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"LAS CARAS DE BÉLMEZ" TELEPLASTIAS DE BÉLMEZ DE LA MORALEDA (JAÉN) ¿Fraude o fenómeno paranormal?
EL ORIGEN
El pueblo de Bélmez de la Moraleda se encuentre situado en el complejo montañoso de Sierra Mágina, en la provincia de Jaén. Parapsicólogos de todo el mundo se han interesado por el fenómeno denominado "teleplástias" que un día surgieron en una de las casas de ese pueblecito jienense. No entraremos a valorar aquí qué tiene de fraude o qué de fenómeno paranormal lo que allí sucedió, pero hemos considerado oportuno relatar en este espacio uno de los acontecimientos que trascendió a todo el país, y que tuvo lugar en Andalucía. Para muchos, es el fenómeno paranormal más visitado y comentado del mundo.
Todo comenzó el día 23 de Agosto de 1971 cuando la propietaria de la vivienda situada en la Calle Real número 5, Doña María Gómez Cámara de Pereira, descubrió en el suelo de cemento la cocina de su vivienda una extraña mancha. Observó que poco a poco, en la zona próxima a la chimenea, ésta fue adquiriendo el aspecto de un rostro humano. A medida que avanzaba el día la sombra se fue consolidando hasta adoptar un aspecto inequívoco. Ante la extrañeza de lo que sucedía informó inmediatamente a su familia y vecinos que a su vez trasmitieron la noticia al resto de los habitantes del pueblo. Por su parecido, la cara fue asociada a la imagen de la Santa Faz que se guarda en la Catedral de Jaén. La gente comentaba que era una "manifestación" de Cristo. A pesar de la benéfica interpretación, la familia Pereira decidió deshacerse de ella destruyéndola. En el mes de septiembre de ese mismo año una nueva figura aparece en su domicilio. Esta vez deciden conservarla, extrayéndola del lugar de donde emergió y protegiéndola con un cristal, a forma de cuadro.
Relicario de la Santa Faz y cara conocida como "La Pava".
LAS LEYENDAS URBANAS
La noticia se extendió rápidamente por toda la comarca. Supersticiones y creencias religiosas de los habitantes de la región, así como la presión mediática a la que se vio sometido el acontecimiento (radio, prensa y televisión se hicieron pronto eco del suceso), obligó al Ayuntamiento a tomar cartas en el asunto. Manuel Rodríguez Rivas, entonces alcalde de la villa, ante la magnitud que estaba alcanzando el acontecimiento, decidió investigar sobre lo que estaba pasando. Envió a un maestro de obras (Sebastián Fuentes León) para que levantara el suelo y averiguara la causa del presunto fraude. Como posibles explicaciones de hablaba de manchas de humedad o de aceite, incluso de radioactividad.
Dibujo de la SEIP publicado por el periódico ABC
Durante estos trabajos aparecieron los primeros huesos de restos humanos hallados en la casa, aproximadamente a tres metros de profundidad. Esto no sorprendió a los vecinos. Según informaron, las lluvias torrenciales arrastraban en ocasiones restos de cadáveres de un cementerio que imaginaban en el subsuelo. El sitio parece que en la antigüedad estuvo ocupado por un asentamiento romano, sobre el que se levantó una mezquita (siglo X). Como era costumbre en la etapa de cristianización que siguió a la reconquista, la mezquita fue sustituida por una iglesia junto a la que se construyó un cementerio que llegó hasta el siglo XVIII. En el siglo XIX se edificaron las actuales viviendas próximas a la iglesia. Desde entonces, la casa de las caras ha sido ocupada por distintas generaciones de la familia Pereira. Entregados los huesos a la policía y analizados posteriormente con la prueba del carbono catorce, dieron una cronología correspondiente al siglo XII. Como curiosidad cabe señalar que entre los restos humanos encontrados no aparecía ningún cráneo por lo que podría decirse que esos difuntos fueron desposeídos de sus cabezas. Esto dio lugar a que se dijera que las caras que aparecían en la casa eran las de aquellos difuntos enterrados allí. La leyenda de que pudieron ser herejes sacrificados por decapitación fue una de las hipótesis que circuló entre los más dados a la fantasía.
Dentro de esta corriente teórica surgieron otras versiones afirmando que la casa de la familia Pereira y las que le rodeaban pertenecían a un lugar maldito. A mediados del siglo XIX vivían en ella María Antonia Martínez y su marido Ramón Sánchez, abuelos maternos del esposo de María Gómez. Cuentan que su pequeña hija Ramona se asustaba y lloraba con frecuencia. Decía la niña que escuchaba lamentos de quienes ella llamaba "personas invisibles". Deambulaban como perdidos, vagando por la vivienda. En las casas colindantes se decía que los objetos cambiaban de sitio misteriosamente, siendo varios los testigos que en su momento tuvieron ocasión de comprobarlo. Hasta tal punto llegó el grado de alarma que consideraron necesario pedir ayuda a una curandera de la Sierra de Cazorla que, al parecer, acabó expulsando a esos espíritus. A todo esto hay que añadir que según el marido de María Gómez, su abuelo Ramón Sánchez, murió en la cocina de las caras ante la presencia de un fantasma. En sus últimos momentos de vida no cesaba de repetir: "Esto tiene que ser un alma del otro mundo".
LA DIFUSIÓN DE LA NOTICIA
El primero en dar la noticia en la prensa escrita fue un reportero del periódico local de "El Ideal" de Jaén bajo el título "Un rostro que aparece y desaparece de un fogón". La presencia circunstancial de otros corresponsales del diario "Pueblo" (Leo Casado y Martín Semprún) que se hicieron eco del suceso, le dio repercusión a nivel nacional. Los visitantes llegaron por miles, llegando a triplicar el número de habitantes del pueblo. Hasta tal punto fue así que el gobernador civil de Jaén, Ruiz de Córdoba, tuvo que ocuparse personalmente del evento (llegó a personarse en la casa de María), teniendo que rendir cuentas al ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi. Las especulaciones sobre si era un reclamo para atraer el turismo al pueblo no se hicieron esperar. El diario "ABC" publicaba en sus páginas que las caras de Bélmez se habían convertido en una lucrativa atracción turística. Para completar su informe, Ruiz de Córdoba pidió a su amigo personal y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Germán de Argumosa, que realizara una investigación sobre lo que estaba aconteciendo en ese pueblo de la serranía. Será el prestigiado profesor y especialista en temas paranormales el que conseguirá que la atención internacional vuelva sus ojos hacia las teleplástias jienenses. Llamó a la participación a un colega suyo de la Universidad de Friburgo (Hans Bender) y juntos realizaron una serie de psicofonías que se han conservado hasta hoy.
Pulsar para ampliar imagen Portada de "El Ideal" de Jaén donde apareció la noticia.
Distintas noticias sobre las caras de Bélmez publicadas por el periódico ABC
El periódico anuncia el precinto de Argumosa
Para obtener resultados definitivos, Germán de Argumosa solicitó que la habitación de las caras fuera sellada durante algún tiempo para comprobar la evolución del fenómeno. Nadie entró en la cocina durante los tres meses que estuvo sometida al experimento. Se encargó de levantar acta del procedimiento el notario de Huelma Antonio Fernández Luque (1972). Se pudo comprobar que dieciséis caras nuevas habían aparecido durante ese periodo, y así lo dejó constatado. Esta experiencia colmó los límites de la tolerancia del régimen franquista, que a través del Jefe del Movimiento en Segovia, Pablo Núñez Moto, amenazó con una carta al alcalde de Bélmez (Febrero, 1973), instándolo a que acabase con todo aquello, ya que consentirlo era "no ser adepto al régimen de Franco". También lo llamó a su despacho, y allí le dijo: "Como no acabes con esto, te voy a meter en la cárcel". A pesar de todo, Manuel Rodríguez Rivas mantuvo la posición que había sostenido hasta ese momento: las caras no eran un fraude y su cometido en la obligación de mantener el orden en el pueblo era intachable.
A estas alturas del tiempo, las visitas para contemplar el extraño suceso se hicieron multitudinarias. Las declaraciones de Germán de Argumosa aportaron credibilidad a los hechos. Era frecuente ver a famosos de la vida pública como al toreros, cantantes. Hasta los nietos del dictador se contaron entre los curiosos que esperaban para ver las caras. Otros investigadores se fueron añadiendo a los estudios: Pedro Amorós, Iker Jiménez y Jiménez del Oso serían algunos de ellos.
El obispo de Jaén, Miguel Peinado Peinado usó toda su influencia política para acabar con el fenómeno
COMIENZA LA "OPERACIÓN TRIDENTE"
"Operación Tridente" fue el nombre que recibió un conjunto de actuaciones que tuvieron lugar por parte de algunas personas e instituciones para intentar desprestigiar y silenciar el fenómeno de las caras de Bélmez. Para los detractores de las teleplastias dicha operación nunca existió; simplemente distintos especialistas desenmascararon el fraude. Quienes las daban como verdaderas creyeron firmemente en una conspiración para dejar en ridículo a sus seguidores. Iker Jiménez creyó demostrar que existió una comisión ministerial de la cual llegó incluso a emitirse un informe. Los análisis realizados por el CSIC (1991, 1994 y 2002) evidenciaron que en las caras no había ni aceite, vinagre, hollín o sales de plata. Siguiendo la teoría de los defensores de la existencia de la Operación Tridente, el régimen de Franco abrió tres frentes: A través de la iglesia (eclesiástico), del Estado (políticos) y de la Ciencia ( algunos científicos del régimen). La prensa fue un cuarto elementos utilizado para divulgar los argumentos de los tres primeros.
· La iglesia. Muchos de los seguidores del fenómeno de las caras de Bélmez están convencidos de que si se hubiera mantenido la primera teoría, la iglesia hubiera adoptado una actitud diferente. Al principio la cara de "la Pava" se comparó con la de la Santa Faz de Jesús, icono muy venerado en la catedral de Jaén. Si la afluencia de autocares hubieran tenido cariz cristiano, las cosas tal vez se habrían enfocado de forma diferente. El cura del pueblo por aquel entonces era Antonio Molina y fue el primero en ser instrumentalizado por la institución religiosa. Sufrió fuertes presiones para explicar desde el púlpito que todo lo sucedido no era nada más que una broma entre las gentes del pueblo y de cuyos resultados pretendieron sacar beneficio económico. Tachó de fraudulentas las pruebas realizadas por el profesor Germán de Argumosa, reconociendo años después que nunca tuvo pruebas para afirmar que lo sucedido no fuera realmente un hecho parapsicológico. Terminaría abandonando el pueblo y renunciando a su carrera de sacerdocio. El obispo de Jaén también jugaría un papel decisivo en esta partida.
· El Estado Puso al servicio de la investigación a distintos estamentos, llegando a preocuparse por demostrar el fraude, implicando en la operación desde la policía local hasta el titular del Ministerio de Gobernación. Cuando la Brigada de Investigación Criminal no pudo demostrar ningún tipo de fraude, el alcalde de Bélmez fue llamado al Gobierno Civil siendo amenazado por su titular con ser detenido. Posteriormente requirió su presencia el ministro Tomás Garicano Goñi. Hasta el mismo general Franco, a través de su mujer Carmen Polo, pidieron explicaciones y exigieron actuaciones contundentes para acallar los hechos. Sin embargo, ni las amenazas de las más altas instancias de la dictadura surtieron efecto.
· La Ciencia El Ministerio de Gobernación seleccionó a una serie de personas especialistas en distintas disciplinas entre las que figuraban fotógrafos profesionales, pintores que explicaran los posibles trucos de pinceles y óleos, químicos capaces de certificar un fraude de las manchas en el cemento. Fueron convocados todos los técnicos necesarios para desenmascarar un presunto timo a las masas. La comisión publicó que las caras habían sido pintadas empleando hollín y vinagre, teoría que fue descartada por las investigaciones del CSIC.
Interpretación de una de las pareidolias.
LA REACTIVACIÓN DEL FENÓMENO
Los medios de comunicación fueron dando cuenta de todos estos acontecimientos. Tal y como recogen los periódicos de la época, autocares de visitantes acudían a Bélmez para ser testigos de lo que allí estaba sucediendo. Los dueños de la casa fueron acusados de timadores, charlatanes y manipuladores. El mismo Gobierno de aquél momento ordenó cerrar la vivienda a los curiosos, presionados por la Iglesia. Se inició una investigación oficial sobre el particular. Aunque no pudo averiguarse las razones por las que se producía el fenómeno, si quedó demostrado para muchos, que no existía fraude alguno por parte de la familia Pereira, ni una confabulación con el Ayuntamiento del pueblo para atraer el turismo al municipio.
Se levantó acta notarial de lo que estaba ocurriendo. Se precintó la vivienda durante algún tiempo sin permitir a nadie entrar o salir de ella. Cuando volvieron a abrirla -según declaraciones notariales-, algunas de las imágenes habían cambiado su posición (Acta de la Notaría de Huelva, números 667 y 462 /1.973) al parecer, sin ningún tipo de intervención humana. Investigadores como el profesor Germán de Argumosa se interesaron por el fenómeno de las llamadas "teleplástias". Según algunas teorías, se formaban como resultado de la proyección telepática de la dueña de la casa: María.
Investigadores de universidades de Argentina, Alemania, Francia y también de España, entre otras, realizaron todo tipo de pruebas en sus laboratorios, intentando explicar a qué podía responder esa fenomenología, sin llegar a ponerse de acuerdo en los resultados. Tampoco ha podido demostrarse de que se trata de un fraude o de algún tipo de truco pictórico. María Gómez, que fue considerada la medium que provocaba el fenómeno, fue interrogada por las autoridades, aceptando incluso pasar por la prueba del polígrafo (detector de mentiras). Enferma de asma, soportó estoicamente la continúa avalancha de visitantes. Se llegó a decir que era la que generaba, con la fuerza de su mente, las apariciones misteriosas y que éstas desaparecerían cuando falleciera. Sin embargo, tras su muerte, no solamente se han conservado las caras, sino que han aparecido otras nuevas. En el caso de algunas de éstas últimas sí parece haberse demostrado el fraude, apuntando todas las sospechas a los herederos de la famosísima casa.
María Gómez Cámara y algunas de las imágenes fraudulentas aparecidas tras su fallecimiento.
Todos estos hechos sobrenaturales al margen de la iglesia empezaron a preocupar a sus dirigentes. Si bien en un principio se pretendió asociarlo con la imagen de Jesús y del Santo Rostro, icono muy venerado en Jaén, quedó claro que se trataba de un fenómeno laico. Por añadidura, algunas versiones hablaban de herejes decapitados por los recién llegados cristianos, tras la reconquista. Los feligreses desertaban de misa y acudían a la casa de María a ver el prodigio, el milagro de las caras. El obispo de Jaén usó de todas sus influencias políticas para poner freno a toda esa parafernalia. En esa partida de ajedrez la primera pieza que movió fue la del cura del pueblo.
Los medios de comunicación que desde el principio se hicieron eco de la noticia se posicionaron a favor y en contra, publicando pruebas y teorías en un sentido y en otro. La atención se mantuvo viva durante algún tiempo, cayendo en el olvido pasados unos años. Entre los que defendían que era un fraude se argumentaba que era una invención ideada por la familia para explotarlo económicamente que se utilizó en el pueblo para atraer el turismo. Se implicó incluso al ayuntamiento en este asunto. Aunque la familia Gómez no cobraba por las visitas, los visitantes solían dejarle a María una cantidad de dinero, considerada como la voluntad. En la Oficina Española de Patentes y Marcas se registró la denominación Caras de Bélmez en el año 2005, asociándose al nombre de Carmen Gómez Hervás. Esto se hizo un año después de la muerte de María, su descubridora y presunta protagonista del acontecimiento.
Pasado algún tiempo, especialistas en estos temas como Iker Jiménez ponen el caso de actualidad en revistas y televisión. Da a conocer las nuevas apariciones que vuelven a ser cuestionadas, sobre todo cuando Francisco Mañez le indica a Pedro Amorós la forma de elaborarlas. Según él, pueden hacerse en una base de cemento con agua, aceite y vinagre. Cuando se repasan las posibles teorías causantes, surge una nueva. La aparición de las famosas "Caras de Bélmez" se han relacionan con varias muertes violentas de algunos de los familiares de María Gómez durante la guerra civil española y que tuvieron lugar en el santuario de la Virgen de la Cabeza en Andujar (Jaén). El tema ha sido tratado en el libro "Tumbas sin nombre" (ISBN: 8441413363)*.
El libro centra su argumento en los resultados de una sesión de hipnosis a la que se sometió María López Cámara. En sus manifestaciones hace mención a ciertos familiares que murieron de forma violenta durante la Guerra Civil española en el santuario de la Virgen de la Cabeza. A todos ellos se les pone en relación con las caras de su vivienda. La interpretación más estrambótica es la que compara el primer rostro aparecido ("La Pava", interpretada al principio como la Santa Faz) con un guardia civil.
Entre las coincidencias que hicieron que se relacionara el fenómeno con cuestiones religiosas de del mundo de ultratumba, hay que mencionar las reformas que se llevaron a cabo en la iglesia del pueblo (al lado de la casa de María), el mismo año en que se produjo la primera aparición, y en la que aparecieron restos de huesos de enterramientos antiguos. Otra cosa que llamó la atención de los investigadores es la consideración de que las teleplástias parecen estar "vivas", ya que evolucionan en sus formas. La denominada "la Pava" se perfilo primero con solo los ojos, luego la nariz, la boca, y así hasta formarse en varios días la cara que podemos contemplar hoy. Cambian, igualmente, las expresiones faciales de las mismas. Algunas han llegado a desaparecer totalmente, mientras otras han surgido como nuevas. Entre las más comentadas está la que se ha interpretado como la cara de Franco.
Una de las caras interpretada como rostro de Franco.
María, la protagonista de este historia jamás se lucró ni rentabilizó en su beneficio las posibilidades económicas de este fenómeno. Su casa y su forma de vida no se modificaron a lo largo de su vida. Murió el día 3 de febrero de 2004. La casa de las caras fue vendida años después por la familia, cansada de sufrir las consecuencias del fenómeno. Por su parte, la Junta de Andalucía asignó una considerable cantidad de dinero en restaurar y habilitar para visitas turísticas la vivienda. Incluso de planteó crear un centro de interpretación donde se explicaría a los curiosos todo lo relativo con lo que allí había sucedido, cediéndose para ese fin terrenos próximos a la escuela del pueblo. Esta decisión se criticó duramente en los medios de comunicación, alegando que el más de un millón de euros de inversión hubiesen estado mejor destinado en otros monumentos históricos de mayor reconocimiento artístico y cultural.
http://www.ideal.es/jaen/v/20100604/provincia/destinan-cerca-millon-euros-20100604.html
http://www.elmundotoday.com/2009/11/jordi-labanda-disenara-las-nuevas-caras-de-belmez/
Otra iniciativa para explotar la popularidad y difusión que ha supuesto para el pueblo de Belmez el fenómeno de las caras vino de mano de la alcaldía en el año 2009, presidida en ese momento por el partido político Izquierda Unida. Su alcaldesa, Aurora Rubio patrocinó el proyecto dirigido por Jordi Labanda que tenía como objetivo atraer a un tipo de turismo diferente:
Aunque el precio pagado por los diseños se consideraron excesivos, Aurora Rubio argumentó que las auténticas caras de Belmez dan "pena y asco", que la nueva imagen de las caras atraerá a un tipo de turismo más jocoso y que a la larga, el dinero invertido traerá grandes beneficios al pueblo.
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