"LAS LUMBRES DE SAN ANTÓN".
Jaén.
por M. Soler
Nuestro
agradecimiento a Miguel Ángel Narváez, cuya ayuda ha sido
decisiva a la hora de elaborar este artículo.
Granada, 17 de Enero de 2008 |
Siguiendo las tradiciones arraigadas en occidente, y como fruto
del sincretismo antes descrito, en Jaén se celebran las famosas
"Lumbres de San Antón". En ellas podemos reconocer los
ancestrales ritos paganos de las hogueras que ahuyentaban los
malos espíritus del ganado y de los animales domésticos,
evitándoles enfermedades y plagas. También adquirió importancia
el carácter triunfante sobre la herejía que caracterizaba la
identidad de San Antonio, en una tierra cuyas fronteras estaban
siendo permanentemente acosadas por los infieles musulmanes.
Según narran las crónicas, los ballesteros de la
capital, encargados de la defensa de la misma contra los ataques
árabes, ya tenían una capilla dedicada a San Antón en la
catedral. En ella homenajeaban a su patrón con cuatro antorchas
que permanecían ardiendo en el altar la víspera de su onomástica
y durante todo el día siguiente.
La festividad de San Antonio
Abad llegaría a Jaén hacia el siglo XIII, seguramente con los
nuevos habitantes que vinieron durante el periodo de la
repoblación castellana, influenciados estos por la devoción que
se le profesaba al santo en Francia y Centro Europa.
En el siglo XV, el regidor de
la ciudad y valido de Enrique IV, el Condestable de Castilla
Miguel Lucas de Iranzo propició el auge de estas fiestas
religiosas, que terminaron consolidándose en el siglo XIX por el
impulso de los ganaderos.
Como en otros lugares de Andalucía y de la Europa medieval, era
costumbre en muchos lugares quemar los restos de las podas que
habían quedado después de finalizar las tareas agrícolas del
invierno. En Jaén se hacían fuegos rituales con el “ramón” de
olivo y los enseres viejos que habían quedado inservibles para
la faena. Los capazos impregnados de aceite eran material ideal
para la combustión, lo mismo que la ropa o los muebles viejos.
Las hogueras se encendían al atardecer y en torno a ella se
congregaban los vecinos formando corros en los que se bailaba y
se entonaban cancioncillas en tono burlesco y no exentas de
ciertas picardías eróticas. Son los llamados “melenchones”, sin
duda una de las señas de identidad más
importantes de la
provincia de Jaén. Lola Torre se ha preocupado de rescatar del
olvido muchos de ellos, que han sido publicados en
Según esta autora, “mocicos y mocicas" cogidos de la mano,
rodeaban la lumbre. Durante la primera parte de la copla un
muchacho o una muchacha se quedan dentro del círculo. Durante el
estribillo, elige pareja y juntos danzan mientras el resto los
contemplan acompañándolos con música y palmas.
Vicente Oya, cronista de la
ciudad también se hace eco de estas costumbres populares.
En lo alto de la hoguera se coloca un muñeco hecho con ropa
vieja, relleno de paja y serrín, como si fuera un
espantapájaros. En su cabeza, pies y manos se han colocado
petardos que estallan cuando llega el fuego hasta ellos. Una
vez
más y como ocurriera con la leyenda del famoso Lagarto de la
Malena, muchos estudiosos del tema han querido ver en este acto
una forma de expresar la derrota del Maligno por las fuerzas del
bien, representadas en el fuego y la pólvora. No olvidemos que
la hoguera era una forma legal de ejecución y que fue utilizada muy
especialmente por tribunales eclésiásticos como la Santa Inquisición contra
los herejes.
Nos cuenta Miguel Ángel Narváez, un amigo de
Jaén, preocupado por las tradiciones y todo lo relacionado con la Cultura de
su tierra, que era costumbre de la gente echar en las hogueras muebles
(principalmente sillas de anea) para evitar que enfermara su ganado. "La
gente joven -nos cuenta- se encargaba de hacer las lumbres y buscar lo
que se quemaba en ellas. Aunque competían por hacer cada barrio la más
grande, nunca hubo altercados por que nadie quitara nada a otros".
Añade: "La falta de apoyo por parte de las autoridades y la actual
estructura de los barrios ha hecho que muchas hogueras no se puedan hacer y
la tradición no sea lo que era en otro tiempo".
Como en todo acto de
reafirmación social, el grupo participa de comidas comunitarias.
En Jaén es típico en estas fechas compartir las típicas
"rosetas" ( palomitas de maíz) y la calabaza asada, así como una
importante variedad de productos elaborados de cerdo y hechos
durante la "matanza". La "calabaza batatera" o el
"carruécano" son de los platos más representativos.
LETRAS DE
ALGUNOS MELENCHONES
Enviadas
por Miguel
Ángel Narváez Fernández
Anda vete, que no quiero
sacar la cara por nadie
al que le duela la muela
que se la saque, aunque
rabie.
estribillo
Anda diciendo tu madre
que la reina te merece
y yo como no soy reina
no quiero que me desprecies
estribillo
Ya está la cama hecha
y el cura en casa
y ahora dice la niña,
caramba y toma,
que no se casa.
Mariquilla, Maruja de
Ramalejo
ahora que te has casado
caramba y toma
con el "pellejo"
Me casé con el viejo por la
"monea"
la "monea" se acaba
caramba y toma
y el viejo "quea".
CARRERA
NOCTURNA 2008
Fotos: Miguel Ángel Narváez
Fernández
OTRAS TRADICIONES DE LA
PROVINCIA
Adentrándose en la provincia, entre las
tradiciones mejor conservadas, destaca la del municipio de
Arquillos, en la comarca de El Condado. Los vecinos, de manos
del alcalde, cada 16 de enero, "renuevan el voto" ante el patrón
san Antón, que no es más que la promesa de guardar ayuno y
abstinencia para agradecerle su milagrosa intercesión en la
epidemia de cólera del año 1885. En esta festividad, cobra
protagonismo la figura de el pelotero, interpretado por alguien
que tiene alguna promesa que cumplir y que simboliza al diablo.
Ataviado con una vestimenta burlesca, fustiga a los
participantes con un látigo en cuya punta suspende una alpargata
vieja, recordando las tentaciones a las que se vio sometido san
Antón en el desierto. Al final, todos los vecinos degustan los
sabrosos "pericones de San Antón", deliciosos roscos de harina y
huevo.
Otro pueblo que destaca por su
celebración es Quesada, en plena Sierra de Cazorla, en donde las
hogueras son avivadas por los vecinos para que perduren hasta el
día 20, festividad del patrón de la localidad, san Sebastián.
Pero sin duda, los más osados son los municipios de Bedmar y
Arjonilla, cuyos vecinos saltan sobre las ascuas de las hogueras
encendidas con ramas de olivo.
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