pecadores
y enemigos de la iglesia, protegiendo así el recinto sagrado. Sobre el entablamento y a cada uno de sus
extremos, tres jarrones (8) inician el recorrido por el
espacio
dedicado
a la
Virgen
de la Encarnación.
Mascarones y
grutescos adornan los contrafuertes de la entrada principal.
ORNAMENTACIÓN DE LA FACHADA EN LA ZONA DEDICADA AL OBISPO VILLALÁN
Frontón con escudo
de Villalán custodiando por ángeles y rodeados de granadas, símbolo
del reino.
Hornacina detrás de
las columnas.
Figuras que aparecen
sobre los contrafuertes que enmarcan la puerta principal.
Friso del plinto que
sustenta las columnas. Los ángeles sedentes contrastan con los
laterales en movimiento.
|
El segundo cuerpo (B), consagrado a la
Virgen de la Encarnación,
cuenta
con cuatro columnas corintias pareadas adosadas al muro, entre las que se puso
la Imagen de la Virgen mostrando en sus brazos al Niño Jesús
(10). Es la zona de la fachada dedicada
exclusivamente a la divinidad. Rinde homenaje a la encarnación del
Hijo de Dios por la virgen María. La imagen de la madre de Cristo
está contenida en un nicho rectangular bordeado por una guirnalda de
laurel. Sobre ella se localiza una cabeza de querubín de grandes
proporciones. A cada uno de los lados de la hornacina aparecen dos
tondos con las figuras de los padres de la iglesia: San Pedro y San
Pablo (11 y 12). Los medallones
están rodeados por una guirnalda de laurel como ocurre en el nicho
de la Virgen, viniendo a significar el triunfo del cristianismo sobre otras doctrinas como la islámica
o la judaica.
El mito de Hércules es utilizado para explicar la fuerza de Carlos V
a la abundante población morisca.
ORNAMENTACIÓN DE LA FACHADA EN LA ZONA DEDICADA A LA VIRGEN DE LA
ENCARNACIÓN
Hornacina conteniendo la imagen de de la Virgen de
la Encarnación.
Se
sitúa en el segundo cuerpo de la fachada principal
Medallones de mármol con las imágenes de San Pedro y
San Pablo.
Jarrones sobre el
entablamento del primer cuerpo. Columnas corintias pareadas
junto al nicho de la Virgen
|
El tercer cuerpo (C)
rinde homenaje al
emperador Carlos V.
En la cornisa de la hornacina de la Virgen, interrumpiendo la
sima en su parte central, se puso el escudo del monarca (13). Consiste en
un águila bicéfala coronada, que contiene los blasones del heredero
de los Reyes Católicos. La inscripción de las Columnas de Hércules
("Non Plus Ultra") ha suprimido la negación ("Non") indicando que
en los dominios de rey "No se ponía el sol". En el epistilo aparece
el Vellocino de Oro correspondiente a la Orden del Toison,
invadiendo el espacio superior de la hornacina de la Virgen.
ORNAMENTACIÓN DE LA FACHADA EN LA ZONA DEDICADA AL EMPERADOR CARLOS
V
Tercer cuerpo de la
fachada principal de la catedral dedicada al
emperador Carlos
V.
Frontón
abierto conteniendo el escudo de Carlos V con el
águila bicéfala.
El
escudo del emperador con el toisón de oro
Detalles
de las dos cabezas del águila imperial en el escudo
de Carlos V
El
mito de Hércules se popularizó durante el
Renacimiento. A cada lado del escudo imperial vemos
las famosas columnas con la inscripción "PLUS ULTRA"
sugiriendo que en los dominios de Carlos V "no se
ponía el sol". |
|
LA PUERTA DE LOS
PERDONES
Por la Puerta de los Perdones accedían a la
catedral quienes solicitaban amparo de la Iglesia frente a otras
Instituciones. Fue diseñada por Juan de Orea (1569) siguiendo los mismos
patrones arquitectónicos que la puerta principal, pero con menor
profusión ornamental y factura menos brillante.
Puerta
de los Perdones diseñada
por Juan de Orea con lonja de hierro forjado
diseñada por
Enrique López Rull.
Se organiza igualmente en tres cuerpos
simbólicos. El primero (A) está
dedicado a Villalán; el segundo
(B) se reservaba para la divinidad y el
tercero (C) al emperador. En este caso
aparece el escudo de Felipe II, sucesor de Carlos V.
Niveles
simbólicos de la Puerta de los Perdones.
La portada, orientada hacia poniente, está
enmarcada entre dos contrafuertes que se apoyan en un plinto con
base de escocias y boceles. Sobre cada uno de los plintos vemos una
cartela conteniendo inscripciones conmemorativas. En la situada a la
izquierda podemos leer "ALANUS QUARTUS 1569" aludiendo a la
toponimia de Villalán y al hecho de haber sido el cuarto obispo de
la ciudad tras la Reconquista. También menciona el año de su
construcción. En la que aparece a la derecha, con el rótulo de "REGNANTE
PHILIPO" se hace referencia Felipe II, monarca reinante durante esa
fase de su construcción.
Cartelas
con inscripciones aludiendo al obispo Villalán y al
emperador Felipe II.
La puerta de acceso está situada en el
centro de este cuerpo de la fachada entre columnas pareadas de orden
dórico. Sostienen un frontón redondo encerrando en su parte más
ancha la cabeza alada de un querubín y rematado en sus extremos con
esferas coronadas, que bien pudieran ser granadas esquematizadas,
simbolizando el antiguo reino nazarí. El friso del entablamento
alterna triglifos con gotas y metopas decoradas con
rosetones encerrados en un círculo. Sobre el frontón, presidiendo
todo el cuadro, se colocó el escudo de Villalán. Solo muestra una de
las cuartelas en las que aparecen los dos característicos lebreles
de su apellido. Bajo capelo, los diez nudos de sus cordones
aluden a su jerarquía de obispo.
Frontón
con querubín en su centro con entablamento de
triglifos y metopas. Escudo de Villalán.
Foto: "Luisde" en Panoramio.
Variante
del escudo de Villalán con dos perros alanos,
aludiendo a su apellido.
Segundo
y tercer nivel de la portada de la Puerta de los
Perdones dedicados a la divinidad y a Felipe II
respectivamente.
Foto: "Luisde" en Panoramio.
En el nivel reservado para la representación
religiosa (B) se repite el esquema del piso inferior, siendo en este
caso las columnas pareadas de orden jónico, si bien el frontón es
triangular aunque albergando igualmente una cabeza de niño alada. En
el centro está la hornacina (vacía) reservada a la divinidad bajo la
sombra de una cúpula venera, en cuya base encontramos otra cabeza de
ángel. A cada uno de los lados del nicho hay dos jarrones decorados
con grecas, entre los que se asoman dos mascarones con cabezas
aleonadas.
Bajo la
hornacina con venera se situaba la imagen de la
divinidad
Foto: "Luisde" en Panoramio.
Jarrones con las esencias simbólicas del
cristianismo y mascarón en el centro.
Foto: "Luisde" en Panoramio.
Cuadro
total de los niveles B y C de la Puerta de los
Perdones
Esta zona de la fachada se reparte en tres
áreas estéticas, siendo la central la que contiene la imagen,
posiblemente de la Virgen. A su lado, los jarrones que guardan las
esencias del cristianismo son defendidos con fiereza por los
mascarones que aparecen tras ellos. Dos grandes guirnaldas laureadas
se les sobreponen marcando, junto a unas cenefas de grecas, la
transición a la zona dedicada a Felipe II. El tercer nivel,
dedicado al emperador, es el más austero. Solamente contiene un
águila sujetando el escudo del monarca y dos mascarones de cabeza de
león en la terminación de cada uno de sus contrafuertes. Detrás del
águila real, el gran óculo que contiene el rosetón que ilumina la
nave central.
En el año 1905,
el arquitecto Enrique López Rull realiza una lonja con enrejado de
forja para solucionar el problema del desnivel del suelo.
Distintos aspectos de la Puerta de los
Perdones.
EL CAMPANARIO
El
campanario fue la única estructura del perímetro catedralicio que
dejó inconcluso el obispo Villalán. En su tiempo se consolidaron los
cimientos, pero será durante el gobierno de Portocarrero cuando se
termine esta torre. Se erige en la zona de Poniente y sus muros se
construyen con sólidos tabiques de mampostería, exentos de adornos.
En la paste inferior, a poca distancia de la base, se incrustaron
cabezas de leones que sujetaban aros de hierro entre sus fauces.
También vemos un escudo en una de sus fachadas y pequeñas ventanas
en los pisos superiores, que más que cumplir una función de
iluminación natural parecen concebidas para ejercer desde ellas
controles de vigilancia.
Es
posible que las plantas inferiores se utilizaran como vivienda para
los campaneros o personas relacionadas con el cuidado del templo.
Actualmente su estado de deterioro es notable, tanto en su interior
como en el exterior. La torre se corona con varias campanas que
parece se ubicaron en cada uno de sus huecos, llegando a un número
de ocho ejemplares.
http://campaners.com/php/catedral.php?numer=59
Parece probable que hubo
campanas en los ocho huecos de la torre. Por otra parte, y de
acuerdo con el modelo tradicional andaluz y murciano, las campanas
mayores estarían fijas, como lo está la única antigua litúrgica
conservada (ya que las otras desaparecieron en la guerra civil).
En consecuencia cabe suponer que habría cuatro campanas fijas, que
se tañerían mediante badajo, y cuatro de volteo, que tocarían
probablemente mediante sogas enrolladas al yugo, del modo que aún se
hace en diversas poblaciones andaluzas.
La torre de la
Catedral de Almería, tiene ocho campanas, dispuestas en dos plantas.
Las seis inferiores corresponden a las campanas de uso litúrgico,
mientras que las dos superiores se utilizan para las señales
horarias.
El conjunto, muy irregular, está formado por bronces de distinta
procedencia, con tres campanas antiguas de gran valor histórico y
documental. Hay una campana, fundida en Almería, de poco interés
pero con algún valor documental. También existe un grupo de cinco
campanas, hechas en 1942 por Fernando Villanueva Sáenz, un fundidor
extremeño de baja calidad, como lo prueba el hecho que tres estén
rajadas y por tanto inservibles. El conjunto exige una seria
intervención para recuperar sus valores estéticos, musicales y
documentales.
En la actualidad existen dos grupos de campanas bien diferenciados:
las dos del reloj, instaladas en su espadaña y construidas por José
CORONA, junto a otras dos y el reloj (que él denomina "relox"), en
1781, y seis campanas litúrgicas, ubicadas en la sala de campanas.
De éstas, solamente la mayor es antigua, de 1805 y autor desconocido
hasta la fecha, y permanece fija, mientras que hay otras cinco de
volteo, de escasa calidad, tres de ellas rajadas. La menor es de
TALLERES OLIVEROS, una empresa local sin experiencia en campanas,
que la hizo en 1940, seguramente para suplir la ausencia de las
antiguas campanas de volteo, y cuatro más, de Fernando VILLANUEVA
SÁENZ, de Villanueva de la Serena (Extremadura) de escasa sonoridad
y calidad, de las que tres están rajadas, aunque dos siguen usándose
(una entera y otra levemente rota). Este conjunto y sus
instalaciones no reproducen los toques tradicionales de Almería.
De acuerdo con las
tradiciones comparadas de otras catedrales andaluzas y murcianas, es
probable que hubiese diversas campanas fijas, probablemente cuatro,
que se utilizarían en solitario para las diversas señales diarias y
semanales, y conjuntamente para los toques de difuntos (ya que
probablemente las otras cuatro campanas de volteo no se tañerían más
que girándolas).
A la altura que están las campanas es muy probable que se volteasen
con una soga, como ocurre en la mayoría de catedrales de Andalucía,
esto es en un sentido y en otro, solución tradicional que introduce
una amena variación del volteo.
Los diversos volteos anunciarían las diversas clases de festividades
litúrgicas, junto con distintas señales de las campanas fijas. No es
improbable que para el coro diario voltease la campana menor, con el
repique de una o dos fijas, las dos pequeñas, mientras que para el
domingo ya hubiese otra campana de volteo, y seguramente otras de
repique. También es posible que para las segundas clases volteasen
las tres campanas menores con el repique de las tres menores fijas.
Finalmente, para las fiestas mayores (como el Corpus Christi,
Navidad o Pascua, la Virgen del Mar y quizás también San Indalecio),
se repicaban las cuatro fijas, coordinándose con el volteo de las
cuatro correspondientes.
No hay que olvidar las señales diarias, desde la oración tres veces
al día, el coro de mañana y de tarde, así como las funciones menores
(rosario, novenas) que marcarían el paisaje sonoro diario de las
campanas de la Catedral.
Tras la instalación, en
1940 y 1942 de las nuevas campanas de volteo, antes de 1992 se
produjo la sustitución, por Salvador MANCLÚS de València, de los
yugos de tres campanas de volteo, con la instalación de sus
correspondientes motores continuos. También fueron dotadas con
sendos electromazos trifásicos, pesados y lentos, las dos campanas
del reloj (dejando los antiguos martillos por gravedad), la campana
(3) (la de volteo en buen estado de conservación), así como la mayor
(6). Las otras dos campanas de VILLANUEVA SÁENZ, ya rajadas, fueron
dejadas sin uso.
En tiempos recientes los electromazos de MANCLÚS han sido
sustituidos, funcionalmente, por otros monofásicos, instalados por
empresa desconocida, e inadecuados al tamaño de las campanas.
En 2005 la Catedral tomó la decisión de restaurar las dos campanas
del reloj, una de las cuales carecía de asas (por defecto de
fundición de origen). Se soldaron nuevas asas por LACHENMEYER en
Alemania, se limpiaron ambas campanas, y también se renovaron los
yugos de madera (en realidad vigas empotradas en la espadaña).
Sobre todo, el conjunto fue dotado de los mismos mazos externos
originales, que fueron dotados de mecanismos de tiro movidos por
aire comprimido, para recuperar la sonoridad y la apariencia
estética históricas, que habían sido modificadas con el añadido de
aparatosos electromazos trifásicos. No obstante la nueva instalación
no reproduce la forma original de toque, por gravedad, sino que
impulsa el mazo, produciendo un toque más agresivo y diferente, a
pesar de utilizar los elementos originales.
Los trabajos fueron realizados por RELOJERÍA VALVERDE S. L. de
Alcantarilla, a la que asesoramos en algunos aspectos técnicos para
ejecutar la restauración.
MURALLA, GIROLA Y SOL DE
PORTOCARRERO
Recorrido fotográfico por ...
|
EL INTERIOR DE LA
CATEDRAL
Fotos: Jesús Vílchez y
Carlos Úbeda
La nave del templo se inscribe en un rectángulo con girola de tres
cuerpos adosada en uno de los lados menores. A la girola se adosan
tres torreones, dos de ellos semicirculares y el central co n
planta octogonal. Su interior se ordena en tres naves al mismo nivel
de suelo cubiertas con bóvedas de cañón sostenidas por columnas.
Está decorada con pechinas, medallones, nervios entrecruzados,
cartelas y grutescos, así como otros elementos típicos del
periodo gótico y renacentista. En el transepto se encuentra
la linterna con vidrieras de colores con motivos geométricos,
obra de Juan de Orea. Es el único elemento que sobresale en
los niveles de la cubierta.
El edificio se
interpreta a partir de un eje de simetría longitudinal que parte
desde la Puerta de los Perdones hasta la Capilla Mayor y la
torre del Sol de Portocarrero. En su recorrido nos encontramos,
en la zona más próxima a la entrada por la puerta principal, el Trascoro, seguido del
Coro, el Crucero, la Capilla Mayor y las capillas de la
girola. A la derecha se abre el Claustro y la Sacristía y a la
izquierda, la Puerta de la Encarnación de la fachada
principal.
El recinto fue
construido bajo las directrices de cánones góticos, con bóvedas de cañón
y columnas de base octogonal que se adosan en
sus aristas. De los capiteles
emergen los nervios que conforman las crucerías de las
bóvedas. La iluminación se resuelve con óculos
y ventanales, además de una
linterna con cúpula abovedada sostenida por
cuatro arcos torales. Se erige sobre la
¿Capilla Mayor o el transepto? en la parte
central de la nave, elevándose sobre el nivel de las otras bóvedas.
Los tríos de
óculos se rodean de figuras simbólicas
con toda suerte de motivos antropomorfos, vegetales o
geométricos. Vemos mascarones con rostros humanos, animales,
quimeras, ángeles y toda suerte de elementos decorativos,
característicos de ese periodo artístico. En los medallones
circulares se colocan imágenes relacionadas con la Historia de la
Iglesia. Los tragaluces se rodean de hojas de acanto y los
nervios se rematan en sus cruces con rosetones circulares.
Las bóvedas de cañón
están sostenidas por columnas corintias de base octogonal de la que
parten los nervios que decoran la cubierta.
La bóveda de crucería
está formada por arcos apuntados en los que se entrecruzan nervios.
Estos parten de las columnas y se subdividen en otros secundarios.
Los llamados terceletes dan lugar a bóvedas de estrella.
Las claves o punto centrales de la crucería se
adornan con florones esculpidos, de madera o metálicos, generalmente
policromos. Reciben el nombre de arandelas. La
distribución de estos nervios, su disposición y profundidad tienen
gran importancia en la sonoridad de la música y los rezos en la
iglesia, por lo que fueron especialmente cuidados en la catedral de
Almería. El interior contrasta con la impresionante robustez que se
obtiene contemplándolo desde el fachadas exteriores, si bien en el
conjunto de sus estructuras no alcanza el grado de esbeltez de otras
catedrales góticas.
Recorrido fotográfico por ...
|
CAPILLA MAYOR
Si la catedral de Almería destaca por su exterior austero con
aspecto de fortaleza, la Capilla Mayor puede considerarse parte de
la solución con la que sus artífices pretendieron contrarrestar este
efecto, haciendo que en su interior se creara un ambiente de sereno
recogimiento y solemnidad que armonizara con la identificación del
culto a la Encarnación del
Hijo de Dios por la Virgen María.
Se inicia su construcción durante el reinado del heredero de los
Reyes Católicos, el emperador Carlos V. Se concibió bajo los todavía
imperantes
cánones medievales, edificándose como una estructura de base
poligonal cerrada. Sin embargo, su planta poligonal con bóveda de
crucería de arcos apuntados responde a formas góticas en un momento
en el que las tendencias renacentistas ya se practicaban en Europa.
Módulo de la Capilla
Mayor con escaleras renacentistas. Púlpitos con tabernáculo y
retablo.
Comienzan
las obras en
torno al año 1528 y terminarán veinticinco años después, si bien en
el siglo XVIII fue modificada llevándose a cabo la apertura de cinco
arcos laterales de medio punto en sus muros perimetrales.
Quedó así como un recinto abierto que conectaba su espacio con las
naves de la girola, semejante al empleado en la Catedral de Granada,
consiguiendo la sensación de mayor amplitud y enriqueciendo la
perspectiva visual.
Las escaleras de acceso y
la concepción del espacio en este momento responden ya a gustos
renacentistas. El
obispo Claudio Sanz y Torres (1761-1779) promovió las reformas,
aportando de su propio dinero los
gastos de financiación, con el propósito
de conseguir el "adorno y decencia del culto divino" en la catedral.
El proyecto
Incluía el tabernáculo de mármol y jaspe, los púlpitos y el
retablo.
El retablo
está presidido por dos grupos escultóricos que representan la escena
de la Anunciación de
la Virgen y un Calvario, únicas piezas procedentes del anterior. El
Calvario se atribuye a Pablo de Rojas, maestro de Montañés, escultor
de origen sardo ubicado en Alcalá la Real (Jaén) y que se
trasladará a Granada donde establecerá su taller. Rojas supone la
transición iconográfica entre las formas del romanismo manierista al
realismo barroco. Será el artista que marcará las directrices
en la posterior imaginería religiosa andaluza.
Retablo: Anunciación de
la Virgen y "Calvario".
Consagrado a
la Encarnación de la Virgen por deseo expreso de los Reyes
Católicos, sobre los arcos perimetrales se describe la
vida de Santa María como madre de Jesús en ocho lienzos apaisados
que el obispo Molina y Rocha encargó a su pintor Antonio
García Puerta. Realizados en el más puro estilo Barroco, contienen
escenas de la Visitación, el Desposorio, el Nacimiento de Jesús, la
Presentación de Jesús en el Templo, la Huída a Egipto, la Adoración
de los Reyes Magos, la Coronación de la Virgen y la Asunción de
María.
Uno de los ocho lienzos
del Retablo pintado por Antonio García Puerta.
El tabernáculo
forma parte del conjunto de obras emprendidas por el obispo Claudio
Sanz y Torres. Ordenó también la remodelación de la Capilla Mayor
con la apertura de arcos laterales en su nave, la construcción del
Altar Mayor y los púlpitos, las pinturas del retablo así como de sus
dos grupos escultóricos de la Anunciación y el Calvario. Fue
diseñado por Ventura Rodríguez y realizado por el arquitecto y
escultor granadino Eusebio Valdés. Juan de Salazar y Palomino
(1718-1790), otro escultor de la ciudad de Granada, realizó las
estatuas que lo adornan. Vino a sustituir a uno antiguo de madera
construido hacia 1709, iniciándose la construcción del actual en
1773 y finalizado tres años después. Se trata de un templete de base
cuadrangular sobre plataforma de mármol blanco al que se superpone
el basamento con medallones tetralobulados. Sustenta un cuerpo
de ocho columnas corintias pareadas en las esquinas y arcos de medio
punto que se proyectan en bóveda. En cada uno de los ángulos que
forman el receptáculo, anteponiéndose a las columnas pareadas,
se encuentran las figuras de los cuatro Apóstoles
que custodian el interior.
Tabernáculo que
sustituyó al antiguo construido en madera. Consiste en templete de
mármol con medallones y grupos escultóricos.
En el entablamento
y rodeando la cúpula del templete, encontramos las figuras de ocho
Padres de la Iglesia, colocados en grupos de dos y coincidiendo
con la vertical de cada una de las columnas. Sobre todos ellos, y en
la clave de la cúpula
está la imagen de Cristo Salvador,
llevando
en su mano derecha la esfera del
globo terráqueo. El
estilóbato
del baldaquino
se adorna en su parte central con relieves
de las Tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Cada una
de ellas se
representa con los atributos simbólicos que las caracterizan. Están
labradas en mármol blanco de Macael (Almería) y relacionadas con las
realizadas por Juan de Orea en la sillería del Coro.
Cúpula del
tabernáculo con los ocho Padres de la Iglesia, culminando con
la figura de Jesús.
Medallón con el
libro conteniendo los Siete Sellos.
Medallón
tetralobulado con la Adoración de los Reyes Magos.
Bajorrelieve
representando a una de las virtudes teologales.
Detalle del
bajorrelieve con restos de policromía.
Cabe señalar la
profusión de cabezas de angelitos distribuidos por todos los
espacios del tabernáculo, tanto en el interior de la cúpula, como en
el exterior del templete. También se incluye el escudo del obispo
Sanz y Torres, ordenante de la obra. El arca de plata que contiene
el Santísimo Sacramento fue reglada por este prelado a la Catedral,
habiéndosela encargado al orfebre cordobés Damián de Castro.
CAPILLAS MENORES:
CAPILLAS DE LA GIROLA
La girola de la
catedral está situada frente a la Puerta de los Perdones. Se compone
de tres módulos, siendo el central de planta cuadrada, inscribiéndose
los laterales en superficies semicirculares. Están consagradas
(de izquierda a derecha) a
la Virgen de la Piedad, al Santo Cristo de la Escucha
y a San Indalecio, patrón de la ciudad de Almería.
·
CAPILLA de NUESTRA
SEÑORA DE LA PIEDAD
Fue
construida por Juan de Orea. En ella está enterrado el obispo
sucesor de Villalán,
Don Antonio Corrionero de Babilafuente. Recibe el nombre de
una pequeña imagen de la Virgen de la Piedad que preside el retablo
y que el obispo mandó
colocar en él en el año 1558. La actual es obra del escultor José
María Hervás, ya que la original fue destruida durante la Guerra
Civil española (1936)
La capilla tiene
planta ligeramente rectangular con un pequeño ábside y
cubierta con
bóveda acasetonada.
En cada una de sus paredes laterales hay una columna corintia
que parecen sustentar la cúpula. Se adornan en sus capiteles con
figuras antropomorfas femeninas y hojas de acanto. La luz penetra
por un sólo óculo con
vidriera y media linterna
en la bóveda.
El retablo fue
realizado por Jesús Pérez de Perceval y del Moral (1970) , pues el
mobiliario anterior fue destruido durante la Guerra Civil. En él se
insertan los cuadros de "Santa Teresa", y "La Anunciación" y "La
Asunción" pintadas en 1687 por Alonso Cano. Fueron donadas por el
que fuera racionero de Almería, Don Fernando Charrán, en aquel
momento racionero de la catedral de Granada. Actuó también como
albacea testamentario del obispo Corrionero.
También destaca el
"San Antonio de Padua", obra de Antonio García Puerta ejecutada en
1743. En la guerra e 1936 se perdió el cuadro de "San Antonio".
El sepulcro de
alabastro que hubo en la capilla y contenía los restos mortales del
obispo Antonio Corrionero fue trasladado por orden del Cabildo el 25
de septiembre de 1761 a un lateral de la misma, pues según consta en
los motivos aducidos, molestaba a los fieles en los actos de culto.
Desapareció definitivamente de ese lugar en octubre de 1858, cuando
remodeló la solería actual de mármol.
LEYENDA
DE LA VIRGEN DE LA PIEDAD
La Virgen
de la Piedad fue muy venerada en Almería, motivo por el
que seguramente fue destruida durante la contienda
suscitada por levantamiento militar ocurrido en 1936.
Según la leyenda, Corrionero obtuvo la imagen por un
cautivo de Berbería que a su vez había conseguido
arrebatársela a un a turco que la llevaba como trofeo en
la punta de su lanza. Al pie de la imagen, Corrionero
mandó inscribir los siguientes versos, que relatan el
prodigioso suceso.
«En una lança hincada
un Turco esta Imagen llevaba;
y de un cautivo cobrada,
de la Piedad ser llamada
supo por muy cierta prueba.
El cautivo aquí llegado,
la dio de su voluntad
al muy devoto Prelado,
Corrionero, que ha mandado
se llame de la Piedad» |
La
réplica de la Virgen de la Piedad que hay
actualmente en la Capilla que lleva su nombre, fue
tallada en 1940 por José María Hervás.
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CAPILLA DEL CRISTO
DE LA ESCUCHA o Capilla de Villalán.
(En preparación)
Recorrido fotográfico por ...
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SACRISTÍA
CORO Y TRASCORO
CLAUSTRO
en el más puro estilo renacentista.
Consta el coro de dos series de escaños, a dos
niveles, con cuarenta y cuatro en el superior
y treinta en el inferior, además de la sede
episcopal que lo preside. Los respaldos
de los sitiales cuentan, en la galería superior, con
una serie de bajorrelieves que representan
a los profetas, los apóstoles y una serie de santos
del Nuevo Testamento,
amén de las tres series de medallones con cabezas de
estilo romano. El año 1558 va
Juan de Orea a Sevilla a comprar el nogal. Se le
abona por el viaje seis ducados. Por
la sede episcopal se le pagaron doscientos quince
ducados, y por el total de la obra mil
setecientos noventa y cinco ducados 119.
La obra del coro es una lección de teología, presentando
el misterio de la Iglesia y en especial la «comunión
de los Santos». Está r
BIBLIOGRAFÍA
M.ª del
Rosario Torres Fernández y
M.ª del Mar Nicolás Martínez
DON ANTONIO CORRIONERO DE BABILAFUENTE
EL TABERNÁCULO DE LA CATEDRAL DE ALMERíA
Nicolás Martínez,
María del Rosario Torres Fernández
LOS ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE ALMERÍA
Juan López Martin
VÍRGENES Y SANTAS EN LA CATEDRAL DE ALMERÍA
María del Mar Martínez Oña
LA ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA
1488 - 1599
EL HOSPITAL REAL EN SANTA MARÍA MAGDALENA EN
ALMERÍA
Trino Gómez Ruiz
Tabernáculo de la
catedral de Almería.
Dibujo: María Isabel Moreno de las
Cuevas.
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