SAN MIGUEL, LOS DRAGONES Y LA LEYENDA DEL LAGARTO DE JAÉN.
I I - LA LEYENDA DEL LAGARTO DE JAÉN.
Ensayo: Milagros Soler Cervantes
1.- LAS RAZONES DE LA MEMORIA
La presencia de animales con aspecto monstruoso forma parte de las fábulas de todos los pueblos y en todos los tiempos. Serpientes y dragones forman parte de estos mitos que han ido tomando carta de identidad según las culturas que los han ido adoptando. Sus características se han ido conformando a través de las necesidades históricas y sociológicas que han tenido los pueblos para explicarse a sí mismos, a través de sus cosmologías.
En el caso de la leyenda del lagarto de Jaén han sido muchos los investigadores que han tratado el tema consiguiendo, si no aclarar sus orígenes, sí aproximarse a una explicación de su existencia. Se ha dicho que la imagen del lagarto está grabada en el inconsciente colectivo de los habitantes de la capital giennense- La planta de la ciudad sugiere a muchos la idea de un saurio dormido a los pies de la montaña del Castillo de Santa Catalina. De hecho, la topografía de este cerro recuerda, a través del trazado que siguieron sus primeras murallas, la figura de una lagartija. También puede suceder que la forma se interprete como un lagarto, precisamente por estar grabada esa imagen en el pensamiento ancestral de sus habitantes.
1 2 1.- Monumento al lagarto de Jaén en el barrio de la Magdalena. 2.- Topografía y murallas en el cerro del castillo de Santa Catalina (Jaén).
Para Juan Eslava Galán la tradición que ha dado lugar a la leyenda del lagarto de la Magdalena puede remontarse a los siglos VI y I a. d. C. Sin embargo, las figuras de serpientes, dragones marinos y otras especies de animales totemicos las encontramos en la cultura ibérica, tan enraizada en Jaén desde sus orígenes. Como ejemplo de estas representaciones en el mundo ibérico tenemos a la Dama de Baza (lleva un ave de pequeña dimensiones en una de sus manos) o el llamado "Vaso de La Alcudia" de Elche. En este último pueden verse dos serpientes criocéfalas (con cresta) entrelazadas con los llamados "ojos mágicos" y con asas imitando las formas de ese reptil. Ha sido interpretado como un objeto de simbología religiosa con influencia de divinidades orientalizantes. También es frecuente el uso de estos animales en todo tipo de joyas, algunas usadas como amuletos.
La herencia tartésica de la Virgen del Rocío ha dejado prendido en uno de sus hombros una salamanquesa “de plata y oro”, según recoge el cancionero popular. Desde Creta, Fenica o Grecia trajeron los primeros colonizadores diosas con serpientes y dragones marinos. La tradición ofídica en los cultos indígenas de Iberia no es un elemento extraño, como no lo es en el mundo mediterráneo ni en el resto de Europa. Esas “diosas de las serpientes” procedentes del Egeo, así como otros animales míticos, se asumirían en las religiones locales, como lo fueron posteriormente los traídos por el judaísmo desde Egipto y Mesopotamia con el cristianismo. Por lo tanto, y sin fuentes gráficas o escritas que nos den ciertos márgenes de certeza, hablar de una fecha concreta para el origen de la leyenda del lagarto de Jaén como hace Juan Eslava, es un tanto aventurado teniendo en cuenta la complejidad de los diferentes sincretismos.
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Sobre la relación que establece algunos eruditos con ritos agrícolas cabe señalar que existen patrones semejantes a los que se mencionan y que se repiten en distintos puntos tanto de nuestra geografía peninsular como en la de los países vecinos. Por esa razón, tampoco podrían justificar el origen local de la leyenda. Consideramos pues, que la teoría sobre las fechas que establece Juan Eslava Galán no está en disposición de ser considerada más allá de la conjetura.
La presencia del lagarto como animal tótem de la ciudad de Jaén aparece ya en las primeras representaciones cristinas. Coincidimos con Ureña Portero en la posibilidad de que el tema del lagarto fuese tratado también con anterioridad en las tradiciones judías. De hecho, en la leyenda valenciana del Patriarca, es un reo judío el que mata al lagarto del río Turia. En 1227, Fray Domingo de Soria, obispo de Jaén lo incluyó en su escudo. Apenas conquistada la ciudad, la imagen del lagarto fue asociada con la capital del Santo Reino. Todo esto nos lleva a pensar que la identificación entre el símbolo y los habitantes de la región se había venido consolidando en fechas muy anteriores y desde consideraciones de religiosidad y nobleza.
Escudo de la Catedral de Jaén con la Virgen María sosteniendo al niño Jesús. A sus pies, un dragón-lagarto que la asocia a tradiciones como la de la Tarasca.
La leyenda del Lagarto de la Magdalena, también conocido como Lagarto de la Malena o “Lagarto de Jaén” tiene, pues, un origen incierto que entronca seguramente con tradiciones compartidas con culturas de geografías diferentes. Adquiriría su propia idiosincrasia al imbricarse en las costumbres de los habitantes del lugar, que lo fueron conformando a imagen y semejanza de sus propias necesidades simbólicas.
Se sitúa su leyenda frente a la iglesia de la Magdalena, en el barrio que recibe este nombre. Es el templo más antiguo de la capital (siglo XI) levantado sobre una antigua mezquita, cuya alberca de abluciones se conserva todavía. Próxima a ella existe un manantial de agua que ya fue canalizado por los romanos y continuó su uso en tiempos de árabes y cristianos. Las últimas reformas datan del siglo XIX, (1849). Actualmente su estado es deplorable debido a la suciedad y el abandono al que se ve sometido ante la presión demográfica de esa zona de la ciudad, sin que las autoridades hagan nada al respecto. Su planta en arco, se cierra en segmento con reja que protege la entrada del manantial.
3.- EL SINCRETISMO DE LAS DISTINTAS LEYENDAS
Entre las versiones que circulan sobre cómo se produjeron los acontecimientos que dieron lugar a esta tradición tenemos, según Alfredo Cazabán Laguna (1913), tres relatos de la leyenda y un cuarto vinculado al descubrimiento de América añadido en época reciente.
3.1.- EL CABALLERO DE LOS ESPEJOS Para acabar con un lagarto que se había instalado en el Raudal de la Magdalena, los vecinos pidieron ayuda a un caballero, que vistiéndose con una armadura de espejos, deslumbró a la fiera. Aprovechó esta desventaja del animal para matarlo, clavándole su espada. Tiene paralelismos con la leyenda valenciana del Patriarca. No puede ser considerada como una versión surgida de un verdadero acontecimiento local, dado que la encontramos también en otros lugares sin constancia de haber sido importada o exportada.
3.2.- EL CONDENADO Y LOS PANES Las autoridades de Jaén, desesperadas por las quejas que recibían de los ciudadanos como resultado de las atrocidades que cometía un enorme lagarto, decretaron conceder la amnistía a quien consiguiera librarles de él. Un preso se ofreció, pidiendo para su empresa un caballo, panes calientes y pólvora. Llegada la noche, hizo una hilera de panes que iba arrojando por el camino. El animal se los iba comiendo y al llegar la Plaza de San Ildefonso le arrojó el saco de pólvora, que también devoró, explotando como consecuencia, a los pocos minutos.
1 2 3 1.- Raudal de la Magdalena. Según la leyenda, en la gruta vivía el lagarto junto a una fuente de agua. 2.- Estado de abandono del emblemático barrio 4.- Placa conmemorativa
Lo mismo que en el caso del caballero de los espejos, recoge episodios que se asemejan a la leyenda valenciana del Patriarca antes mencionada. En el caso de Valencia, se especifica que el condenado era un judío condenado a muerte, que a cambio de su libertad, se comprometió a matar al dragón. Vestido con una armadura consiguió cegar al animal y con esa ventaja, darle muerte. Esta versión fue recogida por Juan Eslava Galán que la escuchó contar a un vecino del barrio de la Magdalena. Según leemos en algunas de las fuentes que se hacen eco de esta leyenda, para Alfredo Cazabán y Juan Eslava Galán, esta sería la narración más verosímil, ya que durante mucho tiempo se exhibió en la Iglesia de San Ildefonso la piel de un caimán.
Sobre la teoría de estos autores nos gustaría señalar que existe otra historia parecida en Córdoba con paralelismos muy a tener en cuenta: la del caimán de la Fuensanta en Córdoba. En el Santuario de la Virgen de la Fuensanta se expone la piel de un caimán que llegó a esas tierras por el Guadalquivir. Sembró el pánico entre los cordobeses hasta que un cojo, después de estudiar las costumbres del animal, lo esperó subido en un árbol con un pan y su muleta. Cuando el enorme lagarto abrió la boca para comerse el pan, el hombre le clavó su muleta en la garganta. La muleta fue colocada como exvoto en la iglesia de la Fuensanta junto a la piel del reptil. Otra versión de hace que el protagonista sea un reo condenado a muerte al que le ofrecieron el perdón si acababa con el bicho. Otra vez encontramos paralelismos entre Jaén, Córdoba y Valencia.
1 2 1.- Monumento al pastor de Calzadilla (Cáceres). Mató al lagarto que devoraba sus ovejas 2.- Restos del caimán expuesto en la capilla de Santa María de la Fuensanta (Córdoba)
3.3.- EL PASTOR Y LA FALSA OVEJA Un pastor cansado de que un lagarto gigante se comiera los rebaños, mató a una oveja, la rellenó de yesca y se la puso al reptil para que se la comiera, muriendo como consecuencia de haber caído en la trampa. Esta versión es la primera que se conoce escrita y data del año 1628, siendo el autor Pedro Ordóñez de Ceballos y su obra “Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de la Ciudad de Jaén”. Tiene también semejanza con otras como la del pueblo de Calzadilla (Cáceres) en la que otro pastor dio muerte a un lagarto gigante que devoraba sus ovejas.
En uno de los viajes de Colón al Nuevo Mundo viajó un carpintero giennense que trajo consigo un pequeño lagarto que con el tiempo se transformó en un caimán. Ante la imposibilidad de alimentarlo debido a la voracidad del animal, le dio suelta sembrando el pánico entre los vecinos. Es muy posible que, como se han resuelto casos similares en otras ocasiones, dieran muerte al animal con alguna suerte de trabucazo. Este tipo de anécdotas son frecuentes en periodos en los que se llevan a cabo descubrimientos geográficos. Trasladar animales exóticos para que sean contemplados por aquellos que no han tenido ocasión de viajar, se hace desde tiempo inmemorial. La reina Hapsesut ordenó que los trajesen desde el país del Punt o desde la misma Tarsis (¿Tartessos?). Roma exhibía en sus circos leones africanos. Los viajeros del siglo XIX organizaron jardines zoológicos en Europa con ejemplares exóticos procedentes de los países que visitaban. También lo hicieron los navegantes que llegaron hasta el Nuevo Continente tras el descubrimiento de América. Por lo tanto, el episodio del carpintero indiano podríamos considerarlo como una posible verdad exagerada por el recuerdo. Pero no sirve para explicar por sí misma la leyenda del lagarto de Jaén, entre otras cosas, porque el mito había nacido mucho antes. Restos de caimanes, leones, serpientes, etc. son expuestos en muchos de nuestros pueblos como objetos curiosos, sin que por ello se hayan suscitado ningún tipo de leyendas.
No sabemos en qué momento tomó la forma lo conocemos ahora como la leyenda del lagarto de Jaén. Solo podemos movernos a nivel de conjeturas, hipótesis más o menos argumentadas de difícil contratación y mucho menos datadas, al menos hasta que encontremos alguna fuente fidedigna que nos señale el momento.
Sabemos que en tiempos de Alfonso X ya existían hazañas parecidas a las del famoso lagarto de la Magdalena en Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa) .Podemos deducir, siguiendo el hilo de estas informaciones, que estamos hablando de tradiciones anteriores que ya estaban consolidadas en ese momento. Pero no podemos seguir avanzando sin antes obtener más datos ni dar mas datos sin advertir que pueden resultar inciertos.
Resulta un tanto temerario por lo tanto, dar fechas como hace Juan Eslava. Mucho más increíble resulta aceptar como bueno el origen de la leyenda en tradiciones orales que nada tienen de originales y cuyos paralelismos nos dicen abiertamente que no son de origen local. O por lo menos, que son coincidentes y por lo tanto, inservibles para explicar la singularidad del mito.
Seguramente esta necesidad de tenerlo todo perfectamente explicado nada tiene que ver con el verdadero sentido del conocimiento, que nos enseña que siempre hay “puntos de fuga” que tenemos que seguir investigando. Tal vez no sea necesario ni resulta tan importante saber en qué fecha se habla por primera vez del dragón del Raudal de la Malena, pero si interese comprender el verdadero sentido de sus distintos sincretismos, así como la carga de su interpretación simbólica.
Personalmente no creo que nadie consiguiera matar al lagarto de Jaén. De hecho, dicen que hay quien ha creído verle vagar por las calles de la vieja judería, subiendo pesadamente hasta la antigua alcazaba árabe del cerro de Santa Catalina. También refugiarse en alguna de las capillas de la Catedral de la Asunción. Desde esos lugares contempla melancólico la ciudad que quiso exterminarlo en la ficción, pero lo inmortalizó en su leyenda.
Uno de los muchos gatos que viven en el Barrio de la Magdalena.
JAVIER CRUZ: La leyenda del lagarto de la "Malena"
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