|
MOROS Y CRISTIANOS (Fiesta popular)
Ramón de Cala y López - Miguel Flores González Cuevas, 1919
Transcripción del libro: Milagros Soler Universidad de Granada Carmen Soler Universidad de Barcelona
JORNADA PRIMERA
El día 13 de Junio de cada año, al sonreir el alba, aparece en la plaza del pueblo el General y el Alférez cristianos con su tropa; y los moros, tras de los islotes de San Andrés, en sus correspondientes carabelas. Una vez formados los cristianos, dice el
Este alcázar levantado por la piedad urcitana se erigió para dar culto a la persona sagrada de Antonio, nuestro patrón, a quien con fervor se aclama; y para mejor honrarlo haga alto nuestra escuadra; y para estar más seguros en función tan celebrada, será prudente, Ayudante, que se redoblen las guardias; pues la maldad y la astucia de la gente mahometana puede intentar sorprendernos como otras veces su audacia lo verificó; y así pronto corra la palabra, lloremos una desgracia
ALFÉREZ CRISTIANO
Como lo mandáis, se hará: Dirigiéndose a la tropa. Sargentos! Cabos de escuadra! sin detenerse un instante: ¡pronto, a doblar esas guardias!
GENERAL CRISTIANO
Espera, que según veo de aquella nuestra avanzada, la centinela valiente parece estar azorada, y ya puesta en movimiento hacia este castillo marcha.
Aparece el Centinela
CENTINELA
¡Ah de soberbio Castillo donde vigila la guardia! Atended lo que os anuncio, que es novedad muy amarga.
ALFÉREZ CRISTIANO
¿Que dice la centinela? El Comandante, me encarga te pregunte si ha ocurrido novedad en esta campaña.
CENTINELA
Con grandísimo cuidado yo diligente observaba, y ví que alla, por la Anoria, venía un hombre con alas y tan súbita violencia, que la manga * taladraba, y los bancales pasando se aproximó a la vanguardia.
GENERAL CRISTIANO
Parece que ha de traer algun pliego de importancia.
Llega el Espía, y se arrodilla ante el General
Deja, señor, que a tus pies me tienda como una rana, por treinta y nueve razones: La de mayor importancia (con tu permiso lo digo) es que cual vaina de habas traigo mis míseras tripas, por haber poca pitanza; ítem, que vengo cansado; ítem, por besar tus plantas; ítem, por que hay novedad; ítem, que el miedo me mata; ítem, por que los calzones los traigo llenos de masa, que el orujo de las tripas salió con gran algazara. Item, por que ya, ni sé lo que mi lengua relata… Item… ítem… ítem… ítem.
ALFÉREZ CRISTIANO
¡Ea! lévanta, papanatas, que con tantos ítem, ítem, pareces que has sido pauta en partición de menores.
GENERAL CRISTIANO
Y ya que está más templada tu turbación, dí qué quieres.
ESPÍA CRISTIANO
Escucha breves palabras: hallándome, gran señor, en esa torre que llaman del Rayo, que es donde está situada la avanzada, haciendo la centinela de la modorra…o del alba, ví un jormiguero en el mar de saetillas y fragatas, carabelas con esquiles, londros y muchas tartanas, pingües, pingas o demonios que por el mar pululaban, y que al son de trompetillas, chirimías y dulzáinas, echaban más gente a tierra, que toda la que aquí salta cuando se acercan los tiempos de la panocha curada.
Yo, con grande turbación de la Torre me apartaba, y viniéndome al Castillo, me tropecé en unas matas con un hombre que me dice: - ¿Sois centinela de España? - Sí, por Dios, le contesté; soy centinela asustada. Y respondió: - Pues escucha, te diré en breves palabras lo que en este sitio he visto.
Yo, con mis bragas mojadas, le repliqué: -Acaba pronto, que me lleno las poláinas!
Y me dijo: - Has de saber, que esos que se desembarcan, son los moros argelinos, que vienen a aquesta playa, como lo han hecho otras veces a llevarse la sagrada imágen del Grande Antonio.
Yo he venido con la escuadra, y soy cautivo cristiano, del General en la guardia; y salté ya ha rato en tierra en la primera lanchada; y estaba aquí retirado mirando con vigilancia la marcha de aquestos perros por ver a donde la entablan. Voy corriendo a Carboneras a avisar esta desgracia.
Yo le dije: -Angel de Dios, con dos mil santos acaba ! que soy del dicho lugar y esa nueva he de llevarla.
Escurriéndome, partí más derecho que una bala, aunque muy lleno de miedo; y tal era la fragancia que traía en los calzones, que venía haciendo bascas, y al llegar, con este ahincó, a la orilla de la rambla que nombran de las Zorreras, oí que dos me llamaban, diciendo, precipitados: - Cristianillo, espera, aguarda, que todos somos también bautizados en España.
Al punto los conocí: y sé que el uno le llaman El Talón, y en cuanto al otro le dicen el cojo Cacha; y que siempre en la marina andan mariscando lapas;
Me paré, y me relataron cuanto mi boca relata, porque todo lo habían visto desde unas peñas muy altas.
Y me refirieron más: y es que el mar está poblada de moros, con sus chumaques** aun más que la vista alcanza. Si no lo quieres creer, si mi dicho no te basta llama a aquellos dos testigos de vista, que lo relatan, y verás en un momento mis verdades confirmadas.
GENERAL CRISTIANO
¡Soberano Dios inmenso! ¿Qué es lo que en el campo pasa? ¡Señor! Ayuda a tus hijos con tu piedad soberana, y libra pronto a este pueblo del mal que nos amenaza!
Pero en tanto a Dios rogamos, aprestemos nuestras armas; así, Alférez valeroso, mandad tocar generala y disponiendo un falucho con bastante gente armada, salid a reconocer lo que ocurre en nuestra playa, quedando la demás tropa preparada con sus armas, sirviéndonos de reserva para atacar tal canalla.
ALFÉREZ CRISTIANO
Como lo ordenas, se cumpla. ¡Tambor!, Bate generala. Con grande celeridad embarquemos en las lanchas a trastornar los intentos de esa jente tan liviana.
Marcha el Alférez con la tropa al combate naval, se viene luego en retirada, y dice al general cristiano,
…Señor, ha sido forzoso emprender la retirada, y replegué nuestras fuerzas sin dejar de dar la cara, hasta ver lo que mandáis.
GENERAL CRISTIANO
Que pronto sea reforzada nuestra jente; y desde aquí presenciaré la batalla.
ALFÉREZ CRISTIANO
Grande obstinación observo en las tropas mahometanas; y si mucho no me engaño, veo venir por la campaña un embajador, que trae tambor y bandera blanca, y grande acompañamiento.
GENERAL CRISTIANO
¡Pecho, muestra tu arrogancia, que el orgullo de león en mi sangre se desata! Traed mi caballo, que quiero en él oír la embajada.
ESPÍA CRISTIANO
Mejor es que oír a los malos, andar a salto de mata; decía [una tía mía. (En descanso esté su alma, pues la pobre reventó de una panzada de gachas).
Se dá el toque de generala, y monta a caballo el General Cristiano; le acompañan el Alférez a la izquierda, y soldados por uno y otro lado. Llega el embajador a caballo como se ha dicho, con bandera, tambor y dos moros que lo escoltan. Al llegar a las primeras guardias, se retiran los moros, y dos cristianos cogen de las riendas el caballo, vendan los ojos al Embajador, y así lo conducen a presencia del General, ante quien se descubre, hace un acatamiento y dice:
EMBAJADOR MORO Bizarro, Marte español: con su trompeta, la Fama publica el valor constante que de tu pecho se exalta; pues con él obscurecistes, la singular arrogancia de Héctor, Ánibal y Jérges; de Julio César la audacia, y de Alejandro la gloria conquistada en cien batallas. Alá, te guarde, y escucha de mi llegada la causa; y respeta fiel el fuero del que trae una embajada.
GENERAL CRISTIANO
Con ese salvoconducto dí qué quieres, pero guarda las reglas de embajador, o morirás por mi espada.
EMBAJADOR MORO
Con tu vénia doy principio a explicar cual es mi instancia: Muza Selím, descendiente de la casa realzada del gran Miramamolín, que es quien me rige y me manda, y es general invencible de las tropas mahometanas, bajá cuyas altas prendas, las conoce toda el Africa, por mi, saludos te envía, y al mismo tiempo me encarga, que te pregunte, si quieres entregar con mano franca la imagen de San Antonio, y las reliquias que guarda ese castillo famoso que de Carboneras llaman. Bien puedes, por este medio, librarte de una desgracia, dejando de darle culto a lo que es solo una estátua, sin otra virtud ni mérito que el que le dá la ignorancia de los que os postráis ante ella. Si a nuestro ruego te allanas quedaremos así en paz; si nó verás las hazañas de los valientes muslimes; Carboneras asolada, su jente nadando en sangre, ese Castillo sin basa, tu ejército confundido y la imagen destrozada. Así tu resolución tan solo es lo que se aguarda.
GENERAL CRISTIANO
¿Propones eso a un cristiano? Pues anda y dí, miserable, que el que entrara en Carboneras ha de pisar mi cadáver; que de igual modo desprecio la propuesta y quien la hace. Sí, ve y dí a tu general que no espere me acobarden palabras del que acostumbra con prendas de hembra tocarse.
¿Qué se diría en Europa, América, Asia y Africa, (que son las partes del orbe) si a una tan feble arrogancia un general español confundido se humillara? Dile a Muza, que lo espero en el campo con mi espada, brazo a brazo, cuerpo a cuerpo; y le juro ver postradas su cerviz y altanería tan vana como su audacia.
EMBAJADOR MORO
…¡ Ay de tí si al campo sales! ¡Ay de tí si al campo marchas!
Vase en su caballo, a galope tendido
ESPÍA CRISTIANO
Señor, vamos a hacer cuentas: si toda esa canalla que se ha quedado en el campo, tiene tan maldita cara como el que ha venido aquí, Cristo se me lleve el ánima, si en viéndola no se muere toda la tropa cristiana. ¿No será mejor, señor, mientras que tú aquí embarazas la entrada a esos morillos, que San Antonio se vaya a la gran Sagra de Huéscar, que puede estar coronada, de copos de blanca nieve como el Santo tuvo el alma yéndome yo de ermitaño, llevándome por pitanza ciento cincuenta jamones, ochenta cabras saladas, treinta quintales de pan, y de vino cien tinajas? Me estaré cuatro o seis días hasta ver si esto se acaba; con cuya ración, señor, discurro no tendré falta, aunque tenga que privarme de almorzar por las mañanas.
GENERAL CRISTIANO
Calla, calla impertinente que otros cuidados me asaltan. ¡Jefes y bravos soldados: corred, corred a las armas!
Ya veis que se levantan de Mahoma los sectários y que llevarse intentan nuestro santon patrón; ya veís que se levantan cual entes visionarios, y aprestan a la guerra su alfange y su pendón.
Ya veis que nos provocan con desmedida saña, y con altivo orgullo nos llaman a la lid. ¡Ay de ellos, si despierta el fiero león de España ¡ ¡Ay de ellos, si provocan a la patria del Cid!
Sin duda se creyeron, en lánguido desmayo al español valiente desprevenido hallar: más ¡guai! canalla impura que el ínclito Pelayo legó a sus bravos hijos, valor para triunfar.
Corred hijos de España, corred a la pelea; aprestad presurosos el guerrero corcel, y tinta y humeante hasta el asta se vea vuestra potente lanza, en sangre del infiel.
Corred hijos de España, corred a la pelea y esas errantes hordas acuchillad veloz: roja y sangrienta charca el vasto campo sea, donde espire del moro la atronadora voz.
Llevad como cristianos la cruz de Constantino; enseña salvadora que al mundo redimió, triunfante y santo emblema que puesto en su camino cual rutilante estrella, luciendo apareció.
¡Valientes adalides! en nombre de Dios santo al campo de la gloria impávidos corred, y allí como en Clavijo, Covadonga y Lepanto, las enemigas huestes arrollad y venced.
Allí los férreos cascos de los fieros corceles ensucien y desgarren de Mahoma el pendón; y con la sangre rojos los blancos alquiceles, triunfal despojo sean del rey de la creación.
¡Volad! santa es la causa; volad a la batalla; el africano espera; corramos a lidiar, y alcemos vencedores en la agarena playa la cruz de Jesucristo sobre triunfante altar.
¡Volad!, que nuestra madre la Virgen sin mancilla, cual siempre, dá al cristiano segura protección. ¡Que doble ante esa imágen el moro la rodilla, y la cerviz humilde la idólatra legión.
Id al campo guerreros, que su melena agita y poderoso ruge el hispano león; hagamos cruda guerra a esa raza maldita; canalla miserable, sin fé y sin religión.
Las armas [empuñemos, y al campo de la gloria Partamos nuestro Santo a salvar. ¡Soldados id a ellos ! que es nuestra la victoria: ¡atrás viles esclavos! ¡Temblad hijos de Agar!
Heróicos españoles: la espada vencedora que en vuestras manos brillas, por el Patrón blandid corra en raudales rojos la infame sangre mora; ¡guerra cristianos, guerra!¡ sin compasión herid!
Cortadles vencedores sangrientas las cabezas; arrancad de su mano alfange y yagatan, y al bárbaro africano asombren las proezas ce los valientes hijos del bravo Capitan.
Y sepa el agareno que al insultar cobarde esta imágen sagrada, tan limpia como el Sol, la sangre de cien héroes en vuestras venas arde, y vale por mil moros un soldado español.
ALFÉREZ CRISTIANO
Soldados, hermanos míos; la ley de Dios, que grabada está en nuestros corazones, es la que a todos nos llama; vayamos en su defensa; salgamos a la campaña; pues ya el enemigo ardiente está en punto de batalla.
Salen al campo a dar la batalla, y luego se vienen en retirada por la plaza a la puerta de la fortaleza, perdiendo terreno los cristianos; cuando ambos campos se encuentran frente a frente, dice el
GENERAL CRISTIANO
Muza atrevido y soberbio que con tu vana arrogancia quieres en país extraño imponernos leyes falsas; pronto mi espada verás, que con vengadora saña derriba tus medias lunas, y por el suelo arrastradas las ha de hollar mi caballo como cosa despreciada. mas si quieres ser mi amigo, entrega pronto tus armas y abraza seguidamente la ley de Dios sacrosanta; entonces puedes vencerme, que de otro modo, te engañas.
Confuso en tu decir, me he quedado como estátua. ¿Cómo es que tienes valor de prorrumpir amenazas, a quien, aunque reportado, si esgrime su cimitarra a tus débiles secuaces hará trofeo de la Parca? Sabes, que mis medias lunas a los leones de España dominan, siendo notorio que no le sirven sus garras; porque Alá por su Profeta todo lo rige y lo manda, y en su Alcorán lo predijo sin que haya la menor falta. ¿Me dices que sea cristiano, pensando no valer nada mi secta? pues te equivocas, mi secta, es secta sagrada; así, vengamos a paces, entregándome esa estátua a quien tú llamas Antonio, y quedarán terminadas, todas nuestras disenciones. ¿Qué me respondes? ¿Qué aguardas? Tengo hecho juramento, de no volver a mi pátria sin llevar a San Antonio.
GENERAL CRISTIANO
En los filos de mi espada Has de ver hoy la respuesta
GENERAL MORO
¡Toca al arma!
GENERAL CRISTIANO
¡Toca al arma!
(Se separan ambos generales y dice el
GENERAL MORO
Soldados los más valientes Que el África ha producido, Cuyas gloriosas proezas Son la admiración del siglo: Vosotros que con valor Rayante en el heroismo, Os habéis hecho temer De tan fuertes enemigos, Vosotros, cuyos alfanjes De acero, tan bien bruñido, Han humillado las torres De los más firmes recintos, Vosotros en cuyas manos Los fulgurantes cuchillos Son guadaña de la muerte Y terror de los impíos: ¡Africanos valerosos! Ya del cristiano enemigo Se han avistado las tropas; Las almenas del castillo Con gruesa artillería Hacen fuerte laberinto; Nadie desmaye, que el fuego Que sale de nuestro brío Arrollará la canalla Logrando nuestro designio. ¡Pronto a las armas soldados! Y no hoya cristiano impío Que al choque de nuestros hierros Escape del campo vivo.
Embistense los dos campos haciéndose fuego; a poco hacen alto Y batallando entonces ambos generales con las espadas, dice el
GENERAL CRISTIANO
Ríndete a mi fuerte brazo o morirás ahora mismo.
GENERAL MORO
Hazlo tú, si es que no quieres caer a mis pies tendido.
GENERAL CRISTIANO
Primero daré la vida.
GENERAL MORO
Yo abriré por donde salga el alma de tu vil pecho.
Le da una estocada.
GENERAL CRISTIANO
Mis fuerzas debilitadas se rinden a tu valor; No puedo más ¡Dios me valga! Si hemos ofendido al cielo es castigo a nuestras faltas. Más moro: yo te suplico, que no sea maltratada, ni ofendida en mi presencia de San Antonio la estátua.
GENERAL MORO
Eso te concederé y la vida; por que vayas de mi hidalguía satisfecho; pero sabrás que mañana embarcaré a San Antonio en esa arenosa playa con toda mi comitiva. para retornar a África. Tu jente, la dejo libre, y permito que se vaya, porque si bien son leones no son temibles sus garras.
Dirigiéndose al Espía Cristiano.
¿Y qué jacer cristianillo tú solo en aquesta plaza? Ahora serás mi criado y llevarte a la Moraima para tú comer allí higos, alcuzcuz y pasas; y besarme el zancarrón por debajo de las ancas; y ponerme las chinelas; que jacerme mucha falta, un cristianillo mocoso que me peine aquestas barbas. Arrodillate a tu amo y bésale las sandalias, por Santa Jalaila bella y Majorma soberana.
ESPÍA CRISTIANO
Si yo a esta hora estuviese de Huéscar, allá en la Sagra, me ahorraría todo esto; pero paciencia. (Canalla que me tienes a tus pies: ¡quien te abriera por la panza! )
ESPÍA MORO
Mira yo darte consejo: cuando a visitarme vayas, yo estar en mi gabinete; tú me dar esta embajada: - ¡Oh, señor; zalamelé ! Yo te diré :- Muchas gracias. Tu decir : - ¿Estar malejo? y yo fincharme la panza.
ESPÍA CRISTIANO
Ya entiendo lo que me dices, y puedes por la mañana echarme cuarenta galgos, que quizás esté en Navarra.
GENERAL MORO
Adalides mahometanos: pues ganamos la jornada y destrozamos los viles que nos llamaban canallas, es preciso festejar esta victoriosa hazaña, y llevar a nuestra tierra veinte y cinco hermosas damas, para recreo del Sultán y ornamento de su alcázar. Más descansemos ahora, aunque estando siempre en guardia; y tú, Edecan, marcha pronto para reforzar la plaza del castillo; allí vigila hasta que llegue mañana, en que habremos de partir con toda la presa a Africa. ¡Bendito Alá que nos guía, Y Mohamed que nos guarda! Arrebatan los moros el Santo, y en solemne procesión lo Conducen a la Iglesia.
|