LA CATEDRAL DE JAÉN (O DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA)
Artículo: Milagros Soler Cervantes ©
1.- HISTORIA Y ORÍGENES
Como sucede en la mayoría de los casos en tierras conquistadas a los árabes, la catedral de Jaén se levanta sobre el lugar en el que se ubicaba la mezquita aljama o mayor. En la Primera Crónica General de España editada por Ramón Menéndez Pidal se describe la entrada triunfal de Fernando III en Jaén, siendo uno de sus primeros actos oficiales, la conversión de este sitio de oración árabe en una iglesia cristiana.
En solemne procesión, el obispo de Córdoba Gutierre purificó el sitio, consagrándolo al culto de la Ascensión de María Santísima en el año 1246, según podemos leer en Memorias para la vida del santo rey Don Fernando III de Andrés Marcos Burriel (1719-1761). Fernando III la erigió en catedral cuando la sede episcopal de Baeza se trasladó a Jaén (1249). El culto cristiano introduce modificaciones en el edificio, produciendo un giro de 90º del altar mayor con respecto a la antigua quibla musulmana.
Las últimas incursiones árabes que se produjeron en 1368 por parte del rey de Granada, aliado con Pedro I el Cruel, someten a la ciudad a durísimos asaltos que destruyeron todos sus templos. Eso determina que en aquel mismo año Nicolás de Biedma, de origen gallego, obispo de Cuenca y Jaén, decidiera derribar definitivamente la antigua mezquita aljama de Yyayan. Había sido un importante centro religioso en tiempos del rey jienense nacido en Arjona, Muhammad I, conocido también por el nombre de Al-hamar de Arjona (el Rojo, por el color de su barba) y que fuera fundador de la dinastía nazarí que reinaría en Al-Andalus hasta la conquista de Granada a Boabdil por parte de los Reyes Católicos.
Nicolás de Biedma terminó con la herencia medieval del primer edificio que la cristiandad jiennense dedicó al culto de la Asunción de María. Entendió que tanto física como psicológicamente se hacía necesaria una nueva construcción acorde con los tiempos y con la identidad bien definida de los nuevos y definitivos conquistadores. Legó todos sus bienes personales para que se continuara la obra. Sin embargo, a su muerte esta quedaría paralizada.
La catedral de Jaén es una de las obras cumbre del Renacimiento en Andalucía. Fue concebida bajo la advocación de la Asunción de la Virgen María y después como santuario para albergar la reliquia del Santo Rostro. Esta Verónica, como era conocida, fue traída seguramente por el prelado Nicolás de Biedma durante el tiempo que ocupó la sede catedralicia (siglo XIV). La catedral está considerada como una de las aportaciones más importantes de la arquitectura catedralicia del mundo moderno, habiendo sido tomada como ejemplo y referencia para las construcciones de la catedral de México, Jalisco, Puebla de los Ángeles, La Habana, entre otras.
Al-hamar el Rojo y Fernándo III el Santo. Representación en un mosaico de la toma de Arjona.
2.- OBISPOS, ARQUITECTOS Y FASES DE CONSTRUCCIÓN
OBISPOS Nicolás de Biedma inicia la construcción de una nueva iglesia de estilo gótico dotada de cinco naves y cubierta de madera. Resultó de pobre manufactura y espacio restringido al edificarse donde estuviera situada la mezquita aljama, ubicada en una esquina de la muralla árabe del sureste. Casi un siglo más tarde (1494), el obispo Luís Osorio tuvo que ordenar demoler el edificio debido al mal estado del crucero y la capilla mayor. Se encargó de las obras el maestro cantero Pedro López.
Alzado de la Catedral y momia de Alonso Suárez de Sauce, el obispo insepulto.
Su sucesor, el obispo Alonso Suárez del Sauce reanudó la tarea en el año 1500 abordando la construcción del Presbisterio y continuando la Capilla Mayor en estilo gótico, que se terminó en el año 1519. Financió la sillería, concebida bajo la influencia del estilo de Berruguete. Dejará dispuesto, y así se hizo, ser enterrado en la nueva Capilla Mayor, concebida en parte por él, para este fin. La remodelación de este recinto obligó al traslado de sus restos mortales a la Sacristía (1635). Sin embargo, una vez terminadas las obras, el Cabildo consideró que debía ser enterrado en el coro como el resto de los prelados, a lo que se negaron los herederos. El conflicto se resolvió ofreciendo la familia una donación anual, que el Cabildo ningún año aceptaba. Cuatrocientos ochenta y un años pasó el Obispo Alonso Suárez en un arca funeraria en el lado izquierdo de la Capilla Mayor. Conocido como el obispo insepulto, su cuerpo momificado fue enterrado finalmente en el sitio que él concibiera para su descanso mortal, el día 13 de Mayo de 2001. Sobre su tumba se lee la inscripción: Yace por fin inhumado. En 1525 el derrumbe del cimborrio determinó el momento para dar un impulso innovador al cuerpo del edificio. Será el espíritu renacentista del Cardenal Esteban Gabriel Merino, el que planteara un proyecto totalmente nuevo determinado por los signos de su tiempo. El estado lamentable de los pilares que sostenían la cúpula fue revisado bajo su estricto control. De gran influencia en el Vaticano y en la corte imperial de Carlos V, consiguió las ayudas necesarias para iniciar las obras. Patrocinó una suscripción para la construcción de un nuevo templo que dio lugar a la creación de una Cofradía de 20.000 hombres y 20.000 mujeres que financiaron con cuotas el proyecto. En 1540 y según los planos de Pedro de Vandelvira (padre de Andrés de Vandelvira) se iniciaron las reformas del cimborrio y la Capilla Mayor que dejara inconclusas el obispo Alonso Suárez. Los Papas Clemente VII y Julio III concedieron indulgencias a los que colaborasen en la construcción de la Catedral. El Cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval fue obispo de Jaén desde el año 1619 hasta 1646. Sobrino del Duque de Lerma, valido de Felipe III, encargó a Juan de Aranda Salazar, arquitecto natural de Castillo de Locubín (1605- 1654) que ya había trabajado en las catedrales de Granada y Córdoba, fabricar a Dios un insigne Templo.
ARQUITECTOS Andrés de VandelviraEn 1548 el Cabildo Catedralicio convocó a tres arquitectos: Pedro Machuca, Jerónimo Quijano y Andrés de Vandelvira, que ya habían participado en la obra. La orden de Maestría por la que competían se concede finalmente a Andrés de Vandelvira, sucediéndole a su padre (Pedro de Vandelvira) en el cargo que ostentaba desde 1534, tras el fallecimiento de éste. Se le otorga el título de Maestro Mayor de la Catedral de Jaén, aunque ya era Maestro de Obras bajo la dirección de su progenitor. Esto supuso su consolidación como arquitecto, así como la asignación de diversos trabajos en la Diócesis. Dirigirá las obras durante más de veinte años.
Escultura del arquitecto Andrés de Vandelvira. Bóveda del Hospital de Santiago (Úbeda, Jaén) de Vandelvira. Andrés de Vandelvira nació en Alcaráz (Albacete) en el año 1509 y murió en Jaén en 1575. Su importancia como arquitecto renacentista lo adquiere en su proyección profesional iniciada con su padre en la provincia de Jaén. Aportó soluciones de gran ingenio constructivo. Su hijo (tuvo siete con la jiennense de Villacarrillo, Doña Luisa de Luna) Alonso de Vandelvira, escribió el Libro de cortes de piedra en el que divulgaba la obra de su padre. Parte de su formación está influenciada por la llamada escuela plateresca toledana, que dejará de manifiesto en muchas de sus creaciones. Conocedor de los tratados de arquitectura de su época y hombre de amplio bagaje cultural, no tuvo problemas en encontrar mecenas que apoyaran y financiaran sus ideas. En Úbeda realizó la Sacra Capilla del Salvador siguiendo los planos de Diego de Siloé y el Hospital de Santiago, donde se expresa su estilo en toda su pureza. En Baeza llevó a cabo la construcción de la Capilla de los Benavides en el convento de San Fernando, destruida en parte por el terremoto de 1755 y también en la catedral de esta ciudad. En Villacarrillo levantó el templo de Nuestra Señora de la Asunción, pero su gran obra sin duda es la Catedral de la Asunción de María en Jaén.
Sacra Capilla de El Sanvador (Úbeda, Jaén). Sala Capitular de la catedral de Jaén de Andrés de Vandelvira.
Las nuevas responsabilidades le obligaron a trasladar su domicilio a la capital, ciudad en la que vivió hasta el día de su muerte en el año 1517. Discípulo de Diego de Siloé constructor a su vez de la Catedral de Granada. Llevó a cabo la realización de la Sacristía, la Sala Capitular, la Cripta y la Portada Meridional. La obra será terminada por su aparejador y discípulo Alonso Barba, por expresa recomendación del Maestro a los responsables eclesiásticos. La Sala Capitular tiene su acceso por la Capilla de Santiago y destaca por la elegancia y armonía de sus proporciones. Su bóveda de cañón se levanta sobre una planta rectangular de 14 por 7 metros y está sustentada por cuatro pilastras jónicas. La Sacristía se ubica en escuadra con la Sala Capitular con una planta de 12 por 22 metros. Sobre entablamentos se levantan 16 arcos sobre columnas corintias pareadas sobre las que corre una cornisa que sustenta una nueva serie de arcos. La cubierta se forma con una bóveda de medio cañón con decoraciones geométricas. El Panteón de Canónigos o actual Museo Catedralicio se construye con arcos de medio punto sobre columnas dóricas adosadas. Aunque la catedral se terminó en el siglo XVIII, puede decirse que siguió el diseño pensado por Vandelvira, manteniendo el espíritu de los arquitectos italianos que seguían los cánones de Vitrubio. Las estancias que se fueron construyendo en fases sucesivas estaban condicionadas en su continuidad por la concepción del espacio que inculcara este arquitecto, en el que implicó a los poderes civiles al plantear la polémica necesidad de derribar la Torre de Alcotán para insertarse en el tejido urbano de la ciudad. La ausencia de girola se atribuye a la proximidad de la muralla y a la ya citada Torre, cuyo conflictivo derribo no se resolvió hasta el año 1555. Hay quien afirma, sin embargo, que la girola es un elemento totalmente ajeno al gusto de las tradiciones arquitectónicas jiennenses.
Planos comparativos de los distintos arquitectos y los espacios que construyeron
En 1726 se encarga a José Gallego la construcción del coro y el cierre de las bóvedas bajas. Discípulo de Churriguera, las dimensiones que utiliza en su proyecto resultan excesivas, rompiendo la armonía renacentista de las proporciones interiores. Juan de Aranda Salazar expandirá las obras hasta llegar al altar siguiendo el espíritu del siglo XVI, aportando como creación propia la decoración de las bóvedas y realizando la cúpula del crucero entre los años 1635 y 1654, procurando para su construcción ingravidez y luminosidad. La linterna, apoyada sobre pechinas, se decoran en sus cuatro lados con las figuras de Santiago (Patrón de España), San Miguel (Vencedor de Satanás y protector de los templos cristianos), San Eufrasio (Primer Obispo de Jaén) y Santa Catalina (Patrona de la ciudad). Eufrasio López Rojas, discípulo de Juan de Arana Salazar, inicia la fachada barroca en el año 1667, que continuará a partir del año de su muerte (1684) su también discípulo Blas Delgado, hasta concluirla en 1688. Orientada hacia la plaza de Santa María, mide 33 m. de ancho por 32 de altura, con tendencia abiertamente italianizante y el sentido de la teatralidad barroca que se muestra en el carácter didáctico de sus 15 figuras litúrgicas. También realiza las dos torres siguiendo la idea vandelviriana primigenia, pero ya en inserto en el uso de conceptos temporo-espaciales del Barroco. Pedro Roldán se encargará de esculpir las imágenes de las figuras que sustentan la simbología del Templo. Las últimas fases de la construcción corrieron a cargo de Ventura Rodríguez entre los años 1761 y1801. Su sobrino Manuel Martín Rodríguez se encargó de realizar la lonja norte, y la iglesia del Sagrario. La Catedral de la Asunción de María se terminó de construir siendo obispo de Jaén Fray Diego Melo de Portugal en el año 1801.
3 a.- LA FACHADA
LAS PUERTAS | EL RETABLO | LAS TORRES
Fachada principal de la catedral de Jaén con sus distintos elementos simbólicos.
LA FACHADA de la catedral de Jaén está concebida como un retablo de piedra que para algunos autores recoge el espíritu del Concilio de Trento. Se comenzó a construir en el año 1667 bajo la dirección del arquitecto Eufrasio López. A su muerte en 1684 le sucedió en la obra su discípulo Blas Delgado, concluyéndose en el año 1688. Precedida por una lonja rectangular cerrada con una verja de hierro forjado según diseño de Manuel Martínez Rodríguez (1800), tiene unas dimensiones de 33 metros de ancho y 32 de altura, sin contar las estructuras de las dos torres gemelas que la enmarcan.
LAS PUERTAS
De izquierda a derecha: Puerta de los Fieles, Puerta del Perdón y Puerta del Clero.
El acceso al interior del templo se hace a través de tres puertas organizadas de forma simétrica a partir de su eje central. La principal, situada en el centro de la fachada es la denominada Puerta del Perdón, a su derecha la Puerta de los Fieles y a su izquierda la Puerta del Clero. Sobre ellas hay tres relieves siendo el de San Miguel el que aparece sobre la Puerta de los Fieles, el de Santa Catalina (patrona de la ciudad) el que vemos sobre la Puerta del Clero y el de la Asunción de María (a quien está consagrada la Catedral) sobre la Puerta del Perdón. Las de San Miguel y la Asunción son obra de Julián Roldán y la de Santa Catalina de Lucas González. Su estilo está dotado de la teatralidad barroca con clara intencionalidad didáctica. La secuencia del entablamento queda interrumpida por cinco balcones con arco de medio punto.
Puerta del Perdón. Sobre ella, la Balcón del Santo Rostro.
LA PUERTA DEL PERDÓN la custodian dos hornacinas que acogen las imágenes de San Pedro y San Pablo. Le dan marco cuatro columnas que simbolizan los principios de la fe. Esta puerta solo se abre en ocasiones especiales de gran solemnidad y en los jubileos. También en casos excepcionales, como sucedió en la Navidad el año 1821, cuando el viento causó desastres en la ciudad. Sobre el dintel del relieve que representa la Asunción de María se abre un balcón que ocupa el centro simétrico de otros cuatro. Es el llamado Balcón del Santo Rostro. Sus dimensiones son mayores con respecto a los otros. En su dintel, dos ángeles sostienen el escudo de la Faz del Salvador. Desde ese lugar se impartían las bendiciones a los fieles el día de Viernes Santo y el de la Asunción de María. También es desde dónde se muestra la reliquia. Sobre el balcón, ocupando el plano superior , la figura pétrea de San Fernando III el Santo, conquistador de Jaén esgrimiendo una espada contra los enemigos en una mano y el orbe en la otra.
Puerta del Perdón y puerta del Clero desde la Plaza de Santa María. Escultura de Fernando III el Santo con el Orbe y la espada sobre el Balcón del Santo Rostro.
LA PUERTA DE LOS FIELES tiene sobre su dintel la imagen de San Miguel, jefe de los ejércitos celestiales, vencedor de Satanás y protector de las almas que son tentadas por el demonio. Eso lo convierte en el guardián por excelencia de la entrada por la que los creyentes accedían al templo. Viene a simbolizar el triunfo de las fuerzas del bien sobre las del mal, el de la Iglesia sobre sus enemigos. Dentro de la Catedral, San Miguel tiene una capilla consagrada a él y a la Virgen del Alcázar, así como otras alegorías en pinturas y retablos.
Puerta del Perdón con la imagen de San Miguel venciendo al demónio.
LA PUERTA DEL CLERO está coronada por el relieve de Santa Catalina, patrona de la ciudad de Jaén. Según cuenta la leyenda, cuando Fernando III estaba dispuesto a abandonar la conquista de la ciudad, se le apareció la santa, animándole a continuar la lucha. Poco después, Alhamar rindió la plaza. La curia, en un nivel más elevado de espiritualidad que los fieles, tal vez más fuertes frente al pecado, no acceden bajo la protectora figura de San Miguel, sino asociándose a los valores de castidad y fidelidad de Santa Catalina, cuya imagen vemos sobre esta puerta.
Puerta del Clero con la imagen de Santa Catalina, patrona de Jaén.
Como ya hemos descrito, el primer cuerpo horizontal de la fachada se enmarca en las columnas simbólicas de la salvación, dando cabida a las tres puertas de acceso y cinco balcones, todo ello ordenado de forma simétrica a un eje central en el que se localiza la Puerta del Perdón sobre la que vemos el relieve de la Asunción de María, bajo cuya advocación está consagrada la catedral, el balcón del Santo Rostro, con el blasón de la reliquia que se guarda en el templo. Sobre estos elementos, la figura de San Fernando, conquistador del Reino de Jaén a los infieles y propiciador, por lo tanto, de la construcción de la Catedral. San Pedro y San Pablo, Padres de la Iglesia, refuerzan la idea del triunfo de la cristiandad. Una balaustrada cierra este espacio de connotaciones celestiales permitiendo la colocación de otras nueve de esculturas dentro del ámbito de mundo terrenal, realizadas por Julián Roldán.
Retablo del cuerpo superior con las nueve figuras presididas por Fernando III el Santo.
Las nueve figuras del cuerpo superior se presentan reafirmando la identidad de Fernando III como artífice de la catedral. Los cuatro evangelistas (Mateo, Juan, Lucas y Marcos) nos confirman la santidad del rey batallador, dentro de un ámbito de entidades sacralizadas pero encarnados en seres mortales. En ese mismo rango, las figuras de San Ambrosio, San Gregorio, San Agustín y San Jerónimo completan el conjunto de las nueve imágenes de ese nivel. Estos cuatro obispos, Doctores de la Iglesia, representan la lucha incansable contra la herejía que rompe la Unidad Espiritual (San Ambrosio, portando en su mano la Iglesia), la supremacía de la teología católica y su renovación de fe permanente (San Gregorio Magno, con la tiara papal), el arrepentimiento ante creencias erráticas en favor del ascetismo cristiano (San Agustín, con un tratado de Teología) y la universalización de la ideología cristina a través del apostolado (San Jerónimo con la Vulgata) La mezcla de estilos resultantes de su largas fases de construcción ha dado como resultante una extraña, aunque armoniosa mezcla de Barroco y Renacimiento, con la complejidad que eso implica a la hora de hacer su interpretación simbólica. Sus figuras presentan seres divinos (Santa Catalina, San Miguel...) y mortales (Doctores de la Iglesia, el rey Fernando III, etc.) así como alegorías y el blasón de su reliquia (Escudo del Santo Rostro). El cielo y la tierra, el poder y el vasallaje, la gloria y el infierno. También se contemplan los fundamentos de la fe sustentados en las Sagradas Escrituras que llevan los Evangelistas, la Tradición de los Padres de la Iglesia que vemos en los Cuatro Doctores y el Apostolado ejemplarizado en San Pedro y San Pablo.
LAS TORRES
3 b.- EL INTERIOR
La planta principal de la catedral se inscribe en un rectángulo compartimentado en distintas estancias, entre las que se encuentran el altar mayor, el coro y la sacristía, el trascoro, la sala capitular, el sagrario, la capilla mayor y las capillas menores.
PLANO ÍNDICE
Plano de la Catedral y detalle numérico de estancias y capillas.
LA PLANTA es rectangular con dos torres adosadas y exento de girola. El interior del templo se estructura en tres naves diferenciadas por columnas de estilo corintio y fustes estriados con bastones a distintas alturas, muy al gusto de Vandelvira. De pilares cruciformes y arcos de medio punto, la separación entre las mismas libera espacios de luz que confieren, junto a las linternas de la cúpula, una iluminación adecuada y envolvente mejor resuelta que las de otras catedrales como las de Guadix o Granada. La cúpula se levanta sobre el crucero, con linterna apoyada en pechinas y tambor de 12 metros de diámetro.
Vista de la bóveda central desde el trascoro. Bóveda de pasillo lateral y central sustentadas por columnas.
Bóveda y órgano de la catedral.
Altar mayor y pila bautismal.
Bóveda central. En las pechinas, relieves de San Miguel, Santiago, San Eufrasio y Santa Catalina.
EL ALTAR MAYOR se erige en el centro del presbiterio, bordeado por cuatro ángeles que guardan el tabernáculo, obra de Pedro Arnal. Los ángeles del Sagrario son esculturas de Juan Andan y Alfonso Giraldo, siendo los trabajos de bronce de Francisco Pecul y Felipe Atichacti (s. XVIII). Está levantado sobre tres gradas de jaspe granate, siguiendo la moda del estilo clasicista. La Custodia realizada por Juan Ruiz El Vandalino en plata, es una réplica de la original destruida durante la contienda civil de1936. Mide aproximadamente dos metros de altura con un peso de 110 kilos. Se erige sobre planta hexagonal de varios cuerpos, estando el primero sostenido por ángeles separados por columnas entre las que hay imágenes de apóstoles, y en niveles sucesivos, Abraham e Isaac, la Virgen María, San Juan y finalmente Cristo Resucitado.
EL CORO Y LA SILLERÍA. El coro lo comenzó a construir José Gallego y Oviedo, discípulo de Churriguera, en el año 1730 finalizándose en 1736. Sus dimensiones rompen la armonía del entorno renacentista, ya que es demasiado largo en proporción a su anchura. Es el lugar destinado a las oraciones y cánticos. La cúpula tiene a los cuatro evangelistas en sus pechinas y está decorada con ángeles cantores, que imprimen definitivamente el carácter del lugar que describimos. Bajo el suelo del Coro, tal y como puede verse en la fotografía, están enterrados muchos de los Obispos fallecidos durante su ministerio en el cabildo, así como otros canónigos destacados.
Sillería del coro. LA SILLERÍA se inició durante el obispado de Alonso Suárez de la Fuente del Sauce (s. XVI) y está compuesto por sitiales, que pueden catalogarse por el tamaño de sus módulos como Sillería Alta y Sillería Baja. Tallados en madera de nogal, se distribuyen paralelas a tres paredes del recinto formando un rectángulo abierto por el lado que da al Altar Mayor. Está separada del crucero por una reja de hierro forjado. Se remata con una cornisa de piedra que hace mayor la unidad del conjunto, creando un cuerpo casi independiente en el interior de la catedral. Sobre la silla episcopal se esculpió el escudo de Andrés Cabrejas Molina, obispo con el que la obra quedó finalizada. Fue realizada por los tallistas López de Velasco, Jerónimo Quijano y Gutierre Gierero durante le siglo XVI. En el año 1736 se amplió el número de sillas, encargadas a Miguel Arias y Julio Navarro, que las realizaron respetando el espíritu estético imperante en el conjunto, por lo que es difícil diferenciarlas del resto. Se observan dos estilos bien contrastados. Por una parte, el dirigido por José Gallego, de gusto flamenco que recrea escenas naturalistas y atribuido al entallador alemán Gutierre Gierero, y por otra el gusto por grutescos y decorados de carácter clasicista que se completan con los añadidos durante el siglo XVIII de influencia barroca.
Detalles de la sillería: Anunciación de María, Última cena y Crucifixión.
La Sillería Alta (69 asientos) o de los Canónigos está decorada con escenas del Nuevo Testamento y de los Evangelios Apócrifos. En el guardapolvo las imágenes corresponden al Antiguo Testamento; en sus respaldos se inscribe la vida de Cristo. Reserva al obispo un lugar distinguido en la parte superior. Cabe destacar la silla de prelado Suárez, obra de Jerónimo Quijano según algunos especialistas, o de Juan López de Velasco, según otros. La Sillería Baja (53 asientos) muestra pasajes de vidas y milagros de santos. El llamado Bando de los Caballeros narra la infancia de la Virgen María y en su guardapolvo, motivos de la Creación y era el lugar destinado a las autoridades de la ciudad o Cabildo Municipal. El órgano, inserto en estructura barroca, es obra de José García y de Manuel López (1870) habiendo también participado en su consolidación Fernando Medina. El que hay actualmente se construyó tras la guerra civil española, siendo el tercero en haber ocupado ese lugar. Fue sometido a mejoras en el año 1880. Francisco Guerrero (1528-1599), figura inminente de la música religiosa del Renacimiento en nuestro país, fue nombrado Maestro de Capilla de la catedral cuando solo contaba diecisiete años de edad. Es recordado como uno de los polifonistas más destacados, estando en el cargo desde 1545 a 1548. En el Museo Catedralicio se guardan algunas de sus obras, así como otros libros corales y partituras de los músicos que trabajaron en el Coro.
EL TRASCORO está situado frente a la puerta principal de la catedral. Fue realizado según diseño de de José Gallego y Oviedo Portal (1791). Ha sido interpretado como un relicario en miniatura. Está construido con distintos mármoles que forman juegos de geométricos siguiendo líneas horizontales y verticales. Entre ellos tenemos mármol de Cabra (rojo), de Jabalcuz (negro) y de Carrara (blanco). En su altar vemos un cuadro de la Sagrada Familia del pintor valenciano Mariano Salvador Maella, insertado en un nicho con arco de medio punto hecho con mármol negro de Jabalcuz y rojo de Cabra. Es conocido popularmente como La Virgen de Belén o el cuadro de las tijeras y data del año 1793.
TRASCORO Cuadro de La Sagrada Familia pintado por Mariano Salvador Maella.
A cada uno de los lados del altar sobre el que se ubica el cuadro, recogidas en hornacinas están las imágenes de Santo Toribio de Asturias y San Lorenzo. Ocupando un segundo nivel por el canon de su tamaño están las esculturas de San José y Santa Bárbara a la derecha y las de Santa Catalina y la Inmaculada a la izquierda. Sobre el dintel que corre por encima del cuadro, cuatro ángeles en oración nos señalan la omnipresencia de Dios, representado en el triángulo rodeado de rayos de luz, en el que se inscriben en letras hebreas el nombre de Jahvé, aludiendo al Misterio de la Santísima Trinidad materializado en la Natividad de Jesús y en la Sagrada Familia representada. Los atributos que portan permiten identificar a dos de ellos con San Miguel y San Rafael. El cuadro de Maella, hecho bajo las directrices de la escuela academicista en la que destacó este pintor, muestra una escena en la que San José tiene a su hijo en brazos, mientras la Virgen sentada, permanece atenta, tal vez insegura por no ser ella la que guarde en su regazo al pequeño. Parece estar pidiendo a San José que le devuelva al Santo Infante, temerosa de que algo pueda ocurrirle. También vemos a San Juan Bautista siendo niño, con su pequeño cordero e indicando la inscripción que aparece sobre el conjunto de las figuras, en la que puede leerse Et erat subditus illis (Y era obediente a sus padres. Lucas, 2.51). El cuadro ejemplifica la obediencia a la voluntad de Dios, del que José y María aparece como el más claro ejemplo al aceptar la Anunciación del Ángel. También lo viene a significar el elogio a la sumisión de Jesús a sus Mayores. En el Trascoro, frente a la Puerta del Perdón es donde suele producirse en ocasiones la ceremonia de besapiés de Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Abuelo. Es, de alguna manera, el principio de un recorrido iniciático por el Templo, que comienza con la aceptación del Misterio de la Santísima Trinidad y el sometimiento incondicional a los designios del Creador.
LA SACRISTÍA Situada en el Lado del Evangelio, resulta sobrecogedora la fuerza que consigue Andrés de Vandelvira desde el purismo manierista de los órdenes renacentistas. Se localiza en la fachada Sur de la Catedral.
SACRISTÍA. Levantada sobre dieciséis columnas, es una de las obras más importantes del Renacimiento andaluz. Detalle del retablo.
Sobre planta rectangular (12x22 m.) distribuye dieciséis columnas y techo con bóveda de medio cañón, decorado con motivos geométricos de cuadrados y círculos. Las columnas y los arcos de medio punto dan aspecto solemne a un recinto cuya función era la de vestirse con la ropa litúrgica el Obispo y los celebrantes de los Santos Oficios. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos ante una de las obras más importantes del Renacimiento en Andalucía. Tiene su acceso desde la Antisacristía (25 x 14 m.), en la que podemos ver un escudo del obispo que inició estas obras , Diego de Talavera . Se terminó de construir en 1556. La arquería sostenida por columnas se remata con un friso que permite descansar otros tres arcos en la pared en la que se coloca el retablo. En la antisacristía se guarda una reproducción de la Custodia, obra de Juan Ruiz, "El Vandalino". El retablo-relicario es obra de Alonso de Mena. Tiene a sus lados pinturas que representan a Evangelistas y Santos. También están representados, entre otros, Jesucristo, la Virgen María y María Magdalena.
LA SALA CAPITULAR o Capilla de San Pedro de Osma. Es también obra de Andrés de Vandelvira (1556). De planta rectangular (14 x 7 m.) y bóveda de cañón, tiene frente a su entrada el retablo de Pedro Machuca (s. XVI) que fue discípulo de Miguel Ángel. Su decoración, como en el caso de la Sacristía es de círculos y rectángulos característicos del Renacimiento. Pedro Machuca llegó a España desde Italia en 1520, alojándose en la Alhambra de Granada. Fue en este año cuando realizó el retablo de Nuestra Señora de la Consolación con el entallador Juan López de Velasco.
Sala capitular diseñada por Andrés de Vandelvira y Machuca.
El retablo se divide en tres cuerpos verticales que a su vez se subdividen en otros tres siguiendo en este caso un trazo horizontal, componiendo un panel de 12 casillas. En los cruces de cada una de ellas se insertan medallones de santos. Para algunos investigadores, el retablo procede de la antigua catedral. Para otros, como A. Galera, sería encargado por el cabildo en el año 1546. En el panel central del segundo nivel se representa San Pedro de Osma, de quien recibe el nombre la Sala, bordeado por San Pedro y San Pablo. En el plano superior central, la Virgen con el niño tiene a su lado a San Lucas y San Juan. En el cuerpo inferior, se muestran a varios Pontífices. Sobre el retablo y ocupando el arco de medio punto sobre el que se corona, una imagen de la verónica muestra un paño en el que puede verse el Santo Rostro.
De planta rectangular y estilo neoclásico, fue diseñada por el madrileño Ventura Rodríguez, director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en el año 1761, aunque tras su muerte, fue terminada por Manuel Martín Rodríguez, sobrino del arquitecto. Se iniciaron las obras hacía 1764 . Sus constructores tuvieron que enfrentarse a las dificultad que planteaba el desnivel del suelo, modificado por el terremoto de Lisboa que se produjo en 1755 y que supuso también una remodelación urbanística en la Calle Campana y los edificios próximos de la zona. Además, surgieron problemas entre Ventura y el Cabildo, que trabajaba sobre el proyecto desde Valladolid. Se localiza en la fachada Norte de la Catedral de la Asunción Fue inaugurada en el año 1801, consagrándose el 22 de Marzo de ese mismo año.
La capilla se ordenó edificar con el propósito de permitir a los fieles la adoración del Sagrario, que se guarda en ella. Se concibió distribuida en tres ámbitos: La Sacristía, en cuyo altar se guardaba la Santa Forma, la Iglesia y el Pórtico. Su fachada se compone de dos pisos. El bajo permite acceder a la cripta y el otro a las estancias principales. La puerta está franqueada por dos columnas de orden corintio, que marcan la identidad de la portada. Sobre la puerta se localiza un vano adintelado con arco, a manera de frontón situado bajo la balaustrada del segundo nivel del edificio. Inscrita en su perímetro se encuentra la iglesia, de planta oval desde la que se desciende a la cripta, con la que comparte planta, aunque con menor complejidad ornamental. La cripta se ilumina por una ventana de medio punto y contiene el cuadro Cristo Expirante, del pintor Jacinto Higueras. Sobre la balaustrada se situaron varias esculturas distribuidas por sus diferentes fachadas representando distintas alegorías, santos y figuras bíblicas. Sobre la puerta principal encontramos a San Miguel venciendo al demonio, a San Pedro y a San Pablo. Son obra de escultor Miguel Verdiguier. En la que limita con la calle Campanas tenemos la Caridad, La Inocencia, la Sabiduría y la Gracia. En la que da a la Plaza de San Francisco están David, Sansón, Isaac y Melquisedec, también del mismo artista. Antes de finalizar su construcción ya fue utilizada para realizar enterramientos. Según nos informa la revista digital Yayyan, puede que se tratara de vecinos de la parroquia de Santa María. Durante la Guerra Civil española (1936) siguió utilizándose como lugar de sepultura para los caídos del bando franquista, como fue el caso del obispo Manuel Basulto (en proceso de beatificación en 2006) y otros compañeros y mártires. En 1940 fueron desalojados de la cripta. En su interior, la cúpula con forma elíptica permite la entrada de la luz a través de ventanas también elipsoidales, engarzadas a través de arcos de medio punto. En la parte superior del altar, entre los intercolumnios, se abren varios balcones terminados en arco y techo abovedado, cerrados con balaustrada de mármol. El Altar Mayor preside, desde sus elegantes proporciones, todo el conjunto. En él se encuentra una pintura de Mariano Salvador Maella representando la Asunción de la Virgen. En sus altares laterales vemos la Crucifixión de Cristo y el martirio de San Pedro Pascual, pintados por Zacarías González Velázquez. El conjunto catedralicio en el que se incluye esta iglesia fue declarado Monumento Histórico Nacional (Bien de Interés Cultural) el mes de Junio de 1931. En la actualidad, ha presentado su candidatura para ser considerado por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad.
LAS CAPILLAS
La Capilla Mayor (12) se empezó a construir con el Obispo Alonso Suárez (s. XVI) siguiendo las pautas del estilo gótico, pero tuvo que ser reconstruida por el arquitecto Juan de Aranda tras el derrumbe del cimborrio en el año 1525. En ella se guarda la reliquia del Santo Rostro enmarcada en una pieza de orfebrería cordobesa. Nos cuenta la tradición que es uno de los tres lienzos que utilizó la Verónica para secar el rostro de Cristo en su camino al Calvario y que fue traída a Jaén por el Obispo Nicolás de Biedma, que la obtuvo del Papa Gregorio XI.
IMAGEN DE LA SANTA FAZ
Detrás de la tabla pintada por Sebastián Martínez que protege el relicario, en varias cajas fuertes insertas uno dentro de otra y con varias llaves cada una, se guarda el Paño de la Santa Faz, contenida en una urna de oro y plata que también se abre con dos llaves. Sobre esta recámara se halla una hornacina con la Virgen de la Antigua, imagen que según la leyenda fue donada por Fernando III tras la conquista de la ciudad y que era la llevaba consigo para que presidiera las ceremonias religiosas que precedían a sus batallas. Datada en el siglo XIII y de factura gótica, hay quien afirma que llegaría más tarde a la catedral. Al pie del retablo, San Pedro y San Pablo custodian la reliquia y brindan su protección a la Virgen de la Antigua, que alimenta al Santo Niño. El retablo se distribuye en tres niveles con los órdenes dórico, jónico y corintio y es obra de los hermanos Francisco y Sebastián Solís. El marco de orfebrería que guarda el Santo Rostro ha tenido modificaciones y restauraciones a lo largo del tiempo, como podemos ver en la comparación de algunas fotografías.LAS CAPILLAS MENORES Iniciando nuestro recorrido por el Lado de la Epístola, partiendo de la puerta principal de acceso, nos encontramos con la Capilla de Santo Domingo y Cristo de la Buena Muerte (4), que contiene una talla que da nombre a ese espacio, obra de Jacinto Higueras , así como una pintura de Pancorbo correspondiente a Santo Domingo de Guzmán. La Capilla de San Sebastián y del Santísimo Sacramento (5), la Capilla de San Jerónimo (6) y la Capilla de la Virgen de los Dolores y Santo sepulcro (7) completan este primer bloque.
Vera Imago Salvatoris en la Capilla de San Benito. Se relaciona con la leyenda de la mesa de Salomón y el Grial. Foto cedida por Miguel Ángel Narváez.
La Capilla de San Sebastián tiene un retablo plateresco con una escultura de San Juan Nepomuceno. La Capilla de San Jerónimo contenía un relieve de Mariano Benlliure que ha sido trasladado al Museo de la Catedral. La Capilla de la Virgen de los Dolores fue decorada por Francisco Pancorbo y representa el Descendimiento de Cristo, la Transfixión de la Virgen con figuras de Evangelistas y Profetas. Hay una representación de Cristo en el sepulcro. Adosadas ya al muro de la Sacristía (22) tenemos la Capilla de las Virgen de las Angustias (8), Capilla de Santa Teresa (9) y la Capilla de San Benito (10).
Capilla de San Benito y Jesús Nazareno, El Abuelo. La Capilla de la Virgen de las Angustias estaba en su origen destinada a San Pedro Pascual. En ella fue enterrado el Obispo Fray Jerónimo de Valderas (1669-1671). La talla de la Virgen de las Angustias es obra de José Mora. La Capilla de Santa Teresa, también de diseño barroco, cuenta con las imágenes de San Juan Bautista y la de San Roque. En la Capilla de San Benito yacen los restos mortales del Obispo Fray Benito Marín (1750-1769). En su retablo barroco aparece la imagen del santo que da nombre a esta sala. Es de especial interés un pequeño cuadro del rostro de cristo (Vero Imago Salvatoris) que ha entrado a formar parte de la leyenda de la Mesa de Salomón y del Santo Grial. Según ésta, el rey Abgaro de Mesenia escribió una carta a Jesús pidiéndole que acudiera a su país para curarle una enfermedad. Cristo respondió que no podría hacerlo hasta haber cumplido su misión en este mundo pero, mientras tanto, le enviaba una pintura de su rostro para que obrara el milagro, lo que efectivamente sucedió. Este pequeño icono recoge ese episodio de uno de los retratos del Salvador, semejantes al recogido en el paño Verónica.
Lápida sepulcral en el suelo frente al altar de la capilla de San Benito.
En el muro del testero, a la derecha de la Capilla Mayor (12) está la Capilla de Santiago y la Virgen del Pilar y Santos Óleos (11); a su izquierda la Capilla de San Fernando y Nuestro Padre Jesús (13). La Capilla de Santiago Apóstol, con retablo también de Manuel López, guarda las esculturas de San Judas Tadeo, San Ambrosio, San Andrés y Santo Tomás de Villanueva, además de un lienzo de la Virgen del Pilar con las esculturas de Santo Tomás de Villanueva, San Ambrosio y San Judas Tadeo. La Capilla de San Fernando y Nuestro Padre Jesús contiene una imagen de la Virgen de la Cabeza, Patrona de Andújar (Jaén) y que protagoniza una de las romerías más famosas de la provincia. El retablo es obra de Manuel López y enmarca la pintura atribuida a Valdés Leal de San Fernando vestido de rey. En esta capilla se encuentra la imagen de Nuestro Padre Jesús datada en el siglo XVI, que procesiona en Semana Santa y es conocido popularmente con el nombre de El Abuelo. Algunos historiadores el arte la atribuyen al escultor Salvador de Solis por los paralelismos que presenta con otra imagen (Cristo del Calvario) guardada en la iglesia de San Juan. Según la leyenda, un anciano pidió asilo en el lugar que hoy se conoce como la Casería de Jesús localizada en las afueras de la ciudad. Viendo que en la puerta de la casa había un tronco de árbol al que nadie parecía prestarle atención, pidió permiso a los dueños para hacer con él la imagen de Cristo. Al misterioso visitante no volvieron a verlo. En el centro de la estancia en la que se había alojado encontraron la talla de Jesús Nazareno, que pronto se hizo famosa por sus milagros y pasó a ser conocida como El Abuelo en recuerdo y homenaje a su desconocido autor. Por sus benéficas intervenciones en momentos de epidemias y sequías se le ha considerado protector de la ciudad.
Capilla de San Fernando y Virgen de la Cabeza.
Lindando con el muro de la Sala Capitular (24) tenemos la Capilla de San Eufrasio (14) , que recoge el conjunto escultórico realizado por Juan Adán y Miguel de Verdiguier. Su retablo es neoclásico y guarda la urna con el cuerpo de San Pío Mártir, donada por el Papa Pío VII al obispo Rubín de Ceballos (1780-1793), también enterrado en este recinto. En la Capilla de la Inmaculada y San Amador (15) tiene la sepultura del obispo Manuel María González Sánchez con un retablo de la Inmaculada en el centro. San Amador nació en Martos (Jaén), ciudad de la que actualmente es Patrón con el título honorífico de Alcalde Perpetuo. Sufrió martirio en la Córdoba musulmana. Cuenta la leyenda que lo decapitaron y que su cabeza, arrojada al Guadalquivir, bajaba por sus aguas predicando.
La Capilla del Niño Jesús (16) con el Santo Infante en el centro acoge los restos mortales de Salvador Castellote y Pinazo, canónigo de la catedral de Valencia y obispo sucesivamente de Mallorca y de Jaén, orador y filósofo. Se adorna con un cuadro de la Circuncisión del pintor madrileño y director de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Zacarías González de Velázquez (1763-1834). La Capilla de San Miguel y la Virgen del Alcázar (17) es sin duda una de las mas elegantes del Templo. Un medallón de grandes dimensiones representando a de San Miguel como vencedor de Satanás. Se rodea de pequeñas esculturas de querubines al más puro gusto barroco. La pintura es obra de Francisco Pancorbo. También contiene un pequeño receptáculo en el que se guarda la imagen de la Virgen del Alcázar, patrona del pueblo jiennense de Baeza. La Virgen sostiene al Niño en sus brazos, rodeada de pequeños ángeles, erigiéndose sobre una media luna de plata.
Capilla de San Miguel con la Virgen del Alcázar.
En la Capilla de San Pedro Pascual y la Virgen de la Cabeza (18) merece destacar la pintura de José Carazo.
La Capilla del Cristo del Refugio y la Virgen de la Correa (19) nos muestra la imagen emotiva de la Virgen, sosteniendo entre sus manos la corona de espinas a los pies de su hijo crucificado. Cruzando entre la puerta principal y el trascoro, iniciamos el recorrido por el lado de la epístola desde la Capilla de San José,(20) en cuyo centro del retablo se localiza su imagen y sobre ella la de su hijo Jesús, crucificado. Hay también otras tallas policromas de Evangelistas y varias pinturas de santos.
Capilla de San José con el grupo escultórico El Descendimiento, Cristo Crucificado y un tablón de ex votos.
Para ayudar a financiar la construcción de la Catedral de la Asunción de Jaén, Papas promulgaron bulas pontificias. Consiste una bula (del latín, "bulla"que significa objeto redondo) en un documento sellado que trata sobre algún tema, civil o religiso, en el que se conciertan acuerdos contractuales de beneficios. Bula Salvatoris Domini. El Papa Clemente VII (1523-1534) promulgó, bajo la solicitud del obispo de Jaén, Esteban Gabriel Merino, una bula que concedía indulgencia y absolución a la hermandad o cofradía que instituyera este prelado de 20.000 hombres y 20.000 mujeres honestas que contribuyeran con la limosna de un real de plata así como a todos los fieles que visitaran y confesaran en Viernes Santo o día de la Asunción, además de contribuir a su reedificación, favor que se concedía porque La catedral de Jaén padece gran detrimento en su fábrica y edificio y aun en muchas partes amenaza ruina.
Bula Desiderantes. Promulgada por Julio II (1553) a petición del obispo de Jaén Pedro Ladrón de Guevara, por la que otorga nuevos privilegios y mantiene los anteriores a la de Clemente VII (Bula Salvatoris Domini). Se conserva en el Archivo de la catedral.
Entremos en el templo por una de las dos puertas laterales de la achada principal. (La central no se abre más que en las grandes solemnidades o cuando el viento sopla con furia como el día de Navidad de 1821). Lo primero que vemos es el trascoro, que rompe absolutamente el estilo de la Catedral. Fue diseñado en 1791 por José Gallego, y está dedicado a la Sagrada Familia, según lienzo de Maella. En los laterales, imágenes de Santo Toribio de Asturias y San Lorenzo. Delante de las pilastras, imágenes en mármol blanco, de Santa Catalina, de la Inmaculada, de San José y de Santa Lucía. Debajo de la cornisa, alegorías de la Virgen; sobre ella un medallón en cuyo centro hay un triángulo con el nombre de Dios escrito, en letras de oro, en hebreo. Comencemos el recorrido de las capillas iniciándolo por la nave de la izquierda según hemos entrado: Museo CatedralicioEl museo se halla situado bajo el piso de la sala capitular y de la sacristía. Aprovechando su distribución tripartita se habilitaron tres salas de exposición de los tesoros artísticos de la Catedral y de otras iglesias de la diócesis. Las pinturas están fechadas entre finales del siglo XV y el siglo XIX, aunque el período con mayor número de obras es el Barroco. En escultura sobresalen más obras renacentistas que barrocas. También destacan las llamadas "obras menores". Obras realizadas en alabastro, coral, bronce, forja y orfebrería, entre los que se pueden destacar un retablito de madera y alabastro renacentista con el tema de la Crucifixión, un Descendimiento de alabastro inspirado en diseños flamencos manieristas, el Relicario de Santa Cecilia [2], de madera de ébano con incrustaciones de bronce, de influencia italiana, o el Tenebrario [3] y Hachero, de hierro repujado y dorado del maestro Bartolomé.
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Han colaborado en la elaboración de este documento Carmen Soler (fotografías y texto) y Miguel Ángel Narváez (imágenes y documentos). Mi más sincera gratitud por su ayuda.
Granada, 3 de Febrero de 2008
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INFORMACIÓN GENERAL SOBRELA CATEDRAL DE LA ASUNCIÓN (JAÉN)
Visita a la catedral de Jaén (diocesisjaen.es)
La Catedral de la Asunción de la Virgen (Aytojaen.es)
Web de la Catedral de Jaén (iglesiajaen.com)
Alzado imaginario de la Catedral de Jaén (documento)
Andrés de Vandelvira y sus tres estilos (dipualba.es)
Iconografía mariana en el coro catedralicio de Jaén (fuesp.com)
"El Arte Eucarístico: ¿un controvertido tema en el Jaén ilustrado? (realsociedadeconomicajaen.com)
BIBLIOGRAFÍA
Las pinturas murales de la Sacristía de la Catedral de Jaén y su restauración
La decoración del Sagrario de la Catedral de Jaén
6.- CURIOSIDADES Y LEYENDAS DE LA CATEDRAL DE JAÉN
INVENTARIO SOBRE LAS CAMPANAS DE LAS CATEDRALES DE ESPAÑA: Catedral de Jaén. (campaners.com)
LOS TEMPLARIOS EN LA CATEDRAL DE JAÉN
LAS CLAVES SECRETAS DEL CÓDIGO DA VINCI
LOS TEMPLARIOS Y LA MESA DE SALOMÓN. Entrevista a de Juan Eslava Galán
LA MESA DE SALOMÓN. Fragmento de lectura. De Juan Eslava Galán
EL OBISPO INSEPULTO
EL OBISPO INSEPULTO. Artículo de Javier Cruz
JAÉN, TIERRA DE MOMIAS. Artículo de Juan Eslava Galán
LEYENDAS
Los angelitos de la Virgen de la Angustias. Leyenda de la catedral de Jaén.(santorostro.com)
Nuestro Padre Jesús, El Abuelo. Leyenda de la Catedral de Jaén (santorostro.com)
Mensaje sobre los judios en la Catedral de Jaén. (iuventia.blogia.com)
NOTICIAS EN LA PRENSA SOBRE LA CATEDRAL DE JAÉN
Las placas de la Guerra Civil española -1936 - (Ideal Digital)
La Catedral de Jaén, Patrimonio de la Humanidad (elpais.com)
MULTIMEDIA
VIDEOS SOBRE LA CATEDRAL DE LA ASUNCIÓN (Jaén)
VARIOS
Jaén 48 horas: La Ruta Mágica (ujaen.es)
Manuel Jódar: Dibujando la catedral (manueljodar.es)
Presos en la Catedral de Jaén (santorsotro.com)