SAN VALENTÍN EN LA CATEDRAL DE LA ENCARNACIÓN (ALMERÍA) por Milagros Soler Cervantes
Se dice que con el nombre de San Valentín puede que existan dos mártires diferentes. Uno sería San Valentín de Termi y otro, San Valentín de Roma. Para algunos historiadores, se trata de un solo personaje. La duplicidad estaría en función del lugar en el que nació (Terni, en Italia), y en el que sufrió el martirio por degollación en la Puerta del Popolo en Roma (Vía Flaminia , en Roma).
San Valentín de Terni, el más conocido a nivel popular, fue un predicador cristiano que vivió en Roma a finales del siglo III. Su fama hizo que el emperador se interesara por conocerlo personalmente. Invitado a las estancias imperiales, Claudio II comprendió que sus enseñanzas podrían resultar peligrosas para el orden de la ciudad, así que ordenó que fuera juzgado estrictamente según las leyes. Entre los desafíos que planteaba a su poder estaba el de potenciar el matrimonio entre los soldados romanos, algo que iba en contra de la estrategia social del ejército en aquellos momentos, que prefería milicias sin ataduras familiares para mejor servir a los intereses del Imperio.
Fue puesto bajo la custodia de Asterio, prócer romano que tenía una hija ciega. Pidió al santo a que la curara en nombre de su dios, ya que éste era bondadoso con los justos. San Valentín solicitó que compareciera la joven, invocó el nombre de Dios y esta recuperó la vista. Asterio y su familia se convirtieron al cristianismo.
Aunque el emperador al ver tal prodigio estuvo inclinado al perdón, las presiones del gobernador Calpurnio y el temor de ser identificado con los cristianos hizo que ordenara la ejecución. Un almendro rosa que fue plantado junto a su tumba se erigió como símbolo del amor y la amistad.
Con esta leyenda, la Iglesia vino a sustituir la fiesta romana de las Lupercales, celebradas en Febrero. Potenciaban la fertilidad y la unión de hombres y mujeres en matrimonio. En el año 496 el Papa Gelasio designó a San Valentín como benefactor de los matrimonios y las parejas de enamorados.
San Valentín fue martirizado en la Vía Flaminia (año 270). El Papa Julio I (siglo IV) ordenó construir en ese lugar una basílica en su honor, junto a la Puerta del Popolo, que en el siglo XII fue conocida como Puerta de San Valentín.
· Sus restos mortales descansan actualmente en la basílica de ese mismo nombre, en la ciudad de Terni (Italia) ·
Hasta aquí, la narración de la leyenda muestra claramente su marco geográfico. Veamos ahora como surge la confusión del San Valentín de Terni con el "valentinus" que se supone enterrado en la catedral de Almería
En muchos momentos de la historia de la Iglesia se han desatado verdaderas obsesiones por la posesión de todo tipo de reliquias. Como consecuencia de esa costumbre, se produjeron una serie de circunstancias que dieron lugar a una de las leyendas más divulgadas en la ciudad de Almería.
En el siglo XVIII se descubrieron en Roma unas catacumbas en las que se habían enterrados los cuerpos de antiguos cristianos. El anonimato de muchos de aquellos peregrinos que acudían a la Ciudad Santa para rezar ante la tumba de San Pedro hizo que se organizaran sus sepulturas en dos grupos diferentes, bajo las designaciones de:
- Peregrinus in pacem, cuando eran ejecutados o asesinados por los romanos.
- Valentinus in pacem, los que la crueldad en la forma de darles muerte los convertían en mártires.
Uno de esos santos-reliquia llegó hasta la catedral de Almería y dio lugar a que se creara la leyenda de que el verdadero San Valentín está enterrado en su claustro.
Debemos a Don Juan López, canónigo-archivero de la Catedral de la Encarnación (Almería) la aclaración definitiva sobre esta cuestión (1965) que estaba creando confusión al producirse un fenómeno de sincretismo entre dos realidades diferentes.
Según nos cuenta, en el año 1779 fue exhumado de la catacumba número nueve del cementerio de San Ciriaco (Roma) el cuerpo de uno de estos mártires “valentinus” ( del latín, valiente),tal y como dan testimonio documentos de la época. Entregado como reliquia a Francisco Antonio Gutiérrez, este padre agustino la lleva a Cádiz. Informado de su existencia, el arcipreste Vicente González consigue que le sea trasferida y que viaje hasta Almería, donde le pondrá un oratorio en su propio domicilio, situado en la calle “Marianas”, de la capital.
El día 13 de Agosto de 1781 consigue la facultad de que le pueda ser rendido culto público, concedida por Don Gregorio Hermida. Un año después es trasladada a la catedral y colocada en una urna de bronce bajo el altar de San Indalecio, Patrón de la ciudad. Era expuesta al público el día 14 de Febrero (en el que se le ofrecía una misa) , el día de San Indalecio (15 de Mayo) y en el que se exhibía el cuerpo de Santa Cándida en el Convento de las Puras
Cuando durante la Guerra Civil española la Guardia de Asalto saqueó la catedral, al ir a destruir lo que pensaban que era una imagen, descubrieron que se trataba de los restos de un ser humano. El cuerpo estaba recubierto de cera, tal y como era costumbre conservarlo para ser mostrado al público y eso hizo que lo confundieran con alguna talla religiosa.
Respetando esos restos mortales, los llevaron al cuartel. No se sabe muy bien si pudo estar algún tiempo en el Monasterio de las Puras. El caso es que, finalmente y para terminar con el problema, fue enterrado en algún lugar del claustro de la catedral El verdadero San Valentín nunca estuvo en España y mucho menos en tierras almerienses, por lo que no existe ni la más remota posibilidad de que la leyenda tenga ninguna base histórica.
Sin embargo, son muchos los que acuden al claustro para pedirle favores al santo. Favores que en algunos casos, parece que les son concedidos. Y es que, me imagino que San Valentín, a estas alturas de su santidad, tiene superada la barrera de la distancia geográfica para aquellos que les confían sus penas de amores.
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