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LA GUERRA CIVIL EN ALMERÍA

por Milagros Soler Cervantes

 

 

 

Niño de Almería ante las ruinas de un bombardeo

 

1.- PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA EN ALMERÍA

2.- EL CONFLICTO ARMADO

3.- EL GOLPE DEL GENERAL CASADO

4.- ENLACES RELACIONADOS

 

 

 

1.- PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA EN ALMERÍA

 

 

 

Puerta de Purchena, en el centro de Almería.

Puerta de Purchena en el centro de la capital almeriense

 

"Las noticias que llegaban de Madrid aquel 14 de abril hacían que los republicanos almerienses empezaran a reunirse en las calles y que el gobernador autorizara una manifestación por el centro de la ciudad. La multitud congregada en el todavía Paseo del Príncipe inició el acto con el comité republicano local y la banda de música del Ayuntamiento al frente. Ya se había izado la primera bandera tricolor en el balcón central del edificio de Correos y Telégrafos, y los manifestantes llevaban también las enseñas pertenecientes a las sociedades obreras. No hay que olvidar que republicanos y socialistas eran los protagonistas del pacto electoral que había triunfado.

La República, además de traducirse en una expectativa de regeneración política, era la esperanza para amplias capas de la población, acuciadas por la recesión económica, y representaba un espíritu de transformación social para terminar con las profundas desigualdades existentes en zonas urbanas y, sobre todo, rurales.

 

La manifestación se disolvió pacíficamente en la plaza de San Sebastián alrededor de las nueve de la noche. Antes de las diez y media, el gobernador monárquico traspasó sus poderes al presidente de la Audiencia, tal y como había ordenado el nuevo ministro de la Gobernación. No tardó mucho en ondear la bandera republicana en el edificio oficial. Era el inicio de la República en Almería"

 

Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz

 

 

Durante las primeras décadas del siglo XX  la prosperidad económica en la provincia de Almería inició un proceso de recesión motivado, en buena parte, por la crisis de sectores tan importantes como la exportación de minerales y la explotación del cultivo de la uva. La llegada de la nueva República suscitó ilusiones y esperanzas entre trabajadores y campesinos. Vieron en las reformas de modernización emprendidas por el gobierno un atisbo de mejoras para el futuro.

 

Vendimia de la uva  (1930)Postal del puerto de Almería, cargando las barricas de uva para la exportación (1927)Postal del puerto de Almería, cargando las barricas de uva para la exportación (1927)

Cargando las barricas de uva "por rodamiento" en las barcas. Puerto de Almería,1955Barricas de uva almacenadas en el puerto de Almería para ser embarcadas.Año 1955Barricas de uva almacenadas en el puerto de Almería para ser embarcadas.Año 1955

La producción uvera constituía una de las fuentes principales de riqueza, como reflejaba su actividad portuaria.

 

Sin embargo, estas actuaciones innovadoras que se proyectaban desde el poder tuvieron que enfrentarse a dos posicionamientos ideológicos totalmente encontrados. Por una parte, los sectores más conservadores encarnados en la iglesia, el ejército y la burguesía tradicional, consolidada en la impunidad y el caciquismo. Por otra, las corrientes progresistas que emanaban del marxismo o del internacionalismo obrero de los grupos anarquistas. Desaparecidos los partidos monárquicos en las elecciones a Cortes Constituyentes convocadas para el día 3 de Junio de 1931, rivalizaban por alcanzar el poder diferentes partidos republicanos de distintas ideologías. Los socialistas desvincularon sus candidaturas de aquellos  que todavía albergaban en sus filas elementos del antiguo régimen derrocado. El Partido Republicano Radical Socialista obtuvo buenos resultados electorales. En la gestión del Ayuntamiento de Almería dará lugar a enfrentamientos y divisiones entre sus miembros, quedando finalmente dividido en tres grupos. La derecha obtendrá un diputado: Rogelio Pérez Burgos.

Labradores de Lorca, con el amo de las tierras

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Labradores de Lorca posan con el amo

 Mientras la izquierda, desgastada por el ejercicio del poder en momentos tan conflictivos se dividía, la derecha protagonizaba el proceso inverso. Desde la organización Acción Nacional se reagrupan y organizan. Pasarán a llamarse Acción Popular, fundada por Herrera Oria. Tuvo como figura emblemática a José María Gil Robles que había participado en la dictadura del general Miguel Primo de Rivera y colaborado con José Calvo Sotelo. Gil Robles es también elegido diputado y creará la Confederación Española de Derechas Autónomas (C. E. D. A.)  Formará parte de la comisión legislativa redactora de las Cortes Constituyentes. Desde este posicionamiento se opuso a la política religiosa (laicidad, modernización de las escuelas, etc.) de los grupos progresistas parlamentarios. Nunca se mostró antirrepublicano, aunque manifestaba su simpatía por las formas de gobierno propugnadas por los grupos radicales conservadores y los paramilitares. Miembros destacados de Acción Popular en Almería fueron Lorenzo Gallardo Gallardo, José López Quesada y Rafael Calatrava Ros. Con participación mucho menos importante, otros partidos derechistas en Almería fueron Comunión Tradicionalista (monárquicos radicales), Falange Española y el Partido Agrario.

Pareja de la Guardia Civil patrullando en Carboneras (Almería,año 1946)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Labradores de Guardia Civil patrullando en Carboneras

 

Estos grupos derechistas se expandieron con mucha rapidez; lo mismo sucedió con los seguidores progresistas de la Unión General de Trabajadores (U. G. T.) y el Partido Socialista Obrero Español (P. S. O. E.), de tendencias aburguesadas y objetivos moderados. Comunistas y anarquistas vivieron avances más lentos, pero ellos encabezaban los movimientos populares de mayor trascendencia social y revolucionaria. El sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (C. N. T.) dejó de participar en las llamadas Casas del Pueblo, dada las dificultades de llegar a consensos con socialistas y comunistas. El triunfo del Frente Popular consiguió la representación de la provincia con los diputados Gabriel Pradal y Benigno Ferrer (P. S. O. E.), Augusto Barcia  Tréllez y Juan Company (I. R.)  y Álvaro Pascual (U. R.).

 

Avenida de la República, en el centro de Almería. Año 1933

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Avda. de la Republica en el centro de Almería

En el caso de Barcia, los sindicatos  y los partidos obreros tuvieron serios enfrentamientos para otorgarle su confianza en la investidura, ya que éste había colaborado con instituciones monárquicas. Luís Giménez Canga-Argüelles también estaba relacionado con actuaciones represoras contra los trabajadores veratenses. Pertenecía a una familia de caciques con origen en el Levante almeriense, de arraigada tradición conservadora monárquica. Su familia había ocupado cargos políticos en la provincia durante varias generaciones, participando activa y contundentemente contra los elementos progresistas de la comarca. Tanto su padre (Juan José Giménez) como su abuelo y sus tíos fueron miembros de las cortes, representando siempre a partidos de la extrema derecha española. Su hermano, el médico falangista Juan José Giménez Canga-Argüelles, será nombrado Delegado Provincial de Sanidad una vez finalizada la guerra.

 

La derecha española nunca llegó a aceptar el resultado de las urnas, lo que contribuyó a que sus dirigentes se decidieran a apoyar las conspiraciones militares anti republicanas. En Almería, grupos de falangistas provocaban permanentes altercados contra las fuerzas del gobierno, enfrentándose a militantes anarquistas y dando lugar a sucesos como los acontecidos en Tabernas y Pechina, con resultado de varias personas muertas. Fueron destacados activistas Lorenzo Gallardo Gallardo, Vivas Pérez, Juan Banqueri Salazar  y Pérez Cordero.

 

Juan Banqueri Salazar estaba afiliado al partido de Acción Popular. Médico de profesión, participó en reuniones y tertulias que propiciaban el alzamiento. Escribe artículos en distintos periódicos católicos y en otros de tendencia ultraderechista. Junto al concejal falangista del ayuntamiento de Almería, Pérez Cordero, será una de las figuras clave dentro del grupo encargado de coordinar las fuerzas fascistas. El general de origen catalán Andrés Saliquet Zumeta, vinculado a la cúpula militar dirigida por Franco, era el encargado de informar al falangista Pérez Cordero el día y la hora de la sublevación. Un mensaje en clave indicaría el momento. Su texto: Pura gravísima; la operan inmediatamente. Purificación era el nombre de una de las hermanas del general Saliquet. Finalmente, el general envía el telegrama a su cuñado Antonio Acosta Tovar, que a su vez informará a Pérez Cordero transmitiendo éste la noticia al resto del grupo de médicos y otros elementos derechistas implicados en la conspiración.

 

Gabriel Morón Diaz del  P.S.O.E.

Gabriel Pradal Gómez, Gabriel Morón Díaz y Cayetano Martínez Artés

 

El Partido Socialista Obrero Español presentó entre sus candidatos a Gabriel Pradal Gómez, arquitecto de familia acomodada que escribía artículos de denuncia social en la prensa nacional. Nació en Almería en el año 1911; en 1919 se afilia al partido, entablando una relación especial con Pablo Iglesias. Cuando detecta la reorganización de los elementos derechistas, dirige varios llamamientos a las juventudes liberales para que se movilicen ante el avance del fascismo. Solía firmar con el pseudónimo de Pericles García. Fue elegido como diputado por la provincia de Almería, preocupándose de que ésta se incorporara al tren del progreso con el que soñaban los republicanos de izquierdas. Formó parte de los organizadores del Comité Central Antifascista  en Almería en el mes de Julio de 1936, órgano de poder paralelo al Gobierno. Dicho Comité estaba formado por delegados de todas las organizaciones sindicales y políticas. Fue elegido presidente del mismo el también socialista  Cayetano Martínez Artés (Alhama de Almería, 1900 - 1939). Gabriel Pradal moriría en el exilio.

Plaza de la Constitución en Vera (1905).Durante la gerra, se crearon algunas colectividades. Plaza de la Constitución en Vera (1905)

Este Comité Central Antifascista tenía como objetivo controlar los  altercados que la  declaración de Estado de Guerra pudiera provocar. Cayetano Martínez fue apresado y fusilado al final de la contienda, a pesar de sus conocidas actuaciones para contener los actos de represión contra grupos derechistas. La llegada del Lepanto con órdenes precisas de Madrid y la del grupo conocido como los panchos enviados desde Málaga, neutralizaron su cometido. Sería el gobernador Gabriel Morón el que conseguiría, con la ayuda de los tribunales, imponer el orden que Cayetano Martínez no pudo conseguir. El haber abogado en defensa de presos antigubernamentales no le serviría de ayuda a Cayetano a la hora de evitar ser ejecutado, ya que sus protegidos no le devolvieron el favor cuando fue condenado a muerte en juicio sumarísimo.

Caballería paramilitar fascista del grupo los panchos (por su atuendo parecido al de Pancho Villa). Ejerció una durísima represión  financiado por las oligarquías andaluzas.

 

Según informa Eusebio Rodríguez Padilla, el primer Comité Central Antifascista estuvo compuesto por  Cayetano Martínez Artés, Ramón García Ramírez de Arellano y Benito Vizcaíno Vita ( P. S. O. E.); Pedro Pérez Castillo y Manuel Alférez Samper (U. G. T.); José Torres García y Juan García Maturana (P. C. E.); Juan del Águila Aguilera y Juan Fernández Villegas más otro miembro, cuyo nombre no consta ( C. N. T. - F. A. I. y J J. LL) y por Ángel Aguilera Gómez ( J. S. U.)

 

El socialista cordobés Gabriel Morón Díaz, gobernador de Almería (Noviembre,1936-Junio, 1937), intentó terminar con el poder de los comités  y las partidas milicianas para fortalecer así los dictámenes del gobierno central. Seguía las directrices dadas por Largo Caballero. Esto provocó serias disputas internas entre sus miembros. Cuando intentó reemplazar los comités (en los que había representación de todas las fuerzas populares de los municipios) por las corporaciones locales (iglesia y terratenientes tenían mayor influencia) se encontró con la fuerte oposición de los anarquistas de la C. N. T - F. A. I. No obstante, consiguió su objetivo antes de terminar su mandato. Devolvió el poder al Estado poniendo fin a la etapa de descontrol existente cuando asumió la gobernación y en la que se produjeron la mayoría de los actos de represalia que se llevarían a cabo a lo largo de la guerra

Andrés Saliquet Zumeta, encargado de anunciar el día del alzamiento en Almería.

Gabriel Morón ejerció la represión contra grupos anarquistas como el liderado por Francisco Maroto del Ojo. Maroto, nacido en Granada en el año 1906, participó activamente en la divulgación del comunismo libertario en las provincias de Granada y Almería, consiguiendo que muchísimos trabajadores se afiliaran en sus sindicatos. Organizó la Columna Maroto, que contó en sus orígenes con unos 300 hombres. Pronto reunirá seis centurias en las que también se integraban mujeres. Ganará varias batallas a los golpistas en Granada y realizó mítines en toda la región. Durante uno de ellos en Almería atacó duramente la política del socialista y gobernador de la capital, Gabriel Morón.

 

Criticaba su falta de ayuda a los refugiados que venían huyendo desde Málaga y el desarme de los milicianos que llegaban desde allí. Después de su discurso, los participantes se dirigieron al Gobierno Civil a pedir explicaciones a su principal responsable. Como consecuencia del enfrentamiento con Morón, Maroto fue hecho prisionero en un barco-cárcel y trasladado al cuartel de ametralladoras de Baza (Granada). Se le había acusado, por parte de los comunistas, de ser espía fascista y de atentar contra el poder del gobierno de la república.

 

Despensa en el interior de los refugios de Almería diseñados por Guillermo Langle.

 

Se pidió para Maroto la pena de muerte. Temiendo por su vida (se especulaba que podía morir por causas extrañas), fue liberado gracias a campañas de amnistía a su favor propiciadas por la C. N. T. y la F. A. I. Maroto estuvo en varias ocasiones a punto de tomar la ciudad de Granada, caída en mano de los nacionales. Reiteradamente le fueron negadas armas y ayuda. Socialistas, comunistas y anarquistas se pasaron toda la guerra desconfiando entre sí, situación que supo rentabilizar magistralmente la derecha. Herido de guerra, tuvo que ser hospitalizado en Guadix y Almería. Terminada la guerra fue capturado y ejecutado por los fascistas. La causa de su muerte no ha quedado bien determinada, ya que se ignora si llegó a ser fusilado o falleció como consecuencia de las torturas y palizas que le propinaron miembros de la Falange.

 

Al socialista Gabriel Morón, que murió exiliado en Méjico, le sucedió en el cargo el comunista Vicente Talens Inglá (Julio, 1937 - Abril,1938) que, preocupado por continuar organizando la retaguardia republicana almeriense y proteger a la población de los constantes bombardeos de la aviación nacionalista, inició la construcción de los refugios antiaéreos  en la capital, apoyado por el Partido Comunista. Se le encargó el proyecto al arquitecto municipal Guillermo Langle, nacido en el seno de una familia burguesa católica y que al terminar la guerra seguirá ejerciendo su profesión al servicio del Caudillo. Gabriel Morón nacido en Valencia (1892) vivió exiliado en París antes de la proclamación de la Segunda República, afiliándose al partido comunista francés. Las críticas por parte de sus compañeros del Frente Popular, que el acusaban de no actuar con la dureza necesaria para obtener el control de la situación, provocaron su destitución. Como Martínez Artés, será fusilado tras juicio sumarísimo, sin que se llegara a considerar sus actuaciones a favor de miembros destacados de la derecha almeriense. Potenció el desarrollo del la Quinta Columna en la provincia.

 

Eustaquio Cañas Espinosa, sucesor de Talens y de origen vasco, emprendió una serie de actuaciones de orden público cuyo objetivo  era reprimir las acciones anti-republicanas  en la zona. En Noviembre de 1938 fue nombrado gobernador Salvador Sánchez Hernández, perteneciente a la U. G. T. y dirigente del Sindicato Nacional Ferroviario de Valencia. Fue el último gobernador de la República en Almería.

 

 

Portada de "Emancipación", diario anarquista de Almería.  

Periódico anarquista de Almería Emancipación y cartel de la Columna Maroto.

 

 

2.- EL  CONFLICTO ARMADO

 

 

 

 

 

Las investigaciones realizadas sobre la conjura antirrepublicana de 1936 permiten asegurar que, antes del levantamiento de Marruecos, un grupo de oficiales del Batallón de Ametralladoras destinado en Almería conocía la conspiración o, al menos, simpatizaba con ella. Esos oficiales, algunos relacionados con Falange Española, presionaban sobre el responsable de la unidad, teniente coronel Huerta Topete, que tenía una actitud poco entusiasta y vacilante. Muy próximos a los conspiradores estaban el coronel jefe de la IV Zona y el segundo jefe de la Comandancia de Carabineros. Frente a éstos, también había militares claramente pro-gubernamentales como el teniente coronel Isaac Llopis, primer jefe de la citada Comandancia.

 

Por otra parte, los partidos políticos que apoyaban el levantamiento tuvieron muy limitada su participación. En primer lugar, porque no formaban un núcleo cohesionado; incluso, entre ellos, había planteamientos excluyentes. En segundo lugar, porque la actuación gubernativa, con detenciones y vigilancias, había creado problemas en los cuadros dirigentes de esos partidos. Finalmente, porque los jefes militares no habían querido aceptar sus ofrecimientos de colaboración antes de que se produjera la insurrección.

 

Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz.

 

 

En Málaga la sublevación del general Patxot había fracasado. En Almería, el Batallón de Ametralladoras nº 2, mandado por el general Juan Huerta Topete y el jefe de carabineros Toribio Crespo no se decidían a unirse a los militares rebeldes. Esta situación de incertidumbre será decisiva a la hora de que la capital, y con ella toda la provincia, pudiera mantenerse fiel al gobierno constitucional republicano.

 

Campamento Álvarez de Sotomayo.Vista general ( Viator-Almería,año 1927)

Vista general del Campamento de Álvarez de Sotomayor en Viator.

 

Campamento Álvarez de Sotomayo.Oficinas( Viator-Almería,año 1927)

Oficinas del Campamento de Álvarez de Sotomayor en Viator.

 

El día 19 de Julio las autoridades almerienses reciben la orden desde Madrid de repartir armas entre civiles y milicianos. Por su parte, los militares golpistas presionan para que Juan Huerta Topete, gobernador militar de Almería, se uniera al alzamiento. Franco le envió un telegrama apremiándolo para que se pusiera incondicionalmente bajo sus órdenes. Su respuesta fue ambigua, manifestándose tibiamente a favor de la legalidad establecida. Topete aseguró al gobernador civil, Juan Ruiz Peinado Vallejo,  que se mantendría fiel a la República, sobre todo cuando éste le informó que esperaba refuerzos gubernamentales desde Granada. El día 20 sigue sin declarar el Estado de Guerra.  El día 21 de Julio fue detenido el coronel constitucionalista Isaac Llopis por el coronel sedicioso Toribio Crespo Puerta. Huerta Topete, al mando del Batallón de Ametralladoras nº 2, había resuelto finalmente declarar el Estado de Guerra uniéndose a los fascistas. Poblaciones como Alhama, Sorbas, Cuevas de Almanzora y Berja siguieron su ejemplo.

 

Gerda Taro, fotografa alemana retratada en el "Jaime I" atracado en Almería. Foto atribuída a Robert Capa

La fotógrafa alemana Gerda Taro en el acorazado Jaime I atracado en Almería (1937). 

 

Marineros del Jaime I haciendo el saludo oficial de la Armada durante la Republica.

 

Se unieron al levantamiento militar grupos de carabineros, algunos guardias civiles y una treintena de voluntarios de procedentes de grupos de la extrema derecha. Desde primeras horas de la madrugada se ponen en movimiento. Consiguen apoderarse de la emisora Radio Almería y de la oficina de Correos y Telégrafo. Avanzan por las calles de la capital con la idea de concentrarse en el Paseo del Príncipe, desde donde se dirigirían juntos hasta el Gobierno Civil. Allí les esperan grupos de fieles a la república que se habían hecho fuertes bajo las directrices del gobernador civil, Juan Ruiz Peinado Vallejo. También se unen a la resistencia de los sublevados un grupo de mineros del pueblo de Serón, armados con cargas de dinamita.

Bombardeo del depósito de combustible en el puerto de Almería

Puerto de Almería en el año 1940

 

La situación se planteaba difícil para los sitiados gubernamentales. Entonces, procedente de la base aérea de Armilla (Granada), llega un camión cargado con soldados y ametralladoras poniendo en jaque a los rebeldes. Hacia el medio día atraca en el  puerto el acorazado Lepanto al mando del capitán Valentín Fuentes. Advierte a los que intentan tomar la capital que bombardeará la ciudad si no deponen las armas. Huerta Topete odena poner la bandera blanca de la rendición en las torres de la Alcaaba. Parte de los mandos de la Guardia Civil habían manifestado dudas sobre seguir en el alzamiento. Franco, que en esos momentos dirigía las operaciones desde Tetuán, se pone en contacto con Gregorio Vázquez Mascardí, comandante de la Benemérita. Le escribe un apremiante telegrama, redactado en  los siguientes términos:  

Tome mando Comandancia Militar y si comandante militar se opone, lo fusila.

Bomba caída en el centro de Almería

 

Sin embargo, y a pesar de la resistencia de los guardias civiles, a media tarde la situación estaba absolutamente controlada por los grupos republicanos. En el fracaso de la insurrección golpista jugaron un papel decisivo el gobernador civil Juan Ruiz Peinado, junto a los socialistas Rafael García, Gabriel Pradal y Francisco Vizcaíno. Otros republicanos cuyas acciones contribuyeron a este éxito fueron  Francisco Barrilado, Hernández Cerrá y Burgos Seguí así como la del comunista Adrián Romero. La falta de coordinación, de decisión y de unidad entre las fuerzas conservadoras y la rápida reacción de las milicias populares decidieron la suerte de la capital almeriense. El mismo día 21 quedó controlada la situación y reducidos los núcleos rebeldes de la mayoría de los pueblos de la provincia. Como en muchas ciudades españolas, en Almería las primeras horas de la sublevación militar fueron decisivas. Esos momentos han quedado recogidos en distintas memorias y testimonios que relatan como se sucedieron los acontecimientos. Gabriel Pradal y Juan Ruiz-Peinado Vallejo fueron figuras claves para mantener la capital bajo el control republicano. También incidieron hechos circunstanciales que en muchos casos, fueron fruto de la casualidad.

Casas destruidas por los bombardeos.

Al fondo, muralla medieval de la Alcazaba.

 

Por su parte, Gabriel Pradal fue informado por un suboficial el 19 de julio que carabineros y guardia civil estaban preparados para secundar la sublevación. Se pone en contacto con José Giral, ministro de la Marina y jefe de gobierno solicitándole barcos para defender Almería desde el mar. El ministro niega los refuerzos y lo remite a su vez a Juan Ortiz, comandante en jefe de la base aérea de los Alcázares. Desde el pueblo de Adra recibe una llamada de su alcalde pidiendo instrucciones sobre dos camiones de soldados del campo de aviación de Armilla (Granada) que, tras la caída de la ciudad, se dirigen a Almería para prestar su ayuda. Pradal duda, pero una vez que tiene la certeza de que son leales a la República, les permite continuar su camino hacia la capital. 

 

Ante todos estos sucesos, el teniente coronel de carabineros Isaac Llopis, amigo personal de Pradal, propone organizar desde la Casa del Pueblo a obreros y campesinos. Peinado le pedirá a Pradal que desconvoque a los milicianos, obreros y campesinos que se concentran el la Casa del Pueblo por miedo a perder en control de la situación. El Comité Antifascista y el Gobierno Civil de la provincia se acusan mutuamente de querer concentrar el mando en cada una de esas instituciones. La izquierda republicana consideraba a Pradal como un colaboracionista y persona poco apta para llevar a cabo la voluntad popular. Militares y falangistas contemplaban encantado estas luchas intestinas dentro de las fuerzas gubernamentales. Ambos dirigentes, Peinado y Pradal, se atribuirán el mérito de que Almería no cayera en manos de los fascistas en los primeros días de la sublevación. Apenas dan importancia a la intervención decidida del capitán Valentín Fuentes, al mando del destructor Lepanto ni a los soldados de aviación procedentes de Adra, que se unieron desde Granada.

 

 

Resultado de los bombardeos en la capital.

 

  

Destrucción del edificio del Banco de España.

 

Peinado relatará como sus conversaciones telefónicas con los gobernantes granadinos facilita el triunfo republicano. Según él mismo nos cuenta, se hizo pasar por el gobernador militar de Almería informando a los rebeldes granadinos que ellos seguían fieles al gobierno constitucional. Cuando Huerta Topete trata de contactar con Granada, se le dice, siguiendo instrucciones de Peinado, que las líneas de telégrafos y teléfonos no funcionan. Peinado, a lo largo de su gobierno tuvo que enfrentarse a conflictos que mermaban su autoridad en el cargo. Uno de los casos más exacerbados fue el del enfrentamiento con los mandos del  Jaime I.  La frecuente interferencia en sus decisiones le hizo solicitar la precipitada partida de dicho acorazado hacia el puerto de Cartagena. Hasta tal punto llegó la crispación, que desde Cartagena, un grupo de marineros salió hacia Almería con intención de darle muerte por traidor. Peinado ya no se encontraba en la ciudad, pues había emprendido un viaje a Madrid para pedir un apoyo más contundente por parte del gobierno. No volverá nunca más a Almería, aunque siguió en el cargo hasta el 24 de agosto, día en el que se publica oficialmente su dimisión. Largo Caballero nombrará como su sucesor a Gabriel Morón Díaz.

 

"Jaime I", buque de guerra de la II  República.Tras el bombardeo de Málaga, se refugió en Almería,donde fue alcanzado por tres bombas.Remolcado a Cartagena, una explosión interna (300 muertos) provocó su total destrucción.Acorazado "Lepanto" de la Armada republicana en el puerto de Almería. Fue desisiva su intervención en la derrota golpìsta de los militares fascistas en la Provincia.

Acorazado republicano Lepanto.

 

Participó en los bombardeos de Málaga, donde un proyectil le hizo encallar. Se refugia en Almería, siendo alcanzado por otras tres bombas. Remolcado a Cartagena, sufrió una explosión interna causando mas de trescientos muertos y su definitiva destrucción.

 

 

 

FRAGMENTO DE LAS MEMORIAS DE JUAN RUIZ-PEINADO VALLEJO

 

«Era curioso ver cómo el teléfono seguía funcionando en España y podíamos comunicarnos leales y desleales en aquellos primeros días. El teléfono jugó un papel muy importante en los sucesos y en lo que me respecta, puedo asegurar que fue lo que salvó mi provincia»

 

«La batalla de Almería la gané yo», asegura el ex gobernador en el prefacio. «La llamo batalla, no por las fuerzas que en ella tomaron parte, sino por la importancia que tuvo en la sucesión de la guerra; y digo que la gané yo, aunque esto, a primera vista, parezca una petulancia. Pero no hay tal. Los hechos son incuestionables y los hechos que acaecieron son los que fijan mi afirmación. En efecto, para dominar a las fuerzas sublevadas no interviene el pueblo. Éste, que había acudido, en parte, a mi llamamiento y, también en parte, al de la Federación de Sindicatos, quedó sin acción al agotársele en unos minutos las escasas municiones que poseían.»

 

(Los militares sublevados no encontraron ninguna resistencia en edificios oficiales, excepto en el Gobierno Civil de Almería...)«en donde me acompañan el capitán Peñafiel y treinta guardias de Asalto que permanecieron leales a la República, a más de unos cuantos correligionarios. Después las conversaciones telefónicas con el comandante militar, jefe de las fuerzas, las llevé yo y las amenazas, informaciones tendenciosas y optimismo sin base, con que los confundí telefónicamente a él y su gente motivando su rendición, fue producto de mi imaginación. Y la importancia que tuvo esta victoria fue extraordinaria para la sucesión de la guerra. Expertos militares y políticos coinciden todos en que si Almería cae en poder de los sublevados aquel día, la guerra hubiera durado, a lo sumo, de dos a tres meses».

 

Cuando la muerte no quiere.

Juan Ruiz-Peinado Vallejo

México, 1967

                                                                  

 

Así como la mayoría del cuerpo de carabineros se manifestaron leales al poder constitucional, la guardia civil mantuvo durante esos primeros días una actitud que puso en guardia a las milicias republicanas. Una de las compañías que tenía su sede en Cuevas de Almanzora (Almería), perteneciente al Octavo Tercio regido desde Granada, se negaron bajo pretextos a facilitar la ayuda que se les pedía para contener la sublevación. Ni siquiera obedecieron las ordenes procedentes directamente de Gobernación.

 

Castillo de Cuevas de Almanzora (Almería) Foto tomada en 1940

Cuevas de Almanzora a principios del siglo XX

Plaza del Generalísimo (Sorbas,Almería. Año 1942)

Castillo de Cuevas de Almanzora (1940) y vista general del pueblo. Plaza del Generalísimo (1942)

 

 

Plaza de los Juzgados (Cuevas de Almanzora)

Casi la totalidad de las acciones represivas que se producirían a lo largo de la guerra ocurrieron en esos momentos. La resistencia a los avances de las tropas franquista se convirtió en el objetivo principal del Frente Popular. Sin embargo, la supervivencia cotidiana minaba la moral de los resistentes. Algunos testigos declararon que en Almería nunca escaseó la comida, pero que la falta de dinero impedía que ésta llegara a la población. Los almacenes contaban con abastecimiento, pero nunca se emprendió una acción socializadora que permitiera que llegaran a los ciudadanos. Solamente al final de la contienda, la llegada de refugiados agudizaría el problema de la escasez.

 

Los acuartelamientos pertenecientes a la Línea de Sorbas (puesto de Los Gallardos) bajo las órdenes de Domingo Sánchez Quevedo y los de la Línea de Vera (puesto de Garrucha) mandados por el teniente Juan Aliaga Rodríguez, se concentraron el pueblo de Vera, siguiendo los planes trazados por el capitán de la guardia civil Pascual Morales. De allí pasaron a Cuevas de Almanzora, donde se unieron los de Los Lobos, Pulpí y Herrerías. Esa estrategia de reagrupamientos se produjo también en otras regiones de la provincia. Aunque alegaban  que se debía a motivos de seguridad de los propios guardias civiles, la población desconfiaba de tales maniobras. El día 21 de Julio, y ante la amenaza de ser atacados por los milicianos, empezaron a desarmar a estos. Se encargaron de esa misión los de Cuevas de Almanzora (22 de Julio) en las demarcaciones de Vera, Águilas y Turre.

Avance de las fuerzas fascistas sobre Málaga y Almería

Mapa de Almería >PULSAR PARA AMPLIAR IMAGEN <

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Cuando en la capital la sublevación fue sofocada, Pascual Morales intentó justificar su posicionamiento alegando que el poder ya no estaba en manos del gobierno central, sino en el de los comités locales. Solo bajo la amenaza de ser bombardeados por el avión del teniente José Hellín pudieron ser controlados y neutralizadas sus maniobras de sublevación. Las represalias contra los golpistas no se hicieron esperar. Comenzaron las detenciones, el desmantelamiento de iglesias y todos aquellos núcleos de poder que tuvieran que ver con las ideologías reaccionarias vinculados a la derrocada monarquía y a los tradicionales grupos de derechas. La responsabilidad del orden público y de las prisiones recayó sobre el anarquista Juan del Águila.

 

Desde el recientemente creado Comité Central Antifascista se pretendió controlar el avance que pudiera producirse desde Granada. Aunque consiguieron algunos triunfos, no se pudo llegar a tomar esa ciudad. En Vera se creó el "Comité del Frente Popular" y en Los Gallardos el "Comité Antifascista del Frente Popular". Se crearon algunas colectividades (Antas, Mojácar y Vera) y se expropiaron algunas tierras, si bien estas medidas apenas tuvieron repercusión en el proceso revolucionario ya que durante la primera etapa de la república se habían realizado algunas acciones al respecto.

 

Pueblo de Garrucha. visto desde  el marGarrucha.Puerto pesqueroPueblo de Mojacar

Dos imágenes del pueblo de Garrucha a principios y mediados del siglo XX. A la derecha, la villa de Mojácar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cartel de propaganda derechista

El Gobierno Civil, cuyo máximo representante era Juan Peinado Vallejo, apenas tenía capacidad de decisión frente a los distintos comités locales que se habían ido organizando por milicianos y trabajadores.  Largo Caballero intentó devolver el poder a las autoridades políticas civiles nombrando como nuevo gobernador civil a Gabriel Morón  Díaz. Una de las primeras medidas fue acabar con la Delegación de Presos controlada por los anarquistas, organizando el Consejo Provincial de Seguridad.

 

En Almería, más que inquietudes revolucionarias, se produjo un sentimiento antifascista y de fidelidad a la República como régimen legal constituido. Seguramente por eso, cuando Gabriel Morón estableció una política de protección a la burguesía almeriense, apenas encontró oposición en las clases populares. Lo mismo sucedió cuando disolvió los comités locales, sustituyéndolos por  Consejos Municipales (Enero, 1937) que beneficiaban claramente a las oligarquías locales. Solo los anarquistas se resistieron, siendo conscientes de que eso suponía la renuncia sus pretendidas mejoras sociales.

 

Esta derechización a la que intentaron oponerse los sindicatos obreros como la  U. G. T. y la C .N. T. dejaba de manifiesto que la República, fruto de acuerdos entre monárquicos descontentos y la derecha más conservadora del país, apenas dejaba espacio a la burguesía y mucho menos a la participación democrática de las clases populares. La vergonzosa actuación de las autoridades republicanas en el caso del bombardeo de la capital por el Caso Deutschland (31 de mayo de 1937) o su laxitud ante la retirada de las Brigadas Internacionales eran claros ejemplos de la imposibilidad de implantar ideas progresistas. En Almería, falange, iglesia y oligarquía conspiraban a sus anchas. Hasta tal punto fue así, que el hecho de que estuviera en manos republicanas hasta el final de la guerra nunca llegó a preocupar a Franco.

 

 

EL EPISODIO DEL HUNDIMIENTO DEL DEUTSCHLAN

 

Al iniciarse la sublevación fascista en España y consolidarse el estado de guerra en todo el territorio nacional, el gobierno de la república informó a la comunidad internacional que las Islas Canarias y las Islas Baleares estaban cerradas a barcos extranjeros  que tuvieran misiones comerciales de venta de armas o pertenecieran a las armadas de Italia y Alemania.  Ya se habían producido algunos incidentes, como el del patrullero alemán Albatros y el buque italiano Barletta, ambos atacados por la aviación republicana. Alemania avisó que tomaría represalias si estas actuaciones volvían a repetirse, sin considerar que estaba violando  el espacio marítimo español.

 

En el aeropuerto militar de Los Alcázares el día 29 de mayo de 1937 se reciben noticias de que una dotación de buques sublevados se está moviendo en el Mediterráneo. Entonces, una escuadrilla  de Tupolev SB-2 soviéticos despega de la base con rumbo a las Baleares. Creyendo que se trataba del Canarias al servicio de los rebeldes, bombardean al crucero alemán Deutschlan que, a su vez, estaba en zona prohibida para el ejército de Hitler y además, estaba haciendo uso de sus baterías antiaéreas. Murieron treinta y un marineros alemanes y setenta y cuatro fueron heridos.

 

Hitler pensó inmediatamente en declarar la guerra a España, pero le hicieron desistir para evitar que en el conflicto se generalizara implicando a Francia e Inglaterra. Eso posiblemente hubiera supuesto que se adelantara el principio de la Segunda Guerra Mundial. Para desvincular a la Unión Soviética, el gobierno republicano informó de los nombres de los pilotos españoles a los que se les atribuyó el altercado. Finalmente Hitler decide hacer una incursión de castigo en una ciudad española. Elige la ciudad de Almería y envía a los destructores Lluchs, Leopard, Seeadler y Albatros.

 

El día 31 de mayo de 1937, a las 7:30 de la mañana la armada alemana bombardeo indiscriminadamente la ciudad, ignorando los objetivos militares y centrando sus objetivos en la población civil almeriense.  Según algunos investigadores, murieron veinte personas y fueron heridas una cincuenta y cinco. Los daños materiales fueron incalculables. No hubo más víctimas porque muchos habitantes de la capital solían ir a dormir a los pueblos próximos para evitar las consecuencias de los bombardeos nocturnos. Así comunicó el comandante militar de Almería el suceso al Ministerio de defensa:

 

"Sobre las 5,30 de la madrugada fui avisado de que por la parte de Cartagena venían un acorazado y cuatro destructores de nacionalidad alemana.  A las 5,45 los buques ponían proa hacia este puerto, señalándose una distancia de 20.000 metros. Los barcos continuaron avanzando y a una distancia de 12 kilómetros, aproximadamente, observada por telémetro desde las baterías de costa, rompieron el fuego sin notificación o aviso sobre la población de Almería, sin perseguir dentro de ella objetivo alguno concreto, pues sembraron de proyectiles todo el casco de la ciudad, calculándose unos doscientos los disparos hechos.

 
La batería de costa contestó al fuego de la escuadra, la cual se alejó lanzando una columna de humo. El observatorio de la batería distinguió perfectamente los colores de la bandera alemana de los buques agresores.


Estos hicieron si entrada por Cabo de Gata hasta la altura de Roquetas, donde viraron para acercarse a Almería, poniéndose en línea de combate y cruzando la bahía.


Al retirarse lo hicieron también por Cabo de Gata rumbo a Levante. Se han derrumbado varios edificios, habiendo muertos y heridos, cuyo número no se puede todavía fijar. En este momento comienzan las labores de desescombro (...)"

 

          

 

Periódico Ahora informando del bombardeo alemán.

 

 

La vertebración del gobierno republicano empezó a consolidarse con la creación de los Consejos Provinciales. Gabriel Morón fue designado para ocupar la presidencia del Consejo Provincial de Almería. Los Consejos Municipales  tuvieron como mandatarios a miembros de la U. G. T.,  el P. S. O. E o la C. N. T.  En el Consejo Provincial los anarquistas quedaron fuera, teniendo solo representación marxistas del Partido Comunista, el sindicato U. G. T. y el P. S. O. E.  Los Consejos Municipales tuvieron que enfrentarse a problemas económicos, de orden público y sobre todo de articulación y consenso entre las distintas fuerzas sociales que los sustentaban. El abastecimiento de productos de primera necesidad para mantener a la población fue uno de los que más conflictos llegaron a plantear, dado que en algunos lugares el patrón monetario que facilitaba el intercambio había desaparecido totalmente. La población campesina contribuyó a paliar el problema. No obstante, las cartillas de racionamiento hicieron pronto su aparición. A diferencia de otros puntos de la geografía andaluza y española, en la provincia apenas se llevaron a cabo reformas sociales revolucionarias.

 

Perfumeria y Droguería "Arcoiris" en el Paseo del Príncipe de Almería.Mercado popular en Abla (Almería). Primera década del siglo XX

Perfumería en el centro de Almería y mercado popular de Abla a principios del siglo XX.

 

3.- EL GOLPE DEL GENERAL CASADO Y LA  TRAGEDIA FINAL

 

 

Casas bombardeadas en Almería capital.

Resultados de un bombardeo de castigo en la capital.

 

En Almería el problema no era la escasez de alimentos de primera necesidad que, de una forma u otra, seguían llegando por el mar. Además, en el medio rural los recursos campesinos permitieron ciertos márgenes de subsistencia en casi toda la provincia. Los almacenes tenían productos, pero no circulaba dinero con el que poder adquirirlos. A medida que se iba reduciendo la zona republicana del  Frente Popular, la llegada de refugiados agudizó el problema. Fue en ese momento cuando empezaron a producirse enfrentamientos por la forma de distribuir los recursos que hasta entonces se tenían. El éxodo se inició con la llegada masiva de los refugiados de Málaga el día 8 de febrero de 1937. Fue uno de los episodios más dramáticos de toda la guerra civil en España. Miles de heridos, ancianos, mujeres y niños que huían de la represión de las tropas moras y de los fascistas italianos, españoles y alemanes, fueron masacrados en la carretera de Málaga a Almería. Ametrallados desde el aíre por la aviación alemana, cañoneados desde el mar por los acorazados nacionalistas Canarias, Baleares y Almirante Cervera y perseguidos por los tanques rebeldes, tuvieron como testigo excepcional al médico canadiense Norman Bethne, que dejó descrita la tragedia en sus memorias. 

 

Los continuos  bombardeos y la llegada de noticias del frente anunciando las derrotas de las fuerzas republicanas desmoralizaban a la población. Veían el inminente fracaso del esfuerzo popular por hacer su revolución como consecuencia de una izquierda dividida y el avance victorioso de las tropas fascistas. Esto hizo que muchos almerienses desearan que el final de la guerra se produjera lo antes posible. Dentro de los grupos de izquierdas, el caos era total. Largo Caballero y Negrín formaron sus propios sectores de afinidad sobre la política a seguir.  Socialistas y comunistas  tampoco unían sus objetivos, a pesar de lo que anunciaba la propaganda proselitista de la izquierda. Anarquistas y comunistas  no dudaban en llevar a cabo ejecuciones de militantes de una y otra ideología. Sucesos como los fusilamientos de anarquistas en Montjuich (Barcelona) se produjeron también en la provincia de Almería, añadiéndoseles en este caso, el hecho de que en las ejecuciones influyeran motivos de venganzas entre vecinos o por  motivos personales.

Puerta de Alcalá con el rótulo "VIVA LA URSS". El miedo de algunos republicanos por convertir a españa en un país  "satelite" de la URSS no estaban infundados

Puerta de Alcalá (Madrid) con la inscripción "VIVA LA URSS".

 

Hasta tal punto llegó el desprestigio popular  debido a los enfrentamientos internos y a las luchas intestinas por el poder, que el Comité Provincial de Almería del Frente Popular (1938) acordó que ninguno de los partidos o entidades políticas que lo formaban publicaran en sus órganos de prensa y propaganda críticas o denuncias que perjudicaran la imagen de unidad entre los sectores de la izquierda que lo integraban. El estado agónico de la República hacía estragos en la moral de los gubernamentales. Negrín mantenía la consigna de resistir a ultranza. Sin embargo, un grupo de militares bajo las órdenes de Segismundo Casado decidió crear un Comité Nacional de Defensa (5-6 de Marzo de 1939) para firmar una paz pactada con Franco. Se unió a ellos el general Miaja, que llegó a presidirlo, así como el anarquista Cipriano Mera.

Niños en las Cuevas del Cementerio (Almería). Muchos almerienses acudían a refugiarse en ellas durante los bombardeos. Niños en las Cuevas del Cementerio, refugio natural ante los frecuentes bombardeos aéreos.

 

Segismundo Casado consideró inútil seguir la lucha tras la caída de Cataluña. Ante la política de despilfarro económico y arbitrariedades políticas de Negrín, protagonizó un golpe de estado contra la república. Contó con el apoyo del ala más conservadora del P.S.O.E. liderada por Juan Basteiro y de la mayoría de los altos cargos del ejército gubernamental. Fue secundado casi inmediatamente por grupos socialistas, comunistas y anarquistas. En el caso de los anarquistas, más que por el hecho de desear el fin de la guerra (con lo que se frustraba su revolución social), se adhirieron para intentar terminar con la política de represión que los seguidores de Negrín estaban llevando a cabo con aquellos libertarios que se oponían a las directrices de los comités pro-soviéticos estalinistas.  

 

Los socialistas como Julián Besteriro temían ver a España convertida en una colonia  dependiente de Moscú. Para muchos observadores posteriores, el gesto de Casado fue considerado como una traición al Frente Popular. Para otros, fue un acto heroico, comparable al de los militares del alto estado alemán de Hitler, cuando viendo la guerra perdida, intentaron firmar una paz digna con los aliados. Se trataba de evitar que se perdieran mas vidas en una empresa que tenía su final sentenciado. Franco y sus seguidores, contemplaban complacidos, como los comunistas vivían su propia guerra civil interna, llegando incluso a enfrentamientos armados que se cobraron infinidad de víctimas.

El general golpista Segismundo Casado (en el centro de la fotografía)

 

 

 

 

 


Segismundo Casado en el centro de la fotografía

 

Movimientos de tropas al final de la Guerra Civil Española (1939) ---> PULSAR PARA AMPLIAR IMAGEN <---

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pulsar para ampliar mapa

En Almería, el golpe del estado republicano recrudeció el enfrentamiento entre los partidos de izquierda. Los comunistas, lo mismo que sucedía a ese nivel en todo el territorio español,  se dividían en opinión sobre las alternativas. Por un lado de Casado (rendición pactada) y por otra, la de Negrín (resistencia a ultranza). Socialistas y anarquistas tuvieron claro desde el principio que si  en aquel momento las esperanzas de victoria eran prácticamente nulas, con el gobierno de Negrín, el progreso era imposible. Era una decisión en la que  se tenía que dilucidar a que dictadura someterse, teniendo en cuenta que el inicio de la Segunda Guerra mundial se estaba fraguando en Europa. XXX nos informa de unas declaraciones del dirigente libertario Juan Santana Calero, en un acto público que tuvo lugar el 20 de Noviembre de 1938 en Almería: " España, quieran o no los que pretenden imponernos programas exóticos, no obedece ordenes ni obedecerá ordenes de Berlín o de Moscú"

 

Refugiados de Almería

 

 

 

 

 

 

 Almería, última ciudad republicana en rendirse a las tropas fascistas, recibió miles de refugiados de toda España.

El teniente Julián del Castillo, Cayetano Martínez Artés (presidente del Consejo Provincial de Almería) y el alcalde de la capital, Manuel Alférez Samper, junto a miembros del Comité Central del P. C. E. en Almería  se sumaron inmediatamente al movimiento de Casado y Miaja. Entre los miembros del Partido Comunista de España almeriense, el enfrentamiento entre las distintas tendencias llegó a provocar incidentes armados. Aquellos que eran acusados de traición eran encarcelados y, excepcionalmente, condenados a muerte en juicios sumarísimos. Su Secretario General, Juan García Maturana se mantuvo al lado del gobierno de Negrín. Todas las organizaciones y prensa relacionadas con la Unión Soviética fueron clausuradas. También se cerró el periódico "Diario de Almería", perteneciente al Partido Comunista de España de la provincia. Entonces, se creó otro Comité Central en la clandestinidad, presidido por Ángel Aguilera Gómez. La derecha contemplaba complacida como los republicanos se mataban entre ellos.

 

Manuel Alférez (alcalde) y Cayetano Martínez Artés (Presidente del Consejo Provincial) fueron fusilados poco tiempo después de terminar la guerra. Los principales dirigentes del P. C. E. y de J. S. U. consiguieron escapar embarcando la madrugada del día antes de que fuera tomada la ciudad por las tropas de Franco.

 

La caída de Cataluña en manos de los sublevados y el reconocimiento de Inglaterra y Francia al régimen franquista inició el principio del fin. En esas fechas, muchos políticos ya estaban en el exilio, y aunque algunos regresaron, la mayoría prefirió mantenerse a salvo en el extranjero. Juan Negrín, el médico que ingresó en el Partido Solista Obrero Español en un despertar tardío de vocación política y que llegó a ser presidente de la República, fue uno de los primeros en abandonar el país. Eso, a pesar de sus prédicas para que los combatientes republicanos resistieran hasta el final en el frente. Una de sus últimas hazañas fue la del envío del oro del Banco de España a la Unión Soviética, un  episodio que se recuerda como el de "el oro de Moscú". Aficionado a la buena comida, las mujeres y la bebida, un líder libertario como Diego Abad de Santillán decía de él:

 

 

"

 

"Lo único público de la vida de este hombre es su vida privada, y ésta, sin duda alguna, dista mucho de ser ejemplar y de expresar una categoría de personalidad superior. Una mesa suntuosa y superabundante, vinos y licores sin tasa, y un harén tan abundante como su mesa completan su sistema (...) Ni es persona de inteligencia ni es hombre de trabajo (...) Negrín es un holgazán. Su dinamismo se agota en ajetreos inútiles, en festines pantagruélicos y harenes sostenidos por las finanzas de la pobre República. (…) Este hombre no ha trabajado nunca (...) Intelectualmente es una nulidad, moralmente es un nuevo rico..."

 

Semblanza de Juan Negrín, según Abad de Santillán

 

 

Negrín durante sus estudios en Alemania y como Presidente de la República.

 

 

Era tal el desorden y el pillaje dentro de los mandos republicanos, tanto en el ejército como en los políticos que regían los destinos de los soldados que luchaban en el frente, que resulta fácil comprender como parte del ejército republicano, sobre todo los que habían participado en las principales batallas, decidieran  acabar lo antes posible ante episodios como el del yate "Vita". Durante los últimos días de la guerra, Negrín consiguió a fuerza de incautaciones, una gran cantidad de bienes con el pretexto de ayudar con ellos a los exiliados republicanos. Se los llevó a México en el "Giralda", que otrora fuera el yate de Alfonso XIII ", rebautizado con el nombre de "Vita". Cantidades ingentes de dinero y otros objetos de valor salieron de España repartido en 120 "maletas". Cuando llegó a la ciudad de Veracruz,  Prieto se hizo con el control del tesoro, del que Negrín pensaba sacar beneficio propio a través de la fundación "Servicio de Evacuación de refugiados Españoles" (S.E.R.E.).  Prieto pensaba que la ayuda debía darse directamente, creando para ello la "Junta  de Auxilio a los Republicanos Españoles" (J.A.R.E.). El espectáculo, valorado desde el juicio de la Historia, resulta a todas luces, indignante y vergonzoso. Con este ejemplo desmoralizante de los mandos republicanos, que trataban de regular el orden y la vida de los ciudadanos que gobernaban a través de miedo, censura y  represión personal ejercida por la policía secreta, firmar el armisticio era tarea principal.

 

 

 

 

Yate "Giralda" del rey Alfonso XXIII.

Rebautizado con el nombre de "Vita", protagonizó uno de los escándalos mas vergonzosos de los políticos republicanos.

 

 

Con la entrada de los nacionales en Barcelona, según nos cuenta  Antony Beevor, intentó en las Cortes reunidas en Figueras (cerca de la frontera, naturalmente) que se propusiera la rendición a Franco, a cambio de respetar la vida de los derrotados. Propuesta que Franco ni llegó a considerar. El golpe de estado de Segismundo Casado, apoyado por José Miaja, Julián Besteiro y Cipriano Mera, cambió el rumbo de planes que tenía forjados Negrín para terminar la guerra, "dignamente". El recién creado Consejo Nacional de Defensa , emitió el siguiente manifiesto:

 

 

 

 

«¡Trabajadores españoles! ¡Pueblo antifascista!

 

Ha llegado el momento en que es necesario proclamar a los cuatro vientos la verdad escueta de la situación en que nos encontramos. Como revolucionarios, como proletarios, como españoles y como antifascistas no podemos continuar por más tiempo aceptando pasivamente la improvisación, la carencia de orientaciones, la falta de organización y la absurda inactividad de que da muestras el Gobierno del doctor Negrín. (…)

 

Han pasado muchas semanas desde que se liquidó, con una deserción general, la guerra de Cataluña. Todas las promesas que se hicieron al pueblo en los más solemnes momentos fueron olvidadas; todos los deberes, desconocidos; todos los compromisos, delictuosamente pisoteados.

 

En tanto que el pueblo en armas sacrificaba en el área sangrienta de las batallas unos cuantos millares de sus mejores hijos, los hombres que se habían constituido en cabezas visibles de la resistencia abandonaron sus puestos y buscaban en la fuga vergonzosa y vergonzante el camino para salvar su vida (…)

 

No puede tolerase que en tanto se exige al pueblo una resistencia organizada, se hagan los preparativos de una cómoda y lucrativa fuga. No puede permitirse que, en tanto que el pueblo lucha, combate y muere, unos cuantos privilegiados preparen su vida en el extranjero (…) Constitucionalmente, el Gobierno de Negrín carece de toda base legal en la cual apoyar su mandato».

 

 

 

 

 

Todo lo contrario sucedía en la zona de los sublevados.  Los movimientos clandestinos se organizaron con bastante eficacia, financiado por la iglesia y los terratenientes. Se encargaban de potenciar el sentimiento derrotista en la retaguardia, transmitir información sobre el movimiento de tropas del Frente Popular  y esconder a los que eran perseguidos por los gubernamentales republicanVíctimas de los bombardeos de la carretera de Málaga, cuando se dirigían como refugiados a Almería.os. Especialmente activo se mantuvo el sindicato católico "La Aguja". La Falange de Almería también había organizado un grupo de acción desde la clandestinidad del que era responsable Fernando Brea Melgarejo  y Francisco Ibarra Sánchez. Sus acólitos se encontraban principalmente entre el cuerpo de Artillería, la Guardia de Asalto y los Carabineros.Refugiados de Granada, en la carretera de Motril hacia Almería La permanente llegada de la población derrotada de las provincia limítrofes, que iban cayendo, una tras otra,  bajo el poder de Franco, llevaban consigo un mensaje implícito de una realidad que no necesitaba explicaciones adicionales.

 

La actualidad  protagonizada por los gobernantes estaba absolutamente disociada de la realidad que vivía el pueblo, día a día. Almería, zona de retaguardia desde el inicio de la sublevación fascista, estaba cansada de una lucha que contemplaba sin esperanzas, seguramente desde mucho tiempo antes de iniciarse sus reiterados bombardeos. Sus ciudadanos, asqueados del comportamiento de los políticos republicanos, que huían a toda prisa, dejando a la población abandonada a su suerte, con promesas de ayuda desde el extranjero. Ayudas  que nunca llegaron.

 

Mientras la población era masacrada en acciones de represalia, como la acontecida en la carretera de Málaga a Almería, los dirigentes políticos se habían puesto a salvo en Londres, Francia, México, Moscú...Negrín ya había huido a primeros del mes de Marzo. Su  política de resistencia resultaba, ante esa actitud, poco menos que una burla para los que resistieron hasta el último momento, para todos aquellos que conocieron los campos de concentración, las cárceles franquistas, el maquis y los pelotones de fusilamiento.

 

Exilio dorado para unos; muerte, hambre y represión para la aquellos que vieron en una república burguesa, el espejismo de una revolución social desvinculada de la tiranía soviética. Exilio de reyes para quienes se disputaban, en beneficio propio, los fondos de solidaridad recaudados para los republicanos que quedaron atrapados en España.

 

Franco nunca perdonó a la ciudad de Almería su fidelidad a la República. Sin contar con el apoyo de las ayudas del nuevo régimen, abandonada a su suerte, tuvo que salvarse a sí misma del  dolor y la miseria. Cabe decir,  para mayor gloria de los almerienses, que éstos nunca echaron de menos y jamás pretendieron el perdón del Dictador.

 

 

En el puerto de Alicante, el "Stanbrook" (con 2.600 pasajeros)  y el "Maritime" iniciaban su último viaje con refugiados republicanos (28 marzo, 1939)

 

 

 

 

 

 

 

 

4.- ENLACES

   

 LOS REFUGIOS DE ALMERÍA

LOS MUERTOS DEL "PARTE INGLÉS" DE ALMERÍA, por J. M.  Naveros

CAYETANO MARTÍNEZ ARTÉS, por Eusebio Rodríguez Padilla

EL FINAL DE LA GUERRA CIVIL: ALMERÍA, MARZO DE 1939", por Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz

BOMBARDEO DE ALMERÍA POR LA ESCUADRA ALEMANA, por Rafael Quisosa-Cheyrouze Muñoz

 

 

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