ESPIONAJE EN HUELVA: "OPERACIÓN MINCEMEAT" EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ por M. Soler
1.- EWEN MONTAGU Y CHARLES CHOLMONDLEY
Durante la Segunda Guerra Mundial, Sicilia se convirtió
en un punto de incuestionable valor estratégico.
Derrotado el ejercito del general Erwin Rommel y
finalizada con éxito la campaña en el Norte de África,
los aliados establecieron en esa región distint El Mediterráneo se consolidó como eje y plataforma de avance para desarticular el dominio nazi en el viejo continente. Los ejércitos enfrentados sabían de esa importancia, por lo que su control se planteó como una cuestión decisiva para los beligerantes. En la Conferencia de Casablanca ( Enero, 1943), Eisenhower y Churchill convinieron que la invasión se llevaría a efecto en el mes de Julio de ese mismo año. El paso desde África a través de las islas era inminente.
Las
maniobras para la invasión de Sicilia (Operación Husky)
tenían que ser minuciosamente estudiadas. La topografía
del ter Por la proximidad de las tropas enemigas y la estrecha vigilancia que existía en la zona, los preparativos no pasarían desapercibidos al alto mando alemán. Desorientarlos sobre ese aspecto se convirtió en la piedra angular de la campaña. Se trataba de urdir una gran mentira que consiguiera engañar a la Abwehr sobre el punto en el que se producirían las primeras incursiones. Había que hacerle creer que la invasión se produciría simultáneamente por Grecia y Cerdeña; en ningún caso por Sicilia, que se presentaba para todos como el punto logístico clave. No parecía una tarea fácil. Sin embargo, dos oficiales ingleses encontraron la solución: Se trataba de Sir Charles Cholmondley y el capitán de corbeta Ewen Montagu, perteneciente a la División de Inteligencia Naval del Almirantazgo del Reino Unido. Cholmondley tuvo la idea de enviar información falsa a los alemanes a través de un oficial muerto en combate. Un plan parecido había sido utilizado en Agost0 de 1942 en la batalla de Alam Halfa. Se abandonó un cadáver en un coche que había explotado cuando cruzaba un campo de minas. Llevaba consigo un mapa con un plano falso de otros presuntos campos de minas aliados. Al intentar esquivarlos, el general Rommel cayó en la trampa, quedando sus "panzers" atrapados en la arena del desierto. Otra misión semejante, proyectada en Cádiz, fracasó, descubriendo los alemanes el señuelo. Esta vez había que intentarlo, asegurando el éxito. Montagu sería el encargado de buscar los medios para que la historia resultara creíble. La "Operación Mincemeat" ("Carne Picada", también conocida como "Operación Picadillo") había comenzado.
2.- LA GRAN MENTIRA
Al plantearse la forma
de hacer llegar el cuerpo a los alemanes se
barajaron distintas posibilidades. Finalmente se decidió
que el
Un piloto de la R. A. F.
cuyo avión hubiera sido derribado sobre el océano o un
paracaidista fallecido en su lanzamiento fueron de las
primeras propuestas. Rápidamente quedaron descartadas,
ya que no resultaba verosímil que a soldados de esa
graduación se les hubieran confiado órdenes de tal
envergadura. Tampoco ese recurso restaba peligrosidad al
viaje, pues se hubieran visto obligados a sobrevolar
territorios ocupados por Alemania. La ficción entonces se organizaría en torno a la creación de un mensajero especial, enviado con ese propósito, pero que encontraría una muerte imprecisa en un accidente aéreo en su viaje entre África y el Reino Unido. Además, su identidad tenía que estar a la altura del mensaje que transportaba, pues como Montagu dijera: "Los alemanes no actuarán por meros rumores entre generales"
Los vuelos entre
Inglaterra y el norte de África eran frecuentes, sobre
todo entre oficiales británicos que actuaban como
correos de enlace. Esto se sabía en Berlín, por lo que
la posibilidad de que uno de ellos hubiese sido
derribado por las baterías antiaéreas que vigilaban la
costa, resultaba perfectamente creíble.
El último detalle
consistía en determinar el lugar donde
debía ser encontrado el oficial fallecido. Se pensó en
España, por las buenas relaciones existentes entre el
régimen fascista de Franco con el de Adolfo
Hitler. El
gobierno del Caudillo español había permitido al
servicio de inteligencia nazi establecer redes de
información que resultaron de cierta
eficacia. La
cooperación entre ambos países en este aspecto era
pública y notoria. La costa de Huelva resultaba
propicia para que se produjera el hallazgo. Sus pueblos
junto al mar tenían pocos pobladores y todos se conocían
entre sí. El hallazgo de un extraño, muerto en sus
playas, sería de inmediato puesto en conocimiento de las
autoridades locales, que a su vez, pasarían la informa
Existía también otro factor determinante. En Huelva se encontraba el espía alemán con más fama y credibilidad en el sur de Europa: Adolf Clauss. Clauss había trabajado en plantaciones de café en la Guinea española y estaba bien relacionado con grupos de extrema derecha en la Península Ibérica. Durante la Guerra Civil se afilió a la Falange Española y participó en las acciones de guerra de la Legión Cóndor. Fue nombrado jefe de la Abwehr en Huelva, ciudad en la que su padre era cónsul de Alemania y tenía contactos con altas personalidades militares del régimen en Madrid. Fijó su residencia en La Rabita (Huelva). Bajo la apariencia de un técnico agrícola organizó sabotajes en barcos ingleses. Por sus numerosos contactos con las autoridades españolas y alemanas, Montagu sabía que era el personaje ideal para enviarle el señuelo. Si conseguían engañar a Clauss, el éxito de la misión estaría asegurado. La gran mentira ya tenía organizada su infraestructura, pero todavía faltaba terminar de darle forma a los detalles. El primer ministro inglés, Winston Churchill, fue informado del proyecto, que aprobó de forma entusiasta nada más conocerlo. Pidió la colaboración y el apoyo de Eisenhower, comandante supremo del ejército aliado en África, que obtuvo inmediatamente. Eisenhower , tras la Segunda Guerra Mundial se convertirá en el trigésimo cuarto presidente de los Estados Unidos, visitando España en 1959, hecho que dio legitimidad internacional al régimen franquista, que fuera aliado de Hitler. Una vez aceptado el plan por ambos dirigentes, Ewen Montagú empezó a forjar la personalidad del hombre que nunca existió. 3.- LA IDENTIDAD DEL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ En el momento de perfilar la identidad del cadáver se pensó que fuera la de un capitán de la Marina Real (Royal Navy) con atribuciones de Mayor. Aún así, existía el riesgo de ser descubierta la estratagema, pues entre los círculos de los Royal Marines los oficiales no eran muy numerosos y se conocían entre ellos.
Entonces se buscó un
nombre que fuera frecuente entre los soldados de la
Marina Real, eligiéndose el de William M
La biografía del
personaje creada por Ewen Montagu y aceptada por la
Inteligencia Naval Británica dio como resultado el
perfil de un oficial de enlace, destinado en la Marina
Real y que prestaba su servicio realizando correos de
conexión, entre las Nacido en 1907 (Cardiff, Gales), encontraría la muerte en un accidente aéreo durante el viaje Gibraltar-Londres, cuando transportaba información de gran importancia para el desarrollo de la guerra en el Mediterráneo.
Se cuidaron todos los
detalles sobre su familia, personalidad, vida y
costumbres. En su equipaje, en su cartera y en sus
bolsillos se pusieron cartas de amor con aspecto de
haber sido leídas en muchas ocasiones, junto a una
fotografía de su novia ficticia, llamada Pamela. El
retrato correspondía a una miembro femenina del equipo
de Montagu. Para ella había comprado Martin un
anillo de prometida, según podía comprobarse en un
recibo en el que constaban su importe en libras
esterlinas. Unas entradas al teatro para ver la "Strike
a New Note" en el Teatro Príncipe de Gales de Londres
indicaban que había estado con Pamela en la
representación el día 22 de Abril, víspera de su
fatal viaje. En su cuello pusieron una cadena con una cruz de plata y placas de indetificación en las que podía leerse: "Mayor Martin, R.M., R/C" cuyo significado era: "Mayor Martin", Royal Marine, Roman Catholic" . Si las cosas salían como estaban previstas, se garantizaba que fuera enterrado en el cementerio católico de Huelva y no en la colonia inglesa de Gibraltar. Así se facilitaban las tareas de investigación a los espías alemanes, que actuaban libremente en el camposanto onubense, con el beneplácito de las autoridades españolas. También llevaba otra misiva de su padre, algunas llaves, recibos atrasados que explicaran los movimientos de Martin los días previos a su partida. Además de billetes de autobús, cigarrillos, cerillas...Por los objetos que portaba, podrían deducir que se trataba de un joven algo descuidado en su vida cotidiana, despreocupado de sus cuentas económicas (llevaba un aviso de pago por una deuda con el Lloys Bank) y hábil especialista en organizar maniobras militares anfibias, motivo por el que había sido destinado al frente del norte de África. Así constaba expresamente en la carta dirigida por Lord Louis Mountbatten, jefe de Operaciones Combinadas a Andrew Cunningham, Comandante Naval británico en el Mediterráneo. En ella se decía que el mayor William Martin era gran conocedor de las técnicas de desembarco en lanchas. Mountbatten cedía al oficial William Martin para que prestara sus servicios en el desembarco que se avecinaba. Según su propio criterio, Martín hizo un buen trabajo en Dieppe, y el el fracaso de la operación se debió al error de los otros oficiales.
4.- SE BUSCA UN CADÁVER
Elaborada la estrategia
y conformado el perfil psicológico y biográfico de
William Martin, faltaba encontrar el cuerpo que
protagoniz Tenía que tener una edad determinada y las condiciones físicas de un militar encargado en ese tipo de misiones. Además, la causa de la muerte sería investigada, tanto por las autoridades españolas como por las alemanas. El motivo de la defunción debería también coincidir con el plan elaborado. Ewen Montagu consultó con el patólogo forense Sir Bernard Spìllsbury, y este a su vez con W. Bantley Purchase, el Jefe del Servicio Forense de Londres al que pertenecía el Hospital Saint Pancrass.
Según algunas versiones,
en este centro sanitario acababa de fallecer un hombre
entre 30 y 34 años que parecía haberse suicidado
en un almacén de la capital, con un producto matarratas.
Sus pulmones podrían presentar semejanza con patologías
de fallecimientos producidos por inmersión. Sin embargo,
parece poco probable que el fallecido por ingesta tóxica
fuera el elegido, ya que esa circunstancia podría
detectarse en la autopsia. Por otra parte, algunas
fuentes aseguran que la víctima había sido desestimada
para alistarse en el ejército, otro dato que lo hacía
incom Otra teoría afirma que el muerto fue un paciente que sufría de neumonía, con lo que el encharcamiento pulmonar servía para indicar varios días flotando en el agua, con el chaleco salvavidas. Aunque la diferencia entre una muerte y otra podrían establecerse en un estudio exhaustivo, Bernard Spillsbury tranquilizó a Montagu diciendole: "No tiene nada que temer de una autopsia española; detectar que este joven no ha muerto después de un accidente aéreo en el mar requeriría de un patólogo de mi experiencia, y no existe ninguno en España" . Una tercera hipótesis hablaría de un soldado que encontró la muerte en la explosión del portaviones HMS Dasher (8.200 toneladas), hundido el 27 de Marzo de 1943 por los mismos aliados, en un error fatal, que se cobró 379 muertos. La magnitud de la tragedia fue silenciada, tanto por los 149 supervivientes como por las autoridades civiles y militares para no minar la moral de la población ni que el dato fuera utilizado por el enemigo. Montagu contactó entonces con la familia del difunto y solicitó su permiso para utilizar el cuerpo , explicando de serviría a un propósito noble y que posteriormente, sería enterrado con todo cuidado y respeto, pero bajo un nombre falso. La familia consintió, haciendo prometer al jefe del Servicio Secreto inglés, que el nombre verdadero nunca sería revelado. Aceptadas las condiciones, el desconocido fue trasladado a una cámara de conservación frigorífica secreta, en las dependencias del MI5. Todavía quedaba un asunto por resolver en el caso de William Martin: La fotografía que habría de ponerse en su cartilla militar de identidad. Cuando intentaron hacérsela al verdadero fallecido, el aspecto cadavérico no se podía disimular, ni con trucos de revelado ni con retoques de maquillaje. Se localizó a un militar con cierto parecido, que una vez caracterizado, posó para el retrato.
5.- EL MALETÍN DEL "ROYAL MARINE"
El objetivo de la
Operación "Micemeat" consistía en engañar al mando
alemán sobre la forma de invadir Europa desde África. El
mensajero esperaba en su depósito de hielo. Había que
pre La idea era convencer al enemigo de que los primeros ataques se producirían simultáneamente en dos puntos: la isla de Cerdeña y las playas de Kalamata, en Grecia. Hacerlo de una manera directa no parecía ser la forma idónea, así que emplearon una serie de cartas, simulando correspondencia entre altos cargos militares, comentando detalles de la operación. En ellas, el general Sir Archibald Nye, Viceprimero del Estado Mayor se dirigía al general Sir Harold Alexander, nombrado en Agosto de 1942 Comandante en Jefe del ejército aliado en África del Norte y Oriente Medio, bajo las órdenes del general norteamericano Dwight D. Eisenhower. De forma extraoficial, Nye comentaba a Alexander las razones de la desautorización a Eisenhower para realizar operaciones engañosas en las costas de Grecia, ya que le habían sido encomendadas al Mariscal de Campo Sir Henry Wilson. Eisenhower debería seguir la misma estrategia, pero en Sicilia.
De este mensaje se deducía que Sicilia no era el verdadero objetivo, sino que las fuerzas situadas en la zona tenían como misión desorientar al enemigo sobre los que serían los verdaderos objetivos para entrar en Europa: Kalamata y el cabo Araxos, en el Peloponeso griego, y la isla de Cerdeña. Una vez conquistada Cerdeña, atacarían Sicilia desde el Este y el Oeste, para avanzar, hacia Berlín. Se puntualiza que las maniobras en la isla de Sicilia serían de distracción para engañar al enemigo. Una segunda carta se introdujo en el equipaje de William Martin. Iba dirigida por Lord Louis Mountbatten, Jefe de Operaciones Combinadas, al Almirante Andrew Cunningham. Justificaba el viaje de Martin, como una cesión de su personal, para llevar a buen término las maniobras de desembarco que se aproximaban, dado que William era un experto en este tipo de actuaciones, siendo además un hombre de su absoluta confianza.
Mountbatten hace
alusiones, con juegos de palabras, a la isla de Cerdeña
("sardine" y "Sardinia" en inglés), indicando
- "Creo que encontrará en Martin el hombre adecuado - escribía Mountbatten a Nye-. Le ruego no obstante, que cuando termine la batalla nos lo devuelva. Podría aprovechar para traernos unas sardinas. Aquí están racionadas". Esta broma no fue muy del gusto de los británicos, que la calificaron como derrotista y cargada de mal tono. Las cartas de ambos militares fueron firmadas por ellos mismos, para evitar que pudieran ser descubiertos por la caligrafía, en caso de ser inspeccionado este aspecto por el servicio secreto germano.
Todo parecía
perfectamente articulado, pero si los servicios secretos
alemanes no se creían la histori Finalmente, el maletín con los documentos meticulosamente elaborados, fue puesto con una correa de cuero en la cintura de Martin. Desde ella, una cadena lo esposaba a su muñeca. La cartera había sido diseñada para que el agua no deteriorara su contenido. Como punto de humor británico, se introdujo también, entre los documentos, un ejemplar del libro "Operaciones secretas en la guerra" para que Eisenhower lo prologara.
6.- WILLIAM MARTIN, EL
PASAJERO DEL "SERAPH"
El submarino HMS Seraph
fue el elegido para transportar al Mayor Martin hasta
las costas onubenses. Estaba al mando el
teniente-comandante N. A. Jewell, que ya había
participado con éxito en acciones de espionaje y e Su botadura se produjo el 16 de Agosto de 1940, siendo heredero de prototipos que participaron en la Primera Guerra Mundial. Su centro de acción fue el Mediterráneo. La dotación era de 43 marineros y cinco oficiales cuando la operación "Mincemat" se llevó a cabo.
El día 19 de Abril de
1943, sobre las 18:00 horas zarpó de la base de Holy
Loch con rumbo a la isla de Malta. El cadáver,
transportado en coche desde Londres, se había colocado
en un recipiente metálico de dos metros de longitud y 60
cm. de ancho, simulando llevar en su interior, según
algunas versiones, material óptico. Otras afirman que
dijeron a la tripulación que se trataba de instrumental
meteorológico.
El día 30 de Abril,
aproximadamente a una milla marina de las playas de
Huelva, el submarino sale a superficie, para terminar su
misión. Tuvieron que esperar a que unos barcas de
pescadores terminaran de faenar, para no ser vistos.
Otro contratiempo estuvo a punto de dar al traste con la
operación: Un
Se estudiaron las condiciones meteorológicas y de navegación con el fin de que no fuera detectado por el enemigo. Navegaban de día y durante la noche subían a la superficie. Cuidaron que las corrientes del Estrecho de Gibraltar depositaran el cuerpo en el lugar previsto Sobre las 4:30 de la madrugada, llegado el momento, y según el horario previsto por Montagu, se dio la orden de subir el catafalco a cubierta. Junto a él solo permanecieron los oficiales a la hora de ser abierto. Jewell era el único conocedor del secreto, así que antes de proceder a destapar el cuerpo, tomó juramento de silencio a los allí presentes. Se celebró un breve oficio fúnebre, según tradición en la marina real inglesa. Jewel seleccionó un versículo relacionado con la necesidad de guardar silencio sobre lo que estaba aconteciendo. Después, colocaron el chaleco salvavidas (llamado "Mae West" con el típico humor británico) y se aseguraron de que el el maletín permanecería esposado al mayor Martin. Sólo entonces arrojaron al mar sus restos mortales. Dejaron con él un bote salvavidas de las Fuerzas Aéreas británicas para dar la impresión de que se había producido un accidente de aviación. Observaron durante algún tiempo la trayectoria que seguía el cadáver, ayudándolo con las olas de navegación del submarino a seguir el recorrido deseado. Una vez hechas todas las comprobaciones de seguridad, continuaron su viaje hacia la isla de Malta. Jewell informó a sus superiores enviando el siguiente mensaje: "Mincemeat completed".
Aquella misma mañana,
José Antonio Rey María, vecino de Punta Umbría de origen
portugués, descubrió mientras faenaba con su barca, el
cuerpo del capitán William Martin. Junto a él, encontró
una lancha neu José Antonio intentó pedir ayuda a otros pescadores para rescatar el cuerpo, pero tuvo que realizar él solo la tarea. El hallazgo fue puesto inmediatamente en conocimiento de las autoridades locales, que informaron rápidamente a la Comandancia de Marina y desde allí, ordenaron el traslado a Huelva para que el cuerpo fuera analizado.
El juez instructor
de la Marina de Huelva, Mariano Pascual del Pobil, se
trasladó a la zona para efectuar el levantamiento del
cadáver. Se hizo cargo del maletín del capitán inglés y
se dispuso a entregárselo a su amigo personal, el
vicecónsul británico Francis Haselden.
La autopsia se realizó
en el depósito del cementerio de Nuestra Señora de la
Soledad el día 1 de Mayo por el forense titular, Eduardo
Fernández del Torno. En su informe concluía que Martín
había fallecido aproximadamente entre cinco y diez días
atrás. Señaló el hecho de que no tenía las típicas
mordeduras de peces. Familiarizado con este tipo de
informes por los efectuados a otros marineros ahogados,
manifestó su extrañeza ante estas anomalías. Sin
embargo, los espías alemanes no prestaron atención a
estos datos. De haberlos tenido en cuenta, habrían
asociado que Martin no pudo estar en el teatro la noche
del 22 de Abril, porque en esa fecha llevaría varios
días muerto.
Es posible que los
alemanes, como el arrogante patólogo inglés
Bernard Spillsbury "Por un clavo se pierde una herradura, por una herradura un caballo, por un caballo un general, y por un general, una batalla" (proverbio inglés). Es probable que los miembros de la Abwehr estuvieran más interesados en el contenido de los documentos que en el cuerpo del mensajero. Pero precisamente en el cuerpo estaba la clave del engaño. Adolf Clauss fotografió, parece ser que con una Leika dotada de lentes especiales, las cartas de Martin. Pudo hacerlo en la misma Comandancia de Marina en Huelva, ya que su responsable en aquel momento mantenía estrecha relación de amistad con su padre, el cónsul alemán. La información le fue remitida a Gustav Leissner, Jefe de los Servicios Secretos germanos en España, aunque Clauss parece ser que también los envió por su cuenta directamente a Berlín. Cuando Haselden recibió el cuerpo del capitán Martin, organizó su entierro el día 2 de Mayo, rindiéndole todos los honores militares. Encargó la ceremonia a la agencia Morris & Haselden y una lápida a la Casa López de Huelva, procurando que no faltara ningún detalle al evento, incluida una corona de flores enviada por su prometida, Pamela y también de su familia. Sobre su sepultura podía leerse: WILLIAM MARTIN * BORN 29TH MARCH 1907 * DIED 24TH APRIL 1943 * BELOVED SON OF JOHN * GLYNDWYR MARTIN AND THE * LATE ANTONIA MARTIN OF * CARDIFF, WALES * DULCE ET DECORUM PRO PATRIAM MORI * R. I. P. * GLYNDWR MICHAEL * SERVED AS MAYOR * WILLIAM MARTIN, R.M.
En el mes de Junio, el
periódico "The Times" publica, en su lista diaria de los
caídos en el frente, el nombre de William Martin. El
Almirantazgo hace lo mismo, vinculándolo a la
muerte de otros dos oficiales realmente fallec
8.- LA "INTELIGENCIA" FASCISTA Cuando la Abwehr tuvo conocimiento de lo sucedido, movilizó sus influencias en España para recoger todos los pormenores del suceso. El Vicecónsul inglés había sido informado de la localización del cuerpo de William, pero se le ocultó que fuera portador de un maletín. Para dar mayor veracidad a toda la historia, el 4 de Mayo el Servico Secreto Naval inglés dirige desde Londres un mensaje confidencial y urgente a Sir Samuel Hoare, embajador del Reino Unido en España en una clave secreta de bajo nivel. En él se le insta a que envíe a Inglaterra, con absoluta prioridad, los documentos de Martin, "por ser estos de alto secreto y gran trascendencia". Le pide que eleve al gobierno español una petición formal para que le sean devueltos, con la máxima inmediatez posible, los papeles originales.
Los documentos e Arriaga se puso en contacto con el agregado naval en Madrid, capitán de navio Wilhelm Lenz para entregarle la cartera, llagando así hasta la embajada alemana, que radiará su contenido a Berlín. Mientras se estudiaban y fotografiaban, Arriaga contesta con evasivas a la petición del embajador británico. Cuando por fin, el día 13 de Mayo son entregados a la Embajada, se remiten inmediatamente a Londres, donde comprueban que las cartas han sido abiertas y vuelto a cerrar. Era evidente que estaban manipuladas. Montagu supo que el contenido había llegado a su destino; ahora la cuestión era averiguar si los alemanes se habían tragado el anzuelo. No obstante, para comunicar el final de la operación, Montagu mandó un mensaje cifrado a Winston Churchill, en ese momento en viaje oficial a Estados Unidos, con el texto: "Mincemeat swallowed whole" ("Carne-picada tragada entera") Aunque todavía no podían saberlo, la misión había resultado un éxito absoluto. Al terminar la Guerra, investigando los archivos secretos de la Kriegsmarine, encontrados en la ciudad de Tambach (Alemania),pudo comprobarse que las cartas de Martin se dieron por verdaderas, apenas catorce días después de descubrir el cadáver. El oficial inglés que estudió los documentos llegó a pensar que William Martin había sido un espia al servicio de Reich, cuando encontró las copias fotográficas de las cartas que fueron enviadas al almirante Karl Döenitz, militar alemán designado por Hitler como su sucesor, bajo la denominación de Reichspräsident. Es posible que junto a los documentos, también les fuera enviado el cuerpo del capitán Martin, aunque de esta afirmación no se tiene prueba alguna.
El alto mando alemán determinó el envío desde Sicilia a Grecia (Kalamata y Cabo Aroxos) de varias divisiones acorazadas. Una de "panzers" se desplazó desde Francia y otras, destinadas al Frente del Este en un momento decisivo (Kurch), fueron dirigidas hacia los Balcanes. También la flota de dragaminas puso rumbo al Egeo, dejando indefensa la isla. Lo mismo sucedió con las baterías antiaéreas de la zona. Córcega y Cerdeña fueron fortificadas dejando Sicilia totalmente desguarecida. El desembarco (Operación Husky) tuvo lugar el día 10 de Julio de 1943. A pesar de la evidencia, el Fünher seguía manteniendo que se trataba de una estrategia de despiste, enviando al mariscal Erwin Rommel a la ciudad de Atenas, al mando de todo el dispositivo alemán movilizado.
La invasión de Sicilia se produjo desde el sur, estando todas las defensas germanas orientadas hacia el norte. Los aliados sorprendieron a italianos y alemanes, que mantenían centrada su atención en Cerdeña. Los italianos se vieron obligados a replegarse rápidamente hacia Messina. El día 17 de Agosto, el general Patton del Séptimo Ejército y el mariscal de campo Montgomery del Octavo Ejército, habían tomado la isla. El coste de vidas humanas se redujo en ambos frentes, gracias al éxito de la operación Mincemeat. Lamentablemente no ocurrirá lo mismo, meses más tarde en el desembarco de Normandía ( Francia, 6 de Julio de 1944) en la que participaron muchos soldados de los que estuvieron en la batalla de Sicilia.
9.- EPÍLOGO
La Operación Mincemeat
se mantuvo en secreto hasta bastante tiempo después de
terminada la Segunda Guerra Mundial, por lo En los archivos de la Marina de Guerra alemana se encontraron documentos que hablaban sobre la filtración de información del Mayor William Martin. Eso tenía también una segunda lectura: la seguridad del Servicio de Inteligencia británico había fallado.
Sin embargo, nada se
desmintió. Todo quedó al descubierto cuando Winston
Churchill lo comenta en una reunión con sus ministros,
jactándose de la idea. Esta indiscreción fue aprovechada
por Alfred Duff Cooper, que en 1950 escribiría el
libro "Operación Desengaño". Entonces, el Primer
Ministro inglés encargó a Montagu que relatara la
verdadera historia de William Martin. Esta fue publicada
por entregas en el periodico "Sunday Express" con el
título "The man who never was" ("El hombre que
nunca existíó").
Fue tal su impacto popular, que se convirtió en un éxito de ventas, dando lugar a que se hiciera una película con el mismo título, protagonizada por el actor Clifton Webb. Desde que la historia del capital William Martin salió a la luz se ha especulado mucho sobre cual sería la verdadera identidad del cuerpo que jugó tan importante papel. Ewen Montagu mantuvo la promesa que hizo a la familia del fallecido. Sólo en 1977 reveló: " Fue un poquito holgazán (...) la única cosa realmente importante que hizo en su vida fue después de su muerte". Ewen Montagu recibió la condecoración de la Orden del Imperio Británico por su participación en le Operación Mincemeat. En 1953 escribió su famosa obra. Cuando William Martín recibió sepultura en el cementerio de ... en Huelva, miembros de la embajada y el consulado ingles visitaba con asiduidad su tumba, en la que nunca han faltado flores. Cuando se descubrió el misterio de quien era la persona que las colocaba fielmente, se supo que se trataba de Isabel Naylor, hija de un empleado de la empresa minera Rio Tinto Company, que siguió la tradición que le inculcara su padre cuando apenas contaba con 14 años de edad. La reina Isabel II la condecoró por su fidelidad al soldado desconocido.
10.- DOCUMENTAL "EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ" (Insertado en artículo de la Web)
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