RESTAURACIÓN DE LA PLAYA DE "LA FABRIQUILLA"
Texto: Milagros Soler y Alejandro Landera Fotografías: Alejandro Landera
Sólo en países subdesarrollados pueden concebirse ciertas actuaciones. Es muy posible que lo que está sucediendo en el Parque Natural de Cabo de Gata tengamos que interpretarlo como una situación similar. En un paisaje inserto en un ecosistema único, no solamente sus parajes parecen olvidados por la Administración almeriense, sino que los ciudadanos que lo ocupan protagonizan desde hace tiempo un estado de desprotección que pone en peligro su vida, sus casas y hasta sus propias formas de subsistencia.
En los últimos cuarenta años, unos mil metros cuadrados de playa y cerca de siete mil metros cúbicos de arena han desaparecido de la playa de "La Fabriquilla". La extracción masiva que se ha estado produciendo durante muchísimos años ha causado daños irreparables que ahora ningún responsable de ese desastre ecológico parece querer recordar.
Para este expolio de los suelos de Cabo de Gata sirvió como pretexto la necesidad de potenciar el despegue económico en la provincia de Almería, basado en la producción hortofrutícola de los invernaderos. Sostenidos con el sistema de riego conocido como "gota a gota", la arena se convirtió en elemento indispensable para su mantenimiento. Contó con el beneplácito y la pasividad de las autoridades políticas, que no hicieron absolutamente nada para evitar el cataclismo, a pesar de las desesperadas protestas de los vecinos. Cientos de camiones salían con su carga para abastecer playas particulares o grandes complejos turísticos en manos de especuladores del suelo. Incluso algunos proyectos de obras públicas en otros lugares de la costa se beneficiaron de estos robos permitidos e incontrolado. Aseguran los vecinos que más de 20.000.000 de metros cúbicos de arena fueron vendidos por Costas a diferentes empresarios, entre ellos también los propietarios de invernaderos. Las excavaciones llegaron producir fosos que alcanzaron hasta los cinco metros de profundidad. Las máquinas sólo se detenían "cuando encontraban agua".
Estado actual (15.09.06) de los deteriorados muros de contención artificiales.
La línea de costa, carente de su defensa natural contra los fuertes oleajes producidos por los vientos de Levante, se vio afectada sufriendo un importante retroceso. Como consecuencia de esto, en el caso del poblado de "La Fabriquilla", la carretera quedó notablemente deteriorada, siendo el principal y casi único acceso para vehículos que tienen sus habitantes. En las paredes de las viviendas se abrieron grietas que amenazaban con el desmoronamiento de las casas, poniendo en peligro la vida de sus ocupantes. El riesgo de inundación es casi permanente.
La insistente reivindicación por parte de los afectados para que se restaurara ese entorno obtuvo como respuesta la promesa de una actuación inmediata que habría de producirse en el año 1996. Diez años después se realizaron las obras, creando un muro de contención artificial frente a la taberna "La Estrella", con el propósito de evitar el definitivo hundimiento de ese tramo de la carretera y los edificios colindantes. Apenas terminada la supuesta rehabilitación de la playa, tras unos días de lluvia caída semanas después, la arena regenerada fue arrastrada con increíble facilidad, produciendo innumerables canales que desde el borde de la carretera llegaron a alcanzar hasta los dos metros de altura.
s Detalle de las grietas abiertas en los muros de piedra y arena (15.09.06) días después de la restauración
La situación, tras la intervención de la Administración, además de no mejorar la situación que pretendía solucionar, ha agravado el problema. El agua ha arrastrado parte del terrero en el que se incrustaron las piedras del muro de contención, dejando un perfil del suelo aún más accidentado. "La Fabriquilla" no fue el único lugar afectado, ya que ese despropósito se realizó en toda la línea de costa, perjudicando también al barrio de Cabo de Gata y a la playa del "El Charco", lugar especialmente protegido por ser la zona en la que anidan aves acuáticas únicas en su especie y los famosos y emblemáticos flamencos del Cabo.
David Lean en 1962 escogió las dunas de Cabo de Gata para el rodaje de su famosa película "Lawrence de Arabia". Dunas que años después desaparecieron, ocultándose el destino de su nueva ubicación tras el secretismo más vergonzante de los políticos responsables. Dicen aquellos que se atreven a responder a estas cuestiones, que la arena de Cabo de Gata sirvió para ayudar a crear riqueza en Almería, y que yace bajo los mares de plástico de sus invernaderos. Los cabogateros, que conocen la verdad de su destierro, saben que fueron a parar, entre otros muchos lugares, a sitios tan lejanos como la playa de "Las Teresitas" (Canarias).
Una conclusión se nos muestra como evidente: A fecha de hoy, no se ha solucionado el problema. La necesidad de una nueva intervención se presenta como inmediata, inexcusable. La restauración debe tomar cuerpo en un compromiso formal por parte de los responsables que gestionan en Parque Natural. Es responsabilidad de todos paliar, en la medida que aún sea posible, el crimen ecológico que se cometiera en beneficio de intereses particulares, sin considerar en su momento que se atentaba contra el patrimonio de un bien colectivo.
Almería, 15 de Septiembre de 2006
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