HISTORIA, PRESENTE Y FUTURO DE ESTE BARRIO
GRANADINO
En la zona norte de
la capital de Granada varias demarcaciones
históricas han adquirido renombre y
protagonismo como consecuencia de la
expansión de la ciudad. Tal es el caso del
antiguo pago de Almanjáyar, en el que se han
consolidado en los últimos cincuenta años
barrios como el de Cartuja, la Paz, Joaquina
Eguaras o el que ha tomado el mismo nombre
de estas tierras, es decir, el barrio de
Almánjayar. El sitio fue en otro tiempo
lugar de huertas
y acequias. Su extensión está delimitada
actualmente por los municipios de Maracena y
Pulianas. Numerosos cortijos y
haciendas explotaron la riqueza de sus
suelos con cultivos de viñas, olivos,
cereales y distintos productos hortícolas.
La acequia de Aynadamar y la de Saravia
formaban parte de sus principales arterias acuíferas. Otras
vías de agua serían el río Beiro y el
Juncaril, el arroyo del Barranquillo.
Campesinos granadinos trabajando la tierra
extramuros en un mapa de Braun Hogenberg.
Administrativamente
corresponde al Distrito Norte y desde sus
orígenes ha recogido a una población
periurbana que en la Edad Media fue
mayoritariamente musulmana y tras la
Reconquista, morisca y castellana. Durante
mucho tiempo desarrolló distintos tipos de
explotaciones agropecuarias. A finales del
siglo XX unas inundaciones en la capital
granadina hizo que cerca de tres mil
familias se reubicaran en la zona norte, en
arrabales que surgieron de nueva planta. Por otra parte, el Ayuntamiento
aprovechó la circunstancia para desplazar a
esa parte de la ciudad a la población de
etnia gitana que ocupaban con sus chabolas
los suburbios de la zona sur. En ese momento,
la burguesía granadina buscaba su expansión
urbanística en esa parte de la ciudad y se
sirvió de esa estrategia populista para
liberar terrenos que fueron rápidamente
ocupados por las clases más pudientes de esa
sociedad emergente.
Delimitación del polígono de Almanjáyar
según el Ayuntamiento de Granada - Año 2012
Es lamentable que el
nombre de Almanjáyar se haya venido
desprestigiando en los últimos años como
consecuencia de la ignorancia histórica de
su pasado y el desconocimiento sibilino de
su presente. Es cierto que parte de la
zona fue ocupada a mediados del siglo XX por
una población marginal, mayoritariamente
gitana, en la que el negocio de la droga
y los índices de delincuencia eran de los
más altos de Granada. Pero no lo es menos
que a finales del siglo XX y principios del
XXI el barrio fue sometido a un plan
municipal de recuperación, potenciándose las
viviendas de protección oficial,
levantándose edificios carismáticos
oficiales, como el de las Delegaciones
Provinciales de la junta de Andalucía,
construido por los arquitectos Antonio Cruz
y Antonio Ortiz
(Cruz
y Ortiz, Arquitectos).
También se crearon parques, se
trazaron grandes avenidas y se proporcionó
algunas dotaciones socio-culturales.
Edificio de las Delegaciones Provinciales (
Junta de Andalucía) construido por los
arquitectos Cruz y Ortiz en el barrio de
Almanjáyar
Foto: Cruz y Ortiz, Arquitectos
La ubicación del emblemático edificio en
Almanjáyar y el desplazamiento de los
funcionarios hasta él suscitó serias
controversias.
Foto: Cruz y Ortiz, Arquitectos
Edificio de las Delegaciones Provinciales (
Junta de Andalucía) desde la Avenida de
Joaquina Eguaras.
Detalle del reloj en uno de los
cuerpos del edificio de las Delegaciones en
el barrio de Almanjáyar.
Los llanos de
Almanjáyar fueron ocupados en tiempos
prehistóricos según lo demuestra el hallazgo
de restos argáricos en las proximidades del
actual barrio de Cartuja. Los romanos
también habitaron la zona y levantaron en
sus solares lujosas casas de campo, alfares
y todo tipo de edificios relacionados con la
explotación de los recursos agrícolas. Este
lugar se menciona igualmente en narraciones de
historiadores y viajeros nazaríes. En
esa época su trazado estaba delimitado por
la Puerta de Elvira, el arroyo del
Barranquillo (antiguo "Jandaq al-Gamiq"
o Barranco Hondo) y la Fuente de las
Lágrimas o de Aynadamar (Ayn al-Dam)
en el barrio de El Fargue. Ibn Battuta (1300-1313/77) describe los
alrededores de Granada en los siguientes
términos:
"Los alrededores
no tienen igual entre las comarcas de toda
la tierra, abarcando una extensión de
cuarenta millas, cruzadas por el famoso río
Genil y por otros muchos cauces más.
Huertos, jardines, pastos, quintas y viñas
abrazaban a la ciudad por todas partes".
Es evidente que en
este párrafo se incluyen las que eran las
tierras del norte, entre las que cabe
incluir las de Almanjaya. Por su parte, Ib
al-Jatib (1313-1374) relata:
"Vastos jardines
rodean la muralla y espesos bosques
patrimonio particular del sultán. (...) En
la parte note de la llanura hay almunias de
gran valor y elevada calidad que para pagar
su precio sería menester fortuna de reyes.
Algunas de ellas hay que rentan al año medio
millar de dinares de oro, a pesar del escaso
coste de las verduras en esta ciudad. Como
unas treinta de estas almunias eran
patrimonio privado del sultán.(...) Todas
(las haciendas) tienen casas
magníficas, torres elevadas, eras amplias,
palomares y gallineros bien acondicionados.
(...) En estas fincas viven un gran número
de hombres y animales, como caballos
vigorosos para el laboreo y cuidado del
campo, y en muchas de ellas hay incluso
castillos, molinos y mezquitas.
Fuente y jardines en la calle Iznájar en el
barrio de Almanjáyar. Al fondo, palmera de
las apariciones.
Lejos están estas
crónicas de la imagen histórica que dan del
barrio de Almanjáyar páginas Web como
Wikipedia, consecuencia evidente de la
ignorancia. En ella se dice literalmente
que:
"La época más
antigua de la que se tiene conocimiento es
la Edad Media. En aquel entonces, era un
gran territorio vallado donde se depositaba
estiércol".
Página Web de Wikipedia en la que se dice
que Almanjáyar "era un gran territorio
vallado donde se depositaba el estiércol"
Jerónimo Münzer,
viajero alemán que visitó Granada en 1494,
explica como la zona norte de la capital era
una fecunda llanura de abundantes riegos y
tierra rica en todo tipo de cultivos,
recogiéndose hasta dos cosechas al año. Cita
entre ellas las de mijo, nabos, zanahorias,
lentejas, panizo, habas y legumbres. Cuenta
como, al no llegar las nieves a esos llanos,
abundan los limoneros y los naranjos, los
almendros, los olivos y los granados, las
higueras y los membrillos, los cerezos y las
parras con exquisitos racimos de uvas. Es
lógico pensar que una vez que los cristianos
se adueñaron de Granada, estas tierras
fueran arrebatadas a sus antiguos dueños y
pasaran a manos de los grandes señores
castellanos que participaron en la
Reconquista.
Según todas estas
crónicas de Almanjáyar, nada tiene que ver
la imagen que nos están transmitiendo los
medios de comunicación sensacionalistas con
la verdadera historia y realidad actual del
barrio. En lo que se refiere a su pasado, la etimología del nombre de Almanjáyar puede derivar del término árabe
al-Masayij, que se traduciría como "Llano de
los maestros" o según otras teorías, "Llanos
de la Ajea o del Ajenjo". También se ha
traducido como "llano de abundantes olivos,
viñas, arrayanes, jardines, castillos y
otras propiedades". Entre sus límites
se localizaban lugares tan emblemáticos como
la Fuente de Aynadamar (o Fuente de las
Lágrimas), de la que partía la acequia que
lleva su nombre. Las tierras de labor y la
ganadería gozaban de merecido prestigio,
tanto en la ciudad como en sus alrededores.
Caserías y fincas rurales de Granada
extramuros, dibujadas en el mapa de Ambrosio
de Vico (1795)
Durante muchos
siglos se mantuvo el equilibrio de este
entorno natural de la Vega granadina. Será
en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se
acometerán reformas urbanísticas en el
centro de Granada que implicará la
ocupación de todas estas tierras de labor al
norte de la ciudad. Como en otras capitales
andaluzas en esa época, los antiguos
trazados medievales impedían el desarrollo
de vías rápidas de comunicación entre sus
barrios.
En 1895 se abrirá la Gran Vía de Colón,
dividiendo la antigua medina árabe. En 1951
se inicia la ejecución del llamado Plan de
Alineaciones, remodelando de forma drástica
el tradicional casco histórico, siendo parte
de su eje vertebrador la nueva calle
Recogidas y el Camino de Ronda, que al
trazarse por el oeste de la ciudad supone la
primera invasión de la Vega y el inicio de
la subordinación de sus terrenos a los
intereses especulativos inmobiliarios.
Antiguo Camino de Ronda. Su trazado
sería la primera invasión consciente y
programada de la Vega de Granada.
A través del tiempo,
la tradición agrícola y ganadera de esta
zona norte de la ciudad se mantuvo sin
apenas cambios hasta mediados del siglo XX.
A finales del siglo XIX emerge una nueva
clase burguesa adinerada que surge de la
explotación de monocultivos en la Vega de
Granada como el azúcar y el tabaco.
Pretenderán construir sus viviendas en el
centro urbano, pero sobre todo en los
barrios de reminiscencias aristocráticas, en
los alrededores del río Genil, donde el
mismo Boabdil construyera su palacio de
verano. Para ocupar esos codiciados terrenos
era necesario desalojar a sus propietarios,
vecinos pertenecientes en su mayoría, a la
clase trabajadora. También fue preciso
sanearlos del chabolismo periférico
protagonizado por grupos de gentes de origen
gitano.
En ese estado de
cosas se inicia la reconducción de los
vecinos de condición humilde que ocupaban el
sur de la ciudad hacia lugares localizados
en el norte. A partir del año 1965 se va
conformando el Barrio de Cartuja y se
potencia la construcción de viviendas de
protección oficial en la parte de Almanjáyar
en dirección a Maracena y Peligros.
Las grandes haciendas y caserías se van
sustituyendo por edificios de muchos pisos
de altura, que nada tenía que ver con la
tradición de habitabilidad de los vecinos de
Granada. A esta ocupación vertical de los
nuevos barrios hubo de añadirse la de la
distancia entre esas islas de ladrillo, que
apenas contaban con zonas de servicios. En
los abundantes descampados que había entre
los rascacielos fueron surgiendo
nuevos núcleos de chabolas. Además se fue
acumulando un considerable número de
personas con hábitos marginales, en la
mayoría de los casos con patrones de vida al
margen de la ley. Es curioso como en menos
de cincuenta años puede cambiarse el paisaje
histórico y socio-cultural, haciendo que
caiga en el olvido lo que fuera la verdadera
realidad de su pasado.
Bloque de edificios en el barrio de
Almanjáyar. Su origen fue maniqueo y
caótico.
Sin programación
urbanística y gobernando desde el
consistorio a golpe de licencia, el
desarrollo de la ciudad fue caótico.
Terrenos de alto rendimiento agrario se
dedican a la construcción de viviendas
suburbiales y los barrios más emblemáticos
fueron desarticulados o destruidos. Por otra
parte, durante los años sesenta del siglo XX,
la mecanización del campo provocó una
importante emigración hacia las ciudades al
sobrar mano de obra como consecuencia de la
adopción de maquinarias agrícolas. En
Granada tuvieron que habilitarse áreas con
barracones, que llegaron a albergar a más de
12.000-13.000 personas. En esa década se
produjeron una serie de desgracias en la
ciudad que agudizaron el problema de la
vivienda, ya de por sí en ese momento
bastante grave. Se producen unas lluvias
torrenciales (años 1962-1963) que derrumban
casas en el casco urbano y cuevas en el Albaicín.
Los barrios
tradicionales se vieron incapacitados para
albergar a los emigrantes y a los
damnificados. Ante lo desesperado de la
situación se edifican las "Casitas de la
Virgencica" en el Cerrillo de Maracena, que
desde los años sesenta hasta los ochenta se
alojaron más de cinco mil personas afectadas
de las inundaciones. Sin estar dotados de los
servicios mínimos que posibilitaran la
habitabilidad, la vida cotidiana allí era un
auténtico calvario. También en la Vega surge
el barrio de La Chana (del árabe, "Ghana" o
"paraíso"), que inicia sus primeras
construcciones en 1959 financiadas por el
Arzobispado a través del Patronato Virgen de
las Angustias. Ningún organismo de poder
quedó al margen de la especulación
inmobiliaria.
PALMERA DE LAS APARICIONES DE NTRA. SRA. DE
LOS MILAGROS EN LA CALLE IZNÁJAR
PALMERA DE LAS APARICIONES
Según la vidente Encarnación de la Cruz,
en ese sitio se le aparece Virgen Milagrosa
y Cristo Resucitado desde el día 14 de Junio
de 1990. A raíz de este suceso,
periódicamente se congregan algunos vecinos
del barrio para rezar el rosario.
Sobre la hornacina de la Virgen, una
inscripción y una cabeza de Juan Pablo II
recuerda la visita que hizo el Papa en el
año 1928 al barrio de Almanjáyar. En
conmemoración de esa efemérides, a la
Carretera de Jaén se le puso el nombre de
Avenida de Juan Pablo II. La realidad es que
en Granada, a esa vía se la sigue conociendo
y llamando con su antiguo nombre.
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En los años setenta
el Instituto Nacional de la Vivienda inicia
una política de expropiación en lo que es
actualmente el Polígono de Almanjáyar. Lo
que fuera conocido por los árabes como al-Manjayij
desapareció definitivamente en esos años. El
Ministerio de la Vivienda encargará al
arquitecto Fernando Terán un plan de
urbanización para Almanjáyar que sería
aprobado en el año 1976 y ejecutado entre
los años 1979 y 1982. Se buscó también
facilitar el acceso directo al centro de la
ciudad a través de la Avenida de Joaquina Eguaras.
La Avenida Joaquina Eguaras se planteó como
una vía rápida acceso al centro de la
capital desde la autovía Jaén-Madrid.
Las iniciativas y
los objetivos de modernidad de grandes
avenidas que condujeran hasta el centro de
la ciudad, con islas de edificios rodeadas
de zonas verdes y grandes espacios para
aparcamientos, no terminó de consolidarse,
pues a medida que avanzaba hacia el centro
urbano tropezaba con edificios que no se
podían demoler. En esas condiciones, el
proyecto global de las vías de acceso resultó un fracaso. Lo mismo
sucedió con los bloques de viviendas
edificadas en las demarcaciones de Molino
Nuevo y Casería del Cerro. Los problemas de
toda índole que surgieron las hicieron
ingobernables y las autoridades acabaron
desentendiéndose de su gestión. Esto
contribuyó a la desaceleración en la compra
de terrenos por las constructoras, lo que
fortaleció a los grupos marginales que
vivían en esas calles, convirtiéndose en un
lugar inseguro y poco solicitado para
adquirir nuevas viviendas por los vecinos de
Granada.
Se plantearon tres vías rápidas de
acceso al centro de la capital: La carretera
de Jaén, también llamada Avda. de Juan Pablo
II (1), la Avda. de Joaquina Eguaras (2),
que quedó bruscamente interrumpida a la
altura de la calle de Tete Montoliu y
la Carretera de Pulianas (3), en la que no
se acometieron las reformas programadas.
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Será la Junta de
Andalucía, una vez que le fueron trasferidas
las competencias del Ministerio de la
Vivienda, la que decide poner orden en todo
ese caos. Encarga a los arquitectos Luís,
Francisco y Pablo Ibáñez Sánchez nuevos
planes para Almanjáyar. Se revisaron todos
los conceptos empleados hasta entonces y se
planificaron proyectos menos modernos, pero
mas humanizados y acordes con la cultura de
los vecinos de Granada. Se retoma la idea de
viviendas unifamiliares o de bloques
comunitarios con menos de cuatro o cinco
niveles de altura. Aún así, todavía
llegarán a construirse edificios con
pretensiones de alcanzar los diez o
más pisos de elevación sobre el suelo.
El esfuerzo consiguió reconducir y
rehabilitar una parte de la ciudad que
muchos de sus políticos ya daban por
perdida. Hasta el año 2012 siguió el avance
inmobiliario con bloques de viviendas que
tenían como objetivo social y estético la
normalización de su entorno. También hubo un
empeño decidido por parte de las autoridades
municipales y policiales por llevar la
seguridad a esas calles de la capital.
Bulevar en la Avenida de Joaquina Eguaras.
Se han habilitado zonas lúdicas y para el
descanso.
Sin embargo, existen
todavía manzanas de viviendas en las que los
índices de inseguridad están a la altura de
las más altas cotas españolas y europeas.
Instalaciones deportivas, bibliotecas,
centros para la conciliación de la vida
familiar y otras asociaciones de integración
comunitaria se han abierto en el barrio. A
pesar del esfuerzo, la situación es
dramática y la solución compleja. Reportajes
como el realizado por el programas
"Callejeros" pueden llegar a herir la
sensibilidad de los espectadores y, no
obstante, está muy lejos de reflejar la
realidad profunda que se vive en esas
calles. Aunque las escenas que podemos
contemplar en él están contenidas en un área
restringida y determinada, no por eso dejan
de ser menos preocupantes por lo que tienen
de estigmatizadoras en la sociedad que las
soporta. En estos enlaces se pueden ver
algunas de las situaciones a las que nos
referimos.
Sin pretender
disfrazar la realidad y muchos menos
distorsionarla o esconderla, lo que sí
queremos dejar claro es que el nombre de
Almanjáyar no tuvo en su pasado las
connotaciones peyorativas que, condicionadas
por su presente, pretenden atribuirle
algunos informadores. También conviene
aclarar que en su presente, no todo el
barrio de Almanjáyar es lo que se vive en un
sector muy concreto, localizado en algunas
manzanas en las que hay que incluir el
barrio de La Paz y el de Cartuja.
Escuela Municipal de Flamenco situada en la
calle Joaquina Eguaras, en las inmediaciones
de las viviendas gitanas.
Conviene recordar
que en otro tiempo, entre las haciendas
que destacaban por su riqueza y belleza
estaban las ubicadas en la zona conocida como
de
La Campana en los campos de Almanjaya. En sus proximidades todavía podemos encontrar lugares
como la Casería de la Concepción o el
Cortijo de Saravia en Pulianas. De otras edificaciones
tradicionales apenas quedan restos de lo que
fueron en su día. Tal es el caso de la Plaza
del Hornillo (1), en la entrada de Maracena,
el
Cortijo de los
Cipreses
(2),
portada de la desaparecida Casería de
Nuestra Señora de la Piedad (3) o el cortijo
de San Cayetano (4). Se alineaban en torno a
una vía de paso natural y que actualmente
es la carretera de Jaén. Hablaremos de
algunos de estos lugares con la idea de
recuperar el nexo que los une a su pasado y
que deber formar parte de las señas de
identidad de este barrio granadino.
Casas y cortijos próximos al Polígono de
Almanjáyar y la autovía A-44
(Granada).
1.- Plaza del Hornillo 2.- Cortijo de
los Cipreses
3.- Portada de la casería de Ntra. Sra. de
la Piedad 4.- Cortijo
de San Cayetano.
Calle de Fray Juan Sánchez Cotán, cerca de
la Casería de Castril. La frondosa
vegetación indica la riqueza de esas
tierras.
Seguramente la zona
de Almanjáyar ha sido en las últimas décadas
una de las que más desarrollo urbanístico y
crecimiento poblacional ha tenido en la
ciudad de Granada. Al mismo tiempo que se
levantaban edificios para alojar a los
nuevos vecinos se construían otros de
servicios como centros de salud, colegios
públicos, biblioteca, instalaciones
deportivas, diversos parques, varios
hipermercados y abundantes locales
comerciales. Para que la oferta de ocupación
resultara atractiva se abarató el precio del
suelo y se hicieron pisos y casas
unifamiliares con un buen nivel de calidad
en los acabados. Una vez revalorizada la
zona, la tendencia a levantar bloques de más
de 5 pisos vuelve a imponerse, dando claras
señales de que la especulación ha vuelto a
ponerse a la orden del día, recorriendo los
mismos derroteros que, en sus orígenes,
dieron lugar a planes que estuvieron
inexorablemente condenados al fracaso.
Explanada de Kinépolis en Almanjáyar. En
ella se han ubicado importantes centros
comerciales.
Pisos nuevos en el Camino de los Yeseros,
frente a la conflictiva zona de Molino
Nuevo. En construcción en el año 2012.
La construcción de edificios de más de cinco
pisos indica la revalorización de los
terrenos y la vuelta de la especulación.
Edificio construido en el
año 2012 para alojar la sede de la Escuela
de Magisterio
La apuesta por la
modernidad ha sido siempre bien vista y
mejor recibida por los habitante de
Almajáyar, y así sucedió en el caso del
inmueble de las Delegaciones Provinciales de
la Junta de Andalucía de los arquitectos
Cruz y Ortiz. Bien distinto es el caso del
la futura Escuela de Magisterio que se erige como un cuerpo extraño
con orientación de acceso antinatura y una
estética de bunker con la que resulta
difícil identificarse en un entorno de estas
características. Además, su perfil ambiental
tienen una concepción absolutamente
distinta a la de construcciones que se
vienen desarrollando en la zona.
Por los topónimos
que todavía podemos encontrar llegamos a
deducir la existencia de otras fincas y
actividades ya desaparecidas
definitivamente. Tal es el caso de las
calles llamadas Casería de Aguirre,
Casería del Cerro, Calle del Molino Nuevo,
Calle y barrio de los Secaderos, etc. Los
nombre son un recuerdo vivo del paisaje que
tuviera en otro tiempo Almanjáyar. Este
aspecto queda bien documentado en el
artículo de José Antonio Fernández titulado
"Antiguas
caserías y almunias del nuevo barrio de
Albayda de Granada". La
construcción de nuevas vías de comunicación
y la presión de los planes urbanísticos han
contribuido a la total destrucción de lo que
otrora fueran sus prósperas huertas. En este
artículo dejamos reflejadas algunas muestras
gráficas de edificios y estructuras
ya desaparecidas y otras, que si no ponemos
todos los medios a nuestro alcance para
evitarlo, están seguramente condenadas a la desaparición:
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