1.1.- Caída de la Monarquía y nacimiento de la Segunda República. La monarquía española hacía años que había entrado en un proceso de deterioro, motivado por reiteradas crisis internas y un apoyo abierto a las clases mas reaccionarias, permitiendo y tolerando corrupciones políticas, la explotación exacerbada de las clases trabajadoras y el abuso de la violencia por parte de las fuerzas del orden público empleada para sofocar el creciente descontento general.
La burguesía y las organizaciones de derechas tuvieron que aceptar que la Corona se había convertido en una institución incapaz de servir a sus intereses, llegando a considerarla un estorbo que desprestigiaba, con sus formas anacrónicas y represoras, la idea de un capitalismo moderno, acorde con la imagen de los nuevos tiempos. Todo esto, unido a la falta de apoyo popular y la presión de los partidos progresistas, dieron lugar a que Alfonso XIII se planteara una modernización del país.
Al finalizar la dictadura de jerezano Miguel Primo de Rivera, el régimen monárquico se vio también en la necesidad de dar credibilidad democrática ante la comunidad de naciones, por lo que proyectó un periodo de plebiscitos que se habría de llevar a cabo en varias fases. Primero se realizarían las Municipales (1931) seguidas, meses después, por las Regionales. Finalmente se convocarían elecciones Generales. Juan Bautista Aznar-Cabañas fue nombrado jefe del gobierno, aunque el verdadero conductor de la política de la Corona era Álvaro de Figueroa y Torres, primer conde de Romanones.
A pesar de que las candidaturas monárquicas triunfaron en las elecciones de 1931, el resultado numérico obtenido en las urnas no reflejaba la voluntad social española, como demostraron los hechos que sucedieron. En la primera fase, celebrada el día 5 de Abril, salieron elegidos 14.018 concejales monárquicos y 1.832 republicanos. El 12 de ese mismo mes, la segunda fase arrojó unos resultados de 22.150 concejales monárquicos y 5.775 republicanos.
Sin embargo, en las grandes capitales y las zonas industrializadas, los partidarios de Alfonso XIII sufrieron una notable derrota. En ellas, el triunfo de los partidos que firmaron el Pacto de San Sebastián no dejaba lugar a dudas sobre el panorama del nuevo paisaje político. Madrid, Barcelona y otras 39 capitales se manifestaron antimonárquicas. Aunque en el ámbito rural, habían triunfado los alfonsinos, la impresión del éxito republicano se expandió como un hecho, que estaba muy lejos de ser cierto en cuanto a número de votos emitidos, pero que hizo a la población a salir a las calles, defendiendo la República.
Para la mayoría de los españoles, la nueva forma de gobierno presidencialista fue una esperanza de acabar con el analfabetismo, la pobreza y el caciquismo imperante en aquellos momentos. La iglesia disfrutaba de privilegios medievales y las condiciones de las clases trabajadoras, sobre todo en las zonas rurales, estaban sometidas a regimenes de semiesclavitud.
Ante la euforia popular , los grupos conservadores intentan recuperar posiciones. Juan Bautista Aznar propone una vuelta a una dictadura monárquica como la de Primo de Rivera, pero no es aceptada ni siquiera por los grupos de extrema derecha. El jefe de gobierno presenta su dimisión. La debilidad de las instituciones monárquicas se consolida como un hecho.
En el año anterior a las elecciones, los firmantes del Pacto de San Sebastián decidieron crear el llamado Comité Revolucionario Nacional (C. R. N.) con el objetivo de derrocar a la monarquía a través de un levantamiento militar. El día 15 de Diciembre de ese mismo año será la fecha elegida para la sublevación de Jaca. Estaría bajo la responsabilidad de capitán Fermín Galán, del Regimiento de Infantería Galicia número 17, y de Ángel García Hernández. Solamente en Cuatro Vientos (Madrid) se siguió esta consigna, ya que en último momento, los pactistas no terminaros de decidirse y la sublevación fue sofocada, aplicándose drásticas medidas de represión. Los rebeldes civiles fueron encarcelados y los militares sometidos a consejos de guerra. Galán y García fueron fusilados poco días después de ser detenidos. La noticia causó gran conmoción nacional y el sentimiento antimonárquico se hizo mucho más fuerte. En fechas previas a la rebelión de Jaca, cuando el general Emilio Mola (Director General de Seguridad) se entera de las maniobras de preparación para el golpe, se dirige a Fermín Galán en los siguientes términos:
Considerando todos estos acontecimientos, cuando después de las elecciones le fue pedida ayuda al general José Sanjurjo, al mando de la Guardia Civil, para proteger la seguridad de la familia real, declaró que no haría nada por evitar un alzamiento contra la monarquía, información que puso en conocimiento de las fuerzas republicanas, tanto de derechas como de izquierdas.
Romanones , Gabriel Maura y el mismo Alfonso XIII comprendieron la imposibilidad de continuar en el poder, sin contar con el apoyo de la nueva burguesía y las fuerzas populares. Comienzan entonces una serie de negociaciones con Niceto Alcalá Zamora para garantizar la vida del rey y permitir su retirada al exilio. Una vez más, Sanjurjo respondió no poder asumir tal responsabilidad, instando a la familia real que abandonara el país. Temiendo que se repitieran acontecimientos como los sucedidos en Rusia con la familia del zar Nicolás II (fueron ejecutados por las tropas revolucionarias soviéticas) y con quien la reina Victoria Eugenia de Battemberg estaba emparentada, los Borbones abandonaron España.
La ley electoral vigente favorecía el predominio de ámbitos rurales (cuyo "voto preso" era comprado y manipulado por los oligarcas, nobles y terratenientes) sobre las grandes capitales industrializadas. En las grandes urbes, los trabajadores disfrutaban de mayor autonomía y de una consolidada tradición sindicalista. También hay que señalar el fuerte abstencionismo propiciado por a los anarquistas, enmarcados entre los grupos de izquierdas antimonárquicos. Esto explicaría el contraste entre los resultados en las urnas y la realidad social del momento. La prensa de aquellos días denunció el fraude electoral de algunos Colegios, en los que se contaron como votantes a personas fallecidas.
Mientras que los grupos conservadores pidieron el voto a todos sus seguidores, los anarquistas y algunos partidos de izquierdas propugnaban la abstención. La iglesia católica se movilizó especialmente, dando consignas claras a sus feligreses sobre la orientación del voto hacia los partidos conservadores. En muchos casos, esta era la primera vez que algunos de sus miembros ejercían ese derecho ciudadano. Tal es el ejemplo de la salida autorizada de las órdenes religiosas femeninas de clausura.
Las elecciones municipales, que surgieron como parte de un proceso democratizador monárquico en el que estaban previstas otras dos convocatorias sucesivas (elecciones provinciales y generales) se transformó en un horizonte de posibilidades a las nuevas clases sociales emergentes. Para algunos historiadores, el plebiscito jamás se planteó como un referéndum sobre la aceptación o rechazo a la monarquía; sin embargo la derecha radical y la izquierda pro-soviética protagonizaron un duro enfrentamiento por ocupar el lugar que había dejado vacante la monarquía. Tanto unos como otros, consideraron el advenimiento de la república como el primer paso para establecer un nuevo orden acorde con sus respectivos idearios. Los anarquistas, por su parte, vieron la oportunidad de poner en práctica su revolución social.
Cuando el soberano acepto marcharse del país sin renunciar a sus privilegios reales, seguramente albergaba la esperanza de volver a reinar en el futuro, dada la tendencia política de los gobernantes que constituyeron el primer gobierno provisional de la república, entre cuyos miembros se encontraban ministros del antiguo régimen y notables figuras de la derecha española. Sin embargo, esas oligarquías en las que había depositado la confianza del retorno, habían decidido, con el apoyo del ejército, erigirse como nueva fuerza regidora del país.
Diferencia en el resultado de las elecciones de 1933 y 1936.
Con este equilibrio de fuerzas, el 14 de Abril de 1931 fue proclamada la Segunda República española.
Los nuevos gobernantes eligieron como bandera una insignia tricolor, de bandas horizontales con los colores rojo, amarillo y morado. Situado en el centro de la franja amarilla se colocaba el escudo, que sustituía la corona borbónica por una castillo de almenado con cuatro torres. Se adoptó como himno nacional la marcha militar del Coronel Riego ("Himno de Riego")
El color morado que se añadió a la bandera monárquica como símbolo de la aportación de los liberales al advenimiento de la república. Había sido utilizado entre grupos republicanos en ateneos y organizaciones políticas durante la Primera República. De hecho, la detención y ejecución a garrote vil de Mariana Pineda en la ciudad de Granada se debió precisamente a ser acusada de bordar una bandera morada con la inscripción "Libertad, igualdad y Ley". Con esta consigna se identificaban antimonárquicos, tanto progresistas como conservadores.
Los miembros del Comité Revolucionario Nacional que habían permanecido en prisión, detenidos tras la rebelión de Jaca, pasaron a ocupar cargos de responsabilidad en un gobierno incipiente. A su frente pusieron a Don Niceto Alcalá Zamora. Nacido en Priego de Córdoba (Córdoba), fue abogado procesal que inició su carrera política en el Partido Liberal del Conde Romanones. En 193o retiró su apoyo a la monarquía, manifestándose a favor de una república conservadora, sustentada por las alta burguesía y los intelectuales de ideología derechista. Participó en el Pacto de San Sebastián junto a Miguel Maura; ambos representaban al partido Derecha Liberal Republicana.
La noche del 14 de Abril de 1931 Alfonso XIII se marchó al exilio, sin abdicar ni ceder los derechos de sucesión. Comentó, momentos antes de su partida: "La República es una tormenta que durará poco tiempo".
Las elecciones para formar las Cortes Constituyentes tuvieron lugar el 28 de Junio de 1931. La Constitución de 1931 definía el nuevo estado como una "República de trabajadores de toda clase que se organiza en un régimen de Libertad y Justicia"(Título Preliminar, Artículo Primero). El poder ejecutivo quedaba subordinado al legislativo. En su Título Preliminar decía que "El Estado español no tiene religión oficial" y otorgaba, por primera vez en la Historia, el voto a la mujer. La cuestiones autonómicas y la religiosas fueron las que más polémica suscitaron a lo largo de su historia.
El día 9 de Diciembre de 1931 las cortes designan como primer presidente a Niceto Alcalá Zamora, que había sido monárquico hasta 1930. Este nombró como Presidente de Gobierno a Manuel Azaña, en torno al cual se organizaron izquierdas moderadas, con proyectos que tenían como objetivo el cambio social y la modernización del país. Contemplando las fotografías de sus respectivos gobiernos y la trayectoria política de sus miembros, es fácil comprender las razones que condujeron al fracaso de la reforma social.
Algunos historiadores consideran que el triunfo de la derecha monárquica en las elecciones de 1931 convierte automáticamente a la Segunda República española en un régimen ilegal, llegando incluso a compararlo con el levantamiento fascista del 18 de Julio. Obvian para tal afirmación el hecho del respaldo popular que legitimaría a los republicanos (grupos de derechas y de izquierdas), enfrentado a la dudosa legalidad del partidismo oligarca, defendido por los militares sublevados.
No obstante, cabe decir que ni monárquicos ni republicanos respetaron el resultado de las urnas. Los monárquicos, abandonando el poder que había consolidado en las elecciones. Los republicanos, tomándolo en sus manos, a pesar de haberlas perdido en el referéndum. El rey antepuso su seguridad personal a defender los derechos de la Corona. Los republicanos, si bien formaban gobierno desde una ilegalidad basada en las leyes vigentes, no hacían otra cosa que ocupar el lugar que la monarquía dejaba desierto, cuando decidió abandonar en trono, camino de un exilio dorado.
En ese sentido, nadie respetó el resultado de los votos obtenidos con una una ley electoral que, como hemos señalado antes, estaba hecha para servir a las minorías de terratenientes, a la alta burguesía y a la nobleza.
El Partido Socialista Obrero Español (P. S. O. E.) obtendrá el mayor número de diputados en el Parlamento y será elegido como presidente interino Niceto Alcalá Zamora. Una vez organizado el gobierno, se elige como presidente de la Segunda República a Manuel Azaña.
Gráfico de los resultados en las elecciones de 1933 y 1936, respectivamente.
El compromiso político contraído con los electores por los nuevos gobernantes comportaba una serie de urgentes cambios sociales que suponían drásticas reformas en los privilegios de la iglesia, una inmediata reforma agraria y nuevas leyes de protección para los trabajadores, en detrimento de la clase empresarial.
Ante estos hechos , los sectores más reaccionarios se organizaron en torno al ejército, que entre los días 17 y 18 de Julio se sublevaron contra el poder legal establecido.
La conspiración tomó cuerpo en Melilla. Allí se reunieron los militares rebeldes y acordaron proclamar su manifiesto de liberación en Ketama (Marruecos) en el acto del "Juramento del Llano Amarillo", procediendo inmediatamente al arresto de los que se declararon fieles al régimen constitucional. Uno de los primeros en ser detenido fue el Comandante Militar de la ciudad, general Romerales.
El golpe de estado, como se calificó internacionalmente, fue preparado por los generales Emilio Mola (verdadero artífice de la rebelión), José Sanjurjo (llegado el triunfo, asumiría la presidencia de la nación) y Francisco Franco, que se unió a los insurrectos sin contar con la plena confianza de los principales conspiradores. Sanjurjo y Mola morirán en accidentes de aviación no muy bien explicados, dejando a Franco expedito el camino a la máxima Jefatura. En el caso de Sanjurjo , su avión explotó en los alrededores de Lisboa antes de despegar. El piloto de la Falange Española, Juan Antonio Ansaldo resultó ileso. El general se dirigía desde Portugal a España, para ponerse al mando de los militares sublevados. Aunque nunca se han hallado pruebas que lo demuestren, la sospecha de la participación de Franco en la muerte de estos dos dirigentes fascistas estuvo siempre en la mente de todos.
El triunfo se alcanza rápidamente en aquellos sitios en los que el sufragio había favorecido a la derecha nacionalista, pero fracasó estrepitosamente en las grandes capitales y en las zonas industrializadas. En Madrid y Barcelona la reacción del Frente Popular republicano fue fulminante, quedando sofocada rápidamente gracias a la movilización de los sindicatos, que repartieron armas entre los trabajadores.
Se unirán a la sublevación desde su inicio, además del protectorado de Marruecos en el que se había fraguado, las Islas Canarias y las Baleares (excepto La Palma en el primer archipiélago y Menorca en el segundo). Álava, Navarra, León, parte de Castilla y parte de Cáceres. En la península y concretamente en Andalucía, caen en manos golpistas grandes ciudades y capitales de provincia como Sevilla, sometida con extrema facilidad por el general Gonzalo Queipo de Llano .También lo harán otras como Cádiz, Granada y Córdoba. Asturias (excepto Oviedo), País Vasco (excepto Álava), Cantabria, Castilla- La Mancha, Murcia, Valencia y gran parte de Andalucía se mantuvieron fieles a la República. España quedaba así dividida en dos zonas enfrentadas ideológicamente.
El mismo día de la sublevación, las fuerzas militares cordobesas manifiestan su apoyo a los militares fascistas , declarando el coronel Ciriaco Cascajo, a la sazón comandante militar de la Plaza, el estado de guerra y poniéndose incondicionalmente a las ordenes de Queipo de Llano.
Para algunos historiadores, la guerra civil empezó realmente en 1934 y de una forma que más puede entenderse como una revolución de las clases populares que un enfrentamiento de dos ejércitos: el republicano y el rebelde o golpista. Las dos organizaciones sindicales más fuertes en aquel momento, la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo (U.G.T.- C.N.T.), proclamaron la Huelga General ante el avance de la derecha más conservadora agrupada en la Confederación Española de Derechas Autónomas (C.E.D.A.)
En 1.936 las elecciones dan el triunfo al Frente Popular, cuyas consignas reivindicaban un cambio social entre el proletariado y la población campesina. En el seno de las mismas clases populares surgieron enfrentamientos políticos, destacando el papel radical de Largo Caballero, miembro del Partido Socialista Obrero Español.
El llamado "Alzamiento Nacional" promovido por los militares no surgió con intención de crear una dictadura, ni mucho menos instaurar la monarquía. Los primeros manifiestos lanzados por Queipo de Llano desde las emisoras de radio que emitía desde Sevilla terminaban con un "¡Viva la República!" Se pretendía, no obstante, mantener el orden que dictaban las ideologías profesadas por la Falange Española y la C.ED.A.
Gil Robles, líder de la oposición, en la sesión parlamentaria del día 16 de Junio de 1936 denunció la falta de orden público y el caos social que se vivía en aquellos momentos, con destrucciones de iglesias y enfrentamientos armados en las calles que causaron más de 300 muertos y numerosos heridos.
La muerte del capitán de ingenieros Carlos Faraudo y del teniente José Castillo (12 de Julio de 1.936) ,organizadores e instructores de las milicias socialistas, tiroteados por elementos de la extrema derecha, precipitan los acontecimientos. Miembros de la Guardia de Asalto acuden a vengar a sus compañeros. Buscan a políticos insignes de la derecha más representativa, pero no consiguen tener acceso a Gil Robles ni a Antonio Goicoechea. Entonces secuestran y matan a José Calvo Sotelo. Lo hacen uniformados y conduciendo un vehiculo oficial , con lo que el gobierno de la republica es acusado y responsabilizado en el Parlamento de ese crimen.
La realidad es que, si los discursos de Calvo Sotelo en el parlamento favorecía la rebelión contra el régimen establecido, un político civil podría resultar molesto a cualquier militar del "movimiento",aspirante a dictador o presidente de la república. Para socialistas y comunistas, cuyos correligionarios en las fuerzas armadas también estaban cayendo asesinados (entre ellos el Capitán Faraudo y el teniente José Castillo) tampoco era persona grata. Sin embargo, al terminar la guerra con el triunfo del bando fascista, el líder de la CEDA fue recordado y homenajeado como mártir, ocultándose los hechos que llevaron a esta situación de tensión social, en un estado abiertamente prebélico. El asesinato de ideólogo derechista José Calvo Sotelo fue el pretexto para los militares, que estaban fraguando el golpe de estado decidieran entrar en acción; pero no fue la causa principal, ya que la conspiración llevaba tiempo tramándose en la clandestinidad.
La sublevación estaba programada para ser llevada a cabo entre los días 10 y 20 de Julio, pero se venía retrasando por la indecisión de algunos mandos militares, entre ellos Francisco Franco, futuro triunfador en la contienda, que se consolidaría como dictador al finalizar la guerra. El asesinato de Calvo Sotelo termina inclinando la balanza de su participación a favor de los rebeldes.
La estrategia del general Mola se basaba en la sorpresa, la rapidez y la violencia. Era la forma en la que entendía que la población civil se sometiera sin resistencia al poder del ejercito fascista, dejando a las milicias populares sin capacidad de respuesta. Por otra parte, sabía que muchos militares permanecerían fieles al gobierno instituido, por lo que se empeñó en dejar muy claro desde el principio que "los tímidos y vacilantes que no están con nosotros, están contra nosotros y como enemigo será tratado". Amenaza con represalias "inexorables" para los "compañeros que no sean compañeros". la detención de los que permanecieran leales a al Gobierno y su fusilamiento inmediato, fue la práctica llevada a cabo por todos los mandos de los sublevados fascistas, ya se tratara de militares, políticos o civiles sospechosos de ser lideres sindicales.
En Andalucía, las primeras capitales en caer en poder de los militares derechistas fueron Cádiz, Córdoba, Sevilla y Granada. Málaga y Almería serían las últimas en rendirse a los fascistas.
EVOLUCIÓN DE LA BANDERA ESPAÑOLA DURANTE LA DICTADURA Pulsar la imagen para ampliarla
REFUGIADOS REPUBLICANOS EN FRANCIA
La llegada de refugiados a Francia fue masiva.
Desposeídos, el gobierno francés los trató como prisioneros.
Las condiciones eran infrahumanas. En campos de concentración junto al mar, arena y enfermedades. La comida y el agua escaseaban.
Muchos refugiados murieron por las condiciones de insalubridad en los campos. Para los dirigentes republicanos, el exilio fue muy diferente.
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