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Bertha Wilhelmi y su defensa de la aptitud de la mujer para todas las profesiones Artículo: Pilar Ballarín Domingo (Universidad de Granada)
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Artículo: María Belén Puertas Única
El pilar de Doña Berta Wilhelmi Artículo: María Belén Puertas Única
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Feminismo, educación y filantropía en la Granada de entre siglos: Berta Wilhelmi
Artículo:
Pilar Ballarín Domingo
Sanatorio antituberculosos de la Alfaguara (Alfacar - Granada) Fuente: Junta de Andalucía.
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Aptitud de la
mujer para todas las profesiones
I
En Ispahan (Persia), han fundado ifc,5 JOCIOrgy 7¿1 muj'eres mahometanas. En el Turquestán, ejerce una doctora. F,n la Universidad de Méjico, recibió el grado de doctor en Cirugía Doña Matilde Montoya.
Además de la Medicina, se fue permitiendo a la mujer el estudio de la Farmacia, Derecho, Filosofía, Filología, Ciencias naturales, Matemáticas, Teología, Arquitectura, etc., y en todos estos ramos de humano saber ha ocupado un lugar distinguido.
Solamente en Zurich estudian 26 señoritas Filosofía y Derecho. En Nueva York está abierta a la mujer la Facultad de Leyes de Columbia College. La doctora en Leyes Mrs. Emilia Kempin, después de estudiar en 1866, en Zurich, obtuvo una cátedra en el N.Y. Columbia College, donde ha explicado Derecho Romano, Antiguo Derecho Inglés e Historia del Derecho, fue nombrada profesora de Medicina Legal en la Esctiela de Medicina pai-a la mujei-, y es hoy Privat-docent en la Universidad de Zurich; goza de fama y tiene una extensa clientela como abogado. Su marido le ayuda en sus trabajos profesionales. En los Estados-Unidos, ejercen la abogacía 45 señoras. Miss Phebe Conzins fue la primera que en 1871 consiguió autorización para hacer una defensa ante el Ti-ibiinal de I.' Instancia de San Luis; Miss MacDonald, la primera que informa ante un tribunal territorial; Miss Belva Lockwood, 1879 subió a estrados ante el Tribtinal Stipi-emo de los Estados Unidos. Una japonesa, Tel-Sono, ha estudiado Derecho en aquellos estados y ha obtenido el título de licenciada. En Bélgica, recibió Mad. Popelin en 1888 el título de abogado, aun cuando pretendió sin éxito ser admitida a estrados.
Si la mujer conoce la leyes y sabe aplicarlas, tiene aptitud para juzgar y pronto entrará en la carrera judicial. En el Estado de Wyoming tiene derecho a ser jurado.
Doctoras en Filología son, entre otras, las Sras. Schubert-Feder en Berlín, Ricarda Kuch en Zurich y Clara Kühnast en Thorn.
La Srta. Mestorff ha desempeñado durante muchos años el puesto de conservador del Museo de Antigüedades de Schieswig-Holstein, y en la actualidad es Director del mismo y miembro de varias sociedades científicas. En Boston, ha sido nombrada catedrático de Retói-ica Miss Myrke Furman.
Un brillante examen en Matemáticas Stipet-ioi-es hizo en 1890 en Cambridge, obteniendo la más alta distinción que se concede Miss Fawcett, hija del célebre profesor y hombre de Estado del mismo apellido y de una madre no menos notable por sus escritos y su acción en pro de los derechos políticos de la mujer, de cuya Asociación es Presidente. En Vestervick (Suecia), ha sido nombrada auxiliar en las clases de Matemáticas ' i- de Lengtias Alemana .i- Stieca de la Universidad, la Srta. Helga Lindner. El nombre de Sonja Kowalewsky vivirá en la historia de las Ciencias Matemáticas, no sólo como el de una mujer extraordinaria, sino como el de un genio de investigación. Rusa de nacimiento, mostró a los 12 años afición decidida por las Matenlá ticas; casada ya, estudió en Heidelberg y Berlín esta ciencia; escribió a los 21 años dos trabajos sobre Análisis superior y uno sobre la forma de los anillos de Saturno, que por su valor científico le valieron (sin examen oral) el título de doctora en Gotinga. Después se dedicó a la solución matemática del problema óptico sobre La ti-ansmisión de la lit: en ¿in medio e¡-istalino, problema cuya solución habían buscado en vano grandes matemáticos. En 1884, con 31 años, consiguió que se le permitiera explicar en la Universidad de Estocolmo como Pi-iv,at-docent un curso sobre la teoi-ía del Cálc-iílo diíéi-encial, y fue tal el éxito que obtuvo, que se creó una plaza especial para ella, siendo nombrada catedrático de Análisis Mateniátic~o. En la cátedra y con sus obras, adquirió una fama harto merecida. La prematura muerte, en 1891, de la primera mujer que en la Europa moderna ha ocupado el puesto oficial de catedrático en una Universidad, ha sido un pérdida inmensa, no solo para la causa de la mujer, sino para la Ciencia. Fue miembro de la Academia de Ciencias de Stiecia; y la Academia de Ciencias de Pal-ís, después de otorgar en 1888 a su Memoria sobre la Teot-ía del movimiento de tin ctiei-po sólido el primer premio, siendo éste de 3.000 francos, lo elevó a 5.000, en vista de su gran mérito. A más de matemáticas, era novelista y autora dramática, y como mujer, encantadora y de conversación animada y chispeante.
La Srta. Müller estudió Botánica y obtuvo el primer premio en la Universidad de Zurich por su trabajo La anatomía compara de los pétalos de las .flores. Después hizo el grado de doctora en Ciencias y hoy es ayudante en la clase de Botánica que desempeña su marido, el conocido doctor Dodel en la Universidad de Zurich.
Mad. Clemencia Royer ocupa por sus descubrimientos e investigaciones un puesto sobresaliente, a la vez, entre los asti-ónomos y entre los sociólogos y economistas. En 1862 defendió en el Congreso de Hacendistas celebrado en Bruselas por la Sociedad Internacional de Ciencias Políticas la contribución sobre la renta de la actividad personal y sus numerosos libros son universalmente apreciados. En Nueva-York murió hace pocos años la Srta. María Mitcheli, catedrático de Astronomía que en 1847 descubrió un cometa.
La primera alumna de Teología fue Miss Ana Oliver, en Boston; hoy actúa como presbítero en una iglesia de metodistas de Brooklyn y goza de gran fama como oradora sagrada, lo mismo que Miss Margaret Van Cott. Misioneras, hay unas 2.400.
En la OP-atoi-ia goza de nombre la señorita E. Nelson, que ganó hace poco en Mineapolis un premio como oradora, en contra de nueve opositores. La Tenipei-ance Union, en los Estados-Unidos, cuenta con elocuentes oradoras, y durante sus congresos brillan tanto por la valentía, persuasión y soltura de sus discursos, como por el talento parlamentario con que dirigen sus sesiones.
En dicha República hay muchas señoras arquitectos. Miss Sofia Hayden obtuvo el primer premio de 5.000 pesetas en el certamen convocado para los planos del edificio destinado a trabajos de la mujer en la futura Exposición Internacional de Chicago y está encargada de la ejecución de las obras. El segundo premio se lo llevó Miss L. Howe, de Boston, y el tercero Miss Laura Hayes, de Chicago. El costo del edificio será de 1.000.000 de pesetas, próximamente.
El talento organizado y administrativo de la mujer lo prueban las muchas sociedades de que es presidenta y las muchas instituciones de que es fundadora, y que adquieren gran desarrollo. Así, entre otras, la extensísima Tempep-ance Union, que preside en Washington Mrs. La Felrra, y el Comité para la sección de trabajos de la mujer, en la referida Exposición de Chicago, que con su presidenta Mrs. Potter Palmer ha emprendido con gran éxito la propaganda en favor de su obra y su realización. El Congreso de Higiene de los Estados-Unidos y del Canadá, celebrado en 1889, estuvo presidido por una mujer, Mrs. Dodds Dean, doctora del Higienie College de San Luís ¡Cuántos hospitales, casas de Beneficencia, asilos e instituciones de todas clases, no han sido fundados, dirigidos y administrados por mujeres! Cerca de Boston se encuentra una reputada penitenciaría para mujeres con 300 a 400 reclusas, que ha sido fundada y está dirigida, administrada y servida sólo por mujeres. Es una institución modelo, en cuanto a orden, disciplina y trato humanitario.
Como escritora, publicista y periodista, cosecha cada día mayores triunfos la mujer. Son tantas, tan conocidas y algunas tan célebres, las mujeres que han dedicados sus actividades a estas profesiones, que creemos ocioso insistir en su aptitud para ellas. Sólo en los Estados-Unidos había en 1890 más de 1.150 escritoras y publicistas. En Rusia, existían en igual fecha 1.226. El Women's Penny, Paper, de Londres, se escribe, dirige, imprime y tira por mujeres. Solo en Kansas, hay 22 periódicos dirigidos por señoras. En Detroit (Estados-Unidos)se ha fundado una institución de enseñanza del periodismo para la mujer, y Miss Ethel Ingalis ha ocupado en 1889 un puesto entre los reporters en la Galería de la Prensa de¡ Congreso de los Estados-Unidos en el Capitolio de Washington.
Miss María Schiller ha sido enviada como comisionado de la Exposición de Chicago a la América del Sur. En Elisabethtown (Estados-Unidos), ocupa el puesto de Director de Correos Miss Emily Todd Helm. Miss Emily Howland es Directora del Fii-st National en Auburn.
Chicago cuenta con cinco señoras, Inspectoras de fábricas, colocadas por el Gobierno, que dan excelentes resultados.
Msr. Sara Spencer es Directora de la primera escuela superior de Comercio de Washington, que tiene anualmente 325 alumnos de ambos sexos.
En el Mississipi, actúa una señora de timonel en el mismo vapor en que su marido es capitán: y otras dos, que han obtenido el título de capitanes de barco, ejercen en el puerto de Nueva-York y en el río Mississipi, respectivamente.
Dos señoras corren con la dirección y jefatura de las estaciones de Eweslley y Brinkbarn, en Northumberland.
En los Estados Unidos dirigen 15 señoras casas de Banca, que en su mayoría les pertenecen.
En América, viven 238 mujeres de la fotografía; 2.559 son maquinistas, 24, dentistas; 32, agentes de negocios; 33, fabricantes de armas; 8, directoras de fábricas de cervezas; muchas, ingenieros agrónomos, directoras, y administradoras de fincas, apicultoras en grande escala, como Miss Hodgdon. (En Londres es presidenta de la Sociedad de Agricultores la baronesa Burdett Couts). 18.698 mujeres son comerciantes e industriales y de 5 a 6.000 están empleadas sólo en las Oficinas del Tesoro.
Cuánto ha hecho y viene haciendo la mujer en instituciones benéficas, o por sí sola en obras de caridad, bien conocido es de todos. Por eso nos limitaremos a citar algunas de aquellas iniciativas y empresas que, por su punto de vista más general, por su más ancho campo de trabajo y propaganda, tienen más bien el carácter de mejoras sociales que el de meros actos caritativos.
En favor de la condición material y el alojamiento del pobre trabajan la inglesa Miss Octavia Hill y la americana Miss Collins; Mrs. Serafina Butler creó la vasta Federación Internacional contra la prostitución reglamentada; mujeres dirigen los Home y Asilos suizos, de Viena, Budapest, San Petersburgo, Londres y París. En esta última ciudad, trabajan las protectoras de la Caridad Maternal. La Sra. Lina Morgenstern es iniciadora de las Cocinas populares y de otras sociedades benéficas, en Berlín. Miss Clara Barton es superiora de la Sociedad de la Cruz Roja en Washington. La baronesa Bertha von Suttner es incansable propagandista de la paz, fue presidenta del Congreso Internacional de la Pa--, celebrado recientemente en Roma y además es escritora notable y directora del periódico Die Waffen nieder! (¡Abajo las armas!). Y ya que hablamos de mujeres en el campo de las mejoras sociales, no olvidemos a nuestra Dña. Concepción Arenal, que con sus trabajos en favor de la causa de la mujer, de la beneficencia y filantropía, de la solución de los problemas sociales, de las reformas penales y sobre todo con sus obras sobre el pauperismo y las penitenciarías, ha demostrado ser tan profunda pensadora como mujer justa y de gran corazón: es la valiente defensora de oprimidos y desheredados. Varios trabajos suyos han sido premiados por la Academia de Ciencias Morales y Políticas; presentó al Congreso Penitenciario celebrado en Estocolmo en 1878 un trabajo de reconocido mérito.''
Como al hablar de las aptitudes de la mujer queremos probar que tiene, ó que puede desarrollar, las suficientes para todas las profesiones, deberíamos enumerar también aquellas mujeres que por sus grandes virtudes y talentos sociales han demostrado y demuestran su capacidad política, económica, administrativa, etc. Renunciamos, sin embargo, a ello, por ser tantas las que, ya directa, ya indirectamente, han regido el destino de un país 6 han tomado parte decisiva en su política, sus negocios, sus reformas, etc., y por pertenecer a la historia política, tan conocida por todas. Mas conviene apuntar los conquistas de derechos políticos que han hecho recientemente en algunos países.
En Boston, con 360.000 habitantes, ejerce la mujer el derecho a tomar parte en las elecciones municipales, y lo hace con gran circunspección, independencia, conocimiento del bien público y valentía. El Estado de Wyoming (Estados-Unidos), que otorga a sus ciudadanas el derecho de sufragio, acaba de elegir por el distrito de Laramie County a Miss Emma Schulte y Mrs. Fedelia Elliot, como delegados para representarlo en el Congreso de P~1,oming, preparatorio para la elección de presidente de los Estados Unidos. En el Estado de Kansas, también tiene la mujer derecho electoral, estando en las ciudades de Cottonwood y Rossville la Administración y el Gobierno en sus manos. En Washington, se está edificando una escuela para dar educación industrial y política a la mujer.
En Inglaterra, por el Piiblic Health Act de 1848, no se excluía a la mujer de la elección de las Juntas de Sanidad. En 1870, se admitió la representación femenina en los Comités de educación; en 1888, se le concedió el voto activo y pasivo en la esfera de la administración municipal, saliendo aquel año en Londres cuatro señoras electas concejales. Derecho electoral activo tienen todas las mujeres en la isla de Man, entre Inglaterra e Irlanda, y las de Port St. Peter (Guernesey). En Suecia, Dinamarca y Croacia, tienen iguales derechos en el orden pedagógico y municipal. En Francia, tienen voto en la elección del Tribunal de Comercio, y en todas partes, donde tras encarnizadas luchas y largas resistencias supieron vencer añejas preocupaciones, han probado con los hechos que no son indignas de querer tomar parte directa en los destinos de la Humanidad.
Con esta
pequeña e incompleta estadística, nos proponíamos demostrar
que la mujer, a pesar de un pasado que la oprime y de un
presente, que con sus preocupaciones, costumbres y temores
la estrecha, ha sabido desplegar sus actividades y mostrar
que a su cerebro de mujer, no estaban vedados los altos
vuelos del pensamiento; que su voluntad y sus fuerzas
superaban en mucho a lo que de ellas se creía. No se nos
objete, que las sobresalientes fueron las menos, puesto que
en los hombres los sobresalientes no son, por cierto, los
más ¿Cómo extrañarnos, tampoco, del inmenso mayor número de
hombres notables, si comparamos cuánto más se ha hecho y se
ha gastado siempre, se hace y se gasta hoy mismo, en la
educación del hombre, con relación a la mujer, por la
familia y el estado? Y sin embargo, ¿cuántos, entre todos
los hombres, se dedican a profesiones superiores? Un pequeño
número. Y de éste, ¿cuántos tienen verdadera aptitud y
vocación para la profesión que eligen? -Cuántos llenan
cumplidamente los deberes del puesto que llegan a ocupar?
Los menos. Argumentos en pro y, en contra del movimiento en favor de la mujer
La gran mayoría de las gentes dificultan el movimiento en favor de la mujer. Los más, como indiferentes; los menos, como encarnizados enemigos: los hombres, más bien por egoísmo; las mujeres, por ceguedad. Hay quien invoca la tradición y la costumbre, que ya hemos visto antes cómo se formaron y cómo están sometidas a las leyes de la evolución; quién alega la inferioridad física e intelectual de la mujer, que ya hemos tratado de refutar con hechos y números.
No alcanzamos a comprender qué se cree propio de la mujer el puesto de hermana de la Caridad, y se opone tenaz resistencia a la profesión aquí más frecuentemente emprendida por ella: la de médico ¿Cuánta más resistencia física no necesita la primera? Respecto a facultades intelectuales, han demostrado tenerlas cantas ejercen la Medicina: esa pléyade de doctoras, directoras de hospitales y dispensarios, profesores clínicos y catedráticos. La oposición no está, pues, basada en falta de aptitudes, sino en la creencia de que con el estudio de la Medicina padecen el pudor y la delicadeza de la mujer. A esto hay que replicar que también la enfermera, la hermana de la Caridad y las socias de la Cruz Roja están obligadas a ver y a hacer cosas que lastimarían su pudor, si no estuviesen llenas, como puede estarlo el médico, de la idea de su misión; y que al ser oculistas, alienistas, cirujanas, etc., y al dedicarse, como hacen siempre la mayoría, a enfermedades de mujeres y niños, no sólo producen un bien inmenso a la humanidad (porque, por ser mujeres, comprenden mucho mejor los padecimientos de unas y otros), sino que son más bien guardadoras del pudor de sus hermanas ¿Por qué se ha de hacer la sociedad protectora del pudor de un corto número de mujeres que, por vocación, amor a la ciencia y firme voluntad son estudiantes de Medicina, venciendo ciertas repugnancias (además, en los Estados-Unidos e Inglaterra hay ya Universidades especiales para la mujer), y ha de olvidar o menospreciarla el de la inmensa mayoría de las mujeres, que en partos, enfermedades propias de su sexo, operaciones, etc., al tener que recurrir a médicos, o ser entregadas en hospitales, clínicas a estudiantes y practicantes poco púdicos, ha de violentarse y ofenderse? ¿Será de absoluta necesidad el ejercicio de la Medicina por mujeres en los países donde el culto mahometano prohíbe a más de 50 millones de mujeres el ser vistas por un hombre extraño? ¿En la India Inglesa, que viven separadas de todos los hombres, excepto de sus parientes más cercanos; donde un leve roce es vergüenza y deshonra; donde, por lo tanto, están condenadas 40 millones de mujeres a morir sin asistencia facultativa?
A los que
temen pierda la mujer-médico la sensibilidad y ternura
femeninas, les diremos que la ciencia, la verdad desnudada,
no embotan las fibras del sentimiento, muy al contrario de
la mayoría de esas producciones dramáticas y cómicas y de
esas novelas hoy en boga, de las cuales el sentido moral no
suele salir muy bien parado.
El temor de que la mujer docta quede soltera o no sirva para casada, está refutado con el hecho, anotado en la segunda parte de esta Memoria, de que muchas estudiaron ya casadas y otras muchas se casaron después de estar ejerciendo alguna profesión. Se distinguen estos matrimonios por reunir todos los elementos posibles de felicidad, pues que están compuestos de seres independientes, instruidos y de fortaleza moral, con identidad de opiniones y gustos.
Se dice que el ejercicio de una profesión en la mujer supone el abandono de los hijos; pero de todas las obreras, lavanderas, criadas, costureras, empleadas en el comercio y en correos, artistas, maestras y escritoras que existen en la tierra, ¿cuántas no están obligadas a entregarlos a manos extrañas o a dejarlos abandonados? Y sin embargo, nadie clama contra esas ocupaciones, porque, según la costumbre, esas son propias de la mujer; todos aceptan que la señora entregue sus hijos a personas incultas y asalariadas, mientras está ocupada en visitas, teatros, reuniones, bailes y tiendas, con la modista o con una mala novela. Si la mujer del pueblo, tras largas horas de trabajo fuera de casa, cuando viene al hogar y la esperan multitud de quehaceres domésticos, halla tiempo para cuidar y tener en brazos a sus hijos, para prodigarles caricias y dedicarse algo a aquellos pedazos de sus entrañas ¿por qué la mujer instruida y de mejor posición no había de tener horas que dedicar a los suyos? Horas que, si no mayores en cantidad que las que generalmente hoy las madres le dedican, seguramente lo serían en calidad.
Pensemos además en el gran número de mujeres que no llegan a casarse (sólo en Alemania hay cerca de millón y medio más de mujeres que de hombres), o que pueden dejar su profesión al contraer matrimonio, como hoy hacen la mayoría de las institutrices; pensemos en las viudas que se ven obligadas a cuidar del sustento y educación de sus hijos y veremos que es injusto apartar a todas estas de la posibilidad del ejercicio de una profesión y privarlas de medios de subsistencia por invocar deberes maternales que podrían descuidarse.
No queremos decir que la mujer se eduque desde luego para una profesión; creemos que la Escuela Superior, equivalente a nuestros Institutos de segunda enseñanza (pero reformados conforme a las exigencias de la Pedagogía moderna, en método, materias, calidad y duración), debe darle un grado de cultura general que, sirviendo de base a estudios más elevados, la prepare a la vida, no descuidando proporcionarle los conocimientos de Higiene, Economía doméstica, y Pedagogía, que a nuestro juicio le son indispensables. La que después se encuentre con grandes aptitudes y energías para seguir una carrera, sígala en hora buena.
Además de todos estos, hay muchos otros argumentos en contra de la participación de la mujer en las profesiones. Se aduce que, al estar en aptitud de valerse y ganarse la vida por sí, ha de emanciparse de la tutela del hombre; que la igualdad de derechos ha de traer perturbaciones en la familia; que la vida del hogar perderá la poesía y el encanto que le da la dulce y cuidadosa compañera; que la entrada de la mujer en el campo del trabajo del hombre, traería tras sí un exceso de aspirantes a todos los puestos, haciéndose la lucha y la competencia entablada hoy mucho más encarnizada; que el hombre es el que tiene el deber de trabajar para la familia, de cuidar y de proteger a la madre y a los hijos; que ella no puede ir a la guerra, y no pudiendo cumplir ese deber con la patria y la sociedad en que vive, no tiene derechos políticos ni sociales.
Que la mujer se emancipe de la tutela del hombre, parécenos, además de justo, como ya expusimos, de necesidad absoluta, si a la dignificación de la humanidad aspiramos.
Las perturbaciones en la familia por la igualdad de derechos, ni las tenemos ni las vemos realizadas en el sinnúmero de matrimonios contraídos por mujeres que ejercen profesiones. Antes bien, descansan estas uniones en la única base moral de¡ matrimonio: en el amor. Son enlaces de libre elección y no de conveniencia; la mujer libre, conocedora de su propio valer, ni se vende, ni considera el matrimonio como medio de colocación durante la vida; no entra en el hogar como una niña mimada, sino como una mujer que sabe lo que a sí misma, a su marido, a sus hijos y a la sociedad debe, Y la persona que, al par que sus derechos, conoce bien sus deberes, no lleva la perturbación a ninguna clase de relaciones que contraiga.
Sí la vida del hogar pierde su encanto al aportar la mujer con su trabajo medios de subsistencia, al trocarse la poética figura de la dulce y sumisa esposa en animosa y esforzada compañera, creemos que ese encanto y esa poesía, más que realidades eran ilusiones de nuestra fantasía, que no tenían por cimiento la verdad de la vida. El número de casamientos se aumentaría, mientras que de día en día va disminuyendo con espantosa rapidez; porque entre dos que ganan es más fácil atender a las muchas necesidades de la vida actual; se viviría más holgadamente, y si se perdían elementos ficticios de poesía, reñida con la carencia de lo necesario, se ganarían de bienestar.
El exceso de candidatos para los puestos existentes y la mayor competencia que habría de resultar, exigirían mayores aptitudes para poderlos ocupar, y esto traería consigo la selección en bien del progreso. Si en la lucha las mujeres resultaban más aptas, no se habrían perdido para la humanidad sus sobresalientes facultades; si los hombres, muchas de ellas se retraerían de la lucha, dejando a estos el campo.
La depreciación excesiva del trabajo, en éste como en todos los terrenos, surgiría sólo, pagando menos, como hoy sucede, el de la mujer, aunque sea igual que el del hombre en cantidad y en calidad, El problema del trabajo de la mujer forma parte de la grave cuestión social que por doquier vemos planteada; y para resolverla, no pueden hacerse distingos entre el trabajo manual y el intelectual; no cabe la división de oficios y profesiones exclusivos de hombres y de mujeres.
No creemos que sea el hombre el único obligado a mantener la familia; pero sí opinamos que durante el periodo de gestación y lactancia debería abstenerse la mujer de todo trabajo que pudiera perjudicar al hijo y que, durante esos períodos, el hombre estaría, como padre, en el deber de trabajar por todos, así como la madre en el de dedicar sus actividades físicas y anímicas al completo y armónico desarrollo de nuevo ser. Pero la vida con sus necesidades, la sociedad con sus deficiencias e injusticias, oponen a este deber la imposibilidad de cumplirlo en la casi totalidad de los casos; ni el hombre puede prestar todo el trabajo, ni la mujer dedicarse a sus funciones de madre. Mas si no puede ¿le perjudicará más acaso la fatiga intelectual que la física?
Queda sólo la razón aparente de que, al no cumplir la mujer con los deberes militares que la patria le impone, no puede tener derechos políticos; y decimos razón aparente, porque al negar la razón de la guerra, negamos la existencia de deberes militares, tales como hoy se entienden. Consideramos la guerra como el bárbaro legado de tiempos de incultura, como vestigio del estado de animalidad primitivo del hombre; el militarismo, como causa de muchos males, entre ellos el de la servidumbre de la mujer y al pretender rehabilitarla, aspiramos a reemplazar los odios de razas y naciones por el amor a la humanidad.
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Bertha Wilhelmi y su defensa de la aptitud de la mujer para todas las profesiones Artículo: Pilar Ballarín Domingo (Universidad de Granada)
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Dña. Berta Wilhelmi, introductora de la Apicultura movilista en Granada
Artículo:
Francisco José Orantes Bermejo
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REMEMBRANZAS DE LA ALFAGUARA
Artículo: María Belén Puertas Única
(http://blogdebelenpuertas.blogspot.com.es/)
La fotografía nos muestra el Sanatorio de Tuberculosos de la Alfaguara (Alfacar) recién inauguración en el año 1923/fotografía facilitada por el periódico Ideal del artículo de Juan Bustos.
Con la intención de prestar auxilio a los enfermos de tuberculosis nace la idea del sanatorio por parte de Doña Berta Wilhelmi Enrich, ciudadana alemana de Heilbronn nacida en 1858 en Schrieshein (ducado de Badem), que había perdido a su hermano Luis de doce años por dicha enfermedad y que se encontraba en 1870 junto a su familia en el pueblo de Pinos Genil donde su padre Fernando Wilhelmi y Fommé compró en 1866 junto a su socio don Luis Lemmé la fábrica de papel, más conocida como "El Blanqueo".
Se forma el Patronato Popular de Antituberculoso de la Alfaguara, presidido por D. Alejandro Otero (catedrático de la Facultad de Medicina, ginecólogo y enfermo de esta patología) el doctor D. José Blasco Reta, secretario D. Luis García (abogado y marido de doña Berta) y como tesorera Doña Berta.
Los terrenos consistentes en tres hectáreas fueron donados por el ayuntamiento en la zona Haza del Pinar a 1400 metros de altura sobre el nivel del mar, el arquitecto que realizó el proyecto fue Fernando Wilhelmi Manzano y las instalaciones se inauguraron el 17 de mayo 1923 a las cuatro de la tarde, contando con innumerables personalidades de distintos ámbitos ;tales como el gobernador militar, el gobernador civil, el arzobispo, catedráticos, médicos, decanos y representantes del Ayuntamiento de Granada y de Alfacar, además de muchísimo público.
El sanatorio contaba con dos plantas y con veinticuatro camas, doce para hombres y doce para mujeres. La reina Victoria Eugenia presidenta de la Cruz Roja de Damas realizó un valiosísimo donativo pra la adquisición de mobiliario. La mayoría de las plazas eran gratis y otras a media pensión costaban 3 pesetas, donde se les ofrecía una alimentación adecuada con pan ,carne y leche. Las instalaciones eran de lo más innovadoras de aquella época contando con salas de consultas, salas de cura, de cirugía general, de otorrinolaringología, solarium, galería de reposo, calefacción a vapor, pararrayos, agua corriente traída desde Fuente Fría, cocinas y cuartos de baño, lavadora y más tarde luz eléctrica, era el primer edificio de su clase instalado en España y podría compararse con los mejores sanatorios suizos.
En Noviembre de 1923 se le concede a Doña Berta la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia en reconocimiento a su gran labor caritativa. Se inauguraría el 16 de mayo de 1926 un pabellón de verano en los terrenos anejos al Sanatorio con dieciséis camas para niños/as que llevaría el nombre de su hijo Luis Dávila Wilhelmi, fallecido en marzo de 1925 en un accidente de aviación ocurrido en el aeródromo de Armilla.
Doña Berta fue una mujer ejemplar, de talante liberal y muy adelantada a su época ya que fué empresaria, escritora, pedagoga y filantropa abordó con éxito un sin fin de campos en los que fue precursora y pionera. Puso en marcha la primera Colonia Escolar de Granada en la localidad de Almuñecar. En 1888 presentó en la Exposición de Agricultura celebrada en la Alhambra en el Palacio de Carlos V, una muestra de colmenas de tipo movilista modelo Dathe y Gravenhorst, con las que introdujo este tipo de colmenas en España. En 1912 construye a sus expensas una escuela mixta con capacidad para 13 escolares y una biblioteca que contaba con 600 volúmenes en Pinos Genil.
En 1931 Doña Berta sufre un derrame cerebral y muere el 19 de julio 1934,dejando dicho que a su muerte les dieran a los pobres todos los gastos que podría importar un entierro. Así lo cumplió su familia y se enterró en el Cementerio de Granada pero sin lápida ni mausoleo.
La prensa recogió este hecho así: "Una tristísima noticia tenemos que comunicar a nuestros lectores, Doña Berta Wilhelmi la dama ejemplar profundamente caritativa, que tantas pruebas de amor al desvalido ha dado durante toda una vida dedicada a hacer el bien; la que dedicó todas sus actividades, capital y esfuerzo a mirar por la salud del pobre y a luchar contra la terrible plaga que siega tantas vidas, después de larga y penosa dolencia soportando con el espíritu fuerte de quienes por la labor realizada no tiene menor miedo a la implacable y la miran serenamente cara a cara. Doña Berta Wilhelmi señora ilustre por su nacimiento y por sus hechos era conocidísima y apreciadísima por todos. Sus admirables cualidades su espíritu emprendedor que nunca desmayó en la lucha la hicieron consagrarse por completo a una noble obra que fundó vivía y vive por ella .Dios sabe a costa de cuantas vicisitudes y agobios. Nos referimos al sanatorio de Tuberculoso de la Alfaguara, institución admirable que doña Berta creó y mantuvo cuanto pudo".
El Sanatorio estuvo funcionando hasta la Guerra Civil y la postguerra a cargo de su amiga Helene Bickman Alterhoff.-- Esa es otra historia que contaré. En la actualidad existe una calle cerca de la Avda. América con el nombre de Doña Berta, un colegio y una asociación también llevan su nombre.
información recopilada de :
· Asociación Provincial de Apicultores de Granada. Francisco José Orante Bermejo.
· Fernando Girón Enriqueta Barranco de su libro sobre Alejandro Otero.
· Feminismo, educación y filantropía en la Granada de entre siglos. Pilar Ballarín Domingo.
· Apuntes sobre la historia de Pinos Genil. Ángel Baena Muñoz y Gabriel Gómez Mesa.
· Periódico El Ideal, 30 de Julio de 2007 y 3 de julio de 2004.
EL PILAR DE DOÑA BERTA WILHELMI
Artículo: María Belén Puertas Única
(http://blogdebelenpuertas.blogspot.com.es/)
Pilar de Berta Wilhelmi. Fachada de la escuela Normal (Granada)
Foto: Mª Belén Puertas Única
Este magnífico pilar situado en la esquina de la Gran Vía y adosado a la fachada de la antigua Normal fue donado a la ciudad de Granada por los herederos de Doña Berta Wilhelmi medio siglo después de su muerte, cuando la antigua casa familiar del Paseo del Salón iba a ser derribada con este hermoso y antiguo pilar en su interior.
El concejal Juan Tapia pidió que fuera regalado para el disfrute de todos los granadinos y visitantes y así hoy día podemos apaciguar nuestra sed con su agua fresquita .
Información facilitada por :
· Grupo Scout Alfaguara-112.
· Extracto del artículo del periódico El Ideal, con fecha 3 Julio 2004 escrito por Juan Bustos.· Mujeres de Granada, de Juan Rodríguez Titos y Emilio Moreno.