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CASTILLO DE SANTA CATALINA (JAÉN)

 

por Milagros Soler Cervantes

 

1.- LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS: Iberos, cartagineses y romanos

2.- LA EDAD MEDIA:  Musulmanes - Cristianos

3.- EL CONDESTABLE MIGUEL LUCAS DE IRANZO

4.- EDAD CONTEMPORÁNEA:  Napoleón y la Guerra de la Independencia (1808)

5.- LA CRUZ BLANCA DEL CASTILLO DE SANTA CATALINA

6.- ENLACES Y BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

El castillo de Santa Catalina se levanta sobre un cerro ( 820 m. de altitud) que domina los llanos sobre el que se asienta la ciudad de Jaén, en las estribaciones de la Sierra de Jabalcuz. En su origen fue una fortaleza árabe edificada durante el reinado de Alhamar (Castillo Viejo) y reconstruido en 1246 cuando fue conquistado por Fernando III (Alcázar Nuevo), continuando las reformas  Alfonso X el Santo y Fernando IV. En 1812 la ocupación francesa de las tropas de Napoleón produjo daños considerables, pero también se abordaron nuevas edificaciones como caballerizas y zonas de hospital y calabozos. Durante las guerras carlistas se efectuaron las últimas modificaciones. En 1907 el recinto fue adquirido por Manuel Ruiz de Córdoba, que fracasó en sus intentos de restauración. En el año 1948 lo compró el Ayuntamiento de Jaén que autorizó la construcción del actual Parador Nacional (año 1965) destruyendo gran parte de las estructuras históricas y arqueológicas. 

 

El origen de su nombre rinde honor a Santa Catalina de Alejandría, patrona de la ciudad. Su aparición milagrosa al rey Fernando III  el Santo fue trascendente en su decisión de conquistar esta villa a los árabes, gobernados por Almmaun I de Arjona (Alhamar).

 

Situación del cerro en el que se asienta el Castillo de Santa Catalina, con la ciudad de Jaén a sus pies

Cerro en el que se asienta el Castillo de Santa Catalina, con la ciudad de Jaén a sus pies

 

1.- LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS: Iberos, cartagineses y romanos

 

Aunque se han encontrado restos pertenecientes al periodo Calcolítico, los primeros asentamientos bien documentados se remontan al mundo ibérico, en torno al siglo IV a.d.C. Se localizan en la ladera septentrional y corresponden a un "oppidum"  hecho con muros ciclópeos relacionado con el sistema defensivo estructurado para controlar la región. Se vincula estratégicamente con el de Puente Tablas. En el siglo V a. d. C. el territorio estaba perfectamente jerarquizado, siendo  esta fortaleza ibérica uno de los núcleos más importantes de la campiña jiennense

 

Desde sus inicios ha tenido carácter militar, como puede deducirse de su ubicación con control visual de sus alrededores, así como por lo escarpado   de sus laderas, lo que facilitaba la defensa del recinto amurallado. Con la llegada de fenicios, cartagineses y romanos, continuó su ocupación, haciendo Aníbal nuevas edificaciones para proteger a sus tropas.

 

 

Oppidum ibérico de Puente Tablas en la provincia de Jaén

Oppidum ibérico en Puente Tablas (Jaén)

 

 

2.- LA EDAD MEDIA:  Musulmanes - Cristianos

 

 

Castillo de Santa Catalina, Jaén. Primer recinto medieval amuralladoCastillo de Santa Catalina,Jaén. Recinto amurallado siglos XII.XIII

Castillo de Santa Catalina.Recinto amurallado siglo XIX

Distintas fases de construcción del Castillo de Santa Catalina.

 

 

Con la llegada de los árabes a Jaén continúa la necesidad de mantener las anteriores fortificaciones, por lo que a lo largo del siglo VIII se reconstruye unaPuerta de Martos.Foto antigua alcazaba islámica que pasará a manos cristianas cuando Fernando III conquista la plaza al rey Alhamar, en el año 1246. De las murallas musulmanas se tienen documentadas varias puertas, ya desaparecidas como la Puerta de Martos, Puerta del Sol, Puerta de Baeza, Puerta del Sol, Puerta de Granada, Puerta de Aceituno, Puerta de Noguera, Puerta del Restos de arqueria árabe. Castillo de Santa Catalina,JaénPortillo, Puerta del Portillo de San Sebastián, Puerta de Santa María y Puerta de San Agustín.

 

A partir de la conquista cristiana se suceden distintas fases de remodelación, conociéndose con los nombres de "Castillo Viejo", "Alcázar Nuevo" y  "Alcázar de Abrehui". Fernando III mandó que se iniciaran las obras del Alcázar Nuevo en la zona Este de la fortificación, pero no será hasta los siglos XIII - XV y durante los reinados de Alfonso X el Sabio y Fernando IV cuando se intensifican las obras. Se levantan en este período  las líneas de muralla que delimitan el castillo y seis torres. La Capilla de Santa Catalina (de estiloEntrada al Castillo de Santa Catalina. Armadura medieval que reproduce locución de Bienvenida del Condestable Iranzol gótico) se construye entre los siglos XIII y XIV.

 

El recorrido por las murallas cristinas empezaba en la Puerta de Noguera siguiendo por la Fuente de Don Diego y Adarves hasta la Puerta del Ángel. Igualmente rodeaba el llamado Arrabal de San Ildefonso, el Portillo de San Jerónimo hasta el lugar en el que estuvo el Torreón de San Agustín.

 

Terminadas las guerras árabes, las murallas dejan de tener su función protectora y defensiva y pasan a ser el instrumento de control de los productos y mercancía con los que se comerciaba en la ciudad. Su acceso  adquiere un carácter fiscal que benefició considerablemente a la población.

 

En el siglo XV el Condestable de Castilla Don Miguel Lucas de Iranzo  erige al Torre del Homenaje y según algunas crónicas, se documenta el gasto de una importante cantidad (10.000 maravedíes) para realizar obras urgentes de reparación en algunas estancias del castillo. Enrique IV lo distinguió, entre otros honores, concediéndole el título de "Condestable" y  el de "Alcaide de Jaén".

 

 

 

 

3.- EL CONDESTABLE DON MIGUEL LUCAS DE IRANZO

 

Torre de la Vela (al fondo) yTorres Albarranas en el camino del ronda. Foso de las caballerizas francesas

Condestable de Castilla y Alcaide de Jaén, Alcala la Real y AndújarNació en el seno de una familia modesta. Siendo muy joven entró a formar parte del servicio de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena. Poco después pasó a trabajar en la corte de Juan II como paje de su hijo Enrique IV con el que contrajo vínculos de amistad que durarían a lo largo de toda su vida. Pronto empezó a ocupar puestos de responsabilidad, convirtiéndose en uno de los personajes más poderosos e influyentes de Castilla.

 

Fue Halconero Mayor del Reino,  Chanciller Mayor de Castilla, Alcaide de las fortalezas de Alcalá la Real, Andujar y Jaén. Obtuvo las dignidades de Barón y Conde, pasando en 1455 a formar parte del Consejo Real, añadiéndosele los nombramientos de Corregidor de Baeza y Condestable de Castilla; este último tenía  tenía carácter vitalicio.

 

El poder que confería el título de Condestable sobre el gobierno militar despertó recelos en algunos sectores de la nobleza, por lo que se alejó de la Corte, trasladándose a Jaén (1459) donde residía la familia de su esposa, Doña Teresa Torres. En esta ciudad organizó un importante ejército con el que tomó parte en la guerra de Granada. Mucho tuvo que ver con esta decisión el nombramiento de Juan de Pacheco como Maestre de la Orden de Calatrava, que de alguna manera, ponía freno a sus ambiciones políticas.

 

 

Torre del Homenaje, mandada a construir por el Condestable IranzoPlaza de Armas del Castillo de Santa Catalina

 

 

A lo largo se su vida tuvo que enfrentarse a poderosos adversarios, entre los que se encontraba su primer señor, Don Juan de Pacheco,  Pedro Girón (Maestre de la Orden de Calatrava) y Beltrán de la Cueva, este último señalado como amante de la reina Juana de Portugal, esposa de Enrique IV de Torre del Homenaje en el Castillo de Santa Catalina., Jaén. Mandada construir por el Condestable  Miguel Lucas de IranzoConcuCastilla, padre Juana de Trastamara, apodada la Beltraneja. Recibía este apodo porque la nobleza castellana no a aceptó como hija biológica y legítima de Enrique IV de Castilla, El Impotente. Aseguraban que el rey obligó a la reina a tener descendencia con su favorito, Beltrán de la Cueva, duque de Albuquerque. Juana la Beltraneja se enfrentará con su tía Isabel, por la corona de Castilla.

 

El Condestable también tuvo como encarnizado enemigo al obispo de Jaén, Alonso Vázquez de Acuña, llegando a tal grado el nivel de confrontación, que tuvo que intervenir el propio monarca ordenándole al prelado que de  retirara a sus dominios en Begijar. Desde allí combatiría a las fuerzas de Iranzo (1463) apoyado por hidalgos y caballeros de la nobleza local. Esta revuelta fue sofocada por las tropas del Condestable, obligando al obispo a retirarse definitivamente a su fortaleza de Begijar. Tuvo que sofocar otras algaradas en la ciudad, como las protagonizadas por Pedro Girón (Maestre de la Orden de Calatrava, con sede en la villa de Martos) que causó grandes destrozos entre los campesinos,  destruyendo campos y molinos de pan (1469).

 

Lucas de Iranzo se construyó un palacio (actual Palacio de la Cultura  del Ayuntamiento, en la calle Maestra) en el que residió hasta su muerte, el 21 de marzo de 1473. Fue asesinado en la Capilla Mayor de la Catedral   donde acudía a oír  misa. Se llegó a decir que fue consecuencia de su apoyo  a los judíos de la ciudad;  sin embargo algunos cronistas cuentan que la  verdadera causa fueron las intrigas y los celos de algunos nobles, entre los que habría que mencionar los nombre de Pedro Girón y su hermano, el Marqués de Villena. Un hombre enmascarado le golpeó en la cabeza, mientras Iranzo oraba de rodillas. Cuando se conoció la noticia, el barrio de la Magdalena (antigua judería) fue asaltado por grupos de exaltados, asesinando y asaltando sus viviendas. Dos años después, Enrique IV se presentó en la ciudad  sin aviso previo para interrogar al Concejo.  Al día siguiente, aparecieron colgados  los que fueron tenidos por culpables.

 

Vista de la ciudad de Jaén desde la muralla Norte del Castillo de Santa CatalinaVistas desde una de las almenas del lado Sur (Castillo de Santa Catalina)

 

 

La vida del Condestable quedó recogida en una crónica anónima de su biografía bajo el título "Relación de los hechos del muy Magnífico e Virtuoso Señor Don Miguel Lucas, Muy Digno Condestable de Castilla". Fue tenido por un hombre ambicioso y cortesano, en el que destacó su valor en los combates y su  fidelidad a la monarquía gobernante. Potenció representaciones públicas de teatro y actos religiosos. Realizó importantes obras  como las construcciones en el Castillo de Santa Catalina,  la reubicación de las carnicerías (por razones de higiene) fuera de los muros de la villa, el allanamiento de la Plaza de Santa María, así como el trazado de diversas calles que constituyen todavía parte de las principales vías de la ciudad.

 

 

 

4.- LA EDAD CONTEMPORÁNEA

 

 

Ya en el siglo XIX, la invasión de España por  Napoleón Bonaparte (1808) llevará al emperador  francés tomar Jaén. Sus tropas se instalan en la fortaleza y realizan varias reformas de acondicionamiento, destruyendo el aljibe árabe para construir el polvorín.  En esa zona hacen varias estancias para situar las caballerizas. Levantaron un hospital "a prueba de bombas", con capacidad para 50 camas. Era de dos plantas con perímetro rectangular y  con diez ventanas que proporcionaban una buena ventilación. Tenía dos puertas de acceso y estaba dotada con espacio para oficinas y enfermería. También  hicieron habitaciones para el gobernador y los oficiales,  plaza para la colocación de los cañones, oficinas, almacenes  y calabozos. En la llamada Torre de las Troneras instalaron letrinas. En sus mazmorras fueron encerrados muchos de los guerrilleros de la resistencia española. Tras la derrota en la batalla de Bailén, y antes de abandonar definitivamente la plaza, bombardearon  el  interior,  lo que la hizo entrar en una fase de abandono y deterioro.

 

 

Restos de construcciones francesas en el perfil del castillo. Foto antigua.

 

Fuente:

Fuente: Jaén en Blanco y Negro. Introducción para una historia de la fotografía en Jaén (1860 - 1975).

José López Murillo (ed.), Isidoro Lara Martín-Portugués y Manuel López Pérez. Jaén, 1997, pág. 34. ISBN 84-922909-0-0

 

 

Construcciones francesas (caballerizas) sobre el aljibe árabe.

Construcciones francesas (caballerizas) sobre el aljibe árabe.

 

 

Las Guerras Carlistas también causaron grandes destrozos en el Castillo de Santa Catalina. Don Manuel Ruíz de Córdoba (1907)  adquiere la fortaleza con intención de restaurarla, pero sin mucho éxito.  La expansión de la ciudad obliga a una negligente política de demoliciones que amenaza seriamente con fulminar la entidad del recinto. Tendrá que volver a adquirirlo el Ayuntamiento (1948), pero aún así, la construcción del Parador Nacional (1965)  en época franquista destruyó gran parte de sus testimonios arqueológicos. Desde entonces, es propiedad del Consistorio.

 

Calabozos en las construcciones francesas.Detalle del hacinamiento de los presos.

Calabozos franceses. Reconstrucción de presos hacinados..

 

 

Unida a la fortaleza con un puente en arco encontramos la Capilla de Santa Catalina, donde recibe culto la Patrona de Jaén. Actualmente acoge a la Cofradía que lleva su nombre. El día de su onomástica  (25 de Noviembre) se celebra una romería en la se sube Restos de lienzo de muralla norte del Castillo de Santa Catalina, Jaénal castillo  para cumplir con la tradición de asar las sardinas y celebrar la conquista de la cuidad por San Fernando. La capilla mezcla estilos árabes y cristianos, conformándose en una sola nave de bóveda apuntada. Las torres situadas a lo largo de la muralla tienen distintas plantas. Domina el paisaje, por su monumentalidad y su altura, la Torre del Homenaje. El resto reciben los nombres de Torre de las Damas, Torre de la Vela, Torre de las Troneras, y las Torres Albarranas.

 

Vista del Castillo de Santa Catalina desde el Barrio de la Magdalena, Jaén

En el castillo podemos visitar el Centro de Interpretación Turística, creado por el Ayuntamiento y la Consejería de Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía. El itinerario  se distribuye en distintas áreas que explican cada una de sus etapas históricas. En la Torre de la Vela podemos ver en una pantalla un documental con reconstrucciones virtuales de la ocupación francesa. En la Torre Albarrana hay paneles interactivos y sistemas multimedia sobre Jaén. En la Torre de las Damas se expone piezas arqueológicas encontradas en la alcazaba junto a una maqueta de la misma. En las mazmorras se recrea el ambiente carcelario de la época napoleónica. En la Torre del Homenaje hay una "Sala de Reflexión", con pantalla que emite imágenes artísticas, didácticas, musicales y poéticas que tratan de expresar el espíritu del Castillo, de los que lo ocuparon y en general de todos los jiennenses  y su Tierra,  a lo largo de la Historia. 

Con una superficie total de 3.000 metros cuadrados, unos 525 están dedicados a exposición. El 31 de Junio de 1931 fue declarada Monumento Histórico Artístico.

 

 

5.- LA CRUZ BLANCA DEL CASTILLO DE SANTA CATALINA (JAÉN)

 

 

Cruz Blanca, en el cerro del Castillo de Santa Catalina (Jaén)

La Cruz Blanca, en el cerro del Castillo de Santa Catalina.

 

Inicio del recorrido hacia la Cruz Blanca, desde la puerta principal del Castillo. Arco de Santa Catalina.La Cruz Blanca o Cruz del Castillo de Santa Catalina marca el punto topográfico más alto de la ciudad. Como en tantos otros lugares de tradición cristiana, se ha elegido este destacado lugar para colocar el símbolo de espiritualidad con el que se identifican la mayoría de los habitantes de  la capital de Jaén. Según la tradición, se eleva en el mismo puntoInicio del reccorido hacia la Cruz Blanca, desde la explanada del Castillo por el lado Norte de la muralla en el que el rey cristiano de Castilla Fernando III  el Santo colocó otra semejante, cuando tomó la alcazaba al soberano jiennense Muhammad I de Arjona (Alhamar). Allí colocada, desde la ciudad todos podían contemplar la insignia triunfante de la cristiandad sobre los infieles sarracenos.

 

No es destacable por su valor artístico. Parece ser que le precedió otra de piedra o de madera de proporciones mas modestas. La que podemos contemplar actualmente es una donación a la ciudad de la familia Balguerías, como puede leerse en una placa que informa de ese detalle a los visitantes. También podemos ver un soneto de Antonio Almendros Aguilar grabado por el cantero Antonio Prieto.

 

Para llegar hasta la Cruz Blanca iniciaremos el recorrido bordeando la línea de murallas orientadas al Norte, pasando bajo el arco que une la capilla de Santa Catalina con la primera de las dos Torres Albarranas.

 

 

 

Torre de la Vela.Descenso hacia la Cruz BlancaVista de la Catedral de Santa María, desde la Cruz Blanca

Torre de la Vela y Catedral de Jaén vista desde la Cruz Blanca.

 

Camino de la Cruz Blanca, en el lado Norte de las Murallasl

Vista general de Jaén desde la Cruz Blanca.

 

 

Continuando, dejamos atrás la segunda Torre Albarrana y la Torre de la Vela disfrutando de la panorámica  que se contempla desde esa altura de la ciudad. A los pies puede verse, entre otros, el Barrio de la Magdalena  con el trazado de las calles más antiguas de la antigua judería, así como una imagen inusual de la Catedral de la Ascensión ("a vista de pájaro"), espectáculo  de privilegio que pocas catedrales pueden ofrecer.

 

Si observamos la vegetación que crece entre las rocas de la montaña, podemos llevarnos el gratificante recuerdo de una flora original, dotada de la belleza que le confiere la especial luminosidad de estos parajes. Tal es el caso del "Lirio de Santa Catalina". Termina nuestro itinerario ante la cruz monumental, con unas vistas inolvidables sobre la campiña jienense y los campos de olivos que adquieren en Jaén carta de naturaleza.

 

 

Lirio de Santa Catalina, en el cerro del Castillo.

Lirio de Santa Catalina

 

 

UNA LEYENDA JIENNENSE

 

 

Las tres morillas de Jaén

 

 

Aixa, Fátima y Marien, las tres hijas de Solimán, al mando del castillo de Jaén, se enamoran de un emisario del rey cristiano Fernando III, sólo una de ellas consigue su amor.

 

 

MANUEL RODRÍGUEZ ARÉVALO : M. R. A. / JAÉN

 

 

CUENTA la leyenda que cuando estaba la fortaleza mora de Abrehui, la anterior al actual castillo de Santa Catalina, al mando del capitán Solimán, que gozaba con la confianza del rey jienense Alhamar, tuvo que sufrir la pérdida de su esposa tras el parto de tres niñas gemelas: Aixa, Fátima y Marien.

Conforme el tiempo pasaba aquellas niñas se convirtieron en unas hermosas damas, de cuya belleza se hablaba fuera de las fronteras de Jaén. Por ello, su padre, cuidaba de tenerlas en un lugar seguro, fuera de las miradas de los hombres.

Quiso la fortuna que un buen día llegara a Jaén un emisario del rey de Castilla, para entregar al rey moro una carta de su señor.

Alhamar dispuso que el soldado cristiano se alojara en el castillo los días que permaneciera en la ciudad, mientras meditaba la respuesta a la propuesta castellana.

Honores
Por tratarse de un noble caballero, pariente del rey de Castilla, le fueron tributados toda clase de honores y deferencias, y ello hizo que Solimán le invitara una noche a cenar. Cuando estaban sirviendo los postres, las tres hermanas entraron jugando a la estancia y al observar el invitado quedaron ruborizadas de tal manera que salieron del comedor con la misma destreza que habían entrado.

No obstante, Solimán, creyó necesario dar una explicación al comensal y presentárselas de una manera oficial, lo que provocó una gran admiración en el caballero, que en sus días restantes de visita buscaba afanosamente el momento para volver a ver a las tres morillas. A los cinco días Alhamar preparó la respuesta para el monarca castellano y el enviado tuvo que volver a Burgos, aunque con el pensamiento ocupado por aquellas muchachas que había conocido en Jaén.

Pasaron varios meses y el caballero no pudo olvidar los rostros de aquellas moras, y con la esperanza de volver a encontrarse con ellas emprendió el camino hacia Yayyán.

Cuando llegó a las puertas de la ciudad pensó que la mejor forma de acercarse a ellas era acceder a un huerto, adosado a los muros de la parte posterior de la fortaleza, que tenía un fácil acceso. Para burlar los centinelas incendió unos matorrales del otro extremo y aprovechando la alarma sembrada subió por un pequeño muro que daba al huerto, donde las tres morillas, muy asustadas, corrían a refugiarse en el castillo.

Mientras tanto, el caballero se escondió en un rincón del huerto, a la espera de que apagaran el fuego y las tres hermanas volvieran a su lugar de juego.

Al poco tiempo, Aixa, Fátima y Marien salieron de la fortaleza entonando una canción: «¿Do estarás ahora hermoso galán,/que solo pude verte un día?/¿Qué triste se tornó mi vida,/desde que te perdiste en la lejanía!».

El caballero se acercó a ellas sigilosamente y les preguntó si ese caballero era él, porque desde que las vio se enamoró de cada una de ellas.

Amor imposible
Aixa, con lágrimas en los ojos, le dijo que su amor era imposible porque su padre les había desposado con un poderoso señor de Granada, pariente del rey Alhamar, y que ella misma también había sufrido su amor por él.

Apresado
En ese preciso momento las hermanas, entre gemidos, decidieron entrar en el castillo y el caballero cristiano al intentar seguirlas fue localizado por la guardia que le apresó y fue conducido ante Solimán, que al reconocerle le preguntó por el motivo de su visita inesperada, a lo que el doncel no respondió, provocando la ira en Solimán, que no la reprendió contra él porque recordó que era pariente del rey de Castilla, y de esta manera quedó pendiente de la decisión de Alhamar.

A los pocos días llegó el monarca nazarí y se entrevistó con el caballero cristiano, que le contó lo que le había ocurrido. El rey decidió conocer a las tres moras y después convocó al pariente granadino, que pretendía casarse con ellas, al caballero cristiano y a Solimán.

Alhamar se dirigió primero a su capitán y le dijo que los tres hombres allí presentes estaban enamorados de sus hijas. Que como el caballero cristiano tiene preferencia por Aixa, quedaría Fátima y Marien, «y deberán ellas mismas decidir con quién de nosotros dos quieren casarse», indica el rey moro.

Añoranza
Solimán confundido le dice a su señor que si tuviera cien hijas, las cien se las entregaría, pero si solo desea una que por supuesto no se va a negar. Tampoco puede hacerlo con tu primo al que anteriormente le había concedido las tres, «pero mi corazón se acongoja al tener que dar mi Aixa a un cristiano, no por su religión, porque sé que es buen caballero, de hombría y linaje, sino porque se irá lejos y no volveré a verla jamás».

Resuelto este escollo por el propio caballero, prometiendo que le visitaría, al menos, una vez al año, decidieron que Fátima y Marien eligieran a sus esposos.

Al día siguiente, el rey moro envió un despacho a Fernando III dándole cuenta de todo lo que había acontecido y rey cristiano, que estaba en Úbeda, le comunicó que deseaba apadrinar la boda del caballero y Aixa.

Se trasladaron a la ciudad de Úbeda, donde se celebró el bautizo de la bella mora y a continuación los desposorios.

 

Romance
Tres Morillas de Jaén

Tres moritas
 Me enamoran
En Jaén:
 Axa,
 Fátima
Y Marién.

 Tres moritas
 Tan garridas
 Iban a coger olivas
 Y las hallaban cogidas
 Y tornaban desmañadas
 Y los colores perdidos
 En Jaén:
 Axa,
 Fátima
 Y Marién.

Tres moritas
 Tan lozanas
 Iban a coger manzanas
 Y hallaban las tomadas
 En Jaén:
 Axa,
 Fátima
 Y Marién.

  ¿Quién sois señoras de mi vida, robadoras?
 Cristianas que éramos moras
 en Jaén:
 Axa,
 Fátima
 Y Marién

 

 

 

6.- ENLACES Y BIBLIOGRAFÍA

Tres morillas en Jaén (Leyenda)

 

LIBROS

 

Eslava Galán, Juan (1999), Los Castillos de Jaén, Armilla: Ediciones Osuna. ISBN 8489717419.

 

 

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