ESPIONAJE EN HUELVA: OPERACIÓN MINCEMEAT
EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ
Artículo:
Milagros Soler
1.-
EWEN MONTAGU Y CHARLES CHOLMONDLEY
Durante la Segunda Guerra Mundial, Sicilia se convirtió
en un punto de incuestionable valor estratégico.
Derrotado el ejército del general Erwin Rommel y
finalizada con éxito la campaña en el Norte de África,
los aliados establecieron en esa región distintas
bases de operaciones. Tenían como objetivo iniciar desde
allí la invasión del sur de Italia y avanzar hacia el
centro de la Europa ocupada.
El
Mediterráneo se consolidó como eje y plataforma de
avance para desarticular el dominio nazi en el viejo
continente. Los ejércitos enfrentados sabían de esa
importancia, por lo que su control se planteó como una
cuestión decisiva para los beligerantes.
Erwin Rommel, apodado (Wüstenfuchs) o
"El zorro del desierto"
|
En
la Conferencia de Casablanca (Enero, 1943), Eisenhower y
Churchil convinieron que la invasión se llevaría a
efecto en el mes de Julio de ese mismo año. El paso
desde África a través de las islas era inminente.
Las
maniobras para la invasión de Sicilia (Operación Husky)
tenían que ser minuciosamente estudiadas. La topografía
del terreno favorecía a los defensores, por lo que
mantener en secreto el lugar del desembarco era
fundamental para
Canaris
|
preparar la ofensiva. En la isla,
dotaciones italianas y alemanas estaban en alerta
permanente ante la posibilidad de ser atacados. Entre
los cuerpos de ejército, la Luftwaffe tenía allí una de
sus principales bases, desde donde hostigaba las
posiciones enemigas en Malta.
Por la
proximidad de las tropas enemigas y la estrecha
vigilancia que existía en la zona, los preparativos no
pasarían desapercibidos al alto mando alemán.
Desorientarlos sobre ese aspecto se convirtió en la
piedra angular de la campaña. Se trataba de urdir una
gran mentira que consiguiera engañar a la Abwehr sobre
el punto en el que se producirían las primeras
incursiones. Había que hacerle creer que la invasión se
produciría simultáneamente por Grecia y Cerdeña; en
ningún caso por Sicilia, que se presentaba para todos
como el punto logístico clave. No parecía una tarea
fácil. Sin embargo, dos oficiales ingleses encontraron
la solución: Se trataba de Sir Charles Cholmondley y el
capitán de corbeta Ewen Montagu, perteneciente a la
División de Inteligencia Naval del Almirantazgo del
Reino Unido. Sin embargo, según publicó en 2010 el
historiador Ben Macintyre, parece ser que la idea
primigenia surgió de la mente de Ian
Portada del libro de Ben Macintyre.
|
Fleming (autor del personaje
James Bond), reclutado en aquel momento por la Oficina
de Inteligencia Naval británica. Éste se basó en la
historia de una novela de detectives publicada en la
década de los años 30, escrita por Basil Thomson. Por su
parte, la BBC2 ha realizado un documental sobre una
historia que cambió el curso de la Segunda Guerra
Mundial (http://www.youtube.com/watch?v=QBx3tkVaz40).
Ewen
Montagu |
Cholmondley
tuvo la idea de enviar información falsa a los alemanes
a través de un oficial muerto en combate. Un plan
parecido había sido utilizado en Agosto de 1942 en la
batalla de Alam Halfa. Se abandonó un cadáver en un
coche que había explotado cuando cruzaba un campo de
minas. Llevaba consigo un mapa con un plano falso de
otros presuntos campos de minas aliados. Al intentar
esquivarlos, el general Rommel cayó en la trampa,
quedando sus panzers atrapados en la arena del
desierto. Otra misión semejante, proyectada en Cádiz,
fracasó, descubriendo los alemanes el señuelo. Esta vez
había que intentarlo, asegurando el éxito. Montagu sería
el encargado de buscar los medios para que la historia
resultara creíble. La Operación Mincemeat (Carne
Picada), también conocida como Operación
Picadillo, había comenzado.
2.- LA GRAN
MENTIRA
Al plantearse la forma de
hacer llegar el cuerpo a los alemanes se barajaron
distintas posibilidades. Finalmente se decidió que el
cadáver
tenía que aparecer en el mar, pues teóricamente, de esa
forma se facilitaba la seguridad en el desplazamiento
del correo, en la medida en que este no habría de cruzar
por territorio enemigo. Se evitaba también que la
autopsia revelara
datos sobre el tiempo
Los dictadores fascistas Hitler y Franco
|
transcurrido desde que se
produjera el óbito, pudiendo dejar al descubierto
indicios que delataran la puesta en escena. Un cuerpo
flotando puede tardar días en ser recuperado y su
proceso de deterioro es más complejo a la hora de
diagnosticar las causas del fallecimiento.
Un piloto
de la R. A. F. cuyo avión hubiera sido derribado sobre
el océano o un paracaidista fallecido en su lanzamiento
fueron de las primeras propuestas. Rápidamente quedaron
descartadas, ya que no resultaba verosímil que a
soldados de esa graduación se les hubieran confiado
órdenes de tal envergadura. Tampoco ese recurso restaba
peligrosidad al viaje, pues se hubieran visto obligados
a sobrevolar territorios ocupados por Alemania. La
ficción entonces se organizaría en torno a la creación
de un mensajero especial, enviado con ese propósito,
pero que encontraría una muerte imprecisa en un
accidente aéreo en su viaje entre África y el Reino
Unido. Además, su identidad tenía que estar a la altura
del mensaje que transportaba, pues como Montagu dijera:
Los alemanes no actuarán por meros rumores entre
generales.
Foto
antigua de Punta Umbría (Huelva) |
Los
vuelos entre Inglaterra y el norte de África eran
frecuentes, sobre todo entre oficiales británicos que
actuaban como correos de enlace. Esto se sabía en
Berlín, por lo que la posibilidad de que uno de ellos
hubiese sido derribado por las baterías antiaéreas que
vigilaban la costa, resultaba perfectamente
creíble.
El último detalle
consistía en determinar el lugar donde debía ser
encontrado el oficial fallecido. Se pensó en España, por
las buenas relaciones existentes entre el régimen
fascista de Franco con el de Adolfo Hitler. El gobierno
del dictador español había permitido al servicio de
inteligencia nazi establecer redes de información
que resultaron de cierta
eficacia. La cooperación entre ambos países en este
aspecto era pública y notoria. La costa de Huelva
resultaba propicia para que se produjera el hallazgo.
Sus pueblos junto al mar tenían pocos pobladores y todos
se conocían entre sí. El hallazgo de un extraño, muerto
en sus playas, sería de inmediato puesto en conocimiento
de las autoridades locales, que a su vez, pasarían la
información a sus amigos del K.O.W. De hecho, ya
se habían encontrado otros, consecuencia del
enfrentamiento bélico por mar y aire que se estaba
produciendo en el Atlántico.
Winston Churchill, primer ministro inglés.
|
Adolf Clauss, espía alemán destacado en Huelva.
|
Existía
también otro factor determinante. En Huelva se
encontraba el espía alemán con más fama y credibilidad
en el sur de Europa: Adolf Clauss. Clauss había
trabajado en plantaciones de café en la Guinea española
y estaba bien relacionado con grupos de
extrema derecha en la Península Ibérica. Durante la
Guerra Civil se afilió a la Falange Española y participó
en las acciones de guerra de la Legión Cóndor. Fue
nombrado jefe de la Abwehr en Huelva, ciudad en la que
su padre era cónsul de Alemania y tenía contactos con
altas personalidades militares del régimen en Madrid.
Fijó su residencia en La Rabita (Huelva). Bajo la
apariencia de un técnico agrícola organizó sabotajes en
barcos ingleses. Por sus numerosos contactos con las
autoridades españolas y alemanas, Montagu sabía que era
el personaje ideal para enviarle el señuelo. Si
conseguían engañar a Clauss, el éxito de la misión
estaría asegurado.
La gran
mentira ya tenía organizada su infraestructura, pero
todavía faltaba terminar de darle forma a los detalles.
El primer ministro inglés, Winston Churchill, fue
informado del proyecto, que aprobó de forma entusiasta
nada más conocerlo. Pidió la colaboración y el
apoyo de Eisenhower, comandante supremo del ejército
aliado en África, que obtuvo inmediatamente. Eisenhower, tras la Segunda Guerra Mundial se convertirá en el
trigésimo cuarto presidente de los Estados Unidos,
visitando España en 1959, hecho que dio legitimidad
internacional al régimen franquista, que fuera aliado de
Hitler. Una vez aceptado el plan por ambos dirigentes, Ewen Montagú empezó a forjar la personalidad del hombre
que nunca existió.
3.- LA IDENTIDAD DEL HOMBRE QUE
NUNCA EXISTIÓ
Jean
Leslie o Pamela,
la
novia ficticia del ficticio Mayor
William Martin.
|
En el
momento de perfilar la identidad del cadáver se pensó
que fuera la de un capitán de la Marina Real
(Royal Navy) con atribuciones de Mayor. Aún así, existía
el riesgo de ser descubierta la estratagema, pues entre
los círculos de los Royal Marines los oficiales no eran
muy numerosos y se conocían entre ellos. Entonces
se buscó un nombre que fuera frecuente entre los
soldados de la Marina Real, eligiéndose el de William
Martin, lo que permitiría la duda en la identificación.
Incluso la nota de su defunción en la prensa pasaría
desapercibida, dado que podría ser confundido con
cualquier otro soldado fallecido en el frente que se
llamara así. Los Servicios Secretos ingleses estaban
convencidos que sus homólogos alemanes no dejarían de
investigar ese detalle, ya que sus espías eran
especialmente minuciosos examinando la documentación
recogida al enemigo.
La
biografía del personaje creada por Ewen Montagu y
aceptada por la Inteligencia Naval Británica dio como
resultado el perfil de un oficial de enlace, destinado
en la Marina Real y que prestaba su servicio realizando
correos de conexión, entre las tropas de África y
Londres. Nacido en 1907 (Cardiff, Gales), encontraría la
muerte en un accidente aéreo durante el viaje
Gibraltar-Londres, cuando transportaba información de
gran importancia para el desarrollo de la guerra en el
Mediterráneo. Se
cuidaron todos los detalles sobre su familia,
personalidad, vida y costumbres. En su equipaje, en su
cartera y en sus bolsillos se pusieron cartas de amor
con aspecto de haber sido leídas en muchas ocasiones,
junto a una fotografía de su novia ficticia, llamada
Pamela. El retrato correspondía a una miembro femenina
del equipo de Montagu. Para ella había comprado Martin
un anillo de prometida, según podía comprobarse en un
recibo en el que constaban su importe en libras
esterlinas. Unas entradas al teatro para ver la Strike
a New Note en el Teatro Príncipe de Gales de Londres
indicaban que había estado con Pamela en la
representación el día 22 de Abril, víspera de su
fatal viaje.
Equipo
responsable de la operación Mincemeat, dirigida
por Ewen Montagu.
En su
cuello pusieron una cadena con una cruz de plata y
placas de identificación en las que podía leerse: "Mayor Martin, R.M., R/C" cuyo significado era:
Mayor Martin,
Royal Marine, Roman Catholic. Si las cosas salían como
estaban previstas, se garantizaba que fuera enterrado en
el cementerio católico de Huelva y no en la colonia
inglesa
Objetos hallados en el cuerpo de W. Martin.
|
de Gibraltar. Así se facilitaban las tareas de
investigación a los espías alemanes, que actuaban
libremente en el camposanto onubense, con el beneplácito
de las autoridades españolas. También
llevaba otra misiva de su padre, algunas llaves, recibos
atrasados que explicaran los movimientos de Martin
los días previos a su partida. Además de billetes de
autobús, cigarrillos, cerillas... Por los objetos que
portaba, podrían deducir que se trataba de un joven algo
descuidado en su vida cotidiana, despreocupado de sus
cuentas económicas (llevaba un aviso de pago por una
deuda con el Lloys Bank) y hábil especialista en
organizar maniobras militares anfibias, motivo por el
que había sido destinado al frente del norte de África.
Así constaba expresamente en la carta dirigida por
Lord Louis Mountbatten, jefe de Operaciones Combinadas
a Andrew Cunningham, Comandante Naval británico en el
Mediterráneo. En ella se decía que el mayor William
Martin era gran conocedor de las técnicas de desembarco
en lanchas. Mountbatten cedía al oficial William Martin
para que prestara sus servicios en el desembarco que se
avecinaba. Según su propio criterio, Martín hizo un buen
trabajo en Dieppe, y el el fracaso de la operación se
debió al error de los otros oficiales.
4.- SE BUSCA UN CADÁVER
Elaborada
la estrategia y conformado el perfil psicológico y
biográfico de William Martin, faltaba encontrar el
cuerpo que protagonizara la aventura . No es que
faltaran cadáveres en tiempos de guerra, sino que éste
habría de adaptarse a las condiciones inventadas para el
ficticio oficial inglés. Tenía
que tener una edad determinada y las condiciones físicas
de un militar encargado en ese tipo de misiones.
Además, la causa de la muerte sería investigada, tanto
por las autoridades españolas como por las alemanas. El
motivo de la defunción debería también coincidir con el plan
elaborado.
Sir Bernard Spillsbury. |
Ewen
Montagu consultó con el patólogo forense Sir Bernard
Spillsbury, y este a su vez con W. Bantley Purchase, el
Jefe del Servicio Forense de Londres al que pertenecía
el Hospital Saint Pancrass. Según
algunas versiones, en este centro sanitario acababa de
fallecer un hombre entre 30 y 34 años que parecía
haberse suicidado en un almacén de la capital, con
un producto matarratas. Sus pulmones podrían presentar
semejanza con patologías de fallecimientos producidos
por inmersión. Sin embargo, parece poco probable que el
fallecido por ingesta tóxica fuera el elegido, ya que
esa circunstancia podría detectarse en la autopsia. Por
otra parte, algunas fuentes aseguran que la
víctima había sido desestimada para alistarse en el
ejército, otro dato que lo hacía incompatible
con el rango de oficial y que los alemanes habrían
descubierto de inmediato.
Sir Bernard
Spillsbury, patólogo forense consultado por Ewen Montagu.
Otra
teoría afirma que el muerto fue un paciente que sufría
de neumonía, con lo que el encharcamiento pulmonar
servía para indicar varios días flotando en el agua, con
el chaleco salvavidas. Aunque la diferencia entre una
muerte y otra podrían establecerse en un estudio
exhaustivo, Bernard Spillsbury tranquilizó a Montagu
diciéndole:
- No
tiene nada que temer de una autopsia española; detectar
que este joven no ha muerto después de un accidente
aéreo en el mar requeriría de un patólogo de mi
experiencia, y no existe ninguno en España.
Una
tercera hipótesis hablaría de un soldado que encontró la
muerte en la explosión del portaviones HMS Dasher
(8.200
Falso pasaporte del Mayor William Martin
PULSAR IMAGEN PARA AMPLIAR. |
toneladas), hundido
el 27 de Marzo de 1943 por los mismos aliados, en un
error fatal, que se cobró 379 muertos. La magnitud de la
tragedia fue silenciada, tanto por los 149
supervivientes como por las autoridades civiles y
militares para no minar la moral de la población ni que
el dato fuera utilizado por el enemigo. Montagu
contactó entonces con la familia del difunto y solicitó
su permiso para utilizar el cuerpo, explicando de
serviría a un propósito noble y que
posteriormente sería enterrado con todo cuidado y
respeto, pero bajo un nombre falso. La familia
consintió, haciendo prometer al jefe del Servicio
Secreto inglés, que el nombre verdadero nunca sería
revelado. Eso explicaría algunos de los recorridos que
los agentes del servicio secreto inglés realizaron por
esas fechas.
Aceptadas las condiciones, el desconocido fue
trasladado a una cámara de conservación frigorífica
secreta, en las dependencias del MI5. Todavía quedaba un asunto por resolver en el caso de
William Martin: La fotografía que habría de ponerse en
su cartilla militar de identidad. Cuando intentaron
hacérsela al verdadero fallecido, el aspecto cadavérico
no se podía disimular, ni con trucos de revelado ni con
retoques de maquillaje. Circunstancialmente se localizó a un militar con
cierto parecido, que una vez caracterizado, posó para el
retrato.
5.- EL MALETÍN DEL ROYAL MARINE
El
objetivo de la Operación Micemeat consistía en engañar
al mando alemán sobre la forma de invadir Europa desde
África. El encargado de transmitir el mensaje de la
confusión esperaba su momento depositado en una cápsula
mantenida en hielo seco. Ahora había que preparar
los documentos que llevaría en su maletín, de forma que
no fueran demasiado
evidentes en su propósito, lo que podría resultar
sospechoso. Se descartó, por lo tanto, enviar una
carpeta con planes falsos sobre las operaciones
militares que presuntamente se preparaban.
La idea
era convencer al enemigo de que los primeros ataques se
producirían simultáneamente en dos puntos: la isla de
Cerdeña y las playas de Kalamata, en Grecia.
Hacerlo de una manera directa no parecía ser la forma
idónea, así que emplearon una serie de cartas, simulando
correspondencia entre altos cargos militares, comentando
detalles de la operación. En ellas, el general Sir
Archibald Nye, Viceprimero del Estado Mayor se dirigía
al general Sir Harold Alexander, nombrado en
Agosto de 1942 Comandante en Jefe del ejército aliado en
África del Norte y Oriente Medio, bajo las órdenes del
general norteamericano Dwight D. Eisenhower. De forma
extraoficial, Nye comentaba a Alexander las razones de
la desautorización a Eisenhower para realizar
operaciones engañosas en las costas de Grecia, ya que le
habían sido encomendadas al Mariscal de Campo Sir Henry
Wilson. Eisenhower debería seguir la misma estrategia,
pero en Sicilia.
1
2
PULSAR
IMÁGENES PARA AMPLIAR.
1.- Kalamata
(Grecia) 2.- Hoja de Ruta para la falsa
invasión.
1
2
3
1.- Jewell y
la tripulación del Seraph junto al periscopio.
2.- General Mark Clark, Capitán Fawkes y el teniente
Bill Jewell. 3.- J.Wright y Jewell.
Submarino
HMS Seraph elegido para trasportar el cadáver del
Mayor Martin a Huelva.
De este
mensaje se deducía que Sicilia no era el verdadero
objetivo, sino que las fuerzas situadas en la zona
tenían como misión desorientar al enemigo sobre los que
serían los verdaderos objetivos para entrar en Europa:
Kalamata y el cabo Araxos, en el Peloponeso griego, y la
isla de Cerdeña. Una vez conquistada Cerdeña, atacarían
Sicilia desde el Este y el Oeste, para avanzar,
hacia Berlín. Se puntualiza que las maniobras en la isla
de Sicilia serían de distracción para engañar al
enemigo. Una
segunda carta se introdujo en el equipaje de William
Martin. Iba dirigida por Lord Louis Mountbatten, Jefe de
Operaciones Combinadas, al Almirante Andrew
Cunningham. Justificaba el viaje de Martin, como una
cesión de su personal, para llevar a buen término las
maniobras de desembarco que se aproximaban, dado que
William era un experto en este tipo de actuaciones,
siendo además un hombre de su absoluta confianza.
1.-
General Sir Archibald Nye. 2.- General
Alexander Patton y el admirante Kirk 3.-
General Sir Harold Alexander
Mountbatten hace
alusiones, con juegos de palabras, a la isla de Cerdeña
(sardine y Sardinia en inglés), indicando así el verdadero objetivo
de los aliados:
-
Creo que encontrará en Martin el hombre adecuado - escribía
Mountbatten a Nye-. Le ruego no obstante, que cuando
termine la batalla nos lo devuelva. Podría aprovechar
para traernos unas sardinas. Aquí están racionadas.
Esta
broma no fue muy del gusto de los británicos, que la
calificaron como derrotista y cargada de mal tono.
Las cartas de ambos militares fueron firmadas por ellos
mismos, para evitar que pudieran ser descubiertos por la
caligrafía, en caso de ser inspeccionado este aspecto
por el servicio secreto germano. Todo parecía
perfectamente articulado, pero si los servicios secretos
alemanes no se creían la historia urdida por el MI5, la
situación sería considerablemente peor que si no se
hubiera llevado a cabo, pues dejaría al descubierto las
verdaderas intenciones de los aliados, con lo que
Sicilia sería fortificada y preparada para repeler el
ataque. Finalmente, el maletín con los documentos meticulosamente
elaborados, fue puesto con una correa de cuero en la
cintura de Martin. Desde ella, una cadena lo esposaba a
su muñeca. La cartera había sido diseñada para que el
agua no deteriorara su contenido. Como punto de humor
británico, se introdujo también, entre los documentos,
un ejemplar del libro Operaciones secretas en la
guerra para que Eisenhower lo prologara.
1
2
3
1.-
Louis_Mountbatten 2.- Correa que llevaba el Mayor
Martin 3.- Escena de la película El hombre que
nunca existió.
6.-
WILLIAM MARTIN, EL PASAJERO DEL SERAPH.
Viaje del submarino Seraph.
PULSAR IMAGEN PARA AMPLIAR. |
El
submarino HMS Seraph fue el elegido para
transportar al Mayor Martin hasta las costas onubenses.
Estaba al mando el teniente-comandante N. A.
Jewell, que ya había participado con éxito en
acciones de espionaje y enlace
durante el transcurso de la contienda. Entre ellas el
desembarco en África del general Mark Clark y el
rescate del general francés
Giraud. Su botadura se produjo el 16 de
Agosto de 1940, siendo heredero de prototipos que
participaron en la Primera Guerra Mundial. Su centro de
acción fue el Mediterráneo. La dotación era de 43
marineros y cinco oficiales cuando la operación Mincemeat
se llevó a cabo.
El día 19 de Abril de
1943, sobre las 18:00 horas zarpó de la base de Holy
Loch con rumbo a la isla de Malta. El cadáver,
transportado en coche desde Londres, se había colocado
en un recipiente metálico de dos metros de longitud y 60
cm. de ancho, simulando llevar en su interior, según
algunas versiones, material óptico. Otras afirman que
dijeron a la tripulación que se trataba de instrumental
óptico para uso
meteorológico.
1
23
1.-
Giraud con sus captores alemanes. 2.- Los
principales líderes aliados 3.- Cápsula en la que
se transportó el cadáver de William Martin.
El día 30 de Abril,
aproximadamente a una milla marina de las playas de
Huelva, el submarino sale a superficie para terminar su
misión. Tuvieron que esperar a que unas barcas de
pescadores terminaran de faenar, para no ser vistos.
Otro contratiempo estuvo a punto de dar al traste con la
operación: Un avión de la R. A. F. bombardeó el navío,
confundiéndolo con otro alemán. Se
estudiaron las condiciones meteorológicas y de
navegación con el fin de que no fuera detectado por el
enemigo. Navegaban de día y durante la noche subían a la
superficie. Cuidaron que las corrientes del Estrecho
de Gibraltar depositaran el cuerpo en el lugar previsto.
Sobre las
4:30 h. de la madrugada, llegado el momento, y según el
horario previsto por Montagu, se dio la orden de subir
el catafalco a cubierta. Junto a él solo permanecieron
los oficiales a la hora de ser abierto. Jewell era
el único conocedor del secreto, así que antes de
proceder a destapar el cuerpo, tomó juramento de
silencio a los allí presentes. Se celebró un breve
oficio fúnebre, según tradición en la marina real
inglesa. Jewel seleccionó un versículo relacionado con
la necesidad de guardar silencio sobre lo que estaba
aconteciendo. Después, colocaron el chaleco salvavidas
(llamado Mae West con el típico humor británico) y se
aseguraron de que el maletín permanecería
esposado al mayor Martin. Sólo entonces arrojaron al mar
sus restos mortales. Dejaron con él un bote salvavidas
de las Fuerzas Aéreas británicas para dar la impresión
de que se había producido un accidente de aviación.
Observaron durante algún tiempo la trayectoria que
seguía el cadáver, ayudándolo con las olas de navegación
del submarino a seguir el recorrido deseado. Una vez
hechas todas las comprobaciones de seguridad,
continuaron su viaje hacia la isla de Malta. Jewell
informó a sus superiores enviando el siguiente mensaje:
Mincemeat completed.
Submarino
HMS Seraph elegido para trasportar el cadáver del
Mayor Martin a Huelva.
7.- EL
CAPITÁN INGLÉS.
Aquella misma mañana,
varios pescadores descubrieron el cuerpo de William
Marín flotando cerca de la playa de Mata Negra. Sería el
vecino de Punta Umbría de origen portugués llamado José Antonio Rey María,
quien se encargaría de remontarlo hasta la orilla. Junto a él encontró
una lancha neumática de la R. A. F. (Royal Air Force),
que había dejado horas antes el Seraph. El lugar no
parece bien determinado, ya que se habla de las playas
de Mata Negra y El Puntil. Algunos testigos de la zona
aseguran que el hallazgo se produjo en la playa de Mata
Negra, según declararía el propio José Antonio Rey.
José Antonio
Rey (Foto: Huelva Información) y Playa de El
Puntil en Punta Humbría (Huelva)
José
Antonio intentó pedir ayuda a otros pescadores para
rescatar el cuerpo, siendo finalmente ayudado por uno de
ellos. Mientras uno remaba, el otro se encargaba de
sujetar el cadáver, que siempre permaneció dentro del
agua atado por varios cabos hasta llegar a la costa. El hallazgo fue puesto inmediatamente en
conocimiento de las autoridades locales, que informaron
rápidamente a la Comandancia de Marina y desde allí,
ordenaron el traslado a Huelva para que el cuerpo fuera
analizado. El juez instructor
de la Marina de Huelva, Mariano Pascual del Pobil, se
trasladó a la zona para efectuar el levantamiento del
cadáver. Se hizo cargo del maletín del capitán inglés y
se dispuso a entregárselo a su amigo personal, el
vicecónsul británico Francis Haselden.
Haselden,
que estaba al corriente de la Operación Mincemeat,
rechazó el maletín, pidiéndole a Mariano Pascual que
siguiera el trámite ordinario con las pertenencias del
ahogado y las entregara a las autoridades españolas. Así
lo hizo el juez instructor, facilitando que estas
cayeran en manos de los espías alemanes. La autopsia se realizó
en el depósito del cementerio de Nuestra Señora de la
Soledad el día 1 de Mayo por el forense titular, Eduardo
Fernández del Torno. En su informe concluía que Martín
había fallecido aproximadamente entre cinco y diez días
atrás. Señaló el hecho de que no tenía las típicas
mordeduras de peces. Familiarizado con este tipo de
informes por los efectuados a otros marineros ahogados,
manifestó su extrañeza ante estas anomalías. Sin
embargo, los espías alemanes no prestaron atención a
estos datos. De haberlos tenido en cuenta, habrían
asociado que Martin no pudo estar en el teatro la noche
del 22 de Abril, porque en esa fecha llevaría varios
días muerto. Por otra parte el servicio de inteligencia
español detectó la falta de sincronía entre algunos de
los documentos que portaba el cadáver.
Tanto Alemania como
Inglaterra minusvaloraron los informes que habían
emitido las autoridades españolas. De ellos se
desprendía claramente que la coartada inventada para
William Martin no era posible. Al contrario de lo que
pensaron los responsables de los distintos bandos en
litigio, la autopsia se hizo con extrema minuciosidad.
Entre otras cosas, y como declararía más tarde un
familiar del médico encargado de realizarla, porque
el muerto iba muy bien vestido y era militar.
Fotografías
de la tumba de William Martin en el cementerio de
Huelva.
Es posible que los
alemanes, como el arrogante patólogo inglés
Bernard Spillsbury, no creyeran en la
profesionalidad de un médico español. Esos pequeños
detalles, ignorados por petulancia, les impidió
descubrir el engaño a los alemanes y con eso, la isla de Sicilia con
todas sus consecuencias. Tanto a británicos como a
alemanes les hubiera ido bien recordar el proverbio
inglés que afirma como por un clavo
se pierde una herradura, por una herradura un caballo,
por un caballo un general,
y por un general, una batalla. Una consideración
tan pedante como la de Spillsbury podría haber resultado
muy cara al ejército aliado. Tuvo la inmensa fortuna de
que sus enemigos pensaron igual que él. De alguna
manera, esa misma presunción de necios benefició
a unos y fue letal para otros.
Entierro de
William Martín recreado en la película El hombre que
nunca existió.
Es
probable que los miembros de la Abwehr estuvieran más
interesados en el contenido de los documentos que en el
cuerpo del mensajero. Pero precisamente en el cuerpo
estaba la clave del engaño. Adolf Clauss fotografió,
parece ser que con una Leika dotada de lentes
especiales, las cartas de Martin. Pudo hacerlo en
la misma Comandancia de Marina en Huelva, ya que su
responsable en aquel momento mantenía estrecha relación
de amistad con su padre, el cónsul alemán. La
información le fue remitida a Gustav Leissner,
Jefe de los Servicios Secretos germanos en España,
aunque Clauss parece ser que también los envió
por su cuenta directamente a Berlín. Cuando Haselden
recibió el cuerpo del capitán Martin, organizó su
entierro el día 2 de Mayo, rindiéndole todos los honores
militares. Encargó la ceremonia a la agencia
Morris & Haselden y una lápida a la Casa López
de
Huelva, procurando que no faltara ningún detalle al
evento, incluida una corona de flores enviada por su
prometida, Pamela y también de su familia. Sobre su
sepultura podía leerse:
WILLIAM MARTIN
BORN 29TH MARCH 1907
DIED 24TH APRIL 1943
BELOVED
SON OF JOHN
GLYNDWYR
MARTIN AND THE
LATE ANTONIA MARTIN OF
CARDIFF, WALES
DULCE ET DECORUM PRO PATRIAM MORI
R. I. P.
GLYNDWR
MICHAEL
SERVED
AS MAYOR
WILLIAM MARTIN, R.M.
PULSAR
IMAGEN PARA AMPLIAR |
|
En el mes de Junio, el
periódico The Times publica, en su lista
diaria de los caídos en el frente, el nombre de William Martin. El Almirantazgo hace lo mismo,
vinculándolo a la muerte de otros dos oficiales
realmente fallecidos en un vuelo sobre el mar.
Estaban seguros de que los servicios secretos alemanes
permanecían atentos a ese detalle.
8.- LA
INTELIGENCIA FASCISTA
Cuando la
Abwehr tuvo conocimiento de lo sucedido, movilizó sus
influencias en España para recoger todos los pormenores
del suceso. El Vicecónsul inglés había sido informado de
la localización del cuerpo de William, pero se le ocultó que
fuera portador de un maletín. Para dar mayor veracidad a
toda la historia, el 4 de Mayo el Servicio Secreto Naval
inglés dirige desde Londres un mensaje confidencial y
urgente a Sir Samuel Hoare, embajador del Reino Unido en
España en una clave secreta de bajo nivel. En él se le
insta a que envíe a Inglaterra, con absoluta prioridad,
los documentos de Martin, por ser estos de alto
secreto y gran trascendencia. Le pide que
eleve al gobierno español una petición formal para que
le sean devueltos, con la máxima inmediatez posible, los
papeles originales.
Karl_Doenitz, designado Reichspräsident
por Adolfo Hitler. |
El
general Patton y su perro.
|
Los documentos en
cuestión habían sido entregados al comandante general
Ramón Agecino Armas del Departamento Marítimo de Cádiz,
que a su vez los reportó al vicealmirante Alfonso
Arriaga, Jefe del Estado Mayor de la Marina española. Arriaga
se puso en contacto con el agregado naval en Madrid,
capitán de navío Wilhelm Lenz para entregarle la
cartera, llagando así hasta la embajada alemana, que
radiará su contenido a Berlín. Mientras se estudiaban y
fotografiaban, Arriaga contesta con evasivas a la
petición del embajador británico. Cuando
por fin, el día 13 de Mayo son entregados a la Embajada,
se remiten inmediatamente a Londres, donde comprueban
que las cartas han sido abiertas y vuelto a cerrar.
Era
evidente que estaban manipuladas. Montagu supo que el
contenido había llegado a su destino; ahora la cuestión
era averiguar si los alemanes se habían tragado el
anzuelo. No obstante, para comunicar el final de la
operación, Montagu mandó un mensaje cifrado a
Winston Churchill, en ese momento en viaje oficial a
Estados Unidos, con el texto: Mincemeat swallowed
whole
( Carne-picada tragada entera). Aunque
todavía no podían saberlo, la misión había resultado un
éxito absoluto.
Al
terminar la Guerra, investigando los archivos secretos
de la Kriegsmarine, encontrados en la ciudad de Tambach
(Alemania), pudo
comprobarse que las cartas de Martin se dieron por
verdaderas, apenas catorce días después de descubrir el
cadáver. El oficial inglés que estudió los
documentos llegó a pensar que William Martin había sido
un espía al servicio de Reich, cuando encontró las
copias fotográficas de las cartas que fueron enviadas al
almirante Karl Döenitz, militar alemán designado por
Hitler como su sucesor, bajo la denominación de
Reichspräsident. Es
posible que junto a los documentos, también les
fuera enviado el cuerpo del capitán Martin, aunque de
esta afirmación no se tiene prueba alguna.
Döenitz desempeñó el cargo de
Reichspräsident desde el 30 de Abril y
el 23 de Mayo de 1945. Al terminar la
guerra fue procesado en Nuremberg
acusado de crímenes de guerra, pero
consiguió escapar de la pena de muerte.
Como contó con la absoluta confianza de
Hitler, estuvo informado de todos los
detalles del hallazgo del cuerpo de
William Martin ( Mincemeat ) Dejó
reflejado en sus diarios de guerra:
- El Führer no está de
acuerdo con la idea del Duce de que el
punto más probable de la invasión sea
Sicilia. Según su opinión, los
documentos anglosajones encontrados en
España confirman que el desembarco se
producirá en la isla de Cerdeña y el
Peloponeso.
Por su parte, Hitler emitió una orden
el día 12 de Mayo de 1943 en los
siguientes términos:
- ...en lo concerniente a las
medidas en Córcega y el Peloponeso,
tienen prioridad sobre todas las demás.
|
El alto
mando alemán determinó el envío desde Sicilia a Grecia
(Kalamata y Cabo Aroxos) de varias divisiones
acorazadas. Una de panzers se desplazó desde Francia y
otras, destinadas al Frente del Este en un momento
decisivo (Kurch), fueron dirigidas hacia los Balcanes.
También la flota de dragaminas puso rumbo al Egeo,
dejando indefensa la isla. Lo mismo sucedió con las
baterías antiaéreas de la zona. Córcega y Cerdeña fueron
fortificadas dejando Sicilia totalmente desguarecida. El
desembarco (Operación Husky) tuvo lugar el día 10 de
Julio de 1943. A pesar de la evidencia, el Fünher seguía
manteniendo que se trataba de una estrategia de
despiste, enviando al mariscal Erwin Rommel a la ciudad
de Atenas, al mando de todo el dispositivo alemán
movilizado.
Distintos
momentos del desembarco en la isla de Sicilia por las
tropas aliadas.
Mapa
estratégico sobre la invasión de Sicilia..
PULSAR
IMAGEN PARA AMPLIAR.
La
invasión de Sicilia se produjo desde el sur, estando
todas las defensas germanas orientadas hacia el
norte. Los aliados sorprendieron a italianos y
alemanes, que mantenían centrada su atención en Cerdeña.
Los italianos se vieron obligados a replegarse
rápidamente hacia Messina. El día 17 de Agosto, el
general Patton del Séptimo Ejército y el mariscal de
campo Montgomery del Octavo Ejército, habían tomado la
isla. El coste de vidas humanas se redujo en ambos
frentes, gracias al éxito de la operación Mincemeat.
Lamentablemente no ocurrirá lo mismo, meses más tarde en
el desembarco de Normandía ( Francia, 6 de Julio de
1944) en la que participaron muchos soldados de los que
estuvieron en la batalla de Sicilia.
9.- EPÍLOGO
La
Operación Mincemeat se mantuvo en secreto hasta bastante
tiempo después de terminada la Segunda Guerra Mundial,
por lo
que los ingleses nunca supieron de la importancia que
tuvo para conseguir la victoria final.
En
los archivos de la Marina de Guerra alemana se
encontraron documentos que hablaban sobre la filtración
de información del Mayor William Martin. Eso tenía
también una segunda lectura: la seguridad del Servicio
de Inteligencia británico había fallado.
Sin
embargo, nada se desmintió. Todo quedó al descubierto
cuando Winston Churchill lo comenta en una reunión con
sus ministros, jactándose de la idea. Esta indiscreción
fue aprovechada por Alfred Duff Cooper, que en
1950 escribiría el libro Operación Desengaño.
Entonces, el Primer Ministro inglés encargó a Montagu
que relatara la verdadera historia de William Martin.
Esta fue publicada por entregas en el periódico Sunday
Express con el título The man who never was
(El hombre que nunca existió), obteniendo un eco popular
sin precedentes.
Fue tal
su impacto en la sociedad inglesa que se convirtió en un éxito de
ventas, dando lugar a que se hiciera una película con el
mismo título, protagonizada por el actor Clifton
Webb. Desde que la historia del capitán William Martin
salió a la luz se ha especulado mucho sobre cual sería
la verdadera identidad del cuerpo que jugó tan
importante papel. Ewen Montagu mantuvo la promesa
que hizo a la familia del fallecido. Sólo en 1977
reveló:
- Fue un
poquito holgazán (...) la única cosa realmente
importante que hizo en su vida fue después de su
muerte.
Ewen
Montagu recibió la condecoración de la Orden del Imperio
Británico por su participación en le Operación Mincemeat.
En 1953 escribió su famosa obra. Cuando William Martín
recibió sepultura en el cementerio de Huelva,
miembros de la embajada y el consulado ingles visitaba
con asiduidad su tumba, en la que nunca han faltado
flores. Cuando se descubrió el misterio de quien era la
persona que las colocaba fielmente, se supo que se
trataba de Isabel Naylor, hija de un empleado de la
empresa minera Rio Tinto Company, que siguió la
tradición que le inculcara su padre cuando apenas
contaba con 14 años de edad. La reina Isabel II la
condecoró por su fidelidad al soldado desconocido.
10.-
DOCUMENTALES SOBRE EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ.
EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ.
Los Reporteros. Octubre, 1993.
http://www.youtube.com/watch?v=ZTO7v70Z_wE&feature=related
José
Antonio Rey María, vecino de Punta Humbría
que recogió el cadáver del supuesto Mayor
William Martin. |
EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ.
BBC2 - 2010
http://www.youtube.com/watch?v=QBx3tkVaz40
EL HOMBRE QUE NUNCA EXISTIÓ.
Secretos de la IIGM.
http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=9QDEL64mDv4&NR=1
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